Partida Rol por web

La hermosa luna llena iluminaba las zonas oscuras de aquel paisaje tan desolador. Frías y ligeras gotas de lluvia comenzaban a descender del cielo, un agua refrescante que fortaleció vuestra alma y espíritu, sin embargo, el estruendo provocado por los relámpagos que se formaban en el cielo poco a poco inquietaban más el ambiente.

Los peldaños, ahora algo resbaladizos por el agua, seguían dictando vuestro camino hasta el gran torreón, sabíais que allí era el único lugar lo suficientemente alejado de un extraño para retener a alguien o esconderse.

Como si fuese obra del destino, entre esos peldaños escurridizos los caminos de los valientes héroes se cruzaron, rumbos que anteriormente parecían divididos consiguieron unirse con un propósito común.

-Señor Roblesronchas!- Richelle aplaudió con emoción cuando se encontraron nuevamente con el campesino, tan emocionada que tiró fuertemente del brazo de Alexander, para salir corriendo al encuentro del campesino.

-No sabe señor Roblesronchas!!, encontramos a su esposa!, está a salvo!, la ayudamos a salir del castillo y ahora está a salvo!, cuando esto termine podrá volver a verla de nuevo!.- exclamó Richelle tan emocionada que parecía una niña con juguete nuevo.

Luego recordó donde se encontraban, extendió su mano y añadió con gravedad.-El debe estar ahí...no creo que las cosas se pongan bonitas apartir de ahora...no quiero ser muy pesimista pero...por si las moscas, ya he encomendado mi alma al altísimo...Y si por alguna razón, me transformo en algun engendro demoniaco...no duden en acabar conmigo.-añadió con fria seriedad a sus ultimas palabras. Tembló mientras la lluvia fría la mojaba, y dio gracias al cielo, porque con ese temblor provocado por el frio de la lluvia, ocultó el suyo propio, producido por el temor y la incertidumbre.

La silueta de la joven Richelle  es lo primero que distingue a la luz de la luna, le escucha decir algo sobre su esposa que le sobresalta de emoción el corazón. -¡Está viva!... Esta maldad tiene que acabar esta noche.- La lluvia regresa como una maldición y la chica señala el lugar donde se encuentra la causa de toda esta terrible pesadilla. Le sonrío a la hermana de la naturaleza, en verdad los extrañé.

-En verdad me alegro de verlos vivos nuevamente, yo tuve un misterioso encuentro con el hombre encapuchado que vimos en la entrada, su nombre es Alucard y es el heredero de este lugar maldito, él se ha rebelado en contra de su padre y su legado, sólo tendremos una oportunidad de acabar con su terrible maldad, aprendí que debemos estar unidos para poder derrocar a Drácula y toda su legión de demonios...- Me descuelgo el hacha y me aferro al mango. -No los volveré a abandonar por más dudas que se crucen en mi mente, creo controlar este cambio que he tenido.-

Mientras avanzabamos peldaño a peldaño una silueta se formaba a lo lejos, Afortunadamente para nosotros esa forma pertenecia a nuestro compañero Ellian, el muy bastardo seguía vivo y con el control de aquella cosa que lo aquejaba -HA HA HA, sabia que eras un hueso duro de roer Robleverde- reí alegremente por volver a ver a nuestro amigo sabiendo que si terminabamos esta travesía él volvería a los brazos de su amada.
-Bueno amigos, iniciamos esto juntos y es así como lo terminaremos- le dije a los dos, el momento de la alegría ya había pasado ahora debíamos seguir luchando, si lo que Ellian decía era verdad y ese sujeto era quien decia ser, entonces tal vez, sólo tal vez la balanza estaba un poco a nuestro favor y con esa idea apreté el látigo que estaba en mis manos y seguí subiendo los peldaños.

Apresurasteis el paso, con la impaciencia de saber que no teníais ni un momento que perder. A lo lejos, cerca del final de los peldaños, creíste ver algo. Se trataba de dos figuras. Una de ellas estaba al igual que ustedes sobre las escaleras, pero en cambio, había otra flotando, que era bastante más grande ¿se trataba de Drácula? Era ahora o nunca, ¡había que darse prisa!

Os acercasteis sin ningún pudor a ser detectados, ¡Erais aquellos que iban a derrotar al mal! el sigilo era para los débiles. Parecía que las dos figuras estaban manteniendo una calurosa discusión, o al menos hasta donde podíais escuchar el tono era bastante violento.

Cuando finalmente estuvisteis lo suficientemente cerca, visteis a Alucard blandiendo un estoque y mandando una feroz mirada a la criatura flotante, ¿cómo había podido llegar vuestro aliado tan rápido? eso demostraba que poseía habilidades dignas de ser parte del linaje del príncipe de las tinieblas.

Una malvada carcajada fue la que hizo que prestarais plena atención a la figura flotante, no necesitasteis demasiado tiempo para daros cuenta de la envergadura del enemigo que había delante...

Alucard intentaba seguir el camino hacia el torreón, pero aquella criatura se interponía.

- ¡Muerte! No podrás conseguir tu propósito, aún mi padre no ha resucitado, puedo sentirlo, estoy a tiempo para detenerlo, vuelve al infierno desde donde controlas a tus títeres -

Muerte comenzó a reirse

- Tu mitad humana te ha vuelto débil, no mereces llevar la sangre del príncipe de las tinieblas Adrian - de la nada, Muerte materializó una enorme guadaña hecha de hueso y metal, la cual brillaba con un resplandor oscuro que helaba la sangre.

- El ritual está a punto de completarse, has fracasado de nuevo, ni tú, ni aquellos que se creen capaces de detener a mi señor lograrán cumplir su objetivo, yo me encargaré personalmente de cosechar sus almas -

En tan solo unos instantes, visteis como Alucard se abalanzó contra Muerte, ambos emprendieron una ruidosa lucha donde el metal del estoque y el hueso de la guadaña chocaban una y otra vez con gran furia. Parecía que Alucard, vuestro aliado, estaba luchando contra el sirviente más leal y mortífero de Drácula.

Al avanzar observo a Alucard peleando con el más fiel sirviente de Drácula, La Muerte. Sin pensarlo dos veces me adelanto a mis compañeros y les grito mientras corro de lleno hacia la batalla con los brazos cruzados al frente y tratando de concentrar mi furia.

-¡AVANCEN AL TORREÓN!... ¡LOS ALCANZARÉ MÁS TARDE!!!...-

Me dejo llevar por mis más profundos instintos liberando a la bestia que hay dentro de mí.

-¡LO SIENTO AMIGO!... ¡ESTÁ VEZ IREMOS TODOS JUNTOS!.. , me lancé hacia aquel enemigo en ayuda de nuestro nuevo aliado, aquel antiguo aliado de mi familia decía que juntos podíamos vencer, entonces está era una buena oportunidad de probar si era verdad.
Podía sentir como las gotas de lluvia chocaban contra mi cara mientras corría hacia el enemigo, el látigo seguía en mis manos, tenso y listo para el ataque, al frente mío podía ver a Ellian y atrás de mi a Richelle, estábamos listos para derrotar a la muerte.

Richelle se emocionó cuando escuchó el nombre de Alucard su madre le habia contado leyendas respecto al supuesto hijo de Drácula.

Fué entonces que lo vió luchando a lo lejos, nada más y nada menos que con la mismísima muerte, que ese ser estuviera del lado del principe de las tinieblas solo sirvió para confirmarle a Richelle que los poderes de Drácula eran cosa sería y que no debían ser tomados a la ligera.

Richelle corrió en silencio detrás de Ellian y Alexander, por fin recordaba su apellido " Robleverde", confiaba en que esta vez no se le olvidara, como le pasaba siempre con los nombres de nuevos conocidos.

La muchacha extendió sus brazos, a los lados sin dejar de correr, como si estuviera formando una cruz, su cuerpo comenzó a volverse de un rojo intenso, y luego los extendió al frente de ella, el "rojo" de su cuerpo, se concentró en las manos de Richelle, formando una llamarada, mientras la chica exclamaba -AGUILA DE FUEGO- Con fuerza, una llamarada brotó de sus manos, la bola de fuego pasó justo en medio de Ellian y Alexander, y entonces se transformó en una majestuosa águila de tamaño real, formada completamente por llamas incandescentes de tonos rojos y dorados, que surcó el cielo nocturno, buscando impactar con sus garras y su pico flamígero, el cuerpo de la muerte, y de esta manera ayudar a Alucard.

Muerte empezó a reírse.

- ¡Aunque os reunáis un ejército no podréis contra mí, nunca completaréis vuestro objetivo! – El sirviente de Drácula se preparó para vuestro ataque, sin lugar a dudas iba a ser una batalla complicada.

En plena carrera la furia desatada hace que de mis manos se desplieguen unas poderosas garras y mis sentidos se agudicen lanzándome en un loco frenesí contra la muerte, delante de mis compañeros tratando de ayudar a Alucard a derrotar a ese poderoso enemigo.

Mientras cargo hacia el enemigo una ráfaga de fuego en forma de águila pasa a mi lado, solo una persona que conozco podría hacer algo así y para mi fortuna es una alida, a lo lejos frente a mi Ellia corre desesperadamente para atacar con sus manos desnudas, lo cual es raro para mi pues bien podría usar su hacha, cuando estoy lo suficientemente cerca del enemigo inicio el ataque con la maestría que sólo los Belmont tienen con el VampireKiller.

El águila de fuego surcó el cielo nocturno, fué el primer golpe que impactó de lleno sobre la muerte, las garras del animal, hicieron girones en el oscuro atuendo del infernal ser, mientras su pico lanzaba un chillido sonoro, las alas del animal batieron una, dos veces, y se transformó en una llamarada que produjo daño de fuego en el sirviente más leal de Drácula.

Ellian y Alexander lanzarón a la vez sus ataques, pero Richelle no se detuvo a observar lo que habia acontecido, pues en su cabeza, estaba repasando un nuevo conjuro para atacarlo en caso de ser necesario, los golpes provocados por Alexander y Ellian, impactaron a su vez en el cuerpo esquelético de la muerte, Richelle miró a Alucard, y luego a la muerte...no...no podía caer así de fácil.

La chica miró a su alrededor, como si estuviera esperando que algo más, un ataque devastador, o un sirviente imponente surgiera para ayudar a la muerte, después de todo, no se trataba de otro que la posiblemente, última linea de defensa antes de llegar con el señor y amo del castillo; Drácula.