Partida Rol por web

Sicarius no mostró más alegría al ver al niño recuperado y a su madre de la que ya había mostrado, el mal trago ya había pasado y ahora eran Gibs y las voces lo que le preocupaba. Se acercó al altar he hizo el gesto religioso de cortesía. Luego, sin pensárselo dos veces se acerco a los acólitos y al padre y les soltó con toda su aspereza:

Hola de nuevo, vamos recuperándonos ya, que tampoco ha sido para tanto y tenemos que hablar de asuntos muy serios...

Ishaya contemplaba la imponente figura del Heraldo de Pharasma, tenía una belleza regia, dura como la vida misma. También se recreó en el impresionante trabajo de vidriería que coronaba todo el conjunto. Estaba a punto de explicarles a sus hermanos el significado de aquellos símbolos sagrados de su fe cuando Sicarius, el siempre "oportuno", se adelantó hacia donde estaba el hermano Grimburrow y le soltaba un exabrupto.
El clérigo enano se apresuró a acercarse y al llegar a la altura del maleducado humano le propinó una sonora colleja que acompañó con una dura reprimenda susurrada

En todos los años que has pasado bajo la sombra de Pharasma no has aprendido ni una pizca de educación. Lo mínimo que puedes hacer es mostrar respeto por los miembros de una congregación que te acogió en su seno cuando tu vida no valía nada. DESAGRADECIDO.

Y con la cara más amable que podía poner tras lo ocurrido se dirigió al hermano Grimburrow..

Ruego disculpe la mala educación de mi hermano Sic, hay quien tiene juanetes, yo lo tengo a él.... Al parecer los años pasados cultivando el cuerpo le han secado la parte del cerebro que alberga la sociabilidad y la prudencia.... Pero hay que quererlo igual, necesita ayuda y Pharasma se la otorgue....

El sacerdote recuperó la compostura, recolocando los dobladillos de su túnica tras el titánico esfuerzo realizado. Sin duda, el bueno de Veuram Grimburrow también había sido joven y sabía reconocer la salvaje fuerza de la juventud en los ojos del siempre impetuoso Sicarius.

- No os preocupéis Ishaya. A pesar de actuar en ocasiones como un necio, el corazón de tu hermano es puro.- afirmó mientras sonreía. -¡¿Qué ha sucedido?! ¿Qué necesitáis con tanta urgencia para reuniros en la casa de Pharasma?...

Tras el sonoro restallido del admonitorio golpe de Ishaya, el niño de ojos de jade se llevó las manos a la boca para sofocar una carcajada...su mente caprichosa reaccionó a tiempo, aquel no era ni el momento ni el lugar. Después de algunas sacudidas de sus hombros, que esperó que nadie advirtiese, su cuerpo se relajó, y sus ideas se aclararon. Las palabras del anciano sacerdote dispararon la lengua de Erodel:

- Padre... conoce usted a un muchacho llamado Bareth? Toca una flauta... y hoy...parecía que esos... seres chupasangre se movían como impelidos por la musica de esa flauta. El chico asegura que no recuerda nada, y que alguna especie de ...voz le obligaba a tocar...

Tras sus palabras, el niño miró con fijeza a Ishaya, con un interrogante en sus ojos verdes, que sugería la aprobación por parte del enano ante lo que acababa de exponer.

El sacerdote de rostro arrugado, quedó por unos instantes pensativo ante los argumentos del joven pelirrojo, pero acto seguido intentó responder lo mejor que supo a las cuestiones desatadas por Erodel. - Por supuesto que lo conozco muchacho, pero jamás tuve noticias de que el pequeño Bereth poseyera tales habilidades... ¿Y decís que oye voces?... ¡¡Qué raro!!- Se frotó la barbilla Grimburrow, tras las confesiones del pícaro - ¡¿Qué sospecháis?!... si no es mucho preguntar...- Se atreviío a añadir el clérigo de Pharasma.

Lyria, se quedó absorta contemplando las riquezas visuales del templo de Pharasma, y mientras ella divagaba en la contemplación, la escena explotó sin que le diera tiempo a intervenir. Sus hermanos eran todo sentimiento y de poca espera y templanza a la hora de investigar sin levantar sospechas.
Como poco podía hacer ya en ese sentido, con toda la carne en el asador metida, se adelantó junto a sus hermanos para comentar todos los detalles al padre Grimburrow:

- Estamos pensando en una especie de dominación/sugestión del pobre niño impelido a realizar una acción, en este caso tocar, y de alguna forma ligar la música con el dominio o reclamo de esas bestias chupasangres. - Lyria hizo una pausa y dirigió sus palabras al verdadero objetivo de la visita al padre Grimburrow - Sin embargo, nos estamos centrando en los detalles, y el niño nos comentó que la voz hablaba en rima, ..., y eso veníamos a preguntarle, ya que usted conoce mejor que nosotros a las gentes de Ravengro, ..., quién conoce, ya sea del pueblo o forastero, que tenga la capacidad de poder hablar en rima?

Mayor todavía fue la sorpresa tras las aseveraciones de la muchacha de ojos dispares. El sospechoso hablaba en rima, pero quién podía ser. Grimburrow desconocía la existencia de una persona de tal capacidad en Ravengro, no sólo por las habilidades líricas, sino también porque no conocía a nadie con el poder suficiente para dominar la mente... Ni tan siquiera sus fieles acólitos despuntaban tal esencia de poder... Entonces... ¡¿Qué demonios estaba sucediendo en aquella tranquila localidad?!

Tan sólo un día antes habían enterrado a un prohombre, una de las personas más respetadas por los lugareños, rodeados por un ambiente de revuelta y violencia. Muchas cosas estaban sucediendo en Ravengro, y una oscura idea comenzaba a gestarse en la mente del sacerdote.

- ¿Qué saben de la posesión?...

La actitud de Grimburrow denotaba que no conocía a nadie en Ravengro, ni propio ni extraño, que tuviera la habilidad de hablar rimando. Su cara mostraba una profunda preocupación por la situación, entonces al explicarle Lyria cuales eran nuestras sospechas el hermano pharasmita habló de posesión.... Indagó en sus conocimientos a la búsqueda de algún detalle al respecto, más no halló nada relevante.
Permaneció callado y lentamente movió la cabeza de un lado para otro en señal de negación. Esperaba que Lyria conociera del tema, era una erudita en ciernes y atesoraba una gran cantidad de conocimientos.

Aunque la pregunta directa por parte del padre Grimburrow iba en línea a las sospechas del grupo, la pregunta no pudo menos que coger por sorpresa a Lyria. Aunque ávida de conocimiento, no dejaba ser una persona joven que todavía estaba descubriendo la superficie de cada una de las áreas del saber. Con voz apesadumbrada y la cabeza gacha reconoció enseguida su derrota al conocer sólo unos cuantos matices superficiales del tema:

- Poca cosa conocemos padre. - Dijo todavía mirando al suelo. Pero enseguida levantó la cabeza para mirar al pozo de sabiduría que parecía ser el padre Grimburrow - Pero usted quizá nos pueda asesorar en el extraño misterio que parece cernirse en Ravengro. Deseamos ayudar a estas pobres gentes, ..., deseamos esclarecer qué le pasó a nuestro padre adoptivo, ..., deseamos saber la verdad. - Comentó Lyria con un brillo en los ojos.

Ciertamente resultaba bastante normal, que esa chiquilla de mirada angelical, no poseyera todos los conocimientos que se esparcían por los vastos confines de Golarion. El sacerdote, secó con un paño el sudor que perlaba su frente, pues el esfuerzo realizado todavía cursaba con molestias y agotamiento.

- Seguidme... Aquí hay demasiados oídos...- realizando un gesto con su mano a fin de que el grupo lo siguiera. Tras dar unos pasos, el grupo se detuvo sobre un glifo con forma de escarabajo. Acto seguido, el cuerpo de Vauram comenzó a deformarse, estirándose como el de una almagama informe, hasta desmaterializarse, pero junto a él, los cuerpos de los integrantes de tan dispar compañía, compartieron el mismo fenómeno.

Un suspiro más tarde, el grupo abrió sus ojos en una biblioteca. Frente a ellos, el padre Grimburrow se mantenía firme a pesar de su cansancio.

- Bienvenidos a los registros del templo.- Subrayó de forma seca. - Es conocido, que existen entidades moradoras del plano de los muertos, capaces de internarse en la voluntad de los mortales. Ese proceso, es denominado como posesión.- Explicó el sacerdote con calma. - Dichas entidades, presentan una serie de características comunes: son altamente poderosas y hallaron su muerte en un proceso, doloroso y cruel...- dejó la frase en el aire para comprobar que lo seguían en sus elucubraciones.

Lyria se quedó maravillada ante, para ella, majestuosidad de la biblioteca. Deseaba pasar el resto del día sumergiéndose en cada uno de los libros, deseaba empezar ahora mismo a estudiar cada uno de aquellos, ...., lo deseaba profundamente.

De alguna se despertó en el momento que ya estaba cogiendo un libro. No recordaba los pasos previos que la habían conducido a la primera estantería y a empezar a poseer, pero el hecho era que tenía una mano sujetando uno de los tomos. Su parte racional vetó aquel impulso, aunque su tiempo le costó en hacerlo, y volvió a depositar el libro en su sitio recordándose que era una invitada poco conocida y no debía de abusar de la débil confianza que poseían para con las gentes de Ravengro en general y el padre Grimburrow en particular.

Volvió a la escena que comentaba el padre Grimburrow justo cuando hacía referencia a espíritus atormentados, y ya fuese con la intención de apartar la atención de la acción que acababa de realizar, o bien por una luz que se había hecho en su cerebro ante la posibilidad comentada por el padre Grimburrow, ..., o en el fondo una combinación de ambas, comentó acto seguido:

- Quiere insinuar que algún espíritu de la antigua prisión se está vengando de las gentes de Ravengro?

El padre Grimburrow miró atentamente a la hechicera cambiante. Al parecer la incisiva muchacha no se había perdido entre sus ambiguas divagaciones. Quizás su afirmación era demasiado arriesgada, pero se basaba por ende en una vida llena de experiencia y conocimiento.

- Supongamos que eso es lo que quiero hacerles entender, pero... Cuando llegué a Ravengro, era tan sólo un joven, con lo que desconozco a ciencia cierta la verdadera historia de lo acaecido durante aquel incendio. Tampoco sabría decirles si entre sus paredes se encerraba algún criminal susceptible de... ¡¡Convertirse en un fantasma!!- dijo de forma tan clara y aséptica que daba incluso miedo.

- Esta biblioteca ya se hallaba aquí cuando yo llegué. El hermano Wollen, el anterior sacerdote del Templo me dijo que aquí se conglomera multitud de registros y textos de la época de la fundación de Ravengro y Harrowstone.- Inspiró durante unos segundos. - Tal vez aquí puedan encontrar más hilos para unir.- volviendo a emerger un rostro seco, hosco y austero -... Aunque debo informarles, que hago con ustedes dicha excepción por contar con la ayuda de un hermano de fe.-  Tras decir esto, volvió a dirigirse hacia el glifo transporte con intención de dejar al grupo en dicho reducto de sabiduría, pero antes de desvanecerse, la voz vigorosa de Vauram Grimburrow tornó a resonar a modo de consejo - Mediten lo que les he dicho.

En las inmensidades de aquel lugar, plagado de saber y de ciencia, Erodel se sentía perdido. Nunca en su vida había visto tamaña colección de libros, y las estanterias que se alzaban y cubrían la totalidad de su visión se le antojaban un bosque frondoso y enmarañado donde uno podia desaparecer. Una ínfima parte de su mente le dijo que no era la primera vez que estaba en un lugar semejante. Aunque ese pequeño recordatorio apenas produjo efecto alguno en él. Lo que si produjo era una extraña sensación de sofoco y aprisionamiento, y sin poder remediarlo, el niño se desembarazó de su capa e incluso comenzó el rutinario proceder de quitarse su armadura ligera. Una vez en mangas de camisa, suspiró algo más aliviado, y mirando a sus sabios compadres, Ishaya y Lyria, exclamó:

- Que es lo que tenemos que buscar...? - acompañando las palabras con una franca sonrisa.

Quizás fue aquel sofoco, o quizas fue una fuerza mayor lo que hizo que aquello que siempre llevaba oculto a ojos de todos se deslizara con malicia entre los cordeles de su camisa. El caso es que aquel tesoro suyo, anónimo a todos, incluso a él mismo, se dejó ver.

A Lyria le temblaron las piernas ante la invitación del padre Grimburrow y, aunque era consciente de las implicaciones de sus palabras y de la advertencia de que, gracias a Ishaya, tenían permiso para consultar aquella biblioteca, se dirigió sin prestar mucha atención al resto de sus hermanos. El tiempo apremiaba ...., pero aún así llegó a escuchar al joven Erodel, y planteó sus pensamientos en voz alta mientras ojeaba los tomos en las estanterías:

 - Por lo pronto, me centraría en obtener una lista de los prisioneros de Harrowstone, y también de los habitantes de Ravengro. Con especial énfasis en encontrar si ha habido algún mago.

Lyria terminó de seleccionar uno de los libros de una estantería y se volvió. Al hacerlo se percató del curioso colgante de Erodel, y con sonrisa maliciosa añadió:

- Bonito colgante Erodel. Aparte de ser mágico, quieres compartir alguna explicación con nosotros sobre este?

El niño se quedó estupefacto...ni se había percatado del que su colgante estaba a la vista. Tras la pregunta de Lyria, Erodel balbuceó, como no sabiendo que decir...pero al final, optó por la verdad, al menos, la que el conocía...o recordaba.

- Pues...ignoraba que fuese mágico...lo llevo conmigo desde que puedo recordar...no se de dónde ha salido, ni quién me lo dió, ni siquiera si significa algo el que lo posea...está conmigo...desde siempre...

ALGO en su mente se revolvió, y empezó a desatar sentimientos extraños en el niño de pelo de fuego. No sabía que era, pero aquel algo hizo que se tambalease ligeramnete, y tuviese que recurrir al apoyo de una de las estanterías para no caer...