Partida Rol por web

- ¡Ah, por favor! - exclamó ya Scarlett al punto del histerismo. - No somos Juliette y Cécile; vi a Juliette con mis propios ojos y su hermana seguramente está preparándonos una trampa. Con eso solo perdemos tiempo. Matándonos entre nosotros mismos sólo ganaremos que Peter esté muerto. ¡Baja el arma y hazlo ya! ¡Si fueramos las hermanas oscuras ya insistiriamos en llevarlos a la sala de espejos para que Gouchet los secuestre y mate!

Con suavidad, Susan apoya su mano sobre el brazo de Ian, como queriendo hacer que lo baje, pero sin forzarlo.

_Vamos, ya está bien -dijo con tranquilidad-. Incluso si lo que nos dijeron fuera cierto, si ellos fueron las hermanas las balas no servirían contra ellas, así que esto es inútil. Vamos Ian, baja el arma.

Luego miro a Scarlett.

_¿Por qué hablas ahora de la sala de los espejos? ¿Contestarás nuestras preguntas?

Leonard se acercó hasta que el cañón del arma estuvo apoyado en su cuerpo.

-¿Ahora entienden por qué no confío en asesinos?- dijo Leonard mirando a las mujeres. -Anda Bastardo. Dispara de una vez si vas a hacerlo. Después de todo no eres más que un puto cobarde que se esconde tras las faldas de Christopher. ¿Cuanto te pagó para que mates a su esposa? ¿Te ha pedido que me mates porque sabe estamos tras ustedes por el negocio de narcotráfico?-

Ian y Leonard se enfrentaron con sus pistolas, como si fueran vaqueros del viejo oeste; pero entonces, y mientras las mujeres miraban estupefacta la escena - sobre todo Scarlett -, un frío helante corrió por el cuerpo de todos a la vez que una masa de niebla negra caía sobre sus cabezas.

Y entonces con la misma sorpresa aparecieron dos mujeres, una sentada en la baradilla de la escalera y otra mirándoles con sorna desde una de la puerta de la Sala de Juegos. Ambas eran jovenes, de largo cabello negro y ojos muy azules, tanto así que parecían brillar en la lejanía.

A parte de Leonard y Scarlett, ninguno las reconoció; pero todos sabían, en una medida u otra, que aquellas damas eran peligrosas.

- ¡Vaya, vaya, vaya! - exclamó una de las mujeres. - ¡Vamos, mátense entre ustedes, así nos ahorran el trabajo! ¡Pero qué divertido! Bueno, ¿qué esperan? ¡A disparar se ha dicho!

- ¡A papá le va a encantar esto! - exlcamó la otra joven con recocijo.

Mientras que aquellas jóvenes hablan, Scarlett, quien no había dicho nada para deterner a Leonard, abrió sus ojos de par en par mientras que su boca abierta titilaba. Se le vió tragar saliva y luego decir, con voz asustada y temblorosa:

- Pero... pero si son... si son ellas... Juliette y Cécile... estamos muertos...

Susan observó estupefacta la entrada de las mujeres. Se encontraba en ese momento junto a los dos hombres, aún con su mano sobre el brazo de Ian para que baje el arma, que ya se encontraba sobre el pecho de Leonard.

Las mujeres eran idénticas, sin dudas las muchachas de las que habian estado hablando. Susan no creía que fueran demonios ni entendía cómo era que la gente creía en demonios con tanta facilidad, pero lo fueran o no, si estaban allí no pertenecían al bando de los buenos, eran sus enemigas.

Su mano se movió unos pocos centímetros, los que separaban el brazo de Ian del pecho de Leonard, para empujar hacia atrás a éste último, separándolos y exclamando:

_¡Idiotas! ¿¿Y si se dejan de pelear entre ustedes y disparan contra ellas?? Vamos, son ustedes los que tienen las armas.

Leonard se giró dándole la espalda a Ian. Si quería abrir fuego que lo hiciera, no le importaba.

-Esta bien- le dijo a Juliett, o quizás fuese Cecile -Ya estoy harto de esto. ¿Qué quieren?-

Si tienes razon a disparar. 

Apunte con mi pistola y le dispare a una de las mujeres ni siquiera sabia sus nombres solo me intereso saber que sucedia si se les disparaba.. A pesar de que sabia que era en vano. Esperaba ver sangre brotar de sus cabezas como le sucedia a las personas normales..

Totalmente impresionada por la aparicion de esas mujeres, miro a todos como perdida, no se que hacer, no sabría como defenderme, soy una mujer normal, no uso armas...

Antes de que aquellas mujeres tengan tiempo para responder, Ian se giró sobre sus pies, apuntó a Cécile y disparo. Aunque la bala sólo causó un leve rasguño en la hermosa piel de la joven, ésta se mostró iracunda, incapaz de soportar aquella insolencia de parte de Brown.

Con sus ojos brillantes, se llevó la mano al cinto, como si estuviera por sacar una pistola u otra clase de arma, pero tan rápido como había sido el ataque de Ian así fue el de la otra hermana gemela, que, olvidada en la escalera, lanzó hacia Brown una fina cadena de engranajes negros, que rodeadon su revólver y se encargaron así de sacarselo de las manos.

- Cálmense ustedes cuatro. No vinimos a matarlos... bueno, no todavía... ¡sino para decirles que mi padre, el gran Alexandre Gouchet, está realmente decepcionado de ustedes! ¡Vaya forma de pelear! ¡Así no es interesante jugar con sus mentes y llevarlos a una cruel y tortuosa muerte! ¡Mi padre ha invertido mucho tiempo para mejor este lugar para ustedes y no lo saben apreciar! Por eso vinimos aquí, a ver si se ponen serios y empiezan a buscar a su querido Peter Von Hausen.

Al decir aquellas últimas palabras, la chica habló con sarcasmo, haciendo muecas de disgusto y casi con ganas de vomitar. Sus ojos azules también centellaban, pero no de rabia como su hermana, sino de malicia.

- Salir de Carnival no les será nada fácil. Primero, tienen que probar que están aptos para regresar al mundo "normal". Segundo, han de derrotar a mi padre, en lo que les deseo suerte ¡porque es imposible! - en esto soltó una carcajada malvada antes de continuar. - Y ahí, si encuentran al señorito Von Hausen y logran salir con vida de lo que tenemos preparado para ustedes, las puertas detrás de ustedes se abriran y les dejaran salir como personas libres; sino serán alimentos para mi querida hermana Samantha, que tiene muchas ganas de conocerle.

>> Ahora, pedazos de idiotas, si gustan mi hermana, Cécile, y yo Juliette - mucho gusto - le hemos preparado tres pistas, que pueden ser útiles para ustedes. Si las quieren díganos; así como la compañía de mi hermanita querida, que se ha ofrecido a hacerles un tour...

Esas mujeres eran buenas, muy hábiles, y posiblemente hubieran acabado con todos de haberlo querido, pero afortunadamente para el grupo, tenían otras intenciones.

Adelantándose para intentar evitar que algún héroe loco volviese a enturbiar las aguas que en cierto modo se habían calmado, Susan iba a pedir las pistas cuando escuchó a Juliette de una hermana y de un tour. Por reflejo giró la cabeza hacia Scarlett y luego otra vez hacia Juliette.

_Tú... ¿ella? -preguntó a la morocha-. ¿Ella es tu hermana? -dijo señalando a Scarlett-. ¿Eres su hermana? -volviendo una vez más la cabeza hacia quien supuestamente estaba de su lado-. Claro que quiero las pistas, pero expliquen eso.

Aquello ya se había convertido en un sinsentido absoluto para Leonard quien llevándose ambas manos a las cienes dijo -A mi ya me han derrotado señoritas. Hay otras formas en las que me gustaría divertirme ¿Quieren hacerme el favor de decirle al Graaaan Gouchet que me rindo?-