Partida Rol por web

Días finales del Desnus del 4711 AR... Un par de semanas despúes de vuestra primera misión

Un día triste y aciago.

Siempre deseasteis que este día jamás llegara, pero son pocos los capaces de evitar el juicio de La Segadora. Hace tan sólo un par de día que la noticia llegó al templo, lugar que durante años, para la mayoría de vosotros ha sido lo más parecido a un hogar, pero también un centro de saber y templanza. El padre Ossmander, os hizo llamar. Caminasteis a lo largo de los anchos pasillos, intentando recordar tiempos de infancia demasiado difuminados y remotos. Mientras lo hacíais, las acordadas voces de los sacerdotes, resonaban con fuerza a través de los claustros. Resultaba raro, pues era hora de oración, pero sus voces se alzaban con cánticos ceremoniales y funerarios. Cuando llegasteis hasta la estancia de Ossmander, notasteis cierto tinte macabro en las palabras que ni tan siquiera, el añoso sacerdote había comenzado a pronunciar… algo malo sucedía… luego llegó el mazazo…

El profesor Lorrimor, ese humilde y afable hombre que os trató como a hijos, había muerto. Se hizo el silencio y la oscuridad por unos segundos.

Pena, rabia, desdicha… muchos fueron los sentimientos que se agolparon en lo más profundo de vuestra alma. La vida os robaba quizás la persona que más habíais amado, la persona que se preocupó de que vivierais en un reducto de paz y conocimiento, a pesar del confuso origen del cual todos habíais surgido.

Muchas fueron las veces en las que el profesor había discutido con el Padre Ossmander. Siempre os defendió de la visión fatalista que el sacerdote en alguna ocasión se había atrevido a mentar, pero tales opiniones, una y otra vez, fueron arrancadas de raíz como la mala hierba, puesto que para el pobre Lorrimor poseíais una serie de aptitudes que os convertía en especiales.

- A partir de ahora seréis los Vengadores de Pharasma- dijo Ossmander con rostro serio y ceremonial – Vuestra vida, ya no se reduce simplemente a recavar información y conocimiento, sino que a partir de ahora deberéis defender a sangre los preceptos de la Dama de la Muerte y la Vida. Eso es para lo que Lorrimor os instruyó. Para combatir lo inmundo y sobrenatural. Vuestra vida de reclusión…- mientras hacía un lacónico impás - … finaliza hoy.-“

Tras estas frías palabras, Ossmander os hizo entrega de una carta en la cual, se os convocaba a asistir al sepelio de Petros Lorrimor. Una leve sonrisa se entretejió en vuestra cara cuando comprobasteis que dicho mensaje estaba firmado por una vieja amiga… Kendra Lorrimor, la hija del malogrado profesor.

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Día del Juramento, 5 del Serenith del 4711 AR

Las lluvias finales de la primavera os acompañan en este amargo viaje hacia el oste. Vuestro destino, una pequeña aldea del Condado de Canterwall llamada Ravengro, lugar donde el estimado académico decidió pasar sus últimos días. Pocos detalles sobre la aldea, el único y quizás más inquietante, es que la localidad se encuentra a pocas millas de una antigua prisión. Conociendo al profesor, seguramente esto jugó una importante baza a la hora de decidirse.

Harrowstone, como así fue conocida en sus años de esplendor, dio cabida a múltiples criminales y prisioneros, pero desde hace más de 50 años, el lugar resta abandonado y en ruinas, protegido por un sinfín de rumores e historias de almas en pena.

El templo os ha regalado un carromato cerrado tipo varisio, que ya pudisteis usar en vuestro primer viaje, muy frecuente por estos lugares. No en vano, los varisios son una raza muy prolífica en Ustalav, destacando por sus costumbres, su propensión hacia los problemas, el funambulismo y sobre todo su exagerada creencia supersticiosa.

A los laterales del carromato se haya gravado el espiral sinfín, símbolo de la Dama de las Tumbas, y en su interior, todo lo que podáis necesitar para la nueva vida de viajes y misterios que se abre ante vosotros.

Guiándoos por los caminos del Principado Inmortal, Erodel, el joven muchacho que conocisteis en el monasterio enano profanado, hace gozo de conocer chismes y habladurías de los diferentes villorrios que habéis cruzado. Resulta curioso observar el cambio que en este par de semanas ha tenido lugar en el crío, pues ahora se comunica e incluso se permite alguna chanza con los integrantes del grupo. Pero a medida que os acercáis hacia la frontera, y dejáis atrás vuestro hogar, la voz del pelirrojo muchacho se apaga a falta de historias que compartir.

Al profesor Lorrimor le hubiese encantado conocer a Erodel. La naturaleza introspectiva e infantil del hombrecito habría atraído al curioso mentor como las moscas a la miel. Seguro que también habría tratado de ayudarlo, como lo estaba intentando él. Y parecía que estaba funcionando...... Era la actitud jovial de Erodel la que enjugaba, aunque fuera momentáneamente, el inmenso sentimiento de ausencia que le embargaba en aquellos momentos. Durante el viaje a Ravengro, Ishaya parecía más silencioso que de costumbre. Por su mente pasaron todos los momentos vividos junto al profesor Lorrimor, sus enseñanzas y consejos habían forjado sus principios.... El enano había perdido a sus padres siendo casi un nonato pero no le dolía pensar en ellos, había crecido sin ellos, no los conoció.... Pero el último viaje emprendido por Lorrimor impactó más de lo que pensaba al clérigo enano. Era la primera vez que la Dama de las Tumbas reclamaba a alguien tan cercano a Ishaya, y aunque su fe en Pharasma era inquebrantable, experimentó sentimientos que creía no poder tener.... Un profundo dolor que parecía surgir del alma le atenazaba todo el cuerpo, una honda tristeza le asaltaba en cada pensamiento que miraba atrás.... Ahora comprendía un poco más por lo que habían pasado sus hermanos, ellos ya habían vivido una pérdida de ese calibre.... Deseó poder decirles algunas palabras de ánimo, unas palabras que les alejase de pensamientos sombríos.... Pero cada vez que cogía aire para comenzar a hablar las lágrimas se le agolpaban en los ojos.... Su mente le llevó hasta Kendra, la hija del profesor fallecido, y la pena le embargó de nuevo.... Otra pobre huérfana que esta vida ponía en su camino. Entonces un resorte saltó en la mente de Ishaya.... Basta de compadecerse, hay gente que me necesita, y debo pensar más en ellos que en mí Y con ese pensamiento aún reciente, Ishaya esbozó una sonrisa ante la última cabriola de Erodel y con voz firme se dirigió a sus hermanos: Sé que es un momento duro para todos nosotros, la pérdida de Lorrimor es irreparable pero debemos pensar en todo lo bueno que él nos aportó, y consolemosnos porque ya está junto a Pharasma, se enfrentará a su juicio y saldrá victorioso pues sus actos en vida fueron grandes y la Dama del Destino sabrá valorarlo en su justa medida. Y dicho esto el enano se refugió en la oscuridad de la carreta, mientras una lágrima recorría su mejilla.

Claaaro, ahora está con Pharasma. Tampoco es para preocuparse, sabíamos que este día llegaría, tan solo era un viejo cascarrabias.

Sicarius llevaba dias abatido por la muerte de Lorrimor, distante y seguramente deprimido. Su palabras estaban faltas de tacto y llenas de despreocupación, pero todos sabían que era su manera de despedirse del que fue como un segundo padre para él, para todos. 

La muerte del maestro había caído sobre el guerrero como un cubo de agua helada, su afán de superación, su increíble energía por superar obstáculos, su énfasis por vivir una nueva vida, todo era vacuo y efímero sin Lorrimor. Esta vez había perdido a un padre, un maestro, un amigo, y esta vez ninguna espada había podido salvarlo, ninguna técnica depurada de esgrima habría servido de nada. Sicarius se sentía vacío, sin rumbo, como si todo por lo que tenía esperanzas se hubiese derrumbado. Pero no lloró, solo maldijo y se quejó como de costumbre. 

De nuevo una cicatriz se grababa en su curtido cuerpo, una herida que ninguna poción o conjuro podía cerrar, de nuevo perdido y falto de calor, falto del cariño que solo un padre puede otorgar en forma de consejos o enseñanzas llenos de la sabiduría que da la edad, un calor que resultaba tibio en boca de otros, un cariño que se debilitaba por segundos.

Pharasma, cuantas personas que me son queridas has de reclamar a tu vera? cuanto dolor has de causarme para enseñarme el camino? mi destino? Cual será si no me das un rumbo claro? 

El profesor Lorrimor había muerto, ..., la tez mortecina que presentaba Lyria por el efecto del cansancio, se emblanquecinó más si cabe. No pudo evitar apartar la mirada mientras las lágrimas afloraban en su angelical rostro. Lorrimor había sido su salvador, su mentor, su amigo y su padre. Lo había sido todo hasta ahora. Pese a que sabía que Pharasma lo acogería en su regazo y cuidaría de su alma, tal y como las doctrinas rezaban, no podía evitar entristecerse por la pérdida terrenal.

Intentó hablar con sus hermanos en el viaje a Ravengro, pero le era imposible. Se le hacía un nudo en la garganta que no podía articular palabra alguna. Como si de una santa comparsa se tratase, la expedición iba fantasmalmente en silencio. El silencio que ahogaba la pena interior. Entonces habló Ishaya, y como siempre sus palabras consiguieron un cierto efecto positivo. Sin embargo, el dolor todavía estaba muy presente como para poderse librar de la losa que pesaba encima de los corazones.

Lyria entró detrás de Ishaya y le habló, aunque su voz sonó como un susurró:

- Libera el dolor Ishaya. Todos lo tenemos dentro de nosotros, y no es malo que este aflore. A fin de cuentas, era como nuestro padre, y como padre tenemos que recordarle y honrarle continuando, en la medida de lo posible, con su labor.

Cuando Ishaya se volvió, también vió que Lyria tenía los ojos llorosos. No era momento de esconder las emociones. Ya que si estas no afloraban, se podían convertir en una herida interior difícil de curar.

Mirando como sus hermanos pasaban el duelo. Mirando como las lágrimas corrían cuando las palabras se atragantaban y los recuerdos clavaban sus puñales en el corazón. Mirando. Así pasaba los días Jarik

Estaba tranquilo.O casi.

Investigaría si la muerte del profesor había sido natural o no. Si Pharasma lo había llamado a su lado a su hora, entonces se dedicaría a recordar con sus hermanos los momentos felices y amargos. Llorarían más, reirían más. Pensarían más.

Pero si algo o alguien se lo había llevado... Le haría pagar muy caro el descaro de arrancarle a otro mentor...y de un amigo. Y la tranquilidad se acabaría.

Sabía que sus hermanos tenían pensamientos parecidos. Así que no comentaba nada. Solo miraba...de momento.

Y entonces Ishaya y Lyria intentaron que sus corazones se abrieran y aflorasen fuera los sentimientos de pena...Que pena! Aún no era en momento...entonces, porqué sus ojos estaban húmedos?

Que era aquella especie de nudo corredizo que amenazaba con cerrarse fatalmente alrededor de su garganta? Que peso extraño hundia su alma hasta lo mas bajo de su ser, y lo obligaba a moverse como si arrastrase tras de si toda una montaña? Que era aquella sensación? Había llegado a el en el mismo momento que la noticia de la muerte de aquel anciano academico golpeó con la fuerza de un tornado a sus nuevos amigos. Al principio solo se mostró como una pequeña desazon, un cosquilleo minusculo, no tan ajeno a el como esperaba. En aquel infeliz viaje, Erodel dió muestras de sus amplios conocimientos del mundo que los rodeaba, y sin saber porque, los compartía con ellos, quizas para paliar su pena, quizas para evitar que el mismo cayese en aquella pena. El tal Lorrimor, había sido mucho mas que un sabio bondadoso que se apiadó de unas almas perdidas, según parecía, había sido para ellos como un padre...

PADRE...PADRE...PA-DRE...

Un subito estallido tuvo lugar en las profundidades de la mente del niño, una erupcion cataclismica que removió con violencia los cimientos recientemente estables de su psique. Con la velocidad de un cometa en los cielos, fragmentos de imagenes desfilaron tras el velo de la mirada del muchacho. Una pira enorme, acallando los enfervorecidos gritos de la masa ciudadana con el rugir de sus llamas, y por encima de todo, un alarido agonizante y aterrador, surgiendo de entre el infierno llameante... Una habitación minuscula, miserable, sin ningun mobiliario, humeda, lobrega y gelida, con gritos, carcajadas, llantos y aullidos rodeandola por todas partes... Un hombre anciano, prematuramente anciano, de mirada vacua y muerta, con las facciones rigidas y congeladas en un rictus de perpetua y definitiva enajenación... Un ser de pura y terrible transparencia, cuyo familiar rostro ha sido distorsionado y se torna una mascara de muerte, horror y furia...

Tras este impás que pareció durar varias eras, a pesar de que solo transcurrieron escasos segundos, el niño perdió todo el color de su piel, y sus facciones infantiles se congelaron, como si delante suyo hubiese aparecido un dragón de proporciones ciclopeas. Su cuerpo se desprendió de toda la rigideza de los musculos, y sin remedio cayó de su caballo, que se hallaba ligeramente adelentado al carromato en el que viajaban sus compañeros...

La sabiduría que demostró Lyria con sus palabras supusieron un bálsamo para el punzante dolor de Ishaya. Fue la reacción que más le sorprendió.... Esperaba el socarrón punto de vista de Sicarius, aunque sabía que lloraba por dentro no se permitía demostrar debilidad.... Esperaba el mutismo de Jarik, siempre preocupado por controlar las emociones, y el que no pronunciase le hacía pensar que estaba librando una batalla interior con sus sentimientos con respecto a la pérdida de Lorrimor... pero Lyria... Lyria le había mostrado que el trabajo que inició Lorrimor con un grupo de chiquillos desgraciados y quebrados por los designios del destino daba su fruto. Creyó entender en las palabras de Lyria el mensaje de optimismo que día a día trató de insuflarles el viejo sabio. El mismo mensaje que se esforzaba por mantener el clérigo enano... Entonces lloró... Y no era un llanto de pena solamente, también había una pizca de alegría, si podía decirse así en un momento como aquel, pero sí... Lloró pensando que aún quedaba algo de Lorrimor en vida, en las enseñanzas y recuerdos que residían en las almas de los hermanos estaba el poso del viejo sabio... Y mientras viviesen, Lorrimor estaría con ellos... Ese había sido su triunfo final. Cuando se hubo vaciado de lágrimas, Ishaya volvió al pescante del carromato. Entonces pasó... Y mientras saltaba..... Erodeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel

Lyria se sobresaltó por el grito de Ishaya, y giró rápidamente para observar a qué se debía. Acto seguido comprendió. Erodel yacía en el suelo cuando instantes antes estaba sentado en su caballo. Lyria corrió detrás de Ishaya para ayudar en lo que pudiese a su nuevo ..., "compañero"?, ..., no, si solo fuese su compañero no habría tenido esa reacción instántanea de correr para ayudarlo, ..., quizá la confianza depositada por Ishaya en Erodel comenzaba a calar en la desconfiada muchacha.

El niño yacía inerme el polvoriento camino. Sus ojos esmeralda permanecían abiertos, muy abiertos, clavados en el cielo. Su expresión era de terror, sin embargo la acompasada respiración no indicaba tal efecto. Con premura, el clerigo y la muchacha acudieron en pos del niño. Un examen rapido indicó que no había sufrido daño fisico...sin embargo, aquella mirada y aquel gesto de la cara, distaban mucho de lo considerado como saludable. De repente, y tal como había caido, la cara rubicunda de Erodel recuperó la presencia, parpadeó varias veces, y trató de incorporarse, necesitando, eso si, el auxilio de Ishaya y Lyria. Sentado sobre la tierra compacta de la carretera, el chiquillo trató de balbucear algo, pero lo unico que traspasó los limites de la comprensibilidad fué una palabra:

- Padre...

...Y viendo a Erodel tirado en el suelo,rodeado de Ishaya y Lyria, se dio cuenta que no estaba allí realmente.Cómo no había sido el quien bajase primero a socorrer al pobre muchacho? El, que se las tenía de rápido y ágil?

Se descubrió bajando apresuradamente de la carreta, torpe y lento para su gusto para preguntar que le había pasado

-Padreeeee!!

El grito de Erodel lo coge desprevenido. Ahora puede mantener bajo control los sentimientos, pero los nota a flor de piel. Como si estuvieran agazapados esperando algo...Mira al chico y una gran pena lo inunda. Que demonios ha vivido este crío para estar tan mal? Que demonios les pasa a todos para estar tan mal?

Se agacha lentamente. Casi como un susurro, como el batir de las alas de una mariposa se acerca a Erodel. Muy cerca. Pero sin contacto. Con la voz más tranquila que puede, dice:

-Erodel, nosotros no somos ni queremos ser tu padre. Pero podemos ser tus amigos. Podemos ser algo que te fije a la realidad. Podemos ser lo que Lorrimor fue para nosotros en el momento de más necesidad. Solo debes quererlo tú. Acepta el regalo del amor del Ishaya, el mejor de todos nosotros. Se otro de nuestros hermanos. Pero solo si tu quieres.

Se queda quieto, sin movimientos que puedan amedrentar o molestar a Erodel. Sintiendo... no! Recordando lo que es sentirse parte de algo otra vez después de perderlo todo.

Desde la sombra que proyectaba su sombrero en el rostro de Sicarius, los ojos y la boca abierta dieron paso a un brusco y repentino SOOOOOO la carreta se detuvo y todos fueron al auxilio de Erodel.

Pero que puñetas le pasa a este ahora!? no tenemos bastante con aguantar sus gritos nocturnos que ahora también le da por caerse?

Con las riendas en una mano y aguantándose la cabeza con la otra mientras apoyaba el codo en su rodilla, El guerrero observaba. Cual y cuan eran los males que atormentaban al pobre orate? Que había visto Ishaya en él para adoptarlo como igual? Estaba como una cabra! eso se palpaba desde el principio, aun así les acompañaba, aun así parecía ser útil, pero compensarían sus habilidades su falta de cordura?

Sicarius contempló desde lejos la escena, tampoco sabía que podía hacer, él no era galeno, ni loquero, como mucho un cirujano o, mejor dicho, un carnicero. Esta vez, preocupado, no salieron de su boca comentarios molestos, ni tan solo impertinentes, solo dijo:

Que pasa ahí?

Las palabras del pistolero penetraron en en lo profundo del niño, esparciendo su efecto como el agua aviva las plantas moribundas. Sus ojos parecía volvían a vivir, y recuperaron su brillo habitual. Como si se encontrara por primera vez a si mismo, Erodel giraba la cabeza, miraba y buscaba, y al cabo de unos instantes, todo se aposentó en su correcto lugar.

- Que ha pasado...? Que hago aqui en el suelo...

Luego, sosteniendo la mirada de Jarik, como si solo recordara fragmentos de sus palabras, trató de sonreir, aunque fué algo extraña la mueca similar a la sonrisa que compuso:

- Padre? Que padre?.... No se nada de padres... - aquellas palabras suyas estaban cargadas de toda la sinceridad del mundo - Amigos... hermanos... Claro... claro que quiero ser eso, ser vuestro amigo y hermano... como no iba a quererlo... sois las unicas personas a las que conozco...

Tras aquello, el chiquillo se incorporó, no sin cierta torpeza, apoyandose en el hombro de Jarik. Luego, miró a los ojos, penetrando hasta el fondo, mas allá de la mirada, a los tres que allí a su lado se hallaban, y ahora si, su sonrisa fué total, completa y sincera. Se sacudió el polvo del camino e hizo ademán de ir hacia su caballo.

- Supongo que deberiamos continuar, no? No se que ha pasado... pero, estoy bien... amigos.

Aquella ultima palabra estaba preñada de promesas, de deseos, anhelos y de alianzas mas fuertes que los muros de la mayor de todas las fortalezas, capaz de soportar el mas largo de los asedios y prevalecer durante edades enteras, inmune ante los embates del mas cruel enemigo: la vida misma.

Finalmente el grupo llega hasta una pequeña localidad constituida de casas de piedra, rodeada de fértiles campos de trigo y maíz. Abundantes huertos de árboles frutales, se extienden entre las diferentes fincas de esta tranquila aldea de granjeros y pastores.

A medida que el carromato se interna, algún oriundo se detiene para contemplar vuestro avance. El rostro de la gente que os vais cruzando, desprende cierto grado de curiosidad, e incredulidad al mismo tiempo. Al poco de avanzar por el polvoriento camino y después de pasar una majestuosa hacienda situada a la derecha del camino, una bifurcación aparece ante vosotros, dividiéndose en un par de ramales. Enfrente, en el arcén del camino, cinco postes sujetan diferentes mensajes de próximas bodas, nuevos nacimientos, mascotas perdidas y el anuncio de la muerte de Petros Lorrimor, mientras que con unas tablillas acabadas en punta de flecha, se indica hacia donde se dirigen los caminos.

El ramal de la derecha, parece marchar hasta la plaza mayor de Ravengro, según se muestra inscrito en una de las tablillas. Junto a esta indicación, se dibujan los símbolos que reconocéis como de comercio y posada. En cambio, el de la izquierda, se haya marcado con un par de símbolos, uno fácilmente reconocible como templo y el otro similar a un cementerio. Bajo el último una palabra: Restlands.

Ishaya se asomó al notar que la carreta se había detenido. Escudriñó el poste observando las posibilidades. Ishaya pensó que la ceremonia fúnebre se iniciaria en el templo del pueblo, aunque no recordaba a que deidad estaba consagrado, para continuar posteriormente en el camposanto.

Sic, ves hacia la izquierda. Seguramente las exequias por Lorrimor serán en el templo.

Y volvió al interior del carromato para comenzar a preparar su alma para los duros momentos que se avecinaban.

Ishaya ordenó y Sicarius se tocó el ala del sombrero y asintió con la cabeza. No giró su cuello, como si solo quisiera mirar hacia delante. Azuzó los caballos con un seco y veloz chasquido con las riendas y un AAARRIIII que puso la carreta de nuevo en marcha. Ishaya le dio una dirección, pero sería él quien le diera un rumbo? A falta de Padres, Sic aun tenía un hermano mayor...

El carromato viró y embocó el camino de la izquierda, cruzando gracias a un puente de piedra techado, el pequeño río que discurría por la localidad. Prosiguieron. Por este ramal, la actividad y la afluencia de lugareños era menor si cabe con respecto a los anteriores. Tras unos minutos de silencio, a la derecha del polvoriento camino, pudieron divisar la pequeña pero visible construcción del templo de Ravengro. Sin duda, su culto estaba reservado a Pharasma, pues su intrincada arquitectónica gótica así lo destacaba.

A medida que el carromato se iba aproximando, la belleza que el pequeño templo desprendía, aumentaba de forma considerable. Ya a pocos metros de distancia, el grupo pudo contemplar las bellísimas vidrieras con forma de rosetón que adornaban la fachada principal, las cuales representaban una escena en la cual Pharasma en su forma de mujer estilizada, de pelo gris, mirada severa y vestida con su larga túnica de seda negra, juzgaba a un noble por los hechos de su vida.

Pero además de eso, un trío de acólitos o sacerdotes de poco rango, preparaban lo que no costaba mucho reconocer como un carruaje fúnebre...

Lyria observaba la escena a través de una rendija desde el carromato, al igual que Ishaya, estaba preparándose para el difícil momento, ..., aunque dudaba qué tuviese el aplomo y la templanza del curtido sacerdote enano.

Llevaban un rato siguiendo la senda que llevaba al templo, cuando Ishaya se asomó por encima del hombro de los guerreros situados en el pescante. Divisó el templo de Ravengro, su recargada arquitectura indicaba a las claras a que deidad estaba consagrado.

Ya podéis parar.... Hemos llegado

Y en cuanto la carreta se hubo detenido el clérigo enano descendió y se quedó admirando aquel rosetón con la escena del juicio de Pharasma. Seguramente el alma de Lorrimor estaría próxima a enfrentarse a ese momento. Lo superaría sin problema.