Partida Rol por web

¡Cedric, ya basta, me estáis asustando!... Y era verdad, tenía el corazón en un puño, no habláis más que de muerte, acababa de insinuar de nuevo que se iba a morir y no era la primera vez desde que habían iniciado aquella conversación, ¿de verdad no hay ninguna manera de que no vayáis a tierra santa si no lo deseáis?... Estaba hablando en serio. En su entorno el que había ido a las Cruzadas había sido porque así lo había querido, pero de no ser así, por mucho que te obligase un regente, ¿es que acaso uno no podía sufrir un accidente o contraer enfermedades? Si se suponía que el asunto era lo suficientemente grave, seguro que mandaban a otro. Había habido cientos de ardides a lo largo de la historia, ahora lo sabía, gracias a Dewekinus. Clavó sus ojos en él y se dio cuenta de algo, era un muchacho honrado que había aceptado lo que él consideraba su obligación, que seguro que, al contrario que a ella, no se le había pasado por la cabeza una treta semejante. ¿De todas formas cuánto tiempo se supone que estaríais allí?... Se suponía que iba en representación de Britania ante la tardanza del Rey.

Cuando él le propuso acompañarlo hasta la península para tener tiempo de conocerse mejor, fue como haber cavado su propia tumba, al fin y al cabo ella solita se lo había buscado con tanto pedir tiempo. Le dieron ganas de soltar una carcajada, pero sostuvo su mirada y añadió, si conseguís que mi padre acepte, cosa poco probable, iré con vos… No estaba diciendo que se desposaría con él, pero sí que le acompañaría. La anterior vez que podía haber aprovechado la oportunidad de realizar un viaje, el feudo estaba todavía medio hundido, su hermano se había recuperado de un grave accidente y había partido a las Cruzadas después, con lo que no había querido dejar a su padre solo, hubiera sido algo impensable y francamente egoísta, pero ahora todo parecía haberse estabilizado. Si su padre decía que sí, vería mundo, algo que quizás la aliviase del enjaulamiento interno que sentía. Quizás le vendría hasta bien.

Justo entonces el eco de unas palabras se le vino a la cabeza, si no quieres acabar sola, deberás elegir entre el amor verdadero o la esclavitud de un enlace forzado... y un escalofrío las acompañó, se acababa de acordar de Leradine.

Por cierto, una cosa más, en ningún momento de la conversación Ghela retiró la mano de entre las de Cedric, claro que esto bien podía ser porque no se hubiera dado cuenta entre tanta amenaza de muerte.

Cedric tardó unos instantes en contestar... No hay manera honorable de evitarlo. Pasaré más de dos años, en caso de que regresar. Cuando oyó a Ghela podía haber saltado por los aires i exclamar de alegría, pero no lo hizo, eso no formaba parte de sus planes. No lo preguntaré a tu padre, quiero que sea tu decisión, no la de él. Tu padre aceptaría sin pensarlo dos veces. de repente un ruido se oyó cercano. ¿Has oído eso?

Lord Cedric, Lord Cedric. uno de los guardias que les custodiaban se acercó. Uno de sus hombres quiere verle, ha llegado un mensajero y le busca.

Parece que acabo el paseo por hoy... te acompañaré hasta la puerta del castillo y luego iré a ver al mensajero... me entristece no poder estar más tiempo contigo. de todas todas se había olbidado del protocolo.

Ghela estaba empezando a entender lo que suponía en realidad tomar una decisión y conllevaba algo muy complejo, la superación del miedo a equivocarse. Hasta ahora la única decisión con ciertas connotaciones singulares que había tomado en su vida, había sido la de asumir el riesgo de salvar la pierna de su hermano, con todo lo que ello conllevaba, en aquel momento no había habido tiempo para las dudas, lo cual sumado al amor que le profesaba y al hecho de que él hubiera recurrido a ella, le habían dado la entereza y la determinación suficientes, aún siendo consciente de las consecuencias de sus actos. Bastante poco honorables, por cierto. Ahora la cuestión era bien distinta, debía empezar a tomar decisiones que afectarían a toda su vida y más directamente a su felicidad, y si algo deseaba Ghela, era ser feliz. Además, había descubierto una cosa de sí misma, que llegado un punto en el que había abierto los ojos, gracias a la vida en sí misma y a los libros, ya no había retroceso posible, jamás podría aceptar una situación de adversidad sin más, antes sería capaz de cometer cualquier atrocidad. De manera que había llegado el momento de espabilarse.

Había aceptado aquel viaje de conocimiento mutuo, mañana hablaré con mi padre y le anunciaré mi intención de acompañaros a la península... Por lo visto, su padre conocía a aquel muchacho de sus viajes a la corte, si presentía que su hija corría algún peligro en sus manos, no dudaría en aconsejarle lo contrario, aunque no le había pasado por alto la insinuación de Lord Cedric acerca de que su padre iba a estar encantado. Después asintió tras las últimas palabras del muchacho, que parecía haberse relajado en su presencia, subió al caballo, sin poder evitar preguntarse sobre qué versaría el mensaje, y lo siguió hasta el portón con la intención de retirarse inmediatamente a descansar a sus aposentos.

¿De veras vendréis conmigo? no os defraudaré mi señora... será un placer disfrutar de su compañía. dice para despecirse tras rozar su mano con un beso. Luego, viendo como Ghela entra, desaparece en la oscuridad en busca de sus hombres.

Se acostó inmediatamente, pero después del mareo que tenía tras tanto hablar de reyes, regentes, hijos, tíos, casamientos, viajes y demás había que reconocer que era bastante complicado conciliar el sueño, de manera que optó por lo que siempre hacía. A pesar de ser más tarde de lo habitual, tomó un libro de la repisa junto a la cama y encendió un cabo de vela para leer. No había transcurrido mucho rato, cuando la consciencia de lo cercano comenzó a alejarse de la cortesana para acabar aproximándose al abismo de los sueños.

Cuando se despertó, Ghela abandonó las sábanas con algo más de pereza de la acostumbrada, se vistió, se aseó y se presentó ante Dewekinus, sus amigas y sus tareas, hasta aquí nada en el comportamiento de la muchacha denotaba que tuviera algún plan fuera de lo corriente, quizás estuviera algo más pensativa o silenciosa, pero nada más, eso sí, al terminar las clases, se acercó hacia la zona en la que se hallaban las estancias principales del castillo.

A esas horas su padre solía estar más liberado de las cuestiones del feudo y en muchas ocasiones era cuando ambos conversaban. Se aproximó al guardia que custodiaba la zona y se dirigió a él, ¿podríais preguntarle a mi padre si puede atenderme? Tengo varios asuntos que tratar con él… Prefería preguntar siempre primero para asegurarse, a interrumpir momentos en que estuviera atendiendo otras labores.

Y sí, eran varios asuntos, no uno solo, hablarle sobre el viaje no era lo único que le rondaba la cabeza, había otro tema que en ocasiones la hacía sentirse mal, ya que no sabía a ciencia cierta si desconocía la existencia de sus bastardos o bien los había apartado adrede de su lado. Era sólo que no veía la forma de indagarlo.

Claro está mi señora, su padre nunca está ocupado para vos. Pase, pase.

Robert alzó la cabeza al ver a su hija. querida mía. Dime, ¿que es lo que deseas?

Pasó al lado de Marius, saludándole ligeramente, y avanzó por el salón hasta alcanzar la posición de Sir Robert, buenos días, padre… le besó en la mejilla y después se sentó a solas junto a él. Tengo varios temas que departir con vos… unos más fáciles de iniciar que otros… sonrió.

Bueno… vayamos con el primero… ¿podéis relatarme en qué medida conocéis a Lord Cedric?... Quería ver a aquel Lionheart a través de los ojos de su padre y observar a su progenitor con detenimiento en el proceso. Me imagino que ya habrá llegado a vuestro conocimiento, no le cabía la menor duda, que ayer noche tuve una larga conversación con él… como volviese a sonreír como cuando se lo había presentado, con aquella cara de satisfacción y regocijo interior, era capaz de darle un tirón de barbas, y desde entonces tengo la extraña sensación de que me estoy perdiendo algo… por supuesto que no hablaba de manera literal, era solo que tenía la certeza de que su padre no era de los que se chupaba el dedo y además recordaba las palabras exactas de Cedric respecto a la propuesta de viaje que la cortesana todavía no había mencionado, “tu padre aceptaría sin pensarlo dos veces….” Dejó ahí de momento la conversación, de viajes y demás hablaría después, de manera que esperó antes de continuar.

Su padre respondió a su primera pregunta de forma tranquila. Lord Cedric es el sobrino del rey, un jóven decidido, honesto, quizá un poco alocado a veces, ¿pero qué chico no lo ha sido alguna vez?. A partir de ahí Ghela continuó, su padre la notaba más cuidadosa de lo normal en sus palabras, y lo era, pero parecía elegirlas para ser directa y breve. [B]Ehh... pues, si... la verdad es que si, pero no me ha causado reparo el saberlo, me fio de ese joven. Se que no te pondría jamás una mano en cima.Vaya, me refío mucho más que de Sighard, tiene un corazón más noble, por mucho que me duela aceptarlo. luego su hija le soltó aquella frase sutilmente acusadora. Pues ahora si que me dejas parado hija mía. ¿Qué podrías estar perdiendo? No me dirás... que te has enamorado! frunció el ceño.

¿Enamorarme?... Aquello la pilló por sorpresa y el rostro de Ghela se entristeció, yo sólo entiendo de libros, padre, así que me temo que al menos de momento no os puedo contestar a semejante cuestión… ¿Qué era enamorarse? En sus lecturas parecía casi una enfermedad. Respiró hondo y continuó, y por cómo habéis fruncido el ceño, me pregunto hasta qué punto llegar a semejante término me convendría en absoluto, parecía que para Sir Robert suponía una auténtica contrariedad, y también me pregunto otra cosa más… suspiró, ¿hasta qué punto tendré libertad de escoger?... El ánimo de la cortesana parecía haber decaído de pronto, notaba como aquel encorsetamiento social la ahogaba por dentro una vez más, pero siempre que abordaba un tema de este tipo con su padre, éste sabía que su hija le hablaría con sinceridad y era algo que Sir Robert solía agradecer.

Pero inesperadamente cambió el gesto y añadió, y es una buena pregunta, creedme, ya que… veréis… tomó aire de nuevo, resulta que Lord Cedric, entre otras cosas, sostuvo en este punto exacto la mirada de su padre y después de unos instantes continuó, me ha propuesto que le acompañe hasta la península… veamos si está tan encantado y se fía tanto o se le ha pasado todo de sopetón... se calló para observar la reacción de su padre y dejarle que preguntara lo que creyera menester, dependiendo de esa reacción, le aclararía los términos y continuaría, o lo dejaría todo tal y como estaba y saldría por la puerta como si aquello nunca hubiera sucedido. Una cosa sí la había sorprendido, se había quedado atónita al escucharle hablar de él, comparándolo en los términos en los que lo había hecho con su hermano. Sir Robert jamás se había sincerado hasta tal punto con ella sobre Sighard. Su padre sabía que ella adoraba a su hermano, pero también que lo conocía a la perfección.

Bien hija, ya eres mayor, y si me lo cuentas tu antes que él es porqué entiendo que deseáis ir de viaje. Ya lo vi en vuestros ojos el día en que partió Yda. respiró alzando a la vez sus hombros y los dejó caer al tiempo que exhalaba. No te lo voy a impedir, pero sobre todo, recuerda que ese jovenzuelo no es una posibilidad de matrimonio, así que pase lo que pase, no te encariñes de él. su padre se levantó y la miró a los ojos. eres una mujer tan hermosa... ve de viaje, lo pasarás bien. Mandaré una escorta personal para que os protejan a la vuelta.

El rostro de Ghela se ensombreció aún más, no se podía creer lo que estaba oyendo, su padre le ordenaba que hipotecara su corazón, “pase lo que pase, no te encariñes con él”, nunca en toda su vida lo hubiera pensado, se sintió como si en cualquier momento su belleza, esa que su padre resaltaba en aquellos instantes, fuera a ser utilizada como moneda de cambio, os agradezco vuestra sinceridad… fueron sus palabras, aunque en realidad había sido como un mazazo.

Se levantó a su vez y se acercó a la ventana, no hay nada que más desee en mi fuero interno actualmente que ver el mundo fuera del feudo con los nuevos ojos que ahora poseo, enriquecidos tras el conocimiento adquirido, y soy consciente de que se trata de una ocasión única, puesto que la seguridad que hallaré en la compañía y en la encomienda del sobrino del Rey, tal y como lo habéis descrito vos mismo, y en su ejército, es lo que os hace permitírmelo, sus ojos se pasearon por las gentes que deambulaban por el patio, pero obviamente… y como Sir Robert bien se había imaginado, puesto que le estaba indicando entre líneas que bajo ningún concepto se comprometiera, él me ha pedido que le acompañe, porque ve en este viaje una oportunidad de conocernos, respiró hondo y continuó, por eso os pregunté hasta qué punto tendría posibilidad de elegir... y me ha quedado bien clara la respuesta, muy clara, quizá demasiado… era imposible que la tristeza de la muchacha pasase desapercibida a los ojos de su progenitor, a pesar de los esfuerzos que estaba realizando para que así fuera, de manera que me pregunto si será justo que le acompañe… ya que si tan claro está que no la tengo, si sea como fuere, la respuesta ha de ser "no", estaría faltando a mi propia palabra… albergaba serias dudas al respecto, ya que, a pesar del consentimiento paterno, Ghela se daba cuenta de que era una atrocidad alentar algo semejante sin sentido. Hablaré con él y seré franca y, dependiendo de esa conversación, realizaré ese viaje o no…

Entonces una pregunta se le vino a la mente: ¿padre, acaso es que ya albergáis algún plan para mí?... Y de repente le sucedió algo que tampoco se hubiera imaginado jamás, que empezó a temer la respuesta a esa pregunta en verdad.

su padre notó la tristeza y esa pizca de temor que no sólo salieron a la luz con sus palabras, si no también en su rostro. Hija mía... sonrió no considero que haya nadie en este reino digno de merecerte... si es eso lo que te preocupa. Pero el Rey si que tiene alguien que le merezca para su sobrino. Por eso te pido que no te encariñes ni enamores de ese muchacho, por mucho que él quiera demostrarte. respiró hondo. no creáis que no conozco sus intenciones, lo vi en sus ojos en el primer momento en que posó su mirada en ti. Puede que esté loco de amor, pero se le pasará. cogió con sus frías manos las de Ghela. Si no te sientes segura de hacer este viaje, no tienes porqué hacerlo...

Marius interrumpió la conversación. Mi señor. El padre Wyric que aquí me acompaña ha venido corriendo para hablar con vos. Parece totalmente exaltado y aterrorizado.

Wybbert pasó hacia dentro desobedeciendo a Marius quien le pidió que esperara No puede eseprar!!!!! Brujería!!!! Sir Robert, una bruja está establecida en nuestro feudo! Ha empezado ya sus endiabladas maquinaciones en el cortijo del granjero... ¡LO HE VISTO CON MISM PROPIOS OJOS! una escena sacada del mismo infierno!

¿Qué se le pasaría? Pues según el propio sufridor de la locura en cuestión llevaba en esos mismos términos desde hacía los suficientes años como para pensar que no era algo en absoluto pasajero. Claro que Ghela de todo aquello tan distinto a la retórica y la aritmética ciertamente no entendía lo suficiente como para decantarse, más bien nada en absoluto, y a lo mejor en verdad se trataba de una enfermedad y tan sólo había que esperar el tratamiento adecuado. Ahora, eso sí, una cosa estaba clara, el “señorito” de marras, o sea Cedric, le había contado sus planes en la justa medida que esto le convenía, puesto que resultaba curioso que se hubiera guardado para sí precisamente aquel dato concreto. El de que el mismísimo Rey, y no su regente, ya le había encontrado alguien que le mereciese, palabras expresadas por su padre en tiempo pasado y no en futuro, lo cual quería decir que era algo ya sabido. Por supuesto que tenía que hablar con él, los términos de ese viaje, que aún estaba por ver si la cortesana iba a realizar, habían cambiado considerablemente en escasos segundos.

Dispuesta estaba a abordar en cualquier momento el otro asunto que la había traído ante su padre, el de Meeus, aunque no supiera ni por dónde empezar, cuando interrumpió la conversación el consejero de Sir Robert, haciendo que la muchacha se preguntase si aquello no sería un designio divino para advertirle que no abriera la boca, ya que justo entonces apareció el padre Wibbert, con quien por cierto también deseaba hablar, fuera de sí y despotricando sobre brujería como buen hombre de fe que se preciase, e inmediatamente a la cortesana se le heló la sangre pensando en Leradine, que era lo más parecido a una bruja que conocía, sorprendiéndose a sí misma al suplicar interiormente por aquella anciana, que, por una razón o por otra y a pesar de los escalofríos, no podía evitar que le cayera bien. Al fin y al cabo, eran los demás los que aceptaban tratar con ella, nadie estaba obligado, sino que más bien incluso se la buscaba.

Padre, Wibbert, saludó como era menester, debía enterarse exactamente a qué estaba haciendo referencia aquel hombre con tanto grito y tanta exigencia: ¿qué os ha sucedido? ¿De qué bruja habláis y de qué maquinaciones habéis sido testigo?... Puso cara de sorpresa y por añadidura de susto, aunque en el fondo lo que estaba era deseando que aquel hombre les describiera lo que para él era una escena sacada del mismísimo infierno.

El padre con aterrorizada expresión responde a la pregunta de Ghela, aquella muchacha tan sensata que tenía Sir Robert por hija. La bruja! ha profanado el gallinero del pobre Granjero Rether, y no sólo eso, ha usado la sangre de su gallo para completar su infernal ceremonia... su cara empieza a enrojecer. Debemos pedir que venga un juez, por el amor de nuestro señor... ya disteis vuestro consentimiento antes del diluvio y este hombre no apareció, la bruja! de nuevo la bruja! haciendo girar nuestros destinos a su voluntad... Si no hacemos algo! El mismo pueblo pecará por ella, pues seguro que después de esto, más de un hombre se aventurará a ir en su caza... sus últimas frases suenan llenas de ira y su voz se llega a volver gutural en algun punto. Pobre Rether.

Sir Robert suspira Padre.... cuantas veces habremos hablado de esto... no hay ninguna bruja en Scofferishire, de todos es sabido que donde hay una bruja cerca, los sapos empiezan a aparecer como de la nada... que yo sepa, en Scofferishire no quedan muchos sapos...