Partida Rol por web

-Mierda. Tengo que aprender a ser paciente, me va a costar disfrutar la cena aunque sé que estará increible por mi infinita curiosidad, pero eh, en serio, esperar se me hace eterno. No tendría que haber preguntado, jajaja -Bromea Theo.

- Pues no esperemos más. Comamos rápido y vamos cuanto antes. Eso si, te recomiendo que estés preparado, para cualquier cosa que pudiera pasar.

Mientras Natalia y Hieronymus se marchaban con Lily, Mar se aproximó al barco que Natalia les había indicado. De entre todos los goblins que faenaban a su alrededor, destacaba uno especialmente pintoresco. Alto, fibroso, calvo, de piel oscura y orejas puntiagudas, iba vestido con ropas de colores chillones, un sobrero de ala ancha con penacho blanco, y un vistoso parche en el ojo. Había que reconocer que era atractivo, especialmente comparado con los demás hobgoblins que trabajaban a su alrededor. Por su actitud, de pie en medio de la zona de carga del barco y dando órdenes, parecía ser el responsable al cargo. Reparó enseguida en la presencia de Mar, y se giró hacia ella. Avanzó un una sonrisa amable y un caminar bastante teatral y ensayado.

- Vaya, vaya, vaya, ¿que tenemos aquí? ¿Una Perdida en busca de alguna aventura única para esta noche? ¿Un paseo por los Jardines Colgantes de Babilonia tal y como Nabucodonosor y su esposa hicieron hace miles de años? ¿Una puesta de tres soles en un paisaje imaginado por un pintor bajo los efectos del LSD? ¿O tal vez satisfaccer alguna fantasía más... íntima y tórrida? -sonrió pícaramente- Digame señorita, ¿como puedo ayudarle?

Miro al goblin de buena forma, la verdad es que era bastante atractivo y destacaba muchísimo entre los demás goblins, me acerco a el mientras observo como da ordenes a los demás, una vez este nota mi presencia también comienza a avanzar hacia mi, de una manera algo especial. Escucho sus palabras, directamente a los negocios, pero también flirteando a la vez como si fuese algo totalmente y natural y profesional. 

-Oh cierto, son piratas - Me recuerdo a mi misma, le dedico una sonrisa al capitán - Tal vez después podamos hablar de fantasías tórridas y candentes capitán - Comienzo a hablar - Pero primero tengo una consulta, verá, un amigo tiene un duelo onírico, y quiere algún medió de obtener una ventaja sobre su oponente para ganar, llegando aquí nos han recomendado hablar con usted, ya que parece un experto en dichas cosas. 

Hablo en tono de voz algo coqueta pero siendo bastante objetiva a la hora de expresar mis negocios. 

El capitán sonrió complacido ante las insinuaciones de Mar

- ¿Así que su amigo quiere obtener una pequeña ventaja en un duelo onírico, hmm? Creo que tengo algo que puede ayudarle

El hobgoblin se dirigió hacia unas cajas de mercancía y extrajo una pequeña bolsita de cuero de una de ellas. Abrió la bolsa y puso sobre su mano lo que parecía un fino polvo de color rojo óxido.

- Pétalos machacados de rosas recogidas en sueños. Ayudan a los soñadores lúcidos a modificar el sueño a su antojo; permitirá a su amigo luchar en un entorno más... favorable. Basta con aspirarlos antes de echarse a dormir, aunque tienen... efectos secundarios cuando el consumidor despierta.

Escucho las palabras del capitán con atención, después de todo son cosas importantes. Cuando termina de hablar asiento con la cabeza, y comienzo a pensar en ellas...

-¿Que clase de efectos secundarios capitán? - Pregunto con algo de intriga en la voz, tampoco quiero que hieronymus se muera o quede extraño para siempre por solo un duelo onírico, mejor que pierda nada mas o lo haga sin ventajas si es que la cosa es demasiado arriesgada, aunque claro, esa es decisión del, no mía. 

El capitán hizo un gesto condescendiente, como quitando importancia a lo que iba a decir

- Oh, nada severo, se lo garantizo. Puede que se sienta somnoliento durante un día o dos, e incluso que tenga alguna que otra alucinación menor y no sepa distinguir sueño de realidad, pero mientras mantenga la cabeza en su sitio, nada grave.

Miro al capitán y vuelvo a afirmar con mi cabeza.

-Esta bien - Me cruzo de brazos como si reflexionara al respecto - ¿Y cual sería el precio por estos pétalos machacados capitán? - Le miro con una pequeña sonrisa esperando su respuesta - Espero que no sea algo demasiado grande, y espero que Hieronymus no muera en este lugar, que sino todo esto será por nada. 

Aparto esos pensamientos de mi mente mientras espero su respuesta. 

- Primero tendré que saber quien pagará el precio, si usted o su amigo -comentó el Capitán con un tono socarrón

Miro al capitán y en realidad en eso tenía razón, por lo que veo mi compañero fue a no se donde y no se ni siquiera cuando volverá, porque espero que lo haga. Ya tendrá que ver como lo compensa. 

-Supongo que tendré que ser yo quien pague - Digo mirando a los ojos al capitán con una sonrisa levemente chula - Espero que eso no sea una complicación ¿No? - Suelto una risita - Asi que... ¿Cual es el preció capitán? 

Me quedo a la espera de la respuesta del hombre, esperando que los precios sean como los que me habían descritos, aparentemente sin sentido pero realizables, y no una forma casi imposible o demasiado sacrificada como me da la mala espina de este lugar, por maravilloso que sea y que mi curiosidad me provoque querer recorrerlo, mi sentido común me indica que quiero estar de vuelta en casa. 

- Bueno... Algo sin mucha importancia. Dinero no, desde luego; me gusta trabajar con mercancia. Un recuerdo positivo de alguien; no necesariamente alguien concreto, y tampoco un recuerdo especialmente poderoso. Una vieja fotografía de promoción, o un regalo de una ex-novia ya olvidada hace tiempo. Eso será suficiente.
 

Busco entre las cosas que ando trayendo ahora mismo, no he tenido ni una novia en lo personal, y lo mas parecido a un novio... un helado sentimiento incluso para mi recorre mi espina dorsal, pero lo aparto rápidamente. Quizás ande con alguna fotografía antigua de promoción o algo.