Partida Rol por web

Te mueves por la oscura y desierta estancia sin encontrar nada mas. Cuando sales al exterior ya es noche mas que cerrada y el frio atenaza todo tu cuerpo sintiendo, sobre todo, los puntos donde te has golpeado al caer en el agujero del piso de madera.

Tras unos pasos en que todo esta calmado, desierto y helado, llegas a la edificacion de madera de la que partiste, la pequeña tasca-pension donde tienes una mugrienta habitacion; sin embargo, te parece escuchar ruido de alboroto en el patio de donde empezaste la carrera tras la extraña mujer... quiza sea por el cadaver aunque tendrias que acercarte a echar un ojo...

Te mira con excepticismo y luego te permite entrar en el gran caseron antigüo. Con un vistazo mas te parece observar con detenimiento pero rapidamente te acompaña nuevamente a tu habitacion sin mediar mas palabras.

Una vez os encontrais nuevamente en el umbral de dicha habitacion Montero se digna a dirigirse a ti:

- Tenga buena noche mi señor... o lo que queda de ella. Descanse y, por favor, la proxima vez haga vuace el favor de avisarme para dichos menesteres.

Se despide cortes para irse por el pasillo hasta desaparecer y quedarte tan solo en el silencio.

- Este Montero es persona más que amable y discreta. Dios le guarde durante muchos años.

Parece momento de entrar en mi cuarto y descansar hasta el día siguiente. No hay mucho en él, a excepción de cierta cantidad de notas desparramadas con cierto desconcierto organizado sobre una pequeña mesita. Al lado de esta se encuentra una silla donde dejo dejo capa, ropera, cinturón y botas, de forma que me acabo en el catre con lo puesto dispuesto a reposar las pocas horas de sueño que quedan hasta la ya próxima mañana.

La figura de Gerald irrumpe en el establo justo cuando Hernan y el desconocido se encuentran trabados en salvaje combate. El desconocido asaltante esgrime su cuchillo con habilidad pero parece que aun no ha logrado herir al joven.

Tras la interrupcion el asesino retrocede levemente buscando con la mirada otra salida al establo aunque tan solo hay la principal y, quiza, algunos maderos carcomidos mas atras...

En un instante, Gerald le dice al muchacho.

Pareces estar bien. ¿Es así o estás herido?

Mientras mira desafiante al asaltante, se le acerca lentamentele y le dice en tono irónico.

¿Os ha comido la lengua el gato o tal vez el miedo? Explicadme de inmediato por qué atacabáis a este muchacho y tal vez no os de muerte.

Hernan mira a Gerard y le hace un gesto en señal de afirmación:

-- No se preocupe vuestra merced, aún tengo bien los reflejos y puede ver a este rufo antes de que se me echara encima. --

Hernan mira fijamente a quien hace una rato tenía encima:

-- Dicen de mala educación no contestar cuando se os a preguntado --, dirige la mirada un momento a Gerald y de nuevo vuelve la mirada al asesino, -- ¡CONTESTAD! Ahora que todavía podéis --

El desconocido, viendose superado en proporcion y numero, gruñe y corre, veloz como una escurridiza rata, saltando entre los fardos de paja cercanos y rompiendo de una patada los tablones sueltos de detras del establo para deslizarse por su hueco casi sin que os de tiempo a decir un avemaria.

Hernan hace ademán de seguir al zagal pero al ver lo rápido que se mueve, chasquea la lengua y desiste.

Se vuelve hacia el que ahora es su acompañante:
-- Es la segunda vez que le veo y todavía no he tenido el detalle hacia vos de de deciros mi nombre --, hace una pausa, se quita el sombrero y, mientras agacha un apice la cabeza continúa, -- Hernan Gonzalbo es mi nombre y es menester que le de las gracias por intervenir --, dice esto un poco de soslayo, dando a entender la poca falta que hacía, pero aún así agradecido.

-- Como le digo es la segunda vez que quiere Dios que nuestros pasos se cruzen en poco tiempo, quien sabe si el grandísimo tiene preparado algo común para nosotros --

-- Pero basta ya de palabrería, ¿tengo a bien en saber su nombre? Por si vuelvo a encontrarme con vos saber como referirme a vuestra merced y por saber, si cabe, con quien quiere Dios que, por ventura, comparta mi destino --

De nuevo hace una pausa esperando una respuesta de el nuevo actor y una vez respondida, si así lo fuese, su pregunta contínua.

-- Le seguía la pista al rastro que dejó el cuerpo que acompañaba vuestra merced la primera vez que nuestros pasos se cruzaron. Como buen mandado que siempre he sido, fuí a buscar a la ronda como me pidió pero, ¡quién sabe en que taberna pudieran estar los nuestros corchetes! ¡A buenos vamos a encomendar nuestra seguridad! --

Con muchísima cautela se hacerac El Holandés a su punto de partida:

Veamos que nos depara el percal. Si hay muerto, me voy, si hay moribundo aun seré un héroe por perseguir a la mujer... Bueno, dudo que llegara a ser un heroe, pero espero oder solucionar esto pronto. Ya estoy muy cansado

Llegas hasta el patio donde comenzo todo y no puedes evitar echar un vistazo a tu ventana que aun permanece abierta de par en par.

Registras la arena y buscas algun rastro en ella al no ver cadaver alguno pero si descubrir pistas en ella que indican que realmente se produjo... sangre, pisadas...

De repente, un ruido en unos establos cercanos te alertan... pareces escuchar a alguien alli y un fuerte ruido en su interior como si se produjese una lucha.

Muy extrañado por la soledad del lugra decide indagar un poco. Por acabar de saber que pasó y quedarme tranquilo. Mañana por la mañana me voy.

Se hacerca cauteloso al establo procurando que no se le pueda ver.

Gerald envaina su espada mientras ve correr al asaltante. Hace un gesto de rabia y luego mira al muchacho para contestarle.

Mucho gusto Hernan Gonzalbo, mi nombre es Gerald Dupon. Siento no haber podido llegar antes y que ese miserable haya escapado sin antes recibir...
Gracias por intentar ayudar. Quizá tengas razón y sea obra del destino, o quizá sean casualidades del momento y el lugar...

Gerald busca con la mirada el cuerpo de Roberto para examinarlo y ver si le falta algo.

Os disponeis a examinar nuevamente el cadaver yaciente de Roberto, el amigo de Gerald segun parece, cuando el ruido de algo moviendose a las puertas del establo vuelve a alertaros. De repente una figura aparece... se podria decir que este suceso esta llamando la atencion de mas gente de la que quiza fuese aconsejable...

Te intentas asomar discretamente y que tus pasos no sean oidos por aquellos que se mueven en el interior del establo y ves como dos figuras, una de ellas crees recordar aquella persona que te increpo al perseguir a la asesina pensando que quiza tu fueses el culpable, y la otra un zagal que crees recordar haber visto esa misma noche en la taberna bebiendo.

Ambos se giran de repente y te ven. Parece que el cuerpo del "asaltado" esta a sus pies, cubierto por paja y apoyado en una de las separaciones de madera entre cadda caballeriza.

-- Eramos pocos... ---, Hernan echa la mano al cinto y dirige una mirada agresiva al nuevo interlocutor.

-- No hay nada que ver aquí, así que sería mejor que tratase vuestra merced de que hacer como que no hubiera venido --, hace un gesto con la cabeza hacia la puerta indicándole al nuevo que se marche.

Dirige la mirada hacia Gerald y le habla en voz baja:
-- Demasiado valentón para tan discreto hecho, ¿no cree? --

Tranquilidad, dios esté con ustedes. Aunque les resulte extraño tal pregunta a una hora tan intespentiva, ¿vieron a una doncella correr por aquí?

No piensen mal, vivedios que no tengo deseos carnales hacia ella.

Contéstenme y no sabrán jamás de mi y yo nunca habré estado.

Todo esto lo dice con una gran calma y temple, intentando dominra la situación.

-- No hay aquí más doncella que la que pueda haber en los pensamientos de los presentes --

De nuevo vuelve a hacer la seña con la cabeza para que este nuevo contertulio salga por donde ha venido y continúa.

-- Y ahora... yo he cumplido con lo mio; cumpla su parte y que no tenga que hablar la herreruza que no es menester --

¿Pido disculpen de nuevo mi insistencia. Saben algo de un reciente suceso a escasos metros de aquí?

¿Han visto algo fuera de lo normal, lleban aquí mucho rato? Por la virgen, necesito esa información.

Imprime al tono de su voz un poco de nerviosismo y solemnidad para darle importancia al asunto.

Te parece reconocer al recien llegado, por sus ropajes, como la silueta que huia del lugar cuando encontraste el cuerpo de tu amigo y a la que perseguiste del sitio.