Aceptando con una leve inclinación de la cabeza, tomo asiento junto al chico.
Gracias, mas solo un trocillo para haceros compañia sin despreciar lo que con humildad se ofrece. Pues, como vereis, sobre el feudo no hay mayores noticias oficiales, y menos aún algunas que alienten salvo por que el tiempo ha mejorado inmensamente.
Minutos despues agradezco la comida y la compañia y me preparo a partir.
Veré si un hermano hospitalario puede venir a oservar como evoluciona la herida de nuestro pequeño amigo Robert, futuro armero del feudo... Disculpenme. Con su permiso.
/salgo, a la taberna de Admus
el chico se despidde del caballero con un ilusión en su mirada, es un caballero del señor, nunca creyó que llegaría a compartir mesa con alguien tan importante como ese hombre, a su entender, era un noble, y se dignaba como hacía cristo a compartir su tiempo con los menos afortunados, el nunca había sido muy afortunado, hasta que Gosvin lo aceptó como aprendiz. adiós señor ferreiro, gracias por la compañía.
luego miró a Gosvin deberíamos recuperar las espadas, y darle una de las mejores maestro, pues así, parte de nosotros viajaría a tierra santa a servir a nuestro señor. ¿no cree? dice acabando el último trago de sopa.
A medida que nos acercamos, recalco a mi acompañante los avances realizados luego de tan poco tiempo
Como verais hermano, el armero, un hombre llamado Gosvin Mandrake, ya ha realizado unas sendas tareas de reconstrucción en su tienda cosa que muestra su perseverancia y fe.
instantes despues nos anunciamos en la entrada de la tienda e ingresamos...
Buen hombre, Gosvin, hemos llegado con el hermano Serxse el cual os mencioné para que observe al jóven Robert, subiremos con su permiso.
/Entramos
Serxe saluda al hombre Buenas señor Gosvin, mis conocimientos de medicina pueden darnos una opinión del estado del chico, mi hermano Gailes parece que le ha tomado cariño al chico, dice que es un niño de lo más avispado, y es de nuestro código el ayudar al necesitado en todo aquello que haga falta.
- Me siento muy honrado de que dos caballeros como ustedes estén bajo mi techo. Gracias por concederme este honor. El muchacho, dice señalando a Robert, ha pasado unos días muy mal, pero parece que va recuperándose poco a poco. Por favor, échele un vistazo a su herida y mire a ver si puede hacer algo por él. Yo soy una persona humilde y poco puedo ofreceros a cambio, pero... quizás podría ocuparme de que sus armas y armaduras estén como el primer día que las forjaron. Gosvin se queda un momento pensativo. - Siempre y cuando pueda hacer funcionar mi forja y recuperar mis herramientas... ¿qué me dicen?
Con una sonrisa casi paternal palmeo el hombro del armero, tan preocupado por el bienestar de su aprendíz...
Gosvin, el día en que un hospitalario profese la palabra del señor mediante actos por algún beneficio aparte del honor que ello significa para nosotros, seguramente habremos perdido el rumbo... Claro está que lo que humildemente se ofrece de corazón no puede ní debe ser rechazado, pero de ninguna manera os crearemos una carga buen armero, que aún debereis ganaros vuestro sustento...¿Subimos a verlo hermano?
Visiblemente feliz por que el caballero haya aceptado su ofrecimiento, Gosvin tiende su mano hacia Gailes.
- Si le parece bien, déjeme su espada para que le eche un vistazo y vea qué puedo hacer por ella...
Si no te importa, descríbeme un poco el arma y en qué condiciones está, y también dime si crees que mi taller de armas está en buenas condiciones tras la tormenta como para poder hacer algo.
No me agrada quedar desarmado pero...
Tomad buen hombre, pero os agradecería permitirme tenerla conmigo lo antes posible. Para no interrumpir mis prácticas y demás.
Entregandole mi espada, para que pueda agarrar la empuñadura
Veamos que nos dice el buen Serxse
La tienda estaba en malas condiciones, pero las herramientas estaban a salvo la mayoría, se podría trabajar bien en cuanto estuviera minimamente todo en orden y la casa en condiciones, pero no habría problema por afilar la hoja, inscribirle algo, o renovar el mango.
Tras ver al niño, hablar un poco con él, y mirarle bien las heridas, baja otra vez al piso de abajo donde están su hermano Gailes y Gosvin el Armero. jejeje, ya le he mirado, hizo un buen apaño el veterinario... la verdad le salvó la pierna, ahora, no se asuste se le ve cojear, es normal con esa herida y no va a dejar de cojear en un largo tiempo, se lo aseguro, pero caminará. por otra parte la herida está muy limpia, es buena señal, pero mantengala así, una infección en ese estado podría ser fatal.
Sin duda buenas noticias señor Gosvin, el hermano Serxe sabe muy bien de lo que os habla. Ahora, deberíamos dar un vistazo en el patio del castillo, tengo entendido que el señor del feudo querrá concertar una audiencia para nosotros... ¿Hay algo en que podamos ayudaros buen armero?
- Ahora soy yo quien os está en deuda y quien debe hacer algo por ustedes. Afilaré sus espadas y sanearé y limpiaré las uniones de las empuñaduras para que sean más firmes. ¿Les parece bien?, no tardaré demasiado...
mirando a Gailes y a Gosvin se desata la cincha y le entrega a Gosvin su espada enfundad. Muchas gracias señor, la verdad es que le vendrá bien que afilen su hoja un poco. tras esto espera a que Gailes le cuente de camino a donde tengan que ir, que es eso de la audiencia con el señor.
Tras recoger ambas armas y deleitarse con su bella factura durante unos momentos, Gosvin vuelve en sí, y comienza a sacar sus herramientas de los distintos lugares donde las había guardado para evitar que fuesen dañados por el agua.
Mientras trabaja, no puede evitar meterse enmedio de la conversación de los dos caballeros.
- Perdonen que les moleste de nuevo... pero... si tienen que hablar con el señor y él les mandase de cruzadas o de campaña a algún lugar... ¿podría preguntar si necesitarían un armero que cuidase del buen estado de armas, armaduras y herrajes de los caballos?
el hombre soltó una carcajada... si bien, ya vamos hacia las cruzadas, estamos esperando aquí al ejército que llega del norte para unirnos en el camino, nuestra Orden tiene su propio hospital en Jerusalén y es ahí donde pertenecemos... le aseguro que no es su señor quien me mandará a la guerra, mas si el mío levanta la cabeza hacia el techo señalando al cielo. siempre se necesita de un buen hombre diestro en arreglar las armas, pero piense que en jerusalén también los hay, y el viaje, el viaje es muy duro... quizá no le valga la pena.
Gosvin se queda un segundo pensativo, sopesando lo que el caballero acaba de decirle y luego le responde.
- Posiblemente me haya ilusionado al ver a dos caballeros de su grandeza en mi propio hogar y por eso mi juicio se ha nublado un poco. Tenéis razón en que posiblemente mi ayuda en este feudo, azotado hoy por la naturaleza, sea más importante que allí en Tierra Santa, donde ya hay gentes más preparadas. . Gosvin, vuelve a callarse y pone de nuevo gesto pensativo. - Sí, supongo que eso es lo mejor..., remata su comentario a la par que empieza a afilar una de las espadas.
Al ver la reacción del armero, cruza por mi mente la posibilidad de desconsuelo en el fuero interior del mismo...
Gosvin Mandrake, no os preocupeis por lo que el hermano te ha dicho, sus palabras son francas como su corazón y sería apresurado ilusionaros en vano... Mas vuestra pericia en el oficio no tiene por que ser desmerecida con comparaciones... Os informaremos sobre cualquier novedad al respecto. Cuando acabemos con nuestros asuntos regresaremos a por nuestras armas. Luego de observar como el armero hace lo suyo con las armas de nuestra pertenencia, me dirijo a Serxe
Vamos al patio hermano, puede que seamos de ayuda para el señor feudal, el también es parte del rebaño de NUESTRO señor...
/Salimos junto con Serxe rumbo al patio del castillo
Los caballeros salen de la armería, dejando sus espadas a cargo del señor Mandrake. En el piso de abajo, el caos y el desorden seguían reinando, anque nada había quedado inservible, más que la habitación de Robert. De mientras en el piso de arriba RObert dormía soñando en como blandía una espada como esas contra el infiel, los demonios de oriente.
Gosvin, ajeno a todo cuanto acontecía fuera de su tienda, seguía trabajando en pulir y afilar las espadas de los caballeros para tenerlas preparadas lo antes posible.
se merecen que me esfuerce, han sido muy amables con Robert y además... quizás me hagan algo de propaganda entre sus compañeros...