Partida Rol por web

Tenía a una de las calaveras encima mio con intenciones hostiles y parecía que no se iba a marchar por su propia voluntad. Le lanzo una estocada para que me de espacio para maniobrar.

El ataque de Johansson no fue fructífero a pesar del intento de castigo al mal, al que claramente se enfrentaba, sin embargo Griam consguia atestar un golpe contra la calavera, que a su vez devolvía el ataque con un tremendo mordisco. El fuego era más o menos controlado por Galen y por el concejal que trataban por todos los medios de apagarlo.

Galen seguía a lo suyo y apagó como pudo uno de los fuegos que quedaban. Al terminar de extinguirlo, se permitió el lujo de levantar la vista y ver cómo estaban sus amigos.

Viendo que solo quedaba un fuego y lo intentaban controlar dos personas del pueblo, decidió ir en ayuda de sus compañeros.

- ¡Aguantad! Ahora voy a ayudaros.

Mantengo mi posición ante la calavera a la espera de lo que me ha comunicado Zeraphas.

- Date prisa.

Johansson soltó un potente golpe contra la calavera que tenía delante mientras le rodeaba un aura que claramente le marcaba como el elegido de su Diosa que era.

Mientras un águila majestuosa y traslúcida aparece detrás de la calavera que ataca a Griam y eleva sus garras hacia ella, el mago señala con la mano a la criatura venida del averno mientras de su mano surge un rayo de color negro.

- ¡Resiste amigo!

Una vez la espiritual forma de un águila se materializa flaqueando a la endemoniada calavera, aprovecho esto para atacarla con el estoque.

Las calaveras habían sido eliminadas, y el fuego había sido apagado. Si los nervios entre la gente de Ravengro estaban de por sí alterados, el estado en que ahora se encontraban era cercano al pánico. Sin embargo, la actuación de los héroes para salvar al ayuntamiento del fuego había sido notable, y no había pasado desapercibido. 

El Concejar Heartmount hizo que subierais de nuevo a aquella especie de escenario, y os fue presentando uno a uno a los aldeanos que aún se atrevían a entrar dentro del ayuntamiento. Habia que tomar medidas, y drásticas. Ravengro no era un pueblo pudiente, también era receloso con casi todo lo que tenía. Aun así, y pese a ello, el concejar ofreció 500 monedas de oro por cabeza, si conseguiais resolver los problemas de Ravengro. Quizás fuese el momento de que todos vosotros, delante del pueblo, dijera lo que estaba pasando, y como ibais a resolverlo. Quizás debierais hablar con el concejal una vez se hubiera dispersado la gente. O quizás debierais aceptar la oferta y seguir trazando un plan en común sobre como actuar.

Ahora que habiais conseguido toda la información que el profesor aconsejaba saber, y puesto que habiais logrado el material de la iglesia que se encontraba enterrado donde el profesor dijo, quizás estabais preparados para entrar en Harrowstone. O quizás no.

Johansson miró a sus compañeros y, durante unos instantes, se sintió desorientado. Parpadeó ante Dathran, Silas y Thanos y en las brumas de su mente se perdían los nombres de Galen y Zeraphas...

Miró entonces a los lugareños que se habían atrevido a entrar.

Pueblo de Ravengro, sé que no erais pocos los que desconfiabais de nosotros. - levantó una mano para aplacar alguna posible réplica. - Lo entiendo, llegamos casi a la vez que empezaron los problemas y éramos el blanco más fácil al que culpar.

Pero estamos dispuestos, como habéis podido comprobar, a dar nuestras vidas por acabar con estas aberraciones y devolver a Ravengro el descanso y la tranquilidad de la que siempre ha hecho gala.

Por Pharasma, - puso el puño sobre el símbolo en el pecho que llevaba - os doy mi palabra de ello.

Después bajó la voz y se giró hacia Heartmount. Concejal, creo que deberíamos hablar en privado...

Con su habitual situliza, la de un ladrillo, Thanos bufó sonoramente ante las palabras del paladín.

Si nos hubieran hecho caso desde el principio ya podríamos haber tenido solucionado todo esto. Pero no, que si somos extrajeros, que si somos el demonio, blablabla.

No obstante esos comentarios se los guardó para sí mismo. Pues era consciente que podrían poner en peligro lo ganado, y el mago desde luego no era estupido.

El dinero no vendrá mal. Pero no lo haré por eso. Lo haré por el profesor. Lorrimor habría querido que ayudaramos a esta gente.

Johansson consiguió que el público, agradecido por lo que el grupo de héroes habian hecho no solo con las estirges sino también con el ayuntamiento, soltara una sonora ovación que duró largos segundos. Después Heartmount, de mucho mejor humor, le hizo un gesto afirmativo con la cabeza.

Concluyó la ceremonia y la gente se fue medianamente tranquila al saber que había alguien que solucionaría sus problemas. Ahora les mirarian con otros ojos, de un modo mucho más amistoso, pues habían depositado las vidas de todos los pueblerinos en sus manos, y eso era una gran responsabilidad. ¿Dónde tendrían que buscar? Realmente nadie del pueblo sabía tanto como lo que ya sabian los héroes, ya que ellos sabian perfectamente quién estaba detrás de todo aquello. Lo que quizás no tenian tan claro era el porqué lo estaban haciendo.

Una vez se hubieron quedado solos, Hearmount les preguntó:

- Digame, señor Kroften. ¿Qué quería hablar conmigo?

Mañana nos dirigiremos a las ruinas de Harrowstone, espero que no haya ninguna normativa que impida el acceso. - indicó al Concejal. - Así mismo, sería conveniente que nadie se acercara por allí hasta que nos aseguremos que la zona está tranquila.

No he dicho nada en público por evitar atemorizar a la gente innecesariamente - sonríe al Concejal - pero igual podría asegurarse de que alguien eche un ojo al camino y evitemos a nadie más involucrado en caso de problemas.

Mira entonces a sus compañeros.

Lo mejor sería descansar esta noche y partir mañana tras los rezos. ¿Alguno está herido?

- Creo que Griam está un poco chamuscado. A ver si podemos ponerle remedio.

Me acerco al pícaro mientras conjuro una bendición de la Diosa. El cansancio hace que no preste la debida atención a la plegaria y no surte el efecto deseado.

Habíamos acabado con los fuegos y las calaveras....¿de donde saldrían?..... Unos momentos después ya calmada la cosa pudimos presentarnos al pueblo.La verdad es que estaba bien el reconocimiento que el pueblo nos estaba dando. Pero las cosas siempre tendían a empeorar antes que mejorar y las esperanzas puestas por estas gentes en nosotros se pueden volver en nuestra contra.

 - Gracias Silas, al parecer esas calaveras no querían irse sin dejar su "marca" en alguien.

La joven semielfa se miró y se espolsó algo de ceniza de la ropa, no se había quemado, así que estaba bien. Miró al resto, parecía que todos estaban más o menos bien. No había que lamentar bajas y habíamos podido salvar el edificio del fuego. ¡Qué fuego tan molesto y devastador! ¿Sería provocado con magia? se preguntó la joven mientras miraba al Mago.

El rubiales había conseguido la atención el público y de Hearthmount, así que se dedicó a observar sin decir nada.

- No, claro que no habrá problema - dijo Heartmount - Si creeis que es lo que necesitais y eso puede servir de algo, hacedlo. Yo me encargaré de que nadie os diga nada. En cualquier caso, dudo que nadie quiera acercarse por alli. Hace tiempo que no le hacen visitas y tan solo hemos enviado gente, por ejemplo cuando Lorrimor desapareció y le encontraron muerto. Fuimos a avisarle... pero llegamos tarde. Aun asi, entenderán que ahora menos que nunca, visitará alguien la prisión - El hombre parecía ahora mucho más afable.

Johansson asintió y tomó el camino hacia la casa de Kendra.

Thanos no le hizo mucho caso a la conversación del paladín y el concejal, excepto a la parte final que donde decía que aquello era muy peligroso y que sí que les dejaba ir.

Por supuesto que nos deja, así si le solucionamos la papeleta genial. Si nos pasa algo, mejor que no sea a ellos.

Después de eso siguió a los demás a casa de Kendra mientras iba pensando en qué conjuros elegir.