Partida Rol por web

El asentimiento del tecnosacerdote a Nero fue breve, pero rotundo. Tener temple y esperar. Miró de reojo a Gianna, esperando su opinión. Se inclinó levemente hacia el arbites reconvertido en piloto.

-Tampoco estaría de más ir arrimando la barcaza a la orilla -la voz con la que se dirigió a Nero era baja, pero los que estaban cerca pudieron oírla. -Del lado que usted considere más protegido. Por si hubiera que bajar deprisa y corriendo.

Con un ligero gesto de cabeza Arcturus señaló el cielo, por allí empezaba a aparecer un deslizador que claramente volaba hacía nuestra posición, mi primera idea era salir de allí cuanto antes, el plan de entrar en la ciudad sin ser detectados se venía al traste antes incluso de haberlo intentado, y con esa idea doy un paso hacía Nero para en susurros invitarle a que acelerara y nos sacara de allí, pero en el último instante me detengo, el salir huyendo de allí solo nos podría traer más problemas, atraeríamos las sospechas de aquel deslizador así que lo mejor sería permanecer donde estábamos y rezar para que la palabrería de Vipus nos sacara de aquel embrollo...

Arcturus: -¿Quiénes son sus competidores?

- Otros gremios, por supuesto. Patéticos buscadores de chatarra que insultan el buen nombre de reclamadores de calidad, como nosotros. Aún nos mantenemos a flote, en más de un sentido, pero si los de Resaca siguen atacándonos... no quiero ni imaginarlo. Si nuestros patrón decide rescindir su contrato con nosotros y buscarse a otros definitívamente nos moriremos de hambre. -

Claudius Vipus: - Parece que ahí tiene sus refuerzos y quizás mano de obra para mover esa grúa ¿no le parece?

El capitán fuerza la vista intentando enforcar los ojos en dirección a la nave que le señala Claudius, y debió de reconocerla porque esboza una ligera sonrisa. - Dicen que es mejor tarde que nunca, ahora mismo pienso que eso solo se aplica si sigues vivo. Logramos enviar una señal de auxilio y parece que la recibieron. - Mientras hablábais la nave os sobrevoló y el capitán le hizo unos gestos de saludo. El piloto captó el mensaje y buscó un lugar cercano a la orilla donde aterrizar. La nave era un modelo de transporte ligero de tropas, y a través de sus compuertas laterales abiertas se podían ver alrededor de media docena de agentes, una pequeña escuadrilla.

No había muchas posibilidades de irse de allí tranquilamente una vez vistos por los agentes de la ley. Harían preguntas y resultaría extraño que se fueran de ahí en el esquife después de haber presencias, e incluso participado en el altercado con los de Resaca.

En poco tiempo la nave había aterrizado y la escuadrilla de agentes se había movilizado. Tanto su uniforme como su armamento seguían el mismo patrón, un escudo antidisturbios reglamentario, una porra y un arma automática, aunque en aquél momento solo llevaban el escudo en las manos y todas las armas estaban enfundadas. El capitán se disculpó y en seguida se fue a hablar con los agentes, que tras unas breves preguntas le contestaron con un asentimiento de cabeza. La nave se puso en movimiento en seguida para ayudar a apartar el brazo grúa del camino, y mientras dos de los agentes se apartaban de la escuadrilla para interrogar a los tripulantes de la barcaza, otros 4 se aproximaron al esquife y los acólitos.

- Por lo que parece nos han ahorrado trabajo. ¿Les importa bajar a tierra? Quiero que me cuenten lo ocurrido con pelos y señales para el informe. Comiencen por sus nombres y adonde se dirigían si son tan amables. - El tono del oficial no era amenazador, pero sí autoritario, de quien sabe que le darán una respuesta cuando la pida.

Sin escapatoria posible, Nero arrimó el esquife al muelle para bajar, no sin antes mirar a sus compañeros.

-Me toca a mi, calma- Les susurró.

Parado y amarrado el esquife, Nero saltó a tierra para colocarse justo en frente de aquel jefe de patrulla. Le hizo el saludo del Aquila.

-Buenas noches, oficial- Comenzó con voz marcial -Arbitrador Karajcik del sector dos, estabamos navegando por el canal y vimos varias embarcaciones atacando a estos empleados de los Maywroth, embestimos contra una y nos unimos a la lucha, al final salieron huyendo, no se si serán los resaca como afirma el capitán del barco, pero criminales y saboteadores, seguro- Usaba palabras técnicas de la jerga de ellos, los mandato, para hacerle ver que aparte de ser foráneo, entendía de aquello y no iba de farol.

-¿Están ustedes de guardia? Lo digo por la rapidez de la actuación, de todas maneras, tendré que avisar a central para dar parte del hecho, aunque esté de servicio en otra misión, ya sabe, la burocracia.- Apostilló mientras miraba rápidamente a sus compañeros y de nuevo al oficial.

Quería dejar algunas cuantas balas en la recámara, porque ya había gastado la de su nombre, gracias a Vipus y su insistencia en permanecer allí.

Isolda había realizado una pregunta que quedó sin respuesta y, para colmo, vinieron más "amigos a la bienvenida" del grupo. Ya podían haber estado ellos en el espacio-puerto en el que se suponía que tenía que haber un grupo para recibirlos; pero claro, eso era que algo de algún plan saliera según lo previsto, cosas que nunca pasaban. Prefirió intentar pasar algo desapercibida dentro de lo posible y tapó un poco la pistola bolter, ya la harían destacar bastante su peinado y sus tatuajes en las mejillas. Asintió cuando Karajcik dijo que él se ocupaba, dejándole hacer como creyera conveniente. Al fin y al cabo, estaban en su terreno.

Cuando las fuerzas del orden se presentaron frente el renqueante esquife, los conminaron a desembarcar y quisieron identificaros, Arcturus adoptó una expresión hierática, ligeramente ausente. La expresión que tenía habitualmente. Simplemente se quedó en un discreto segundo plano, a la espera de acontecimientos.

Isolda: -¿Asesinatos? -acabó preguntando- ¿que tienen de destacable que los resalte por encima de estas escaramuzas?.

- ¿Que qué tienen? Están matando nobles señorita, entre otros. En todos sus años de actos criminales creo que es la primera vez que se ha visto correr la sangre de alguien de las grandes familias. Recuerdo que al principio llegaron noticias de la muerte de una dama, una belleza por lo que tengo entendido, cuando aún no teníamos claro lo que estaba pasando; y varios días después toda la familia y sirvientes del vizconde Sur'Seculo aparecieron muertos de la noche a la mañana. Aquello si que causó conmoción... -

inmediatamente después de contestar a las preguntas de los acólitos, el capitán se separó de ellos para acudir a la llegada de los agentes de la ley.

El agente se revuelve en su sitio claramente conmocionado, aunque se repone enseguida. El aspecto de Nero y su actuación autoritaria muy convincentes, no en vano ha sido realmente un arbitrador de ese planeta, pero no es como si los demás acólitos tuvieran la apariencia para hacerse pasar por arbitradores precisamente, por no hablar del destartalado esquife como su vehículo; aun así, el agente responde con cautela.

- Señor, creía que habían movilizado su adeptus hace solo unas horas. - lo mencionó con cierto rentintin, aunque su intención no estaba del todo clara - Ya está establecido que en esos casos y para alarmas de este calibre se encarguen los nuestros. Tal vez sería mejor que compartiera con nosotros lo que ocurrió aquí desde su punto de vista para que rellenemos nuestro informe, y mientras tanto, podemos escoltar ambas naves a puerto para prevenir otros desagradables incidentes. -

Mientras hablábais, el transbordador de los agentes retiraba casi sin esfuerzo el obstáculo en el camino de la barcaza de carga. Ninguna de las dos naves sería más rápida que el aerodeslizador y no había motivos de peso para rechazar la oferta del agente de la ley, pero los acólitos ya habían desconfiado desde el principio para evitar desvelar su identidad...

Tampoco esta vez respondió nada al agente. No cambió de postura ni movió el gesto. Como si, por un momento, desconectara del entorno que lo rodeaba.

Vaya, así que el problema de los asesinatos era porque estaban muriendo gente importante. Sí, vale, si alguien se atrevía a matar a quienes gobernaban un planeta es que algo muy malo estaba pasando; pero en realidad solo destacaban por eso, porque eran nobles.

-Sur'Seculo -repitió apretando la mandíbula. Ya tenían un nombre y algo que había ocurrido más que "asesinatos", ahora tenían algo más concreto. Al final no había sido todo una pérdida de tiempo y de sigilo.

Parecía que allí habían cambiado las cosas y que los arbitres estaban movilizados. ¿Para qué?, era algo que deberían de averiguar a ser posible. Optó por no decir nada porque en ese momento la situación era demasiado delicada como para hacer algo para interrumpirla, además que aunque se hubiera dado cuenta ya con su experiencia, la sororita seguía teniendo muchos reparos para ser ella la que mintiera, era como si fuera contra su propia naturaleza.

-Hmm- Nero se quedó pensativo un momento. -En mi opinión, aquí ha ocurrido una emboscada perfectamente ejecutada, únicamente han fracasado por nuestra casual intervención, visto el grado del armamento, tanto ligero como pesado en las barcas y varios francotiradores apostados en los tejados, diría que o bien tienen informantes dentro de la propia casa noble, o alguien se ha ido de la lengua al respecto, lo que quiera que transportasen estos hombres, los criminales lo querían a toda costa- 

Pasó a otro orden de cosas.

-Si fuera posible, me gustaría continuar con la misión de escolta que se me ha asignado, ya hemos perdido un tiempo valioso aquí...Aunque fuera por una buena causa, así que aparte de agradecerle su predisposición, debo rechazar su oferta de transporte- 

-Y otra cosa, oficial, si puede no mencionarnos en su informe, le debería un favor, si mis superiores se enteran de que he puesto en riesgo a mis huéspedes, me cortarán las pelotas y me las harán tragar- Sonrió -Usted ya me entiende-

En todo momento me quedo en segundo plano intentando pasar lo más desapercibida posible, aunque mis armas están claramente guardadas las mantengo al alcance por si algo se torciese, escuchó con atención las palabras del capitán de la barcaza mientras los guardia bajan del deslizador y van tomando posiciones, por suerte Nero parecía desenvolverse bastante bien con aquel Agente de la ley, de momento parecía que Nero le había causado cierto respeto y que se había olvidado del resto de nosotros, para nada me hacía gracia tener que dar mi nombre o mentir dando uno falso, por suerte parecía que pronto saldríamos de allí dejándolos atrás...

- Estimado... ¿sargento? - dijo Claudius estimando el rango del agente por sus insignias y suponiendo que éstas pretendían imitar los rangos que marcaba el manual del perfecto soldado para la guardia imperial, el astrorum milites y la marina imperial y que como oficial había leído algunas veces (no podría recitarlo de memoria como un comisario, pero recordaba algo, bastante incluso, puede que hasta mucho, la verdad es que no era un tomo muy grueso...). Dejó de divagar y continuó.

- Soy el noble Jeremiah Vipus, alto noble, en representación de mi familia la muy noble y muy leal casa Vipus, señora, dirigente de cúspide de Nova Castilla y asi mismo casa potenciada de Magnagorsk y de Volg. Por no hablar de las influencias en el sector  como Acreage y el dominio de Zilman... - hubiera añadido un "a vuestro servicio" pero lo cierto es que aquel agente debería estar a su servicio y no a la inversa.

Hubiera seguido describiendo los títulos de la casa que tan bien conocía pero imaginó que todo aquello ya debía ser suficiente para mostrar al agente que estaba tratando con gente de gran peso político y a la que probablemente era una mala idea molestar en demasía y uno valoraba su carrera profesional.

En realidad toda la información era cierta, salvo por el nombre, que en realidad pertenecía a uno de sus primos segundos, de una de las ramas de la familia con menor influencia en Fenksworld.

Esperó que el agente se presentara, tanto por cortesía como para saber como identificarlo más adelante

- Me temo que el agente Karajzik, perdón, Karajcik, le ruego me disculpen pero suelo liarme con los nombres locales... está en lo cierto, me está sirviendo de escolta como enviado al planeta en representación de mi, como he dicho, muy noble y muy leal casa para las negociaciones de... quizás no debiera comentarle a usted... supongo que es lo mejor para ambos... en cualquier caso, con una de las nobles casas del planeta.

Expuesto así su situación social que debiera ser suficiente para callar al agente y hacerle recular, no obstante Claudius continuó solícito en lugar de autoritario.

- Si lo que desea es saber qué ocurrió bien puedo exponerlo de la forma más sencilla y clara posible. Al alcanzar la bifurcación del canal en nuestra embarcación, que, si no han identificado ya sus hombres e imagino no tardarán, nos fue entregada por el solícito personal del astropuerto para mi servicio, al agente Karajcik aqui presente. Volviendo al asunto, nos encontramos con la embarcaciónd de la ¿no es casualidad? noble casa Maywroth - añadió dejando caer que sus supuestos negocios serían con dicha casa - bajo el ataque de tres pequeñas embarcaciones y unos muy oportunamente situados francotiradores en las azoteas aledañas y que quizás sus hombres debieran registrar no a mucho tardar. El agente Karajzik y algunos de los miembros de mi escolta consiguieron, junto con la valentía de los hombres de Maywroth hundir una de las barcazas - señaló ostensiblemente al centro del canal donde aún asomaba parte de la nave - y desalojar otra de ellas. Los asaltantes decidieron huir entonces, quizás por las pérdidas, quizás sabiendo que ustedes - señaló entonces el voluminoso aerodeslizador - no tardarían en llegar.

- En cualquier caso, me temo que eso es todo, si nos lo permite continuaremos nuestro viaje, espero sin más incidentes... me temo que más actividad como ésta podría malograr los negocios que me traen aqui. Le agradezco su presencia y la de sus hombres e imagino que el capitán de la nave de la casa Maywroth lo agradece aún más.

- Le deseo un buen servicio - señaló a modo de despedida - Ahora si nos lo permite, el agente Karajcik continuará con su diligente labor.... como ha dicho él... quizás fuera lo mejor para él que sus superiores no le hicieran tragar nada - añadió con cara de asco, como si tan vulgar comentario le hubiera asqueado aunque en el fondo no dejaba de hacerle gracia tal frase del habitualmente siniestro arbitrador.

El agente escuchó pacientemente la respuesta de Nero. En principio no puso ninguna pega, pero por el modo en que fruncía el ceño se podía ver que no estaba del todo satisfecho. La intervención de Claudius como noble le obligó a relajar el gesto y dar un aspecto más dócil. - Oficial Phrenz, gran señor. - acompañó una levísima inclinación de cabeza, más como un breve asentimiento. La contribución de un noble, aunque fuera forastero, hablando en favor de Nero ponía al agente en una situación complicada, pero aún parecía resistirse a no hacer valer su autoridad.

Nero: oficial, si puede no mencionarnos en su informe, le debería un favor, si mis superiores se enteran de que he puesto en riesgo a mis huéspedes, me cortarán las pelotas y me las harán tragar.

Por un momento el agente devolvió una mirada de suspicacia al arbitrador, pero entonces sus ojos brillaron de gozo. Era tan evidente que sus intenciones se reflejaban como un libro abierto. Si el arbitrador no aparecía en el informe, el éxito en la protección de la barcaza de carga era totalmente gracias a ellos, los agentes. Se colgaría una medalla a costa de otro sin ningún esfuerzo.

- Conforme entonces. No me gustaría hacer perder el tiempo a un honorable agente del arbites, ni a los ilustres viajeros a quienes guarda. Adelántense. -

Distrito XIII: El Embarcadero de la Celestina

Tras atravesar los canales durante varios minutos más, finalmente las aguas se encauzan hacia unas portezuelas metálicas de grandes dimensiones. Aparentemente sin vigilantes ni operadores humanos a la vista las puertas se abren y dejan paso a los canales interiores de la ciudad.

La visión no es muy halagueña. Por lo que comenta Nero, el distrito XIII  es uno de los que se convirtieron hace tiempo en los suburbios de la ciudad. El hedor es nauseabundo y la mitad de los edificios están semiderrumbados, o con aspecto de que se podrían venir abajo en cualquier momento. El esquife recorre el distrito casi de extremo a extremo. Aunque el puerto se encuentra allí, técnicamente hablando, se encuentra en el extremo opuesto; más cercano al resto de distritos y más lejano al acceso de la ciudad por donde los acólitos habían entrado. Allí los edificios tienen mejor aspecto, aunque muchas paredes están agujereadas o rotas dejando ver el ladrillo o el rococemento interior, la pintura está descascarillada tras incontables meses a la intemperie lluviosa, y cualquier adorno o componente metálico tienen un color rojo óxido intenso. Los edificios más grandes son los almacenes de mercancías, la mayoría de los cuales parecen en desuso.

Al llegar a una zona abierta y de gran maniobrabilidad, con un gran edificio con el águila imperial al frente, los acólitos saben que han llegado a su destino. Al cruzar las aguas, agitadas por la intensa lluvia, no dejan de percibir una gran estatua sumergida de una mujer con los brazos sobre su pecho que en su momento habría tenido una expresión amable en su rostro, situada en el centro de aquella plaza marítima; los años bajo el agua le habían pasado factura, y ahora la estatua estaba fracturada y agujereada en varios sitios, además de cubierta de algas, lo que le da la un aspecto vagamente fantasmal.

Al desembarcar en el puerto apenas hay viandantes. Un grupo reducido de monjes envueltos en túnicas negras se mueven con lentitud cargando un fardo envuelto de gran tamaño sobre sus hombros y agitando un inciensario que apenas hecha humo, en un rito que culmina cuando deslizan el fardo a las aguas, donde flota por unos momentos hacia el centro antes de hundirse. Las pocas personas que había en las cercanías aparte de esos monjes han desaparecido con rapidez a la llegada de los acólitos, aunque aún se pueden notar algunos ojos solitarios asomando por entre las rendijas de las ventanas y puertas, acompañados del ruido de un portazo cuando alguno mira en su dirección.

Isolda apretó la mandíbula mientras que Vipus soltaba esa perorata de mentiras, verdades y verdades a medias que hizo que algo se revolviera en su interior. Había visto, más bien oído, a demagogos hablar así para exaltar a una población y alzarla en armas contra el gobierno imperial. Sí, los últimos años había descubierto que el gobierno imperial podía estar corrupto, pero era cosa de ellos, los Inquisidores y los Sagrados Ordos el encargarse de eso. 

Un hombre que alzara a su pueblo contra sus gobernantes era tan hereje como el gobernante corrupto que querían deponer.

-Esto me recuerda a una misión con mis hermanas. Tuvimos que entrar hasta el fondo de una colmena para acabar con un culto de herejes que adoraban a un niño diciendo que era una reencarnación del Emperador -señaló las paredes mejor conservadas- era una ciudad preciosa, pero terminó así -señaló a las ruinas semiderrumbadas que acababan de pasar- parece que más que asesinatos y escaramuzas, este planeta esté en guerra.

La sororita miró la comitiva que parecía algún tipo de rito funerario y una parte de ella buscó rápidamente en su memoria algo que lo hiciera menos apropiado, buscando que eso mostrara, una vez más, la corrupción del Imperio en su interio, ese Imperio que tanto amaba.

Como sospechabas en un principio, las túnicas negras y el incienso apuntan a algún tipo de rito funerario. En este sentido no hay ninguna maldad implícita; el Imperio es demasiado grande para imponer un único y estricto culto al Emperador, y por tanto cada planeta adopta sus propias costumbres alrededor del credo Imperial.

El funeral acuático podría tener que ver con tradiciones derivadas de que la ciudad fuera construida tan cerca del mar, o el fallecido podría ser tan pobre que ni siquiera podía permitirse un entierro común.

Tras alejarnos por el canal y perder de vista a la barcaza y los guardias felicito al señor Vipus por su pequeño discurso, desde luego señor Vipus tiene el don de la palabrería, como entenderá no es algo que me agrade mucho y mucho menos es algo que domino, mi función quizas sea otra, pero desde luego esas cualidades van a ser de gran ayuda, , poco a poco nos vamos acercando a la entrada de la ciudad, antiguamente esta parte de la ciudad tenía que ser bonita pero el tiempo había corrido en su contra dejándola medio abandonada, y como cualquier suburbio, peligrosa, cuando por fin llegamos al puerto desembarcó en último lugar dejando que Vipus nos guíe y permaneciendo alerta ante alguna mirada indiscreta o demasiado curiosa.

Tras alejarse del lugar de la escaramuza todos parecieron aliviados. -Buen trabajo, señor Karajcik -felició Arcturus a Nero, y dedicó a Claudius un guiño. Es decir, lo que el tecnosacerdote interpretaba como un gesto de cordialidad, más bien una bizarro simulacro del empático gesto que hacían el común de los mortales en todo confín de la galaxia. En su cara, por lo demás inexpresiva, resultaba fuera de contexto, casi inquietante, como un espasmo nervioso exagerado.

Mantuvieron el silencio a lo largo del distrito XIII. El desembarco no fue especialmente halagüeño, en consonancia con el barrio. Otro lugar dejado de la mano del Emperador en el último rincón de la galaxia. Otro más.

-¿Alguna preferencia en cuanto al camino a seguir? Pareció que Arcturus preguntaba al aire, pero tras un momento posó los ojos en Nero, que al fin y al cabo estaba en casa. -Me es indiferente, pero ¿creen que será interesante pasar por el centro y escuchar qué se comenta en los mentideros de la ciudad sobre los asesinatos? Parecen un tema que ha despertado el interés de la opinión pública -añadió, acercándose bastante al sarcasmo-. Y si se imaginan dónde encontrar más de esos lanzallamas para fusiles no dejen de decírmelo, ahora lamento no habeer traído un par más...

-Nunca me han gustado los suburbios- Comentó Nero de manera distraída. -Mucha droga y mucho pandillero, por no hablar de mutantes, o al menos eso era antes- Mas que hablando con sus compañeros, parecía estar recordando cosas en voz alta. Al poco, volvió a la realidad.

-Sí, adeptus, es mejor ir por el centro, la otra ruta es seguir los suburbios del distrito V y XIII, destacaríamos mucho, por no decir que si alguno de los criminales han sobrevivido, podían identificarnos por esas zonas- 

Sacó una varilla de lho, con la mano en forma de cuña para que no se mojase, y la encendió. Eficacia profesional, necesitaba aquel pequeño chute de nicotina. 

-Además, podíamos descansar de nuestras penurias, secarnos un poco, comer algo y acometer de nuevo la misión con energías renovadas- Se encogió de hombros y dio otra calada -Aunque si queréis hacerlo todo de golpe, por mi, que no sea-

Continuó fumando con la varilla protegida por su mano enguantada. Se notaba que lo había hecho mil veces. 

Esperó la confirmación de los demás.