Partida Rol por web

Susan solo había dado unos cuantos pasos cuando se dirigió a Scarlet.

_¿Qué encontraron ustedes antes de venir a la carpa?

Cita:

No entiendo, intentas decirnos algo???? :D

Ian y Nicole, cargando con Susan, fueron los primeros en salir de aquella carpa maldita - donde aún se podían ver los pedazos de carnes podridos de lo que una vez fueron zombis, o mejor dicho, antes de eso, hombres y mujeres - seguidos por Leonard y Scarlett, quienes habían decidido proteger la retaguardia. El camino de regreso a el edificio principal no había cambiado desde la última vez que pasaran por él: aún estaban los panfletos rotos bailando al sol de un viento congelante, la vegetación estaba muerta, aún había en el aire ese aroma intoxicante de humo y todo parecía silencioso, como si esas cinco personas que se jugaban la vida cada momento que pasaban allí fueran los únicos habitantes de lo que una vez fue Carnival.

Sin embargo mientras caminaban podrían apreciar la otra cara del edificio, aquella que se había quedado a sus espaldas por primera vez. Sus ojos pasearon por el primer piso, donde sólo se vislumbraban las luces del pasillo donde donde la pesadilla había comenzado. A su derecha - donde según el mapa dado por el abogado de Von Hausen se encontraba el Teatro de Marionetas - se vislumbraban un par de ventanas rotas, tapadas desde el interior del recinto al que daban por gruesas tablas de madera que no dejaban ni siquiera un estrecho camino para una mosca. Desde allí hasta la esquina izquierda las ventanas parecían igualmente seccionadas, pero a cambio a éstas no se le había prestado ni la mayor atención. Los ventanales del segundo piso estaban intactos, oscuridos por una capa de polvo que no dejaba ver nada. Sólo si podían a la derecha unos finos rayos plateados, como si la luz de la luna - que no podían divisar por la gruesa capa grisácea que les envolvía - estuviera dando de lleno sobre unos espejos.

Minutos después de salir del Circo, el grupo de aventureros atravezó una vez más una de las puertas que conectaban el interior y exterior de Carnival. Guiados por el mapa, éstos tomaron camino hacia la primera puerta a mano izquierda. No les costó abrirla, pero sí ver. Dentro todo estaba a oscuras. La oscuridad era tal, que si seguían sin una linterna seguramente no hubieran podido ver ni sus narices. Pero eso no era lo único, pues también un olor penetrante, a comida podrida, se había extendido hacia allí, haciendo a más de uno torcer la nariz.

Saca la literna e ilumina el camino.

Vamos..

-Adelante, los sigo- dijo Leonard a los demás. Excelente idea, meterse en un lugar a obscuras sin una linterna para apuntarle a sus enemigos de tener que hacerlo. Leonard veía un sólo final para todo aquello pero ya estaba harto de intentar hacer entrar en razón al grupo

Me dejo llevar por los muchachos. Me parece ridículo ir al frente en mi condición pero no quiero discutir. Me extraña que no sea Scarlet quien está adelante, aunque no me sorprende del policía cobarde.

Sosteniendo una linterna y su pistola en diferentes manos, Scarlett es la primera en adelantarse e introducirse en la grotesca estancia. Tras ella, Nicole, seguida de Ian - cargando a Susan - y Leonard continuaron la marcha, dejándose guiar por las únicas dos luces que los alumbraban.

Los haces de luces se movían del piso, cubierto por una extraña mezcla de rocas con formaciones atípicas y cubiertas de hollín en su buena mayoría y de algún envoltorio de comida en su minoría, hasta las paredes, cubiertas de la misma sustancia grisácea, hasta el techo, donde ambas linternas se detuvieron al unísono. Ante los ojos de los aventureros se extendía un mar de formaciones verduzcas, que parecían estar fuertemente pegadas a la zona, se donde salían y entraban moscas de tamaños considerables.

Allí dentro el olor a comida podrida era más fuerte, tanto así que sus narices lloraban del dolor que les producía aquella mezcla en descomposición. Buscando como taparse sus fosas nasales, el grupo avanzó a pequeños pasos por el lugar hasta que Scarlett, quien lideraba de momento la búsqueda, dio de bruses con lo que parecía ser una mesa.

- Chicos - dijo la muchacha, con la voz apenas reconocible en su esfuerzo de apartar el mal olor con su propia mano - aquí hay un asiento. Susan podría sentarse aquí mientras buscamos. Creo que de camino a aquí vi un interruptor. Quizá nuestro anfitrión nos ha permitido utilizar la luz. Voy a tratar de conseguirlo mientras ustedes investigan por aquí, ¿les parece?

-Yo voy contigo Scarlet- dijo el policía que no pretendía quedarse al lado de Ian más de lo necesario.

Susan apuró el paso (que de todos modos seguía siendo lento) cuando vio la silla. No le gustaba estar allí y sentada, pero en su condición no sus oportunidades de escape estaban muy limitadas, estuviera sentada allí o parada al lado de la puerta, era lo mismo. Al menos allí sentada descansaba y dejaba libres a sus compañeros para manejarse con libertad.

Agradeció a Ian y se dejó caer en la silla. El olor la estaba volviendo loca. Con la linterna buscó todo lo que su cuerpo se lo permitía, mientras en su otra mano ya tenía preparada el arma.

Mientras que Leonard y Scarlett encaminan sus pasos hasta donde la mujer pareció distinguir el interruptor de aquella sala, Ian, Nicole y Susan - sentada - se sirvieron de las luces de las linternas para buscar alguna pista del pequeño Von Hausen, pero sin frutos.

Por su parte Scarlett y Leonard inspeccionaban con la ayuda de la linterna de la mujer la pared frente a ellos, hasta que la pelirroja, encontrando lo que buscaba, se dirigió con pasos rápidos hasta un pequeño cuadro, que, víctima de la oxidación, parecía anclarse al cemento como si fuera parte de él.

Scarlett no lo pensó mucho para elevar el pequeño rectángulo que sobresalía de la pared mientras que Leonard se le acercaba. Tan rápido como la mujer movió la estructura, se hizo la luz. Muchas veces una habitación bien iluminada es un sinónimo de alegría, un paso para vencer la oscuridad reinante en todo el mundo, pero para las cinco personas que se encontraban allí hubiera sido preferible permanecer a oscuras, pues así no serían capaces de ver la cruel realidad que se extendía ante ellos a tiempo que las bombillas se encendieron.

La habitación parecía ser un canto a la muerte con el mar de cuerpos calcinados que se extendían frente a ellos. Hombres, mujeres y niños, sin importar la edad, yacían allí como juguetes de un destino que nunca vieron venir. Ello, junto a las colonias de moscas gigantes y el olor a comida podrida, hacía de aquella escena una experiencia difícil de ser vivida.

Era policía, había presenciado muchas muertes, había visto incluso a su esposa embarazada abierta en canal por un mafioso como Ian ¿Qué podían hacerle unas cuantas personas calcinadas por las que nada sentía y que seguramente no era otra de las tantas ilusiones del titiritero y sus hijas?
Absolutamente nada.

Con su arma desenfundada se quedó esperando la reacción de sus compañeros y a la espera del siguiente paso

Susan sintió repulsión al ver esa escena, pero toleró bastante bien, bastante mejor que otros. Al ver eso simplemente estiró los brazos hacia Ian.

_Vamos, ayúdame a levantar. Aquí no hay nada, vámonos a seguir buscando a otro lado.

Me quede paralizada mientras mi corazón latia a mil por hora, sólo podía ver eso, y acordarme de Harry mi Harry, me tomo con las dos manos la cabeza y comienzo a escuchar su llanto y  del mismo modo un temblor se apodera de mí, estoy totalmente asustada y muy debil,  no puedo moverme, de mis ojos salen lagrimas, esto es una pesadilla, sólo recuerdo a Harry desmembrado con sus brazos separados y sus piernas amputadas.

NOOOOOOOOO

Grito y me abrazo a mi misma, estoy en total pánico.