Partida Rol por web

Subieron la escalera hasta que subieron los cinco niveles que anteriormente habían descendido. Cerrando el grupo avanzaban Nicarius y Limper Semperius quien perdía sangre lentamente conforme avanzaban el camino.

Más de una vez tuvieron que parar para que el Hermano de Batalla recuperara algo de fuerzas. Los 5 hombres que seguían al grupo les instaban al movimiento a cada momento.

Caminaron lentamente a lo largo del pasillo que conformaba el quinto nivel hasta llegar a una válvula iris que el piloto abrió con una tarjeta.

—Adelante caballeros... y señorita, pronto vendrán a entrevistarles —dijo el capitán con cierta sorna—. Intenten descansar.

Ilias siguió el séquito en silencio, clavando su mirada en Jacob.

 Nicarius ni siquiera miró a sus captores. Ayudó a Limper a entrar en la sala que, al parecer, sería su celda durante el resto del viaje. Sentía un amargo sabor a fracaso en el alma, pero por el momento no podía hacer nada. Vive para ver otro día, se repetía mentalmente una y otra vez.

- Deberían darnos un botiquín o algo para tratar esta herida.- dijo ayudando a sentarse al Hermano de Batalla - Ya tienen lo que querían, no veo motivos para manchar con más muertes su robo.- recalcó con fuerte desprecio esta última palabra.

Ilias continuaba en silencio, observando que hacían y decían.

-Soy hombre muerto -sentenció el magistrado- si no consigo recuperar esa estatua soy hombre muerto. ¡Quiere abrirla! ¡Está loco! No entiendo nada... Esto no debería estar pasando... -casi gimoteó el cara gris, evidentemente afectado por los hechos. La situación se le había escapado de las manos y eso le trastocaba sobremanera. Justo entonces, en ese mismo momento, no parecía el más capacitado para dirigir una huída, no en ese estado. 

El grupo liderado por el otrora capitán Moss se alejaba cuando Nicarius les reclamó el botiquín.

—Tranquilo, joven novicio. Un par de sus rezos serán suficientes para mantenerle con vida hasta que vengan a por ustedes —dijo con evidente ironía.

Jacob Moss se perdió tras la válvula iris y ésta dejó de estar en funcionamiento en pocos instantes.

El monje recostó la cabeza contra la pared. Se encontraba sentado en el suelo con la cabeza ahora apoyada contra la pared.

—¿Por qué le importa tanto esa estatua Magistrado? —dijo el monje sufriendo por cada una de sus palabras.

Quedó a la espera de la respuesta del magistrado unos instantes antes de volver a hablar.

—No sufras por ello, las cosas serán como tienen que ser, confía en el Pancreator.

Ilias observo como el capitán se marchaba.

-Son gente extraña, no nos han quitado las armas ... quizá la próxima vez que abran la escotilla les tendremos que recibir con un cálido abrazo. - Dijo con cierto resquemor.

Una vez se fue el capitán, Daynee se acercó a la válvula iris para examinarla, a lo mejor había alguna manera de abrirla, y no era la primera vez que estaba en esta situación, aunque no en una nave alienígena en la que pasaban cosas raras. O a lo mejor era todo un montaje. A saber.

-Tenemos que salir de aquí, yo paso de que me interroguen. Y deja ya de lloriquear, magistrado, y mira a ver si hay algo en este sitio para ayudarnos.

- ¿Qué sabéis de esa estatua? ¿Y qué tiene que ver con nosotros?

Nicarius estaba cada vez más confundido. ¡Tantas casualidades seguidas no podían ser sino obra del Pancreator! ¡Y no podía creer que el Pancreator tejiera ese hilo sólo para acabar con sus vidas sin razón alguna!

-Esa estatua no es una estatua, es una especie de sarcófago. Podría contener cualquier cosa, desde un alienígena tremendamente antiguo a cualquier cachivache tecnológico increíblemente valioso. Bueno, el alienígena también tendría un precio bastante interesante en los círculos adecuados. Yo tenía que asegurarme de que llegara a su destino, a manos de un noble. Mi carrera profesional dependía de ello. Hubiera sido un empujón a mi carrera, lo hubiera sido... -el magistrado ya no gimoteaba, pero con cada palabra que pronunciaba, se distanciaba un poquito más de la realidad, o tal vez se derrumbaba otro poco.

Nicarius miró ahora hacia el Hermano de Batalla:

- ¿Y nuestra misión? ¿Qué tenía que ver con la estatua? ¿A quién tenías que llevarle el contenido si lograbas abrirla?

Cada vez estaba más confundido.

Ilias examinó la habitación-celda en la que estaban.

¿Era realmente una habitación creada a estos menesteres o parecía mas bien un lugar improvisado? Si fuera el segundo caso, quizá tuviera túneles de ventilación o mantenimiento por donde escaparse.

En todo caso esperaba que Daynee trasteara con la puerta, preparando su lanzallamas para que si alguien quisiera entrar, se topara con una oleada de fuego purificadora.

Ilias examinó la estancia. No parecía ser una celda. Un camastro en un rincón de la misma acompañado de un armario de pequeño tamaño podía hacer pensar que la habitación se utilizaba para transportar viajeros que no pudieran costearse un mejor pasaje o incluso para el servicio.

No había ninguna salida salvo la taponada por la ahora inerte válvula iris..

Limper alargó la mano hacia el novicio eskatónico pidiéndole ayuda para levantarse.

—Ayúdame Nicarius, estaré más cómodo en la cama.

Ayudado por Nicarius, el hermano de batalla se recostó en el camastro y presionó su herida para que dejara de sangrar.

—Le han contado la mitad de la historia, señor Cestmir. Efectivamente la estatua no es una simple estatua y como bien dice, alberga algo en su interior. Varios sacerdotes eskatónicos desarrollaron un importante hallazgo alquímico en el mundo de Pentateuco. Se trata de un fluido de importantes propiedades. La más importante de ellas es que es capaz de consumir cualquier tipo de carne corrompida por la maldita simbiosis de los Simbiontes.

»Como se pueden imaginar ese fluido se puede convertir en una importante arma contra estas formas de vida pero el precio a pagar es muy elevado por la rareza de los ingredientes implicados en su elaboración. Mientras se encontraba una forma de abaratar costes la muestra se puso a buen recaudo, pero no debió ser éste tan bueno. Éste fluido tiene también las propiedades de los superfluídos* lo cual hace que sea extremadamente útil para ciertos usos de alta tecnología.

»Pese al intento de silenciar el descubrimiento la noticia se filtro y meses después los monjes sufrieron un ataque que acabó por arrebatarles la sustancia. Poco después se supo que un grupo de ingenieros había sacado la sustancia de Pentateuco oculta en los pies de una estatua. Su estatua señor Cestmir.

El monje torció el gesto mostrando la evidente molestia que le causaba la herida. Poco después continuó hablando.

—Para silenciar la pista crearon una estatua similar donde escondieron la llave que abría ésta. El grupo de eskatónicos me confiaron la tarea de recuperar el fluido pero fallé, en cierto modo. Encontré la estatua equivocada. Teníamos la llave pero no la estatua que albergaba el fluido.

»Continuamos rastreando la otra estatua hasta que encontramos una pista. Un importante noble al-Malik había adquirido una estatua de características similares a la que buscábamos en una subasta. Nuevamente se me confió a mi su seguimiento pero para más seguridad los sacerdotes eskatónicos guardaron la llave en un caja y la mandaron por otro camino hacia el mismo destino. El portador de esa caja resultaste ser tú, Nicarius. Nunca se te contó la historia porque se creyó más seguro para ti.

»En Madoc yo debía interceptar la estatua, recuperar el fluido y esperar tu llegada para devolverlo a tu orden. Pero una vez más fracasé. Afortunadamente el Pancreator ha unido nuestros caminos y ahora tenemos una posibilidad.

Ilias escuchó la charla del otro monje en silencio y consternación. Cuando terminó tuvo que preguntar.

-Cuando dices que puede consumir la carne corrupta ... ¿te refieres a purificarla o destruirla del todo?-

El monje asintió un par de veces cerrando los ojos a la par.

—Primeramente destruirla pero la posibilidad de purificarla está muy presente.

Daynee escuchaba a medias la conversación que se desarrollaba a sus espaldas, mientras seguía examinando la válvula iris y si había alguna consola o lo que fuera para intentar abrirla.

-¿Alguna otra salida?

Igualmente, eso de la estatua, con eso en su interior no era demasiado de su incumbencia, ella lo que quería era salir de ese camarote y salir de esa nave y llegar a algún sitio donde volver a empezar.