Partida Rol por web

Al abrir la habitación Nicole se dio cuenta de que aquella se trataba de un cuarto infantil. A pesar de que había una cama considerablemente grande para tan reducido espacio, habían juguetes dispersos por los alrededores, como si el niño que viviera allí fuera particularmente desordenado.

A la mujer se le hizo visible que del lado izquierdo de la cama reposaban grandes manchones marrones, seguramente ya sangre seca. ¿Sería aquella del pequeño Von House o de la hija del circense?

Fuera como fuese, en la habitación no había ni un alma.

Tanto Susan como Ian empezaron a retorcerse bajo las fuertes manos de aquellos zombis, intentando liberarse. Había en el aire un inmente aire de peligro, como si ambos supieran que de alguna manera sus vidas irían a terminar allí.

Los zombis, totalmente ajenos a sus preocupaciones e intentos de liberación, arrastraron a los dos aventureros hasta el recibidor - donde toda aquella pesadilla había comenzado - y uno de ellos, de una fuerte patada, mandó a volar la puerta de la famosa trampilla por donde hubieran entrado minutos u horas (Ian y Susan no lo sabían) Scarlett y Leonard.

Los tres zombis que sostenían a aquellas víctimas bajaron por la trampilla y luego hicieron uso de algunas escaleras largas y profundas. La luz se iba extinguiendo a cada paso, y cuando el grupo llegó a lo que parecía ser un largo pasillo, nada pudieron ver.

Fueron arrastrados unos momentos más hasta que una luz blanquecina apareció al fondo. Ahí Susan, Scarlett e Ian fueron tirados al suelo, como si fueran sacos de papas, y los zombis se fueron de allí, dejándolos solos frente a los paneles plásticos que les separaban de un laboratorio donde sólo parecían haber máquinas de torturas. Los tres aventureros no pudieron evitar sentir un nudo en la garganta.

Me acerco a los mechones, y aunque me de algo de asco, tomo un mechon y lo guardo. La sangre en el lugar me asusta. ¿estare sola?, a pesar de que visualmente parece ser así, ¿porque esta sangre me da la impresión de que esa niña debora otros seres humanos como si fuera un animal salvaje?

Miro al rededor a ver si veo algo más, pero dado que no es asi, me devuelvo por la puerta a indagar la segunda cerrada.

Cuando pensaba que podía mantenerme estable en mi mente durante el recorrido por aquel pasillo oscuro, fue esto lo que termino de romperme y hacer que sintiera miedo. Mi mente comenzó a imaginarse todas las conclusiones posibles y debía admitirlo, ninguna parecía ser buena.
Me levante del suelo, estaba preocupado por lo que nos sucedería ahí, aun no terminaba de digerir la muerte de Leonard, ¿Porque es que había muerto?, no tenia sentido su conducta contra Gouchet y el hecho de que se suicidara.
Le puse el seguro al arma y la guarde, saque un atado de cigarrillos y coloque uno en mi boca, el cual podía verse como temblaba en mis labios por los nervios. Tome mi encendedor y lo encendí, a la primera pitada me di cuenta que aun tenia el tubo para curar a Susan y me acerque a ella.

-Ten, no confió en Gouchet, si quieres tomártelo que sea bajo tu propio riesgo.

Le dije mientras le otorgaba aquel objeto que había terminado en mi posesión. Aquel lugar me daba miedo pero podía con ello y el cigarrillo me ayudaba a calmarme un poco y pensar con claridad pero... costaba horrores encontrar una manera de salir de esta.

Susan estaba cansada de que la llevaran de un lado al otro. Casi podía sentirse contenta tan solo con que la dejaran quieta tirada allí un rato. Afortunadamente para ella, Ian se acordó del frasquito que tenía. Cuando se lo acercó no acompaño su gesto con palabras caballerosas como las que acostumbraba cuando hablaba con ella.

_G-gracias -respondió sorprendida al tomarlo-.

Lo abrió y se tomó el contenido. Enseguida miró a Scarlet.

_De cualquier forma no podría estar peor que ahora -se explicó-.

Nicole abandonó aquella tétrica habitación y se dirigió a la siguiente, que era otro cuatro, solo que éste sin sangre o algún rastro de violencia. La estancia tenía un toque más maduro, con envuelta en madera en su totalidad - desde las paredes hasta los muebles. Había una pequeña biblioteca a la que le faltaban libros y pegadas en las paredes más hojas, estas con planos del circo o lo que la mujer le parecían serlo.

La habitación no tenía nada que ofrecer, así que la mujer salió de ella rápidamente. Se hubiera quedado allí dentro, pues tan pronto como abandonó el lugar, una cara grotesca le devolvió la mirada. Se trataba de otro zombi, vestido con ropas victorianas, que tenía cara - si es que cabía llamarla así - de pocos amigos. Nicole pegó un grito y trató de escapar, pero entonces la criatura la tomó fuertemente de ambos brazos y la arrastró fuera del lugar. Al salir, la señora Johnson se vio a sí misma en el pasillo del segundo piso.

Intentó zafarse, golpear y gritar con todas sus fuerzas, pero el zombi no le costó ni un ápice arrastrarla. Bajó con ella la escalera al primer piso, recorrió un pequeño trecho del pasillo de dicha planta y se metió en la trampilla por la que la mujer reconoció haber visto a entrar a Leonard y Scarlett momentos antes. Una caminada más continuó a aquello y luego su cuerpo fue lanzado al suelo como si se tratara de basura.

Al tocar el piso, Nicole sintió voces. Volvía a encontrarse con sus compañeros; pero si bien había escapado, no se encontraba aún libre de peligro. Detrás de ella, resguardada tras paredes de plástico grueso, se encontraba un laboratorio, en donde una gama de máquinas terroríficas le prometían dolor.

Scarlett, quien no había hablado hasta el momento, miró a Susan con una expresión de desconcierto. Hubiera podido reírse, si no fuera porque esta traumada. Los demás podían recordar su bravura al ver a Gouchet, pero toda aquella había desaparecido con el suicidio de Leonard.

- No se sabe - murmuró. - Gouchet todavía podría tenernos deparadas algunas sorpresas...

El tono con el que hablaba era de cansasio y hasta apatía, como si la mujer estuviera ya harta de todo.

De repente se acercó a Susan y miró el frasquito en las manos de la mujer.

- Creo que no lo debes beber, si no aplicártelo. Si quieres te ayudo.

Había escapado la oferta de sus labios cuando se escuchó un ruido de pasos por el oscuro pasillo. Los tres voltearon sus rostros, perturbados y ansiosos, y tras unos segundos apareció otro zombi, cargando entre sus manos carbonizadas a Nicole Johnson.

La mujer fue lanzada cual saco de papas al suelo y luego el zombi se fue, dejándolos de nuevo solos y con el dilema de qué pasaría allí.

Aterrorizada y con tanta información en mi haber me petrifico al ver el laboratorio que tengo al frente. Es claro que es el lugar de diabolico experimento que el hombre esta haciendo para reconstruir a su hija quemada, que debe ser un monstruo en potencia, y nosotros, seremos las victimas. Miro a los demás asustada, no se donde me encuentro, pero es claro que puede que tenga la solución a este acertijo, pero no se si tenga suficiente tiempo para contarles a los demás la horrible verdad, y la posible respuesta.

No se si salga con vida de este sitio, pero por el alma de mi hijo no morire sin luchar.

Reviso todo, y trato de ver bien donde estan mis compañeros de mi, y cómo es el laboratorio.

Me alegro al ver a Nicole. Este horrible lugar ha provocado que llegue a alegrarme de ver a una persona arrojada al piso de un laboratorio por un zombie solo porque está con vida.

_¿Te encuentras bien? -le pregunto-. Sí Scarlet, ayúdame por favor.

Vaya, estábamos completos ahora, la llegada de Nicole me había sorprendido. Creo que estamos todos, si es asi entonces las cosas comenzaran a suceder, seria mejor que actué rápido.
Di una pitada larga a mi cigarrillo y luego me lo deje entre los labios mientras sacaba mi cuchillo y el encendedor. Había una técnica simple para aumentar la llama de mi encendedor, primero debía quitarle la chapa de metal, eso era fácil, luego el regulado de gas había que separarlo de su engranaje y comenzar a aumentar su apertura de gas, luego volver a armarlo. Con eso conseguiría una llama interesante. Me sente en el piso mientras liberaba humo por mi boca y con la llama de mi encendedor, comence a calentar el filo del cuchillo.

-Voy a tratar de abrir el plastico que separa esta habitacion de la otra.

Dije para que entiendan mi plan por si querian detenerme con un buen argumento.

Si, estoy bien. Digo casi como un murmullo, pero antes que hagan algo debo decirles que encontre algo de irterés, tengo el diario de circence en mis manos, y algo mucho más importante aún, pero de naturaleza muy peligrosa guardado, pero no entiendo como eso nos puede ayudar a dañarle..

Al parecer somos victimas de una trampa, no hay pequeño en peligro, somos nosotros el alimento que el necesita para devolver a la vida a su hija, quien debe ser una especie de monstruo,  esto tiene más pactos con el demonio que con cualquier otro, lo cierto es,  es que esto ha venido siendo planeado con el maldito Adolf Von Hausen, quien busca la vida eterna por los experimentos que este hace, ha sido todo una treta, el nos entregaba como carne de cañon y él buscaba hacerle el favor...

Miro al rededor buscando a algo...

¿y Leonard?

Se me hace un nudo en el estómago cuando Nicole pregunta por Leonard.

_No... no llegó hasta aquí, debemos olvidarnos de él -respondo sin querer entrar en detalles-. ¿Qué ocurrió con el niño entonces? -pregunto cambiando de tema rápidamente-. ¿Ese monstruo fingió el secuestro de su propio hijo? ¿Dónde lo tiene?

Me quedo por un segundo pensando en el niño y en su madre que estaba realmente apenada, o eso simulaba. Siento que ya no puedo confiar en nada ni en nadie.

_¿Puedes prestarme el diario para que lo hojee? ¿Y a qué te referías con eso otro que podría dañarlo?

Nicole saca el libro de su mochila con mucha delicadeza de no tocar ese objeto que le sacó sangre y que guardó en su cartera esperando que sea útil.

Toma, lee rápido.

_Gracias. A ver...

"13 de julio de 1803,

Ya han pasados varias horas desde el incendio y aún veo cuerpos retorcerse en busca de agua. Mientras escribo esto, observó como Clarissa ha pasado a ser una grotesca representación de un ser humano y a mi Sam, que si apenas respira.

¡Malditos desgraciados de esos mecánicos! Tengo sus nombres y los buscaré aunque se me vaya la vida en ello. ¿Creen que pueden librarse de mi venganza después de todo lo que me han hecho? ¡Ya verán! Pisaré y escupiré sus cuerpos mientras se queman en el infierno que les tengo preparado, ¡como que mi nombre es Alendander Gouchet!"

"22 de agosto de 1824,

Ayer me encontré con William Ferguson, el último de los mecánicos que quedaban vivos. Estaba tan borracho que ni se lo vio venir. Lo invite al circo, por los viejos tiempos, y allí mis nuevas criaturas se encargaron de él. Vi como lo acuchillaron y la sangre que escapó de sus heridas me lleno de deleite.

Cuando ya me había divertido lo suficiente, subí al despacho y me contré con que una caja que esperaba por mí para ser abierta. Se trataba de la vieja Eugenia, esa que me ha regalado los libros de magia negra. Adentro encontré una especie de muñeco burlón, con una gran sonrisa maligna y clavos saliéndole por doquier. Mi buena amiga le ha adjuntado una nota, que dice: 'Ten cuidado con él'

¿A quién debo tenerle cuidado? Ahora con mis conocimientos y con los mecánicos muertos ya no temo a nada. Lo que me resta es encontrar la manera de devolverle la vida a Samantha, y volveré a ser feliz."

Nicole volvió a tragar saliva en aquel punto, pero porque tuviera lástima del circense, sino esta vez por miedo. Ahora que se encontraba sentada en el suelo, podía ver lo que había bajo la mesa de trabajo. Allí había una caja abierta, de la que salía una figura muy rara grisácea. ¿Sería aquella la caja mencionada?

La mujer siguió leyendo:

"1 de enero de 1868,

Mientras todo el mundo se encuentra celebrando la llegada del año nuevo, uo brindó con una copa bien en alto pues ya termine de arreglar el laboratorio. Le he mandado a Eugenia una carta con la buena nueva, ¡al fin podré devolverle la vida a Sam! Lo único que necesito es una víctima."

"27 de febrero de 1868,

¡Estoy tan feliz! La máquina ha funcionado como lo he pensado.

A veces creo que mi suerte no podía ser mejor, y hoy lo comprobé. Cuando me preparaba para salir, se me acercó un viajero perdido buscando un teléfono para llamar a un familiar. Yo acepte ayudarlo, y cuando estaba en el despacho le di un fuerte golpe en la cabeza y se desmayó.

Me costó llevarlo a él y a Sam hasta la máquina, pero cuando estuvo preparado vi con alegría como las agujas succionaban su sangre, que iba a parar a mi hija. Después de la transfusión, Samantha abrió sus ojos y de su boca salió un gemido. ¡Volvía a vivir!, pero no estaban en sus plenas facultades.

El éxito de mi empresa me da esperanzas de volver a ver a Sam sonreír, de ser la niña que era antes de que muriera. Tendré que trabajar más para cumplir mis objetivos."

Nicole tenía para ese momento los ojos abiertos como platos. ¡¿Pero qué demonios?! ¿Una máquina que le extraía la sangre a sus víctimas para dársela... dársela... a una niña muerta? La señora Johnson sintió naúseas. ¿Es que aquella maquinaria se encargaría que ella y sus compañeros de aventuras pasasen a mejor vida?

"14 de octubre de 1998,

Hoy el día ha sido muy provechoso. Esta mañana vi los primeros indicios de independencia en el cuerpo de Sam: ya puede caminar, pero debe hacerlo con unas cuerdas amarradas a sus brazos, como si fuese una marioneta. Los implantes metálicos que le instale han funcionado de maravilla. Además de la mejora reciente, también puede mover las manos con libertad, aunque no usarlas con la naturalidad que desearía. Necesita entrenamiento para eso.

La otra noticia buena que tengo es que esta noche he conocido a un aliado más, no sólo de buen perfil, sino también millonario. Me encontré con este hombre en el bar de Philippe, y cuando me dijo su nombre no me lo podía creer: era Adolf Von Hausen."

"Von Hausen parece muy interesado en mis conocimientos de magia netra. Me ha preguntando cómo he hecho para sobrevivir a un inciendo y aún mantenerme joven después de tantos años. ¡Un hombre muy curioso aquél! Me prometió ayudarme si yo colaborada con su búsqueda de la vida eterna.

He firmado un pacto con él. Me preguntó qué tido de ayuda necesitaba, y le dije que buscaba víctimas, personas realmente jóvenes, con sangre vigorosa y fuerte."

"18 de marzo de 2009,

Ayer en la noche Von Hausen me ha llamado todo emcionado. Tenía un plan un poco desquiciado, pero le escuche pacientemente. Al millonario se le había ocurrido una manera de hacernos ricos y de que yo reviviese a Sam de una vez por todas. Quería que fingiéramos un secuestro.

Aquello me tomó tan de sorpresa que al principio pensé en negarme, pero luego le interrogué sobre lo que tenía planeado. Me ha respondido que estaba en unos negocios ilícitos con drogas, y que sospechaba que su sobrino, un policía, estuviera pisándole los talones para meterlo en la cárcel. Pensaba que si fingía que secuestraban a Peter, su hijo, éste iría a buscarlo, y que él se encargaría de llevármelo, no sólo a él, sino también a otros tres."

Tras entregarle  el diario murmura: creo que tengo el muñeco burlon del que hablan, pero no se puede tocar directamente, me hirio la mano, es pura energia negativa, pero no se que hacer con él, pense que sería útil pero... sin saber exactamente.

Scarlett agarró un pedazo de tela de sus propias ropas y mojó ella con el contenido del remedio. Con movimientos delicados empezó a pasar el trapo por la herida. La pócima debía ser bastante buena, pues tan pronto como pasaron unos minutos de su aplicación tanto Susan como la mujer de cabellos rojos observaron que la lesión empezó a curarse.

La mujer siguió en lo suyo hasta oír aquello que Nicole decía del diario y del muñeco. Titubeó un momento, pero luego dijo:

- Creo saber qué es eso, ese muñeco del que usted habla. ¿Alguno de ustedes habrá oído alguna vez hablar de un nefarita?

No tengo ni idea de que habla.  Digo asustada y algo paranoide. ¿quien es nefarita?