Partida Rol por web

Menudo espectáculo, cada vez el estado de la gente era peor, pero como suelen decir, cada uno que se ocupe de su culo. No quería parecer grosero así que permanecí más bien al fondo de la caja.

Pero algo había llamado mi atención y la lástima no menguó mi instinto – Tened los ojos abiertos y no solo para mirar a los críos desnutridos – Y diciendo esto me coloqué un poco más hacía afuera de la caja, pero no en primera línea, me consideraba un hombre espabilado al igual que frío.

Vuelva al camino piloto -ordeno dentro de la caja del camión.

Quizás sí tenía que haber bajado a interrogar a alguno de los trabajadores.

Acaricio la cacha de mi pistola mientras observo como distraído lo que acontece a mi al rededor.

A pesar de la conminación de Grigor por volver al camino, no creo que sea tan fácil, la muchedumbre esta en aumento y los pequeños pasillos que son las calles del koljos lo convierten en un callejón sin salida, debajo de mi manta preparo mi arma corta, dispuesto a disparar quiera ser que no tenga que hacerlo, porque sino se abrira la puerta del infierno. Observo al resto de soldados, si alguno tiene intención de disparar le amonestare para que no lo haga, si es algún superior, entonces tendre que descargar mi arma contra la muchedumbre.

Petr, sintiéndose relativamente seguro dentro de la cabina, comprueba su arma con un gesto torcido mirando recelosamente por la ventanilla del camión.

El primer camión aminora y se para. El camino principal esta bloqueado por lo que solo hay otro posible que se introduce en el koljos. Intentáis que aparten las cosas que bloquean el paso de la carretera pero la gente se os acerca, cada vez más y de pronto se escucha un grito. Del camión B uno de los soldados ha sido arrastrado hacía la multitud mientras el resto de campesinos os arrojan cosas como piedras o intentan subir al camión. La situación os sorprende un tanto, aunque tal vez no igual a todos, pero esta claro que ahora mismo estáis siendo atacados.

La chispa ha saltado y de poco sirve la contención ahora mismo, tampoco querría que tuviesen algo contra mi por disparar antes de la orden de Grigor, pero no pienso dar mi vida por una muchedumbre enfurecida, por lo que saco mi arma y apunto, al resto de hombres les digo:- ¡Preparaos, no quiero suturar heridas antes de llegar a la central!- Y disparo contra el pueblerino que sepa con seguridad que intenta subir al camión.

¡Me caguen la madre patria!

No se bien lo que ha pasado en el camión de adelante, pero por el ruido... deduzco que nada bueno. Y aquí atrás las cosas no andan mucho mejor. Se va a liar se va a liar. ¿Qué cojones quieren? ¿Comida? Pues les tiramos un paquete o dos y que se peleen por los restos. Me giro para dar la orden. Pero el camarada Ivanovich decide que mejor ellos que nosotros y abre fuego. Así pues. No nos queda otra.

Desenfundo mi pistola y apunto antes de disparar. No hay prisa. Vamos soldados. ¡Que cada bala sea un muerto joder! La munición era cara. No había que desperdiciarla...

Si salia de esta tendría unas palabras con el camarada Ivanovich...

Dejé que los soldados tomasen posiciones mientras yo retrocedía hasta el fondo del cajón. Montad el arma pesada, vamos.

Será como practicar tiro al pato.

-Pero que......- reacciona Petr y casi de inmediato ordena al conductor -No se detenga! Si hay que aplastarlos se los aplasta!-

La situación se complico repentinamente, los camiones empezaron a ser asaltados por la gente del pueblo sin razón aparente. Quizás el hambre, quizás el frío... La verdad es que me importaba mas bien poco.

Como en toda situación de mínima tensión me entro el pánico. En cuanto veo el primer gesto de un altercado empiezo a sudar y a ponerme nervioso. Mire en todas direcciones intentando encontrar algo con lo que golpear a cualquiera que subiese al camión he intentase acercarse a mi mientras me retiraba al fondo de la caja esperando que cualquiera de los demás diese el primer paso en la multitud para seguirlo e intentar escapar.

Con los nervios que tenia fui incapaz de pronunciar palabra alguna y apenas podía balbucear mientras mi vista recorría todo cuanto podía ver.

Me esperaba algo, pero no un ataque de tal envergadura lo que hizo que en un primero momento no pudiese reaccionar.

- ¡Nos atacan! ¡Matadlos, disparad a matar! – Siempre tuve las claras en cuanto había que tomar una decisión, que fuesen civiles y famélicos me traía sin cuidado.

Saqué mi pistola reglamentaria Tulamash TT-33, me asegure que estuviese cargada, le quité el seguro y apunté al primero de los civiles que trataba de acercarse a nosotros.

La situación es comprometida. Pues al caos inicial se suman los primeros disparos desde el interior de los camiones lo que provoca que algunos soldados se aparten de la parte central y choquen unos con otros. Mientras tanto los aldeanos se abalanzan sobre los vehículos y el remolque armados con piedras, palos... y dientes.

Desde todas partes os llegan ruidos, voces y sonidos de todo tipo mientras intentáis organizaros. En el camión A las cosas han ido mejor, la voz familiar del teniente fyodorov ha permitido a sus hombres mantener el tipo y están montando la ametralladora aunque lo que haya detrás suya sea principalmente el camión B. Pero al menos los hombres se están apartando de la entrada y preparando sus armas para disparar. Al primero que ha intentado entrar le ha respondido el doctor vissarion con un disparo que le ha hecho cambiar de idea pero todos sabéis que volverán a intentarlo aprovechando su superioridad numérica.
Lamentablemente el camino por delante esta bloqueado por los atacantes y lo que sería el camino de salida esta bloqueado.

En el camión B es donde las cosas no han ido muy bien. Al hecho de que han cogido a uno de los soldados se añade que aquí no ha habido quien se haya impuesto como líder del grupo. Los soldados han quedado en su mayoría sorprendidos por el ataque y podéis ver como los aldeanos suben por el remolque con la intención de saltar al vehículo.
Al menos el soldado Yalenkskii ha sido el primero en reaccionar y ha golpeado con la culata de su fusil al primero que ha intentado entrar aquí.

Rapidamente me había formado en la cabeza el plan a seguir. Los primeros segundos eran decisivos o espantábamos la chusma con el miedo o lo que tocaría sería poner los pies el polvorosa. No era yo de huir, pero tenía que reconocer que un ataque de este tipo me había sorprendido.

Y para asustar no hay como el sonido de una detonación, tenía mi arma desenfundada y apuntando, disparé sin contemplaciones.

Me lleve las manos a la cabeza durante un segundo aclarando las ideas. Dirigí ambas manos al cinturón y desenfunde la pistola mientras pensaba en lo estúpido que había sido buscar un arma blanca teniendo mi fiel TT-33 a mano.

Busque con la mirada al objetivo que Triepinov intentaba alcanzar con su arma y abrí fuego hacia ese lugar para despejar mas rápido la misma zona.

​-Tenemos que salir de los camiones y alejarnos del pueblo... esto va a convertirse en una ratonera.

Desde luego en el momento de actuar no era demasiado bueno ni certero. Pero si que se me daba bien pensar con mente fria. Al menos, por ahora si.

Estamos en una situación peliaguda, aunque la rapidez con la que hemos sido capaces de actuar ha quitado bastante hierro, pronto los hombres tendrán la ametralladora cargada y dispuesta a repartir muerte, en tanto que otros hombres y yo cuidamos de que ningún lugareño se suba al camión. Apunto con mi arma con precisión, esperando al siguiente pueblerino que intente subirse y rezo para que el conductor sepa salir de este pequeño infierno.

Petr dio un vistazo a la parte trasera y comprobó aliviado que no sólo estaban bien, sino montando la ametralladora. Por su parte se aseguró de que las puertas estuviesen trabadas y volvió a ordenar al conductor que atropelle a todos los que se pongan delante del camión, pero que los saque de allí diciendo:

-No lo voy a repetir soldado. Aplaste a quien se ponga delante. Tenemos que abrir paso para que el camión que viene detrás pueda escapar.-

La situación era peliaguda. Mucho más para los del camión de atrás.

¿Que cojones pasa ahí adelante? ¡Por la Madre Patría! ¡Moved este trasto de una vez! -ordené sin dejar de mirar la turba que intentaba asaltarnos.

Sargento Blochinstev que sus hombres estén preparados.

Isakov, esa munición ¿a qué espera?

Soldado Chagan quiero esa ametralladora cantando pero ya. Fuego de supresión al rededor del camión B.

Había que conocer el nombre de tus hombres y sus habilidades. Eso siempre aumentaba el promedio de vida de un oficial en le frente.

Apuntó con detenimiento, apoyado contra el fondo del cajón para mantener el pulso. En cuanto tuviese un objetivo claro. Dispararía

Como suceden durante un tornado que cuando alcanzas el ojo del huracán vuelve la calma así fueron esos primeros instantes después de la primera oleada. Los lugareños tropezaban con los voluminosos camiones en su intento de acceder al interior de los mismos. Tanta gente se estorbaba y estaba claro que era un ataque no muy bien planeado. Las voces y gritos afuera daba a entender que nadie daba ordenes sino que la gente solo quería haceros daño, o robaros la comida, o puede que algo más retorcido. Cualquiera puede saber lo que pasa por la mente de una población a la que han diezmado al dejarla sin alimento ni casi opciones de supervivencia. Lo suyo era un ataque desesperado buscando sobrevivir pero también era un ataque poco preparado.

De pronto la gente empezó a asomar por la parte trasera del camión, era la primera oleada y se estrellaron contra la primera ráfaga de disparos. En cuanto los visteis entrar las armas de fuego entraron en acción. Armas de fuego, capaces de disparar munición a gran velocidad contra los palos y piedras con los que estaban armados los lugareños. La primera oleada fue poco efectiva, pero las armas necesitan recargar mientras que los aldeanos rusos solo tenían que entran apartando a los muertos. Y lo peor de todo es que los primeros muertos les servían de apoyo, a modo de escalera, para poder entrar más fácilmente al interior del camión.

Y entonces la ametralladora del camión A empezó a disparar. Los disparos lograron su objetivo y los aldeanos dejaron de asomarse además de alejarse del ángulo de disparo. Lo que le permitió al segundo vehículo un poco de tiempo extra para soportar la siguiente oleada.
Lamentablemente la munición de la ametralladora era limitada y al haberla montado precipitadamente esta se quedo atascada. Vuestra mayor potencia de fuego se había visto mermada muy pronto.

Mientras tanto, el soldado Nikolskii, el conductor del camión A siguió las ordenes del comisario Petrovich y giró la dirección del vehículo dando un fuerte acelerón al camión. Ese gesto provoco que vuestro camión GAZ-AA chocará contra los objetos que bloqueaban el camino. El paso seguía estando bloqueado pero el movimiento había conseguido crear una brecha en la encerrona y el camión B respondió acelerando marcha atrás de forma que pudiera coger ángulo para seguir al primer vehículo. Solo había que sobrevivir un poco más, a la segunda oleada de aldeanos desesperados.

Mi alivio duro tan poco como la carga de la ametralladora, nuestros chicos le ponen mucho espíritu, pero el material no ayuda precisamente, por lo que vuelvo a cargar mi pistola. No sin antes agarrarme ante el brusco movimiento del camión contra lo que ha debido de ser una barrera fabricada por manos inexpertas, si hubiese  sido cosa de militares estariamos en un buen apuro. Y con mi arma cargada disparo contra quien intente subir al camión.

La muchedumbre se había convertido en oleadas de... bestias, animales sin raciocinio. Yo por mi parte no iba a tener piedad con ellos, mi arma humeaba por mi reciente disparo.

Mientras los camiones me movían, tuve que sujetarle de donde pude para no caer cuando chocamos con algo, luego dimos marcha atrás. Desde el otro camión se oía una ametralladora repartiendo plomo.

Preparé mi arma y apunté a otro de los incautos que se pusiera en medio – ¡Disparar sin piedad, o ellos o nosotros!