Partida Rol por web

Ajeno a su propia apariencia, Rumuk no puede evitar comentar: Hay que ver lo que parece ese tío...

Mientras Namdrin realiza un magnífico ejercicio con sus espadas, veis regresar al joven zorro que os mira con urgencia.

Creo que el zorrito quiere que vayamos ya.

De acuerdo, vamos... espero que no tengamos problemas con el mino...

En el extremo oeste de la explanada, tras una arboleda podeis ver un fulgor amarillo en la oscuridad. Una luciernaga se acerca a vosotros mientras aumenta su brillo, hasta el punto que parece como si una estrella estallara ante vuestros ojos. De repente, justo detrás de la luz se materializa un hermosísima mujer. Es casi imposible distinguir sus rasgos aunque sus ojos marrones son claramente visibles.

Levantando un brazo, me tapo los ojos ante el cegador resplandor. Cuando el brillo se va, retiro el brazo, pero ya era tarde: veía puntitos negros por todos lados.

Poco a poco van desapareciendo, y voy acercándome hacia el origen de la luz. Es entonces cuando me percato de la mujer... aunque no parece humana, ni elfa. ¿Será una ninfa?

Soker se queda medio abobado por la visión y apenas atina a decir...

¿Quién eres?

La mujer rompe a hablar de forma enigmática.
Por favor, no temais. No os haré daño. Mi nombre es Syntira, la reina ninfa del Valle de Darkmoon, pertenezco al Primer mundo. Mi corte vivió en estos oscuros bosques antes de que vuestra especie habitara en ellos. Durante eras os vigilamos tras el trino de los pájaros y el movimiento de las orugas. Mientras os observábamos vosotros desangrasteis nuestra tierra con hacha y llama. Por un momento mi ira creció y juré haceros pagar vuestro saqueo de los bosques. Cuando mi odio fue suficientemente fuerte, el frio viento sopló. El jinete llegó con él a lomos de su reno muerto. Con su voz de acero el me prometió mi venganza. Acepté entonces, pero ahora se que hice mal.
Solo espero no haber despertado para ver que es demasiado tarde. Cuando el jinete llegó, mi gente cambió. El frio heló su carne, y sus corazones se tornaron hielo. Olvidaron el verde, y los bosques. Solo permaneción el odio. Ahora vienen con el viento, guiados por el jinete frío. Vienen al carnaval para matar a todos los mortales y el único que les puede detener estña atado por cadenas de amor más fuertes que el acero.
Debeis actuar ràbido. Mi gente ya va a empezar la sangría. Vuestra gente sangrará como lo hicieron los bosques. El dolor es mal. No importa si lo sufren los bosques, las bestias o los hombres. No hay crueldad que pueda compensar las heridas del pasado y vuestros hermanos sufrirán en vano. Debeis salvarles. Tomad esto o os vereis hechizados a ofreceros como corderos al matadero.
La mujres os entrega unos viales que saca de entre la nieve.
Bebe esto y no caereis anter la magia del jinete. Porta una flor iridiscentes y purpura llamada el Ojo del Extasis, encantado para ocultar el dolor y la agonía y disfrazarlo como diversión y gozo. Mientras ese cristal no sea destruido, vuestra gente reirá mientras las hadas los deguellan. Debeis detener la carnicería. Solo frustrando sus planes hareis que aparezca y terminar con el sufrimiento de la gente.

¿Debemos beber esto ahora o cuando nos enfrentemos al Jinete? No me gustaría que se pasasen sus efectos...

¿Y por qué habríamos de creer que esa historia es cierta y no es algo urdido para engañarnos?

Eso es vuestra decisión. Debeis tomarlo cuanto antes, pues el embrujo del Jinete está a punto de suceder, y entonces ya no habrá esperanza. Ya habeis visto al Minotauro, él solo ha sido el primero

Soker decide coger el frasco que se le ofrece y lo bebe de un trago.

¿Y ahora cómo encontramos al jinete?

La mujer alza los ojos con impaciencia. Ya os lo he dicho. Desbaratar sus planes y aparecera

Viendo que a Soker no le ocurre nada malo, y aunque sea un poco incosnciente a veces, decido tomarme la poción, aunque con miedo a lo que pueda ocurrir...

Entonces lo que debemos hacer es volver a la feria, desbaratar los planes de tu amigo y cuando aparezca romper su Ojo del Éxtasis, ¿no? - dice Soker mientras trata de aclararse las ideas.

Todavía desconfiado, Rumuk destapa el vial y se lo bebe.

¿Cómo sabremos que hemos mandado al traste sus planes?