Partida Rol por web

Los dos siervos del Pancreator parten junto con el capitán y otro de sus hombres.

Explorarán la parte superior de la nave.

Tras un corto tramo de escaleras avanzaron al nivel superior. Nivel 27, rezaba una placa junto al ascensor.

La disposición del rellano era exactamente la misma que la inferior. El ascensor dominaba la sala y una válvula de apertura automática daba acceso al resto del nivel. La luz que indicaba el funcionamiento de la válvula estaba apagada.

El capitán avanzó hacia ella y liberó la manija de emergencia de la válvula. Tras la liberación del gas, la válvula se abrió lo suficiente para poder meter la mano en su interior. Sin esfuerzo, el capitán abrió lo suficiente la misma para poder entrar a su través.

Nada más cruzarla, a la derecha un gran cartel avisaba de que se encontraban en la zona de mantenimiento.

—Vaya, hemos tenido suerte —dijo el capitán en tono burlón.

Delante, hasta donde alcanzaba la luz, se veía un largo pasillo. Salpicando los flancos del mismo múltiples vávulas protegían lo que parecían ser lugares de trabajo de los técnicos de mantenimiento de la gran nave.

Ilias entró en el pasillo en silencio, intentando maniobrar en el incomodo traje con las manos ocupadas sosteniendo su lanzallamas.

Observó el interior, después de unos segundos comentó ...

- ¿Suerte por? ¿Podremos activar el sistema de soporte vital desde aquí?

- Supongo que se refiere a que si estamos en la zona de mantenimiento habrá piezas de repuesto.- dijo Nicarius mirando alrededor con cierta desconfianza - ¿Qué aspecto tiene exactamente la pieza que buscamos? ¿Es grande? ¿Pequeña?

Permanecía a un par de pasos por detrás del avestita atento a cualquier movimiento. Pero ¿qué se iba a mover en aquella nave abandonada?

El capitán asintió y caminó unos pasos hacia adelante.

—Es un condensador del tamaño de un puño —contestó Jacob.

Continuaba caminando a lo largo de pasillo. Detrás de él los dos monjes caminaban alerta.

A ambos lados del pasillo se iban sucediendo diferentes talleres que el capitán pasaba por alto hasta llegar a una gran válvula que daba entrada a un almacén. El capitán la abrió.

El almacén estaba desordenado, grandes piezas estaban repartidas por el suelo.

El capitán entró desanimado al almacén y ambos monjes le siguieron. Una vez dentro comenzaron a oír unos golpes no muy fuertes pero continuos. Parece como si alguien estuviera golpeando algo. Una rápido vistazo con la mirada revela una puerta de cristal al fondo del almacén. Una sombra se recorta en su interior, ¿humanoide?

Cuando la linterna apunta sobre el cristal el ruido se hace más incesante, más presuroso.

El novicio no tardó ni un segundo en levantar su lanzallamas a la par que observaba en esa dirección con su mirada ferrea.

- Aguardad aquí, me acercaré yo a ver que o quien es ... -

Dichas las palabras avanzó lentamente y con precaución hacia el cristal para averiguar que estaba golpeando de forma tan incesante, mientras que por el comunicador se podía escuchar como lanzaba plegarias al Pancreator.

 Nicarius no tenía la menor intención de acercarse a aquella puerta, desde luego. Dejó que el avestita y su lanzallamas se adelantaran hacia aquella forma atrapada mientras preguntaba en un susurro por encima del capitán con un acercamiento innecesario dado que usaban intercomunicadores: 

- ¿Sabe... sabe algo de esta nave o este cementerio? ¿Hace cuanto que... que está aquí?

El capitán se encogió de hombros.

—He hecho cientos de veces esta ruta pero nunca he utilizado Madoc para algo más que para tomar la ruta de salto hacia Ligaheim. No se que nave es esta y cada vez dudo más que haya sido una buena idea buscar el condensador aquí.

Illias se acercó al cristal. Tras él una forma humanoide se recorta entre la sombra. La mirada del monje recorre la figura del ser de pies a cabeza lentamente. Una vez termina su inspección se detiene en el rostro. Alienígena, claramente alienígena pero ninguno conocido por la corta experiencia del Avestita.

Una vez frente al cristal, los golpes volvieron. Illias vuelve la mirada atrás. El sonido no es fácilmente localizable pero está seguro de que no proviene de detrás del cristal. La figura que descansa tras él está inmóvil, casi podría asegurar que disecada.

Nicarius intentó prestar atención al origen de los sonidos. Su curiosidad hizo que avanzara un poco hacia el interior de la habitación para contemplar, desde una prudencial distancia, la figura inerte tras el cristal.

- Vaya, eso está muerto ... el sonido no viene de aquí. - Dijo Ilias con cierto tono de preocupación.
- Como dijo un compañero mio en Estigma antes de ser devorado vivo, esto me da muy mal rollo.

Ilias dio la vuelta para intentar localizar el sonido mientras sostenía con fuerza su lanzallamas y entrecerraba los ojos.

La voz del magistrado a través del comunicador integrado en el traje resonó a la vez que las luces de la sala y del pasillo se encendían.

—Atención, capitán y compañía, ¿habéis oído el mensaje de "bienvenida"? Nos estamos dirigiendo hacia lo que, presumimos, lo que podría ser el origen del mensaje, una sala con una luz roja parpadeante y múltiples luces de color. El pasillo se ha iluminado. ¿Alguna noticia nueva o sugerencia?

Acto seguido una luz parpadeante se encendió tras el cristal. La luz de un tubo fluorescente iluminó la figura de un ser, perfectamente perceptible en ese momento

Iba vestido con un condecorado traje y una identificación colgaba de la solapa derecha: Sgto. Albtramm H'Row.

El gesto del capitán se tornó preocupado.

—Es un... Vau —acabó diciendo sorprendido.

El Avestita se acercó a la figura tras el cristal retirando lentamente el casco que proporcionaba el oxigeno. Algo había activado los sistemas de la nave incluyendo el soporte vital con lo que el monje pudo respirar sin él casco.

Lo que había tras el cristal era una reproducción, quizá en cera, de un sargento de algún cuerpo de la nave. No parecía estar herido, más bien parecía una reproducción homenaje a tal sargento.

El sonido seguía repicando desde algún lugar ilocalizable.

Ilias agarró su comunicador para hablarle al magistrado.

- Parece que hemos encontrado una estatua de homenaje a un sargento ... un tal, Albtramm H'Row. Aunque para ser sinceros no es un humano, la estatua se parece a la de un Vau. No se que puede significar esto. Por un lado dudaría que los Vau hayan perdido una nave aquí ... -

El novicio contempló la estatua mientras se formulaba preguntas mentalmente, luego continuó con el comunicador, recordando que había alguien al otro lado esperando que terminara de hablar.

- Quiero decir, supongo que los Vau tendrán su propio idioma y escritura ... escritura que yo no conozco, pero bien que puedo leer esta placa identificativa. - Ilias negó con la cabeza. - Bueno, nada olvidad la estatua. Sobre las luces, no, no hemos visto ninguna luz, ahora comprobaremos que hay por aquí aprovechando que habéis dado con la electricidad. Cambio y corto.-

Dejando el comunicador en paz, miro al capitán y le espetó - ¿Hay algo aquí que nos pueda servir? -

Nicarius añadió a su vez a través del comunicador:

- ¿A qué bienvenida os referís? ¿De qué habláis? 

Miró a su alrededor como si fuera la primera vez que veía la nave. ¿Era una construcción Vau? El sacerdote poco sabía de tecnología o de naves espaciales, mucho menos de los Vau, pero siempre había imaginado una nave Vau como algo totalmente distinto a lo que un humano diseñaría. En realidad, si era sincero consigo mismo, siempre había confundido a los Vau con los simbiontes, pensando que toda nave alienígena debería tener necesariamente algún componente orgánico. Para tranquilizarse a si mismo concluyó que aquella nave era humana. Quizás en algún Mundo Conocido los humanos y los Vau pudieran compartir filas.

Antes de que Nicarius emitiera el comunicador trasmitió la voz de Daynee.

—Ehm... Este... ¿Se me oye? Nosotros hemos encontrado un uniforme de ese mismo sargento, quizás tenga relación.

El capitán Moss escrutó la sala con cierta paciencia.

—Vamos, no hay nada aquí que pueda sernos util. Eso sólo es una estatua de cera y, sinceramente, si esto es una nave Vau... —dejó la frase en suspenso mientras se dirigía al pasillo—, además, ¿qué pintaría una estatua en un almacén?

Una vez en el pasillo el capitán señaló hacia su fondo.

—Mirad, ahí hay un terminal.

Al fondo del pasillo que señalaba una gran pantalla encendida presidía una habitación. Todas las válvulas de entrada estaba ahora encendidas y abiertas. Conforme la energía iba entrando en ellas se fueron cerrando una a una restableciendo su uso habitual.

Ilias se acerco al terminal buscando a su alrededor para no encontrar ninguna sorpresa desagradable. No obstante al llegar a ese se aparto ligeramente para que otro lo usara.

Las maquinas pensantes no eran lo suyo.