Partida Rol por web

Leo con atención el material, un frio recorre mi cuerpo y aun así, a pesar de todo encontrar este diario es algo fantastico, una ayuda de mi Harry seguramente que desde el cielo me guía, es claro que estamos en una trampa y ahora con lo que leo no se si el niño que presuntamente esta secuestrado sea real, oh que plan tan terrible o que odioso es todo esto.

Me encuentro temblando en el suelo, esperando que nadie entre por la espalda. Estoy en la oficina de ese hombre horrendo que quiere reconstruir su hija con la sangre de los demás como si fuera un títere la tiene recibiendo sangre de los demás y vive aqui con monstruos...

Y peor, Van Hausen le ayuda. Pero no entiendo, podrian buscar gente para su fin sin tener que torturarlos, pero estamos en una casa donde nos estan cazando...

Ese hombre es muy peligroso. Ahora no se que pensar, y no se en quien confiar, es un plan para sacarnos la sangre.

Cierro los ojos y a pesar de que estoy asustada pienso rápido, guardo el diario en mi cartera, y tomó la caja, esa que le advirtireron tener cuidado,  la busco y la tomo. Busco todo lo que pienso puede ser de utilidad.

-Puede que sea la primera vez que usted me ve a mi. ¿Pero puede asegurar que yo no lo vi antes? ¿Quiere que le recuerde las sensaciones que recorrieron su cuerpo, el miedo y el horror que lo invadió cuando la criatura que ondeaba las cadenas fue por usted? ¿Quiere que le diga cómo logro salvarse de él y por qué?- Leonar rió alegre -Es usted verdaderamente patético. Incluso más que este remilgo de muerte- dijo señalando con la cabeza a Ian

Leonard podía llegar a ser absolutamente irritable pero demostraba que los tenía bien puestos por como se dirigía al Maestro de Ceremonias.Sus comentarios envenenados llenaban de ira a Ian quien a pesar de las ganas de partirle la cara,aguantó el tipo e hizo caso omiso al último comentario de Leo.

Pero a pesar de odiar a ese poli corrupto y violento,Ian se contagiaba del valor (o la insensatez) que mostraba su molesto compañero.
Erguido y con andar seguro se coloca cerca de Susan,creando una barrera con su figura fuerte y armoniosa entre los extraños habitantes de tan tétrico lugar y la delicada y herida chica.

- Pretende que después de jugar con nosotros lanzándonos a sus demoníacos vasallos aceptemos su invitación como si nada? - preguntó Ian ciertamente molesto y desconfiado. - Se han fijado en esta pobre chica ? - dijo señalando a Susan - está débil y herida por todo lo que nos ha pasado en este horrible lugar al que usted llama casa... no moveré ni un musculo hasta que vea un gesto de ayuda por su parte con mi compañera.

Tanto cinismo por todos lados apestaba, lo mismo que las demostraciones de testosterona de Leonard. Al menos Ian se había acordado de ella.

_Gracias Ian. Aceptaré sus disculpas Sr. Gouchet, pero como verá, gracias a sus mascotas no estoy en condiciones de acompañar a nadie a ningún lado. Sin embargo creo que sí sabe por qué lo estamos visitando, así que agradeceríamos algunas explicaciones.

Nicole había tomado una decisión y sin esperar mucho, agarró la caja debajo del escritorio y se puso a revisar el contenido.

La caja en sí era bastante normal, de cartón. Dentro había un montón de pelotitas de poliester. Lo único que se salía de lo previsto de aquella era una figurilla gris, de metal, como la que Gouchet hubiera descrito en su diario. Ésta era de tamaño medio, con garfios escapando por toda su figura. Intentando sugetarla, Nicole se encontró a sí misma hiriéndose con las púas. Una maquiávelica sonrisa se encontraba tallada sobre la boca de la estatua, dándole un aspecto demoníaco.

Mientras Nicole paseaba entre sus manos heridas la figurilla, una sensación de frío helado subió desde las yemas de sus manos hasta el resto de su cuerpo. Sentía como todo su ser se quedaba congelado en aquel instante, como aquella estatua la estaba trayendo a su propio mundo de estática frialdad.

Saco un pañuelo de mi bolso, envuelvo la figurilla en el y lo meto en el mismo. Esa figura tiene vida, pero debo llevarla, puede ser que mas adelante nos ayude, la sangre que he derramado no será en vano si encuentro a los demás. Luego de  guardar la figura envuelta en el pañuelo y ponerla en distinto bolsillo que el diario,  salgo en busqueda de los demás.

Al contrario de lo que suponía Ian, Gouchet no parecía perder la paciencia. Más bien se mostraba con una gran sonrisa en su rostro, sus ojos aún centellaban hacia el grupo.

- Veo que son ustedes muy inteligentes, ¡sí, señor! ¡En esta vida hay una causa para todo!, ¿no lo creen? - dijo el circense con un pronunciado acento francés (que bien hubiera podido ser fortuito o a propósito). - Pardon, madame, por la descortesía de mis queridas criaturas; ¡les han atacado pues necesitaba saber qué tan fuertes eran ustedes! Y déjenme decirles que han pasado la prueba, ¡ustedes cinco!, si me permiten incluir a la señorita Scarlett dentro del grupo. - Se denotaba en su voz cierto tono de orgullo, como si fuese un padre hablandole a sus hijos, en vez de un desconocido.

A continuación, el circense rebuscó entre los bolsillos de su pantalón, de donde, segundos después, sacó un pequeño tubo en donde descansaba un líquido pardusco. Éste lo lanzó en dirección a Ian, y Brown, a pesar de sí mismo y de sus propios recelos, lo tomó.

- Para que cure a la chica - dijo Gouchet, haciendo una leve inclinación con la cabeza.

Sin esperar a ver que hacía Ian con lo que le había entregado, Gouchet giró su cabeza y encaró a Leonard, su sonrisa aún en su rostro.

- Sí, veo que Juliette tenía razón. ¡Usted ha estado vagando en mis recuerdos! Me imagino, entonces, que lo habrá visto, ¿verdad? Digo, me refiero a nuestro amigo de las cadenas. ¡Oh, creo que ninguno de ustedes quiera realmente verlo! No me mataría sólo a mí, ¡sino también cosecharía sus almas! ¡Y por eso - añadió tras unos segundos - he hecho Carnival a prueba de él! ¡Él no puede entrar aquí por más que lo intente! ¡No señor! ¡Y miren que lo ha intentado! - Se rió de buena gana, echando su cabeza hacia atrás. Su risa era fría y malevola. Tras reírse, siguió con su discurso. - ¡A ver, me llama usted patético y cobarde! ¡Pero los patéticos son ustedes! Ustedes, como jóvenes insolentes, se burlan de sus mayores. ¡Apuesto a que mi amigo de las cadenas los ha traído aquí! ¿Quizá utilizó está vez el disfraz de algún abogado? ¡Utilicen sus memorias y lo verán! ¡Verán que tengo razón!

Se rió de nuevo con aquella risa maligna. Su mirada abandonó luego a Leonard y se dirigió a Susan.

- Tiene usted realmente razón, señorita. Sé por qué estar aquí. Pero no creo que ustedes acepten los hechos. Ustedes piensan que vienen a rescatar al joven Van Hausen, ¡pero no! ¡La verdad es aún más sórdida de lo que ustedes creen!

Leonard levantó su pistola, el peso le indicaba que todavía tenía balas en el cargador, deslizó la corredera hacía atrás colocando una bala en la recámara. Apuntó en dirección a Gouchet, luego la deslizó hacia el cuadro, apuntó a Ian, a Susan y finalmente abrió la boca, deslizó el cañón en su interior y disparó.

Susan no agradeció aún por eso que suponía iba a curarla, antes quería probarlo. Además estaba concentrada en las cosas que se decían y que no entendía.

_¿De qué hombre de cadenas hablan? ¿Y dónde está Nicole? Sr. Gouchet, ¿por qué no nos habla claramente de una buena vez? Si bien ahora nos dice patéticos e insolentes, antes decía que éramos muy inteligentes. Pónganos a prueba, a ver si finalmente creemos los hechos o no.

Su vista estaba puesta en Gouchet y no pudo notar los movimientos de Leonard hasta que vio que estaba apuntando con su arma a distintos objetivos, para terminar introduciéndola en su boca.

_¿LEONARD, QUE HACES? NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Nicole guardó tanto la figurilla como el diario en su bolso e intentó salir de la habitación, pero la puerta por donde había entrado seguía cerrada herméticamente.

Con un nudo en la garganta, volteó sobre sus talones hasta dar a la pared contraria. Allí había otra puerta que Nicole no había intentado forzar. ¿Y si ésta abría? Con aquel pensamiento en la cabeza se acercó al objeto y puso la mano en la perilla. La volteó, la puerta se movió y un leve aire frío se coló por la rendija.

La señora Johnson terminó por abrir la puerta y cuando así estuvo ésta, frente a la mujer apareció un pasillo de una habitación enchapada en madera, totalmente exquisita a pesar de su pequeño tamaño. Una mesa redonda se situaba hasta donde alcanzaba su vista, rodeada de sillas y de algunos electrodomésticos, como una nevera vieja y una cocina que había visto mejores días.

¿Dónde demonios estaba?

Un disparo resonó en la habitación y el cuerpo de Leonard Archer cayó cuan largo era al abrupto suelo del Teatro de Marionetas. Ian había intentado lanzarse en pos del policía para detenerlo. Susan había gritado. Gouchet simplemente había alzado las cejas. A los pocos segundos, mientras la sangre se extendía desde la herida, el hombre expiró. Una víctima más que Carnival reclamaba.

Tan estupefactos estaban el resto de los aventureros que no vieron como los labios del circense se movian o como su interlocutor, un cuerpo chamuscado vestido al estilo victoriano, se acercaba hasta Leonard y se agachaba frente a él, un tubo de ensayo de tamaño considerable en su mano.

Parece que me sali de donde estaba, pensé iria a donde los demás y no. Miro en las repisas, las abro, miro que hay dentro de la nevera y sobre la mesa, igualmente trato de ver si hay algo que me llama la atención. Parece todo tan pequeño como si viviera un enano, o... una pequeña niña..

Camino al rededor viendo todo tratando de ver.

Miro si en la cocina encuentro algún cuchillo o algo con lo que pueda defenderme no confio..

Un nudo se hizo en la garganta de Susan. Ya no podía gritar, y a duras penas podía reaccionar. Llegó a dudar si no se encontraba en otra de las ilusiones del Carnival. Pero era cierto, Leonard se había quitado la vida, un charco de sangre al lado de su cabeza lo atestiguaba. El policía no le caía bien a Susan, pero tampoco quería verlo muerto. Una muerte más en su vida, ese patrón parecía no extinguirse. Susan recién pudo reaccionar cuando vio a un putrefacto cuerpo animado acercarse al cadáver. _NOOOO, ALÉJATE DE AHÍ. SAL DE AHÍ, NO TE ATREVAS A TOCARLO. Aún sin poder moverse mucho, la joven buscaba a su alrededor objetos para poder arrojar al zombie para que dejara el paz el cuerpo de su ex compañero.

La imagen de Leonard tendido,el charco de sangre extendiendose bajo su cabeza ,el horror y el pánico en el rostro de la pobre Susan,todo en un instante... pero que habia pasado,porque ese imbécil se voló la tapa de los sesos,así sin mas.

- Esto... - miro friamente al circense - has hecho tu esto?

Apunto con mi arma al ser carbonizado , repulsivo,que pretende robar la sangre aún caliente de Leonard.Pobre desgraciado,me sacaba de mis casillas pero no le deseaba tan triste final...

- No te muevas cosa!!

Nicole inspeccionó la habitación buscando qué podría contenerse allí. Se aproximó a la nevera. Ésta estaba repleta de alimentos en lata y bolsas de alimentos congelados. Una bolsa de galletas abierta estaba mal acomodada en sus cabinetes y un galón de leche, donde el líquido blancusco se encontraba por la mitad.

Olvidándote de eso, pasó a los cabinetes, donde un surtido de cubiertos estaban dispuestos desordenadamente. Entre una mezcla de tenedores, cuchillos para mantequilla y cucharillas para el café, Nicole encontró un cuchillo de carnicero de buen tamaño, que no dudo en tomar entre sus manos.

La mesa estaba vacía, aunque habían unas migas de comida en ella. ¿Acaso Peter Von Hausen había comido allí? Eran claras las señales de vida en aquella superficie.

Dos ventanas pequeñas cerca de la mesa, Nicole observó, daban al patio y a la carpa destartalada del circo. Desde aquella distancia, la pobreza del ambiente se veía aún más a claras, y la mujer se preguntó con un nudo en la garganta si ella no terminaría tan muerta como aquella vegetación.

Abandonando la vista sobre aquella desolada visión, la mujer se volteó y se encaró con otras tres puertas. Una de ellas daba claramente al exterior de aquella pequeña casa, mientras que las otras dos estaban dentro de esa habitación, como si detrás de ella se ocultarán habitaciones.

Pero la cosa se movió sin importarle que Susan o Ian le exigieran que se alejaran del cuerpo muerto. Su mano carbonizada alzó la cabeza del policía y puesto el tubo de ensayo bajo la profunda herida, donde una mezcla de sangre y sesos escapaba. Mientras tanto, ya harto de sus "invitados" y de sus quejas, Gouchet había chasqueado los dedos y detrás de los aventureros aún en pie aparecieron otras tres figuras carbonizadas. Una agarró a Scarlett, la otra a Susan y una última a Ian. Sus agarres eran fuertes, y por más fuerza que aquellos imprimían les era imposible zafarse.

- Llévenselos de aquí. Al laboratorio.

Los tres muertos vivientes no esperaron mucho para cumplir las órdenes de su maestro. Scarlett, Susan e Ian se vieron arrastrados por aquellos seres fuera del Teatro de Marionetas.

Leonard y el maestro circense quedaron pronto atrás, y aquellas tres personas no podían más que preguntarse si aquel no sería su final.

Camino tratando de no hacer ruido. Abro lentamente la habitación de la derecha, mirando de un lugar a otro para no ser descubierta.

_¡MALDITO! ¿ESTOS SON TUS MODALES? AYYYY ME DUELEEEEEE. MI HERIDA, NADIE ME HA CURADO. SUELTAMEEE.

Susan gritaba de rabia pero también de dolor. No quería reprocharle nada a Ian, pero ése había perdido tiempo en curarla, suponiendo que el frasquito sirviera para eso. Y ya era tarde, un zombie se la llevaba y ella no podia hacer nada para resistirse, sobre todo sabiendo que eso podía ser peor para su herida. Solo quedaba esperar a ver qué ocurriría en ese laboratorio.