Partida Rol por web

Con pasos tranquilos, casi pesados, Montero se encamina al edificio principal dejando atras el patio del mismo mientras tus ojos pueden contemplar como la luz de una de las habitaciones altas que da a este lado de la calle permanece encendida y se recortan tras ella la silueta de una mujer... sin duda la mujer del buen doctor.

Al llegar a la puerta principal Montero la abre con mucha pasimonia y te invita a entrar acompañandote escaleras arriba hasta la puerta de la habitacion de invitados del piso.

Tan solo un largo pasillo y unas ventanas adornan el piso aunque a tus oidos llega una discusion acalorada mas al fondo, sin duda hacia la habitacion del doctor.

- Aqui es.- Dice finalmente el hombre.

Su silueta tiembla, parece nerviosa, mucho; auin asi se acerca mas a ti y, de repente, como si hubiese escuchado algo entre las sombras, se gira... pero parece que no es nada. Vuelve su mirada a ti y susurra con voz temblorosa.

- Te... tenia que veros...

Solloza y aun bajo la noche y su debil luz logras discernir unas lagrimas que resbalan por su mejilla.

Aquellas lágrimas recorriendo la mejilla de Fernanda se clavan en el pecho de Arturo como si se tratase de saetas envenenadas con el más mortifero de los venenos.
Movido por sus impulsos se acerca a ella levantando la mano hasta casi tocarla, a escasos milimetros de su brazo. Tentado por abrazarla dice:

- Decidme que os sucede señora. Decidmelo sin temor.-

No podria estar mas de acuerdo contigo, pero tengamos cuidado. Son malos momentos para todos nosotros...
Pago al tabernero y salgo fuera de la taberna con mis dos amigos.
Deberiamos dirigirnos a casa directamente y prestos.

Le aguanto la mirada hasta el límite.

-- Vaya, si que tiene pretendientes la joven --, da un paso atrás cediendo el paso al nuevo invitado, -- veremos cual es el objeto destos matasietes --

Entro a la sala detrás de él y quedo a la espera de lo que pase.

REcogeis rapidamente vuestros enseres y pagais con presteza judia al tabernero para encamiraos a la salida mientras los "parroquianos" continuan su fiesta.

Con una mirada antes de salir de la ruinosa casa (y con tus compañeros ya abrigandose al frio de la noche) te percatas que el grupo de hombres del desconocido ha desaparecido de tu vista lo que te desconcierta y te hace ponerte mas alerta aun.

Salis a la calle. La noche es fria y muy humeda y el leve aire que os abofetea es suficiente para que vuetras rodillas se resientan y abogeis por abrigaros al maximo.

Tus amigos ya avanzan por la calle arriba hacia vuestras casas con el continuo ruido de sus botas sobre el empedrado y los pequeños charcos que se han formado estos dias. Los alcanzas con facilidad y avanzas con ellos hasta que unos ruidos detras vuestro te ponen sobre aviso.

Tus compañeros se detienen y miran adelante y atras; es una calleja no demasiado ancha y sin mas salidas que una esquina mas adelante y un cruce mas amplio atras. Parecen nerviosos e incluso te miran expectantes.

El muchacho se aparta sin darle mayor importancia y pasas a la sala comun sin ver a nadie alli y con una oscuridad en ella casi total debido a que apenas llega la luz difusa del comedor.

Al fondo de la sala ves una salida, apenas cubierta con una cortina o tela similar que da, sin duda, al patio donde muchos de los "invitados" se alivian... te parece escuchar en el exterior a Roberto como si susurrase.

El hombre te mira un momento:

- Disculpa muchacho, tengo prisa.

Y a continuacion pasa al interior sin hacerte el menor caso.

Entras tras el como si fueses a aliviarte al patio y ves que se detiene en la lugubre salita comun como examinandola en busca de la pareja.

Al fondo de la sala ves una salida, apenas cubierta con una cortina o tela similar que da, sin duda, al patio... te parece escuchar en el exterior ruidos que apostarias corresponden a los dos "tortolos".

¿Cuantos eran? les digo a mis compañeros.
Mientras hago esto me llevo la mano a la toledana y al cuchillo, preparando otro cerca.
Estad preparado para cualquier cosa y sigamos caminando poco a poco alerta, nadie sabe que nos aguarda en las oscuras callejuelas de Toledo
Avanzamos calle arriba buscando algun tipo de refugio.

Te asomas al exterior con curiosidad y sin vergüenza ninguna y ves como una mujer, sin duda de moral distraida, abraza a un joven elegante de atavios bastante pulcros. Parecen gemir como si ya estuviesen prestos en faena pero te percatas, antes de volverte a meter en tu habitacion, en que la manos de la joven esta baja, sosteniendo algo... no deberia llamarte la atencion, pero de el punto donde surge la mano parece marcarse la ropa como manchada y calada, y gotear sangre al suelo para conformar un pequeño charco.

La mujer se aparta entonces, como por sorpresa, alertada por un ruido del piso inferior, y el cuerpo del muchacho cae al suelo como un saco de patatas. La mujer aun sostiene un cuchillo ensangrentado y, como guiada por algo, su mirada se entrecruza con la tuya con aire lobrego.

Luego corre mas alla del patio para intentar perderse entre las sombras de las callejas cercanas...

De repente un ruido tras ella parece sobresaltarla mas aun y te mira como con una suplica que muere en sus labios.

- Vete!

A continuacion sale corriendo calleja arriba con sus pisadas chapoteando en los pequeños charcos conformados en el suelo empedrado.

Antes de que puedas evitar su marcha escuchas unos pasos tranquilos, sosegados, cautos, que te hacen volver la cara a la calleja y ver una figura oscura, de chamberro ancho y coleto bien ajustado con hierro al talahi, que se recorta en frente de ti.

Ahora tu estas entre la huida de Fernanda y el extraño desconocido que se mueve hacia ti sin miedo o prisa alguna.

- Gracias por acompañarme Montero. Como antes mencionárais ¿cuándo me sería posible encontrarme con Don Léjaro?- Simulando no estar oyendo las voces que llegan por el pasillo- Espero que tengáis a bien avisarme cuando el doctor se halle en disposición de recibirme.

- Quizás en cuanto Montero se ausente me interese por los asuntos del doctor...

Tras mirar atrás brevemente para comprobar que Fernanda se ha alejado, y creyendo que el origen de su desasosiego es ese hombre que ahora se planta ante él, Arturo permanece quieto aunque nervioso y un poco trastornado aún por la aparición de su amada.

- ¿Quién va?.- dice con toda la fuerza que puede reunir

Parece que hay una salida exterior por alli... iré a mirar, a ver que me encuentro. Espero que Roberto esté fuera.

Pone su mano sobre el mango de su espada, en gesto de alerta. Abre la cortina y accede al exterior del local, observando con atención todo a su alrededor.

Si puede, salta por la ventana, sino por la puerta, pero corre detrás de la joven como si se dejara la vida en ello.

Está un poco consternado, pero parece no haber asimilado nada.

Si pierdo a la joben intentarésocorrer al joven.

Gabrielle lamentó el frio humedo de las piedras del callejón, pero despues de escuchar la suave voz de la mujer, que estuvo casi segura de reconocer de sus tiempos de infancia, decidio echar un vistazo más de cerca. Acercó la oreja pretendiendo escuchar la conversación, no sin antes echar un ojo hacia el callejon en el que estaba, para asegurarse de no ser sorprendida por algun transehunte.

Sin duda la dama era de alta alcurnia, y el caballero, pese a mostrar aspecto de galan y gentilhombre, no aparentaba bolsa que hiciera los honores de tan grata compañia.

Se avergonzó de estar espiando a los amantes a hurtadillas, pero intento convencerse que solo era un estudio previo de una presa potencial...

Te cercioras con facilidad de que nadie podria percatarse de tu presencia alli (y menos aun dadas las horas y el frio que atenaza tu cuerpo).

Las dos figuras parecen acercarse y sus voces se vuelven indistinguibles sin posibildiad de que escuches mas sobre lo que hablan.

De repente la mujer se aparta y grita:

- VETE!!!

A continuacion sale corriendo calleja arriba con sus pisadas chapoteando en los pequeños charcos conformados en el suelo empedrado.

Antes de que el hombre pueda evitar su marcha parece escuchar unos pasos que se acercan por la calleja donde ambos hablaban. Miras con curiosidad y ves como una figura oscura, de chamberro ancho y coleto bien ajustado con hierro al talahi, que se recorta en frente del hombre que ha quedado entre la huida de la dama y el extraño matarife.

Parece ser que ninguno ha dado cuenta de tu presencia y quiza podrias seguir a la mujer o quedarte y aprovecharte del que caiga muerto...

Asiente con educacion y se retira dejandote en el marco de tu habitacion aun con el sonido acallandose de la discusion.

Te afianzas rapidamente en la ventana y te dejas caer al humedo suelo del corral. El golpe es importante y notas como te chascan los huesos en la caida teniendo que apoyarte en el embarrado suelo con ambas manos para no darte de bruces... aun asi das gracias que parece no haberte roto nada.

Con la mirada por un momento fija en el joven malherido, quiza muerto, escuchas como una figura sale de la taberna y parece verte echando con rapidez mano a su espada pero tu ya has emprendido la carrera tras la joven "asesina" en su huida.

Tus pasos resuenan con fuerza en la oscuridad mientras el joven detras tuyo chilla y maldice.

Sales al exterior justo a tiempo para ver correr a un hombre a lo lejos y ver a Roberto en el suelo en un charco de sangre.

Por lo demas el patio esta practicamente a oscuras y embarrado.