Partida Rol por web

Tienes razon James esto no es una ciudad sino una casa de putas, lo que me he enterado yo, es que aqui debe de haber unos 30 Eliseos, que hace un año que no se ve a Lodin y que para encontrarle tenemos que hablar con un tal o una tal Neally, pero no sabian donde decirme que esta, para ello tenemos que buscar a un tal Horacio en un lugar llamado " La cueva "

James resopló. Yo lo único que sé es que un grupo de vampiros "anti-Lodin se van a reunir en una fábrica de cerveza y que tal vez podamos sacar algo de información allí. Si vamos de parte del punkarra creo que nos dejarán entrar. La reunión es esta misma noche. Girándose hacia Sebastian. ¿Y tú qué nos cuentas, Sebastian? El semblante de James era serio, no le hacía ninguna gracia la dificultad para encontrar al príncipe, no tenía sentido.

No ellas no saben nadas. Sonríe con malicia, mientras sigue jugado con tu cuello y susurrándote al oído.  Aun pueden comer ajo sin dificultades. Era un chiste bastante malo y la chica se da cuenta enseguida trata rectificar con algo de información. Brennon no está hoy, ayer estaba demasiado preocupado para prestarme atención, estaba hablando de un príncipe y de que este no había llegado a una reunión muy importante. Mortecina se levanta y te coge de la mano. Ven, quiero enseñarte algo. Dice mientras te guiña un ojo y te señala el baño. El grupillo de góticas sonríe maliciosamente, menos Pechugela que pone cara de envidia. Parece que Mortecina ha pillado cacho rápidamente y ella lleva varias noches de ayuno. Al ver que dudas un poco Mortecina vuelve a inclinarse sobre ti. Ya te he dado algo, ahora dame algo de placer.

En la barra ya se ha reunido de nuevo la extraña cuadrilla que habla animadamente. Solo falta uno, Resse. El Chico rubio se encuentra atrapado en los brazos de una de las chicas góticas que está colgada de su cuello, la chica es bastante escuálida y alta vestida con un sencillo traje negro y una boa de plumas rojas. La chica se levanta del reservado sujetando la mano de Resse y le indica que le siga. ¡Parece que Resse ha triunfado esta noche!

Por lo demás el Succubus Club sigue tranquilo, los roqueros siguen hablando en su reservado; las góticas que quedan en el reservado  han cambiado de objetivo y se fijan ahora descaradamente en Sebastián, ya que Thomas no les ha hecho caso; y del reservado de abogados se levanta dos hombres bastante ebrios que se dirigen al servicio.

Reese se deja llevar por la chica, aunque antes le indica con un "dame dos segundos" que le deje acercarse a la barra. No hace por separarla ni evitar que oiga lo que le transmite a sus compañeros, aunque se preocupa de que ni el camarero ni cualquier otro cliente esté lo bastante cerca para oirle. 

-Brennon no está hoy, parece ser que ayer se quejo de que un príncipe no acudió a una reunión, supongo que se referiría al nuestro. Me imagino que esta gente debía estar esperando que se dejara traer de la oreja por la parisina en vez de mandarles una carta. Ahora voy a pagarle a esta belleza la información. Por cierto sus amigas no saben nada del tema colmillos.

Con el deber cumplido, puede dedicarse al placer. Agarra a la chica por la cintura y avanzan juntos hacia el baño. Que conste que a él le parece una guarrada pudiendo alquilar un cuarto en un motel. Pero es ella la que ha elegido el sitio, él no iba a ponerle pegas. No seria ni su primera ni su ultima vez, aunque le parecía muy de adolescente. -Tienes que pasártelo pipa cada vez que tus amigas hablen de leyendas de vampiros y del edward culen ese y tú sabiendo la verdad sobre el tema.- Le susurra mientras avanzan.

Cuando entran, cierra el pestillo a la vez que abre la boca para enseñarle como sus colmillos emergen. De repente entiende por que está tan caliente: de normal las seduce con promesas de sexo y luego a escondidas les mordía, preocupado por que no le vieran los colmillos antes de tiempo, por que el éxtasis del beso las hiciera no resistirse y olvidar lo sucedido. Con esta tipa era todo lo contrario, venia buscando los colmillos, no tenia que disimular nada, ni preocuparse por no dejar una gota de sangre en su vestido. 

No iba a tragar cuatro sorbos a escondidas, iba a recrearse, a clavar colmillos y cerrar la herida con su saliva una y otra vez, a arañar despacio su piel con ellos. Ella los buscaría con su lengua y, lejos de escandalizarse, lo harían sentir deseado tal cual es. 

Había algo enfermizo en su adicción al éxtasis del beso, pero era un fetiche como otro cualquiera y muy a tono con su fetiche de clavarle los colmillos a chicas atractivas.

¿Solo mordiscos o también sexo? le pregunta antes de acercarse a ella con intenciones lujuriosas y alimenticias. 

Mortecina sonríe ante el comentario de Edward Culen y se deja conducir hasta el servicio. En el servicio de hombres está ocupada parece que los dos hombres trajeados que entraron antes se lo están pasando en grande. El sexo eta bien, pero ahora no es necesario. Solo muérdeme…. Dice una voz rota por el placer, cuando los colmillos rompen su pálida piel la mujer se sume en un estasis de placer.

Después del rápido “revolcón” Mortecina se alisa el vestido y se despide, luego camina con una sonrisa de felicidad al reservado donde el resto de sus amigas la reciben con gritos de euforia.

Resse está decepcionado, su presunto putón ha resultado ser una mojigata. Este trago había sido el equivalente en alimentación a un polvo con la luz apagada en la postura del misionero. Ni se ha dejado arañar con los colmillos, ni le ha mostrado más piel que su cuello lechoso. Efectivamente había algo sucio en su adicción al mordisco. No era un fetiche, como quien le gustan las esposas o el cuero, era una adicción como quien calienta crak en una cucharilla con un mechero mientras los hijos lloran de hambre. Y él era el crack, un gramo anónimo igual que el siguiente y el anterior. Un trámite que su mente enferma requería para seguir funcionando, no un vicio que disfrutar.

Le sonríe mientras ella se arregla su bufanda de plumas rojas y se despide. Lo que no llega a ver es que, cuando sale del baño, Reese escupe una bola de sangre en el lavabo. No quería formar parte de eso. ¿Qué estaban haciendo con los humanos que se acercaban a ellos? muñecos y ghouls. Solo sale cuando el agua se ha llevado la sangre por el desague y se ha refrescado la cara y la nuca un poco. ¿Debería denunciarse a sí mismo y a su especie a la DEA? No iba a hacerlo, pero ¿Debería?

Después del rápido “revolcón” la chica se alisa el vestido cuando sale del baño, luego camina con una sonrisa de felicidad al reservado donde el resto de sus amigas la reciben con gritos de euforia. Resse sale a continuación y se reúne  con el grupo cerca de la barra, ya están todos juntos ahora hay que decidir cuál sería el siguiente paso. Parecía que encontrar a Lodin no iba a ser una tarea fácil.

Reese intenta esquivar el contacto ocular con la manada de goticas mientras se acerca a sus compañeros. -¿Alguna conclusión brillante en mi ausencia? El dueño de este bar, el tal Brennon, es uno de los nuestros. Quizá el camarero acepte un billete a cambio de llamar a su jefe o se pliegue a una orden como solo tú sabes darlas (añade mirando a Sebastián). Si no es el caso puedo llamar a la comisaria para intentar lograrlo. Posiblemente nos lleve toda la noche. Supongo que entre el telefono del bar y el telefono personal del vampiro habrá algun cortafuegos, el típico mando intermedio que tiene que decidir si un asunto es lo suficientemente importante como para molestar al jefe o no.

Por cierto deberíamos ir comprobando si el Hostal Ito tiene los baños de las habitaciones sin ventanas al exterior*.  

El revolcón con la gótica parecía haber confundido un poco a Resse. El mismo había dicho antes que Brennon, el dueño del local, no estaba y una sencilla pregunta al camarero lo confirmo. Brennon no iba a pasar en toda la noche por el Sucubbus club.

Rápidamente todos se ponen al día de la información obtenida en el club. Entrevistarse con Lodin iba a ser mucho más complicado de lo que parecía en un momento, la ciudad tenía al menos 20 elíseos y el príncipe solo acostumbraba a reunirse con los antiguos de la ciudad. Esa era la parte negativa, la misión no iba a ser llamar a una puerta y entregar la carta. Por otro lado había dos sitios donde obtener información sobre donde encontrar a Lodin.

Uno era The cave (la cueva) un bar donde esta Horacio, un tipo que os dirá donde encontrar a Nelly, y este tal Nelly os pondrá en contacto con el príncipe. El camarero os informa que “La cueva” es un antro pequeño y sucio que se encuentra unas tres o cuatro manzanas al sur del Sucubbus club.

La otra era la abandonada fábrica de cerveza North Clark donde se iba a producir una reunión de “vampiros-que-aman-a-Lodin” esta misma noche dentro de unas horas.

Al mencionar la fabrica de cervezas recuerdas algo:

El viento aullaba con fuerza en el interior de la nave industrial, el aire arrastraba algunas hojas de periódico. Con cuidado avanzas por la gran nave, la desconfianza de años de servicio. Avanzas hasta que empiezas a oír unas voces, reconoces la inconfundible voz de Juggler y otra infantil. Llegas hasta una gran sala en la pared hay un grafiti de principiante, solo una frase escrita, aunque el diseño es muy sencillo en la distribución de las palabras y en la formas de la letras hay algo de belleza. El mensaje dice.

La antorcha ya no puede ser mía por más tiempo, si la deseas, ven a mí.

Allicia.

Junto al grafiti, puede que contemplándolo, hay dos figuras una grande y musculada que corresponde a  Juggler y al lado otra más pequeña que corresponde a un niño de unos 14 años, el chico va vestido con ropa cara pero conjuntada de forma caprichosa dándole un aspecto mas infantil.

Recuerda, el día de año nuevo quiero una fiesta en la fábrica de cervezas. Grita con su potente voz Juggler.

El chico se atusa el pelo con chulería, como si los gritos de vigorexico vampiro le hubieran despeinado. Descuida jefe, ¿cuándo te he fallado? ¡Nunca! ¿Verdad? Tendrás tu reunión. Luego te lanza una mirada de arriba abajo. Je, creo que tienes visita con tu nueva mascota. Nos vemos. El chico se aleja caminando por el almacén.

Bueno, yo quiero acabar cuanto antesconesta gilipollez de misión. Me voy a la cervecería. Si alguien se viene, bien. Si no, ya os llamaré cuando acabé. Entonces se apeó de labarra y se dirigió hacia la salida, algo despacioesperando aque suscompañerosrespondieran pero sin prestarles excesiva atención.

Yo también prefiero la fabrica de la cerveza- Exclamó Reese.- ¿alguien más viene? No iba a salir corriendo detrás del grafitero, si no que espera a ver si alguien se apunta o los otros tres van a la cueva.

Como la gótica que se parece a mi prima Elis no pare de mirarme le voy a arrancar la cabeza como quien descorcha el champan el día de noche buena- Piensa agobiado porque, de alguna manera, sospecha que está trasladando el mal rollo de mortecina a su amiga inocente.

Sebastian sonrió brevemente ante el comentario cómplice de Resse

Al ver que ya habían acabado de hablar caminó detrás del grafitero y el poli-porno con el semblante serio

-yo iré a la cueva...-hizo una pausa para añadir con un tono duro-necesito hablar con horacio para encontrar a Nelly, puede que tenga información de vital importancia para mi.

una vez salieron del local y pudieron hablar en un sitio con menos ruido...

-De momento es conveniente separarnos en dos grupos-miró a cada uno de los presentes-...dado que en la reunión "vote for Lodin"! habrán mas vastagos debéis ir tantear el terreno y ver que se cuece.

echó una ultima mirada a los presentes y se despidió para ir a su coche

-espero que la noche sea productiva para todos-dijo antes de meterse en el mercedes

Viendo que ir con Sebastian puede ser peligroso decido ir con el resto a la cerveceria.

He esperarme que voy con vosotros a la cerveceria

La calle estaba muy fría en comparación con el calor del interior del bar, y el viento os azota con fuerza en la cara. La resaca de la fiesta de noche vieja había hecho que las calles estuvieran bacías. El día de año nuevo no debería de aparecer en los calendarios era un día de tranquilidad, descanso y aspirinas para el dolor de cabeza. Era matemático, el champan siempre daba resaca.

Los grupos se habían formado por un lado iban James, Marcus y Resse; por otro lado solo iba Sebastián; y finalmente estaba Thomas que no se había decantado por ningún lugar y permanecía en el interior del bar. El nuevo estaba resultando ser un tipo bastante particular.

Sebastián no tenía ningún problema para moverse, tenía su flamante mercede y podría estamparlo apárcalo donde quisiera. El problema lo tenían James, Marcus y Resse, que solo contaban con la pequeña y destartalada moto de James para moverse. Tendrían que llamar a un taxi.

Todo el mundo se dividía en grupos, aunque parecía que Sebastian se iba a quedar muy sólo.
-Yo también iré a la cervecería, parece el camino más corto para acabar con ésto con cierta rapidez
Me daba igual a quien llevar, pero también sería bueno buscar un sitio en el que pasar el día.
-Antes de nada deberíamos buscar un refugio para pasar el día, no quiero que me pille el amanecer sin tenerlo claro.
Miré a todos los presentes buscando miradas cómplices.