Partida Rol por web

Chaos Theory: OVERLOAD [+18]

- Acto I: Press Start to begin

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02/02/2022, 04:34
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo, siendo únicamente Yuki tu amigo más reciente y aun así él tampoco tenía tiempo todos los días para estar contigo. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, ya en casa sabías que te esperaba alguien especial.

  Tras salir, tomaste rumo a tu casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrada.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeña. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto inglés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los estudiantes de allí son muy abiertos y amigables... Son puras mentiras, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 15:54
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo, y peor aún eran esos que se dedicaban a molestarte en cuanto podían. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, y en casa no había mucho por hacer, al menos una vez estuvieses solo sabrías que tendrías alguien con quien hablar.

  Tras salir, tomaste rumo a tu casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrado.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeño. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto inglés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los estudiantes de allí son muy abiertos y amigables... Son puras mentiras, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 15:56
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo, lo que te obligaba a pasar el rato únicamente con tus amigos imaginarios. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, y en casa no había mucho por hacer, al menos conocías maneras de no aburrirte.

  Tras salir, tomaste rumo a tu casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrada, después de todo eras acompañada siempre por esos amigos que nadie más podía ver.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeña. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto japonés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los estudiantes de allí son muy abiertos y amigables... Son puras mentiras, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 15:58
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, pero ya en casa tendrías la tranquilidad para sumergirte en el mundo de los libros que tanto adorabas.

  Tras salir, tomaste rumo a tu casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrada.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeña. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto japonés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los estudiantes de allí son muy abiertos y amigables... Son puras mentiras, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 16:06
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, ya buscarías la manea de no aburrirte ahora.

  Tras salir, tomaste rumo a tu casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrada.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeño. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto japonés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los estudiantes de allí son muy abiertos y amigables... Son puras mentiras, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 16:07
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo, y que decir que la mayoría de maestros no se interesaban realmente por sus alumnos. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, había alguien esperándote en su colegio infantil que te alegraría el día.

  Tras salir, tomaste rumbo al colegio de tu hermanita para ir juntas a casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrada.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeña. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto japonés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los maestros de allí son muy atentos y amigables... Son puras mentiras de adultos, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 16:16
Director

 Era un día como cualquier otro en tu vida diaria: con cada día de asistir a clases sentías que eran más largas, sobre todo por como te ibas dando cuenta de que no había muchos niños que quisiesen estar contigo, y peor aún eran esos que se dedicaban a molestarte en cuanto podían. No obstante, eso no te desanimaba, no cuando la campana finalmente sonó anunciando el fin de las clases de hoy.

 El portón del patio se abrió, y los niños empezaron a salir uno tras otro tan pronto como pudieron, después de todo cada uno tenía sus propias vidas e intereses, y es que si bien en el colegio no lo pasabas precisamente bien, y en casa tampoco que digamos, al menos de camino tendrías un momento de paz para ti.

  Tras salir, tomaste rumo a tu casa como era costumbre. No debían ser más de las doce en punto, por lo que podías tomarte el camino con calma. Había mucho movimiento en las calles, como ya era habitual a esa hora, pero nada a lo que no estuvieses acostumbrado.

Oye...

  En ese momento, sentiste que alguien detrás de ti te había hablado: tal vez se dirigía a otra persona, pero por mera naturaleza volteaste a ver si era contigo, solo para encontrar que no había nadie. No le diste muchas vueltas, seguramente fuese alguien llamado a otra persona, por lo que volteaste nuevamente para seguir tu camino, encontrándote entonces con un hombre parado justo delante de ti.

 -Perdona, pequeño. Estudias en el colegio que hay cerca de aquí, ¿cierto? -preguntó con un perfecto inglés usando un tono amable y cálido. Había un par de colegios más en las cercanías, pero el tuyo era el más cercano. -. Escuche que los estudiantes de allí son muy abiertos y amigables... Son puras mentiras, ¿verdad?

  Ciertamente, si bien muchos de los niños se comportaban bien y eran de lo más amigables entre ellos, muchos también tendían a seguir ciertos prejuicios, y no dudarían en burlarse de otro si tuviesen la oportunidad.

  Aquel hombre, de tez clara, cabello verde limón y ojos amarillentos, vestía de una manera bastante formal pero a la vez un tanto "anticuada", con una camisa blanca de mangas largas y un chaleco que hacía juego con la corbata, así como con la larga gabardina que utilizaba haciendo conjunto con el pantalón y sus zapatos de punta, concluyendo su vestimenta con un sombrero.

  -¿Puedo preguntar cuál es tu nombre...?

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02/02/2022, 16:57
Adele Latifi

De nuevo allí estaba en aquel colegio donde todo iba demasiado lento, mis compañeros no me querían y los que se acercaban era para pedirme cosas feas, como si lo único interesante de mi sean esas fotos. Un tanto triste por estos días escolares donde estoy más sola que otra cosa, creo que lo mejor será pedirle a mi mami el cambio de instituto. No me estoy sintiendo bien estando allí y quizás si le lloro mucho, ella accede. Sólo Yuki es mi amigo, pero quiere cosas que no puedo darle porque solo las hago con mi hermano y siento que si no le cumplo, no seremos más amigos. 

Por esa razón es que salí de aquel lugar con los ojitos un tanto llorosos y una sensación triste en el pecho, tenía que pedirle a mis papis aquello porque no lo estaba pasando bien. En medio de algún que otro sollozo, escuché que alguien me llamó y lo descarté en primera instancia porque imaginé que a mi no era. Luego volvió a pasar y cuando giré para buscarlo, ya no estaba, dando por hecho que me había equivocado. 

Torpemente giro para retomar el camino y lo encuentro delante mío, la sorpresa inundó en mi rostro. 

Tienes el pelo verde como yo—dije a modo de observación—. Sí, soy estudiante de aquí por ahora. No sé si seguiré yendo a ese instituto. ¿Por qué me lo pregunta?

Tenía una etiqueta mental en ese momento que decía: No hables con extraños, pero dadas las circunstancias y lo sola que me sentía, pensé que no sería malo. Eso sí, negué lo cabeza mientras me secaba las lágrimas cuando dijo que eran abiertos y amigables, sus compañeros no eran así. 

Nuu... No son así. No conmigo—confesé—. Me llamo Adele. ¿Usted como se llama? ¿Qué está buscando? 

Lo miré un poquito, lucía elegante y muy bien. No era tan lindo como mi hermano, pero estaba bien. 

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03/02/2022, 14:43
Kailani Fubukawa
Sólo para el director

Les entendía pero no era capaz de conjugar las frases como tocaba por lo que seguía siendo el rarito de la escuela, el que siempre quedaba atrás. No le ponían las cosas fáciles pero tampoco lo necesitaba, a veces solo hacía falta una clase de ingles para que los mirase a todos con cara de suficiencia por verlos sufrir tanto a ellos como a la maestra. ¿Como podían reírse de el por ser capaz de hablar un idioma que no era el suyo de manera extraña si ellos siquiera eran capaces de decir bien las palabras? Bueno, quizá no debió poner esa sonrisa cuando uno de sus compañeros se equivocó muy fuerte y fue el quien lo corrigió porque luego lo molestaron aún más. Bah, mejor se callaba y seguía su vida de forma más invisible... Ya cuando sonara la campana saldría escopeteado para evitar que algún bully le pegase. Sabía defenderse, y muchísimo mejor que cualquier otro pero si les hacía algún daño no se lo podría perdonar. ¿Por qué tenía esa maldita dualidad? Supuso que era por no acabar como su padre, lo quería mucho pero incluso el sabía que lo que su padre le enseñaba era el camino correcto para no terminar en la Yakuza. Respiró profundamente y se metió en la primera tienda de conveniencia del barrio, saliendo con una paleta de helado ya en su boca. 

Oye...

¿Ha? Se giró pero solo vio la calle vacía y la puerta de la tienda cerrándose, ni siquiera la vendedora estaba cerca. Habría sido su imaginación. Siguió su despreocupado camino a casa mientras disfrutaba del helado de lima limón cuando se le plantó en el frente un señor que hablaba un perfecto ingles, eso era una gran bandera roja para el. En Japón el ingles era... un asco y los que mejor lo hablaban estaban al nivel de críos de primaria en su auténtico hogar por lo que... Definitivamente aquello no era normal. Dio un paso atrás cuando este en tono amable comentó sobre los alumnos de su escuela y se quitó el helado de la boca. Segunda bandera roja y aviso de su padre... Si tienen información sobre ti o sobre tu entorno que no deberían tener o no debería ser sencilla de conseguir, corre o pide ayuda. Pueden ser bandas que vayan contra mi. Respiró hondo y con todo el aire en sus pulmones gritó.

-PERVERTIDO, AYUDA, PERVERTIDO AQUÍ, AYUDA, HACE DAÑO Sí... No sabía conjugar las frases pero las palabras no se le daban mal y tras mirarlo desafiante le tiró a la cara el helado, comenzando a correr como el demonio en dirección a su casa en donde sabía que podría ser defendido por los matones de su padre y su padre. 

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03/02/2022, 19:54
Okada Aina

Como era habitual, en clase estuve casi todo el tiempo mirando por la ventana, imaginando cosas más entretenidas que las que en realidad ocurrían: Haditas revoloteando, un bosquecillo con luces brillantes, unicornios… Solía imaginar además que un hada madrina aparecía, me decía que podía enseñarme a hacer magia y que no tenía que seguir yendo a esas clases tan aburridas. A continuación, convertía al profesor en una ardilla y nos íbamos juntas. Ojalá sucediese algún día…

Sin embargo, eso no ocurrió. La mañana fue tan aburrida como siempre. Los niños me evitaban y murmuraban a mis espaldas, como era habitual. Me gustaría tener algún amigo, pero, por mucho que lo intentara, nadie quería saber nada de mí. Algunos me llamaban loca. Otros se burlaban de mí por creer todavía en la magia. Eran todos muy malos. Pero yo hacía oídos sordos: no iba a cambiar mi forma de ser.

De camino a casa, sola como siempre, ocurrió algo inesperado. Al ver a ese hombre ante mí, abrí los ojos como platos de la sorpresa. ¡Alguien me estaba hablando sin tener por qué!

Sí, sí —asentí, nerviosa y ligeramente sonrojada por estar recibiendo tanta atención—. Pues… sí… Son muy malos. Nadie quiere ser mi amigo y todos me tratan mal.

Torcí un poco la cabeza. ¿Por qué me estaba preguntando eso?

¡Me llamo Aina! ¡Okada Aina! —respondí con una sonrisita modesta—. ¿Y usted? —Examiné su ropa de arriba abajo con curiosidad—. ¿Es usted un mago? —pregunté de repente, con mis ojos brillando de ilusión.

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05/02/2022, 13:35
Nakahara Karin

En cuanto acaban las clases, salgo rápido de la escuela, esperando quedarme un poco más lejos y que nadie me oiga. Al llegar a una calle más vacía, me giro hacia los lados y luego sonrío hacia lo que los demás verían como el aire. ¡Pero para mí está mi amigo, Kuro-chan! 

- Hum, sí, las clases han ido bien. ¡Pero no podía decirte nada! La profe me va a reñir otra vez si me ve hablando en clase. - me quedo mirándole sonriente, asintiendo y hablando con él hasta que se queda parado en el sitio - ¿Qué pasa? ¿Te pican otra vez las vendas?

En ese momento escucho otra voz distinta y me giro, pero no hay nadie. Y entonces al volver veo a otro señor aparecer de pronto. Doy un pequeño saltito por el susto y le miro desconfiada aunque con curiosidad. Miro a Kuro-chan, sin saber muy bien qué hacer pero parece un señor majo. Asiento con la cabeza a la primera pregunta... y a la segunda también, después de pensarlo un momento. Cuando me pregunta mi nombre, bajo la mirada un poco avergonzada. 

- Me han dicho que no hable con desconocidos... Pero si nos presentamos ya no somos desconocidos, ¿verdad? - levanto la mirada con una pequeña sonrisa, emocionada por encontrar un nuevo amigo - ¡Yo soy Nakahara Karin! ¿Y usted quién es, señor?

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05/02/2022, 20:30
Satö Erika
Sólo para el director

Dió un bostezo al salir de la escuela, las materias eran aburridas, y ni siquiera había nadie interesante con quien hablar. Aún así tenía que mantener notas decentes por mucho que tuviera que quedarse estudiando después. Pero al menos la hora de salida coincidía con la de su hermana, y podían ir juntas a casa como todos los días. Fue pensando alguna historia por el camino, todos los días se inventaba algún relato nuevo para entretener a Akemi por el camino. Iba cabeza gacha pensando en el cuento, pero la alzó al escuchar que la llamaban. 

-¿Eh? - Volteó hacia atrás, nadie. Pero al volver la vista al frente, se encontró directamente con un nombre que nunca había visto. Por reflejó dió un saltó atrás, poniéndo distancia y clavando sus ojos en el individuo. -No hablo con extraños - Dijo cortante, mirándo de reojo alrededor fijandose quien tenía cerca. No iba a seguir y llevarlo hacia su hermana. Pero cuando vió dos uniformes pasar aprovechó la oportunidad -¡¡POLICÍA INTENTA SECUESTRARME!! -Gritó tan alto como pudo, arrancando a correr por un callejón tras eso, dejando al hombre de verde encargandose de los policías que se acercaban en ese momento cruzando la calle.

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05/02/2022, 22:16
Takahashi Hiroki
Sólo para el director

El peliblanco dejó salir un suspiro de alivio cando la campana anunció que las clases habían terminado por hoy. No le molestaba que los chicos y chicas no quisieran pasar tiempo con él, pero sí los que se propasaban. No obstante, le tocaba calarse aquello de la mejor manera, ya había suficientes problemas en su casa como para llevar más.

Hiroki caminó tranquilamente hasta el portón, sus manos sosteniendo las dos correas de la mochila, con la mirada perdida en el cielo, como era costumbre... pues no había muchas cosas a su "misma altura" que le llamasen la atención. Arriba era otra cosa, una promesa constante, que si bien nunca llegaba a cumplirse, al menos le permitía tener esperanzas.

La extraña voz lo sacó de su ensimismamiento, y luego de que, tras mirar hacia atrás no encontrase a nadie, al encarar nuevamente el camino se topó con un hombre, golpeándolo de morros y cayendo al suelo de culo, mirándolo con cara de pocos amigos.

Oye, ¿no te han dicho que atravesársele a las personas es mala educación? -preguntó, frunciendo un poco el ceño, aunque enarcó una ceja cuando preguntó por su colegio-. Como en todos lados, supongo -se encogió de hombros-. Hay niños buenos y niños malos, no creo que sea diferente de otros sitios. Claro, cuando la "mente colmena" ataca, todos lo siguen -él lo sabía demasiado bien, muchas veces había sido víctima de ello.

Cuando le preguntó su nombre, el niño lo miró con suspicacia, pero... ¿qué era lo peor que podía pasar? No le haría daño el decírselo. Se levantó del suelo y se sacudió el polvo.

- Hiroki. Hiroki Takahashi... ¿y el tuyo? -lo miró directamente a los ojos.

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07/02/2022, 01:04
Director

 -Oh, es cierto -comentó ante tu comparación de sus colores de cabello. -. Es una lástima que no vayas a ir más: si es así, seguramente esos niños no merecen ser tus amigos.

  Tu respuesta confirmaría sus sospechas sobre como eran realmente los niños de aquel lugar, algo que dibujaría en su rostro durante unos segundos una expresión de lástima antes de volver a sonreír amablemente para presentarse.

 -Puedes llamarme Kantoku-san. Mi deber es ejercer cierto papel en cierto juego, uno donde los ganadores pueden pedir un deseo sin regla alguna: ¿Quieres mejorar el mundo? ¿Pedir algo para ti? ¿Tal vez cambiar algo? Lo que tengas en mente puede hacerse realidad si logras ganar -haciendo una breve pausa, el hombre se retiraría el sombrero y se lo llevaría al pecho, dedicándote una expresión de confianza y seguridad. -. El destino te ha querido dentro del juego, y así se llevará a cabo.

  Luego de aquellas palabras, una corriente de aire pasaría por encima de ambos, haciendo ondear la gabardina del hombre así como agitó un poco tu cabello y vestimenta, y de alguna manera te sentiste acariciada por una sensación mágica que recorrió todo tu cuerpo, concentrándose como un leve hormigueo en tu espalda durante unos segundos antes de desaparecer.

 -Todo esto cobrará sentido en unas horas -aseguraría el hombre mientras se volvía a colocar su sombrero. -. Hasta entonces, disfruta de tu día...

  Entonces, con un pestañeo, aquella figura de cabello verde desaparecería completamente de tu visión: al ver alrededor no parecía haber rastro de él, y no había cerca ningún lugar en el que pudo haberse escondido, casi parecía que realmente nunca hubo nadie allí, pero aquella conversación fue real, ¿cierto...?

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07/02/2022, 04:52
Director

 -¿Ah...?

  Por un momento, el peliverde enarcó una ceja confundido al verte tomar aire de aquella manera, pero tan pronto como soltaste aquel grito sus ojos se abrieron como platos, sorprendido.

 -¡O-Oye, no es eso...! -intentó excusarse el hombre, pero era muy tarde.

 -¡Oiga, usted! -le gritaría entonces un oficial de policía que, junto a su compañero, señalaría al peliverde, empezando a correr hacia él poco antes de que le lanzases tu helado y también empezases a correr.

 -¡Es un malentendido! -le gritó de vuelta el peliverde a los hombres, antes de él empezar a correr también, específicamente persiguiéndote. -. ¡Sé que esto es raro, pero tendrá sentido en unas horas!

  Luego de aquellas palabras, una corriente de aire pasaría por encima de ambos, haciendo ondear la gabardina del hombre así como agitó un poco tu cabello y vestimenta, aunque todo esto ya se movía de por sí por como corrían, y de alguna manera te sentiste acariciado por una sensación mágica que recorrió todo tu cuerpo, concentrándose como un leve hormigueo en tu espalda durante unos segundos antes de desaparecer.

  -¡Hasta entonces, disfruta de tu día...! -esto último lo gritaría mientras finalmente dejaba de perseguirte y, en su lugar, saltaba hacia un muro para lanzarse al otro lado en un intento de perder a la policía, lo que le enviaría por un lado por el que seguramente no podría perseguirte más, aunque por si las moscas los polis empezaron a moverse alrededor para ver si podían dar con él...

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07/02/2022, 13:46
Ozawa Kaoru

Había ocasiones en las que Kaoru se esforzaba por estar atento, evitando hasta parpadear con tal de prestar tanta atención como era físicamente posible al profesor de turno. Pero ese esfuerzo era tan efectivo como intentar secar el mar sacando el agua con un cazo. Escuchaba las explicaciones, pero su cerebro parecía negarse a retener ninguna palabra, y cuando entraban en materias como las matemáticas los problemas le parecían excesivamente abstractos. No era excesivamente sorprendente que, para cuando terminaba el día escolar, estuviera frustrado.

Pero ya está. Soy libre.

Salió de clase, solo. Como de costumbre. No caminaba con demasiada prisa a casa. La llamada era, al menos, algo distinto, que invitaba a darse la vuelta, y después...

¿Eh? —Miró al tipo con el ceño fruncido. ¿Y este panoli de que va vestido?—. ¿Y tú quién eres?

Le miró con desconfianza, pero la última afirmación provocó algo en él. Sabía que no debía confiar en desconocidos, o al menos eso decían siempre, pero...

Son todos unos idiotas —afirmó rotundamente—. Van de buenos, pero son como... como buitres. Cobardes.

Miró al suelo durante un momento y después volvió a mirar al hombre.

—¿A ti qué te importa? —respondió rebelde, apoyando las manos en la cintura—. Ozawa Kaoru. ¿Por qué te importa?

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07/02/2022, 15:10
Director

 -Es una lástima escuchar eso: seguramente esos niños no merecen ser tus amigos.

  Tu respuesta confirmaría sus sospechas sobre como eran realmente los niños de aquel lugar, algo que dibujaría en su rostro durante unos segundos una expresión de lástima antes de volver a sonreír amablemente para presentarse.

 -Puedes llamarme Kantoku-san, y de cierta manera podría ser un mago. Mi deber es ejercer cierto papel en cierto juego, uno donde los ganadores pueden pedir un deseo sin regla alguna: ¿Quieres mejorar el mundo? ¿Pedir algo para ti? ¿Tal vez cambiar algo? Lo que tengas en mente puede hacerse realidad si logras ganar -haciendo una breve pausa, el hombre se retiraría el sombrero y se lo llevaría al pecho, dedicándote una expresión de confianza y seguridad. -. El destino te ha querido dentro del juego, y así se llevará a cabo.

  Luego de aquellas palabras, una corriente de aire pasaría por encima de ambos, haciendo ondear la gabardina del hombre así como agitó un poco tu cabello y vestimenta, y de alguna manera te sentiste acariciada por una sensación mágica que recorrió todo tu cuerpo, concentrándose como un leve hormigueo en tu espalda durante unos segundos antes de desaparecer.

 -Todo esto cobrará sentido en unas horas -aseguraría el hombre mientras se volvía a colocar su sombrero. -. Hasta entonces, disfruta de tu día...

  Entonces, con un pestañeo, aquella figura de cabello verde desaparecería completamente de tu visión: al ver alrededor no parecía haber rastro de él, y no había cerca ningún lugar en el que pudo haberse escondido, casi parecía que realmente nunca hubo nadie allí, pero aquella conversación fue real, ¿cierto...?

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07/02/2022, 15:12
Director

  -Es una buena manera de pensarlo -confesó el hombre ante tu conclusión. -Puedes llamarme Kantoku-san, y de cierta manera podría ser un mago. Mi deber es ejercer cierto papel en cierto juego, uno donde los ganadores pueden pedir un deseo sin regla alguna: ¿Quieres mejorar el mundo? ¿Pedir algo para ti? ¿Tal vez cambiar algo? Lo que tengas en mente puede hacerse realidad si logras ganar -haciendo una breve pausa, el hombre se retiraría el sombrero y se lo llevaría al pecho, dedicándote una expresión de confianza y seguridad. -. El destino te ha querido dentro del juego, y así se llevará a cabo.

  Luego de aquellas palabras, una corriente de aire pasaría por encima de ambos, haciendo ondear la gabardina del hombre así como agitó un poco tu cabello y vestimenta, y de alguna manera te sentiste acariciada por una sensación mágica que recorrió todo tu cuerpo, concentrándose como un leve hormigueo en tu espalda durante unos segundos antes de desaparecer.

 -Todo esto cobrará sentido en unas horas -aseguraría el hombre mientras se volvía a colocar su sombrero. -. Hasta entonces, disfruta de tu día...

  Entonces, con un pestañeo, aquella figura de cabello verde desaparecería completamente de tu visión: al ver alrededor no parecía haber rastro de él, y no había cerca ningún lugar en el que pudo haberse escondido, casi parecía que realmente nunca hubo nadie allí, pero aquella conversación fue real, ¿cierto...?

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07/02/2022, 15:14
Director

 -¿Ah...?

  Por un momento, el peliverde enarcó una ceja confundido al escucharte negar querer hablar con él, pero tan pronto como soltaste aquel grito sus ojos se abrieron como platos, sorprendido.

 -¡O-Oye, no es eso...! -intentó excusarse el hombre, pero era muy tarde.

 -¡Oiga, usted! -le gritaría entonces un oficial de policía que, junto a su compañero, señalaría al peliverde, empezando a correr hacia un callejón.

 -¡Es un malentendido! -le gritó de vuelta el peliverde a los hombres, antes de él empezar a correr también, específicamente persiguiéndote. -. ¡Sé que esto es raro, pero tendrá sentido en unas horas!

  Luego de aquellas palabras, una corriente de aire pasaría por encima de ambos, haciendo ondear la gabardina del hombre así como agitó un poco tu cabello y vestimenta, aunque todo esto ya se movía de por sí por como corrían, y de alguna manera te sentiste acariciada por una sensación mágica que recorrió todo tu cuerpo, concentrándose como un leve hormigueo en tu espalda durante unos segundos antes de desaparecer.

  -¡Hasta entonces, disfruta de tu día...! -esto último lo gritaría mientras finalmente dejaba de perseguirte y, en su lugar, saltaba hacia un muro para lanzarse al otro lado en un intento de perder a la policía, lo que le enviaría por un lado por el que seguramente no podría perseguirte más, aunque por si las moscas los polis empezaron a moverse alrededor para ver si podían dar con él...

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07/02/2022, 15:16
Director

 -Oh, lo lamento -sinceramente arrepentido, el hombre te tendió una mano para ayudarte a levantar. -. Es una lástima escuchar eso...

  Tu respuesta confirmaría sus sospechas sobre como eran realmente los niños de aquel lugar, algo que dibujaría en su rostro durante unos segundos una expresión de lástima antes de volver a sonreír amablemente para presentarse.

 -Puedes llamarme Kantoku-san. Mi deber es ejercer cierto papel en cierto juego, uno donde los ganadores pueden pedir un deseo sin regla alguna: ¿Quieres mejorar el mundo? ¿Pedir algo para ti? ¿Tal vez cambiar algo? Lo que tengas en mente puede hacerse realidad si logras ganar -haciendo una breve pausa, el hombre se retiraría el sombrero y se lo llevaría al pecho, dedicándote una expresión de confianza y seguridad. -. El destino te ha querido dentro del juego, y así se llevará a cabo.

  Luego de aquellas palabras, una corriente de aire pasaría por encima de ambos, haciendo ondear la gabardina del hombre así como agitó un poco tu cabello y vestimenta, y de alguna manera te sentiste acariciado por una sensación mágica que recorrió todo tu cuerpo, concentrándose como un leve hormigueo en tu espalda durante unos segundos antes de desaparecer.

 -Todo esto cobrará sentido en unas horas -aseguraría el hombre mientras se volvía a colocar su sombrero. -. Hasta entonces, disfruta de tu día...

  Entonces, con un pestañeo, aquella figura de cabello verde desaparecería completamente de tu visión: al ver alrededor no parecía haber rastro de él, y no había cerca ningún lugar en el que pudo haberse escondido, casi parecía que realmente nunca hubo nadie allí, pero aquella conversación fue real, ¿cierto...?