Partida Rol por web

Aun desorientado levemente por el golpe el desconocido trastabilea apoyandose en la mano que no llego a desenfundar la ropera para mantener su daga de vela en la siniestra apuntandote. Parece que el golpe fue preciso y aunque no demasiado fuerte, has logrado que pierda un poco de su pericia... debes dar gracias, si no su daga te habria ensartado...

Su chambergo yace maltrecho en el suelo y un pañuelo cubre su cabeza.

- No estorbéis en mi camino, no deseo mal a nadie esta noche.

Desenvainando la ropera por si hubiera de parar estocada, confío en que el impulso y la sorpresa basten para en esta estrecha callejuela coger desprevenido a este importuno rival, derribarlo y así continuar mi carrera en pos de la mujer. El retraso de un duelo me haría perderla en la noche toledana, y puede ser importante reconocerla.

Sin entender del todo el comentario del malechor, corro calle abajo tratando de huir de los corchetes.
No ha llegado mi hora, no ha llegado mi hora.
Esta noche habia sido demasiado para mi, habia terminado con la vida de dos hombres y malherido a uno.
¿Que mas me depararia el destino?

Se lanza contra la mujer ignorando el cuchillo.

Le he ganado tiempo si se ha parado a lanzarme eso

Aun así está preocupado. Este asunto se pone muy feo, y que le intenten apuñalar a uno es MUY desagradable.

Hernán se echa al suelo, con la espalda en la pared y se pone las manos en el pecho presionandolo

-- ¡Alto ahí bribón, que todavía no nos llega la hora! --

Poco a poco, paso a paso, va acercandose al lugar donde ha visto los zapatos.

Tu carga contra el extraño individuo no parece sobresaltarle, ni mucho menos, mas bien al contrario. Certificas un tanto tardiamente que tu rival es un experto en el arte de la toledana y su velocidad supera con creces la tuya cuando su ropera choca contra la tuya deteniendo tu estocada y apenas sus pies se mueven, afianzando su posicion con estrategia y obligandote a retroceder cuando su mano izquierda lanza contra tu pecho su daga de vela.

Ahora ambos mirandoos de frente y prestos para el combate, estas mas que seguro que no podras eludirle sin renunciar a la dama huida aunque el matasiete aun parece estudiarte con detenimiento...

Corres por la calleja alejandote de los corchetes mientras estos te gritan a tus espaldas. Con celeridad buscar subterfugio y unas gotas de sudor frio recorren tu espalda... has perdido mucho esta noche, quiza demasiado...

Entras en la calle viendo como la mujer huye a traves de la ruinosa calle pegada a ella. Atraviesas con facilidad la misma y sigues muy de cerca sus pasos ganandola terreno con cada uno de ellos cuando, de repente, el suelo cede bajo tus pies...

Te arrastras dentro de los establos intentando no hacer el menor ruido y llegar cuanto antes hasta lo que has visto; al menos la debil luz es buena compañera para tus propositos...

La calidez de su propia sangre no hacía precisamente las delicias de Gabrielle. Había sido arriesgado, temerario y innecesario, y por encima de eso le había dejado a merced del hideputa que se tambaleaba intentando recuperarse del golpe.

Gabrielle jadeó. Sus piernas le fallaban, tal vez por el frio, tal vez por el miedo, talvez por el dolor agudo que le quemaba el costado pese al intenso frio del aire toledano.

No sabía que hacer, había salido mal y tendría que pagar el precio probablemente. La posibilidad de huir le había sido negada desde el momento en que trastabilleo del muro, y la posibilidad de incapacitar al sabueso se acababa de desvanecer.

Gabrielle se desabrochó la capa de la doncella. Aún conservaba el agudo olor a perfume pese haberse manchado de sangre. Con su zurda la voleó por delante suyo, cubriendo su figura tras ella... asomando su cabeza intentando prevenir de alguna forma una estocada, la siguiente, que posiblemente sería mortal.

Reculó hacia el lateral de la plazoleta, buscando interponer algún obstaculo entre ella y el hombre del pañuelo, que ya no parecía tan convencido de obviarla como antes.

No es posible, no es posible... ¿¡una maldita distraccion!? ¿quien demonios mataria para distraer a unos maltrechos Corchetes? No puede ser verdad, la ultima copa me ha sentado mal y esto es un sueño...
Mientras deambulo por las calles de Toledo buscando cobijo mil imagenes pueblan mi vision.
Mis amigos muriendo, mis enemigos sangrando y aquel hijodalgo pronunciando aquella frase que marcara el resto de mi existencia:
- No es nada personal... solo habia que distraer a los corchetes... JAJAJAJA!!
-Solo se una cosa, moriras maldito, aunque sea lo ultimo que haga en esta vida.
Me digo a mi mismo en voz alta mientras beso la cruz de plata que llevo al cuello.
Rapidamente corro hacia mi morada PERO alli NO ENcuentRo a Alphonse .
No pued0 evitar echarMe las manos a la cabeza y maldecir en MI lengua natural.
Tras beberme una botella de vino barato solo me tiro en mi lecho agradeciendo que no sea el de muerte.
... algun dia...

Te preparas dispuesta a vender cara tu vida mientras retrocedes cuando el matasietes parece finalmente recuperarse y se levanta frente a ti aunque a unos metros ya de distancia.

Por un momento parece que la furia brilla en su semblante oculto pero luego parece percibir algo mas y, manteniendose en guardia, su mano izquierda enfunda la daga de vela para desenfundar una pistola y apuntarte.

El oscuro semblante escupe algo de sangre al suelo y luego dispara cuando tu ya empezabas a reaccionar para ponerte a cubierto. El pistoletazo, el humo, el sonido; todo se entremezcla cuando te tratas de cubrir en alguna cobertura del parque. Sientes un chasquido y dolor, mucho dolor al chocar tu cuerpo contra el empedrado suelo; el frio y la humedad te embargan y no puedes pensar con claridad ante el miedo de que haya sido tu fin.

Finalmente logras sobreponerte y te incorporas de rodillas viendo que el disparo parece haber impactado en la piedra a modo de banco que te ha cubierto... pero por poco... el desconocido ha desaparecido en la direccion por la que huyo la dama.

Al menos estas "sana"...

Suspiro con resignación. - ¡Mierda! Parece que si tengo algún problema con don Léjaro, será sin estar prevenido de ello.-

Me dirijo al espadachín con gesto ceñudo y mirada seria:
- Sois demasiado ducho en armas para ser un simple ratero buscabolsas o para andar tras las faldas de las paseantes. Como sea, no estoy seguro hasta que punto acabáis de agravarme un problema. Si buscáis seguir creándome más, muy posiblemente pueda ofreceroslos yo a vos también.

Permanezco listo para batirme, estudiando a mi oponente en espera de un ataque.

Hernán se desliza muy despacio conteniendo la respiración a cada paso. De repente uno de los caballos relincha detrás suyo:

-- ¡Ahhh! --, Hernan suelta un tímido grito ahogado por su presión para mantenerse callado

-- ¡Maldito animal!, como no he podido pensar que pudiera estár ahí --

Gabrielle se recuperó con dificultad. Tuvo la reacción instintiva de palparse el tajo que el matarife le había regalado a destiempo. No era nada grave pero dolía como perder una fortuna.

Se quedó quieta en medio de la plaza, con las manos sobre sus rodillas jadeando pesadamaente. Solo esperaba haber ganado suficiente tiempo para la mujer. Una vez más se preguntó de donde salía este estupido sentido de la justicia... talvez debería dejar de lado las novelas de caballería que leía ultimamente, o sufriría destino tan amargo cual el del buen hidalgo de Cervantes.

Quería asegurarse de que la mujer estaba a salvo, pero sabía que ahora ya no podía hacer gran cosa para protegerla del rufian comprado a maravedies, pues estaba claro que era tan profesional en su ramo como Gabrielle lo era en el suyo.

No había pasado mucho tiempo. Desandó el camino hasta la callejuela donde el amante fue abatido, con la esperanza de encontrarlo todavía con vida. Fuera cual fuera su estado, despues tendría que volver al gallinero a aseguurarse que la doncella no había corrido la misma suerte.

Esto empezaba a convertirse en obra digna de un patio de comedias.

Guarda la daga con mimo en su pequeña bolsa. Más calmado, intentando dejar la mente en blanco, se incorpora y decide visitar la casa de la familia de su amigo para transmitirles la desagradable noticia. Luego, volvería al trágico lugar donde se encontraba el cuerpo inerte de Roberto.

Espero que ese chico aún se encuentre allí y que haya avisado a alguien.

Parece mas que contrariado por esta interrupcion y, sin duda, se encuentra mas pendiente de la dama que de ti lo que, quiza, pueda serte de alguna utilidad en un momento dado.

Ambos os moveis, estudiando a su oponente con ojo clinico sin que el desconocido miente palabra alguna y con el rostro oculto por su chambergo.

Finalmente es él el que traba acero con el tuyo en un rapido movimiento desplazando tu hoja hacia la izquierda y abriendo tu linea con facilidad para, a continuacion, desplazarse velozmente al lado contrario y lanzar brutal medio reves contra tu rostro. Gracias al cielo no eres un zagal estupido ni eres profano en el uso de la toledana lo que te salva la vida al bolquear con tus gavilanes su ataque pero sin duda compruebas que esta tanteandote con precision... él tampoco es un estupido o un matasietes de tres al cuarto...

Avanzas contrariado por el inoportuno sonido esperando que no haya delatado tus movimientos hasta llegar a las maderas a modo de pared de un metro que separan compartimento con compartimento del establo. Al otro lado jurarias haber visto las botas del sujeto...

... Te armas de valor y finalmente miras el lugar quedandonte de frente a tu objetivo y preparandote para fuere lo que fuese.

El cadaver del joven zagal de aspecto lugubre se encuentra tendido entre la paja sin nada mas en el "compartimento". Parece que ha sido arrastrado hasta alli pero... por quien?