Partida Rol por web

La está lévemente iluminada por velas recién encendidas, la sala aún está fría, y el cuerpo de la pobre y joven Frigilda resta tumbada sobre el altar de piedra maziza. Una sábana de la mejor seda cubre su cuerpo ya limpio y preparado para ser visto. Parece tan tranquila en ese sueño que es el inicio de su viaje hacia el cielo, dónde la espera dios. Es quizá por ser como era, que dios la ha querido arrebatar de la tierra para llevársela a su lado, evitando que su vida pueda algún día caer en desgracia, casta, limpia y pura...

Unas mujeres están acabando de preparar la sala mientras que un soldado ha emprendido camino para avisar al padre, que mañana debe realizarse este entierro y será hecho en el castillo.

Bajo la luz del mediodía, Otto entra en la capilla acompañado de su padre y de su hermana, a quién sujeta la mano y trata de consolar.

He de ser fuerte por padre y por Astiria... aunque el dolor me rompa el alma y me hiele el corazón... pobre Frigilda...

Silenciosas lágrimas ruedan por sus mejillas mientras se arrodilla ante el altar donde descansa su querida hermana, dispuesto a ayunar y velar su cuerpo hasta que sea llevada a su lugar de reposo eterno...

Pater noster, qui es in caelis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum... comienza a rezar en voz queda y con la cabeza agachada... no se siente con fuerzas para mirar a los ojos a su padre y a su hermana.

Adhus mira a su hijo con gran emoción y se le nota una mirada de amor, como si fuera Otto, quien hubiera venido a rescatarles en el peor de los momentos. Hijo mío, os amo, y debo deciros que hoy, acabáis de demostrarme lo bien que habéis aprendido todos estos años, y agradecerte todo lo que estás haciendo en estos momentos, pues ahora, necesito descansar, y quiero que seas tu quien cojas mi lugar en esta corte durante el parlamento de los venideros días... yo no me siento con fuerzas tras esto. coge la mano de su hijo y le sonríe para dejarsela de nuevo y caminar hasta el cuerpo de su hija a quien abraza y besa en las frente y en los labios y llora amargamente su pérdida.

Ambos hermanos sabéis que tenía en mucho aprecio a Frigilda, pues faltando vuestra madre, ella cargaba con todas las faenas de corte que la mujer de un señor debía cumplir, sin rechistar y con eficiencia.

En ese instante entra un guardia, muestra sus respetos sereno y con cara apesadumbrada. Se dirige a las mujeres del fondo, las preparadoras. En voz muy baja habla con ellas.

Otros guardias entran llevando unas tablas de madera gruesa y unas rocas planas, y con estas montan un soporte.

Finalmente un último guardia entra cargando con otro cuerpo, cuando la tienden sobre el camastro improvisado, veis a de Jutta de Chautrec.

mira a su hermano y aprieta su mano parece que no somos los únicos que hemos perdido a alguien en un día tan triste como el de hoy.

Con voz quebrada, Otto contesta a su hermana: La desgracia no acostumbra a viajar sola, hermana.
Se pone en pie y mira a su padre, viéndole realmente viejo por primera vez en su vida.
Ha perdido algo aquí además de a una hija...
Padre, si es vuestro deseo abandonar tus obligaciones en esta corte, pondré todo lo que esté en mi mano para representar a nuestro reino dignamente ante el Señor. Ahora descansad, hermana, padre, que yo velaré por nuestra querida Frigilda en su último sueño
Se arrodilla de nuevo y prosigue con sus oraciones por el alma de su hermana

Mientras está rezando ante el cuerpo de su hermana, Otto escucha un trueno como si desgarrasen el cielo y oye como caen rocas de hielo sobre el techo de la capilla.
Se levanta y se dirige a la ventana más cercana y lo que ve le hiela la sangre y siente como se le escapan las fuerzas.
Oh Dios Mío... ahora no, esto no, por favor...
Padre, Hermana!!! Una riada se aproxima al castillo arrasando todo a su paso!!! Quedaos aquí mientras voy a buscar ayuda!!! - les grita a sus familiares. Sale corriendo a reunir gente para ayudar a los que están afuera.
Perdóname, Frigilda, pero primero hay que preocuparse de los vivos... sé que lo entenderías!!!

Los nobles germanos restan llorando a su hija, mientras Astiria se acerca a las mujeres percatándose del sistema que usan para embellecer a Jutta.

Entra en la escena con el mayor de los silencios y se lo indica así a cesarius con un gesto. Acercándose ya a aquel padre que vela a su hija muerta, mientras su otra hija duerme a su lado señor de Kriegghar, le traigo a aquel que rescató a sus hijas, Cesarius Dextard, es un soldado de la guardia. señalando al soldado que le sigue.

Abandono el patio siguiendo al consejero de Sir Robert. Avanzamos por los corredores del castillo hasta llegar a la capilla privada del señor. Me mantengo quieto y en silencio detras del consejero que me ha guiado. Contemplo a la luz del Sol que va caldeando poco a poco la estancia. Y mi mirada, no tarda en fijarse en el cadaver de la joven Dama a la que intente rescatar en vano de la torre incendiada. No puedo evitar sentir cierto grado de compasion por la vida perdida a causa del destino. Por la capilla, resuenan los rezos que, aunque entonados en un murmullo, la piedra se encarga de potenciar. Y yo, continuo en silencio y firme en presencia de mis Señores.

Otto entra en la capilla exhausto. Cuando entra ve a su padre y a su hermana, que duerme plácidamente. Su padre parece estar conversando con Marius y junto a éste ve a un soldado al que no reconoce.

Padre, he vuelto. La esperanza vuelve a los corazones del pueblo. Pero hay tanta gente que lo ha perdido todo... Marius... saluda, haciendo una reverencia a los dos hombres.

Adhus se acerca a su hijo querido hijo, que buen corazón tiene yendo a ayudar, me enorgulleces... este soldado que tenemos aquí, es quien salvó la vida a tu hermana y recuperó el cuerpo de Frigilda de entre las llamas.

Se dirige al soldado Cesarius, lo que ha hecho usted es digno de un caballero. Salvar la vida a la hija de un noble jugandose la de uno mismo, es algo que le engrandece y quiero que sepa, que no puedo estarle más agradecido... y no tengo mejor forma de pagarle, que nombrandole caballero de mi corte, servirá para la familia Kriegghar a las órdenes de mi hijo Otto, aquí presente... pienselo si lo necesita, y dígame su respuesta. Por cierto, querría que estuviera presente mañana durante el entierro de Frigilda.

Con lágrimas en los ojos, Otto abraza al soldado mientras le dice:
A partir de ahora seréis como un hermano para mí ya que os debo la vida de mi hermana. Es un orgullo contar con un soldado tan valiente a mi servicio y no os quepa duda de que algún día serviremos juntos como caballeros al servicio de Nuestro Señor.

Deja al caballero y se dirige a su padre:
Padre, se sabe ya cuán daremos santa sepultura al cuerpo de nuestra querida Frigilda? Es mi deseo y mi deber hasta entonces ayunar y permanecer en todo momento junto a ella ahora que ha pasado la terrible tempestad...

Tras el reconfortante baño mi aspecto y mi espíritu se han visto reforzados, un sencillo vestido azul marino, sobrio, con algún ligero adorno en blanco y un pañuelo que cubre mi castigado cabello, algún mechón rubio escapa del pañuelo intentando ocultar unos opacos ojos azules llenos de dolor...

Entro en la estancia con una determinación que creía haber pérdido, pero no soy la única que ha sufrido, eso es evidente nada más ver los rasgos dibujados en los rostros de los allí presentes...especialmente a un caballero, creo recordar que su nombre era Otto Kriegghar...

Saludos caballeros, mi nombre es Mille de Chautrec, creo que no tengo el honor de conocerlos personalmente al único que conozco es al consejero realmente... los terribles acontencimientos nos han llevado a hacerlo en estas desafor... en ese momento mi mirada se posa en Jutta y mi voz se quiebra, no estoy preparada, Dios mio, dame fuerzas desafortunadas circunstancias...

Tengo que apoyarme ligeramente en uno de los bancos de la capilla...

mira a la joven, su hermana resta también muerta estirada sobre un altar improvisado. Somos la familia Kriegghar, padre y hermanos dice girando la cabeza a su derecha e izquierda donde están Otto y Astiria....el soldado que nos acompaña es Cesarius, quien salvó a mi hija Astiria. Nos sentimos muy apenados por su pérdida, tanto como por la nuestra. mirando a Otto, su querido hijo Otto, mañana mismo será enterrada, y se oficiará una misa por ella durante la mañana... será mejor que ayunes a partir de esta noche, oigo como rugen tus tripas, y deberías dormir un rato tras comer algo. pasando sus manos de delante a su espalda, y deberías acompañar al señor Cesarius a uno de los aposentos que queden libres y ordenar que le traigan unas ropas dignas de uno de nuestros caballeros, tras la misa quiero concluir con el ritual de nombramiento. Finalmente camina hacia la joven Mille y posa sus manos sobre sus hombros y mira a sus ojos tratando de mostrar en ellos la sabiduría de una larga vida [B]Joven Mille, es claro que debemos estar tristes, pero no derrumbarnos en estos momentos, es triste cuando en una guerra ves morir a tus hombres con la impotencia de saber que ya nada puedes hacer por ellos. Más está en tu corazón el lugar donde tienes que guardar ese dolor, y en la cabeza está el lugar donde debe estar tu alma, lista para seguir con la vida atenta a todo lo nuevo que nos viene cada día. la abraza y le sonríe levemente, tratando de que se sienta querida.

Totalmente en silencio trato de hacerme a la idea de ser nombrado caballero. Es, sin duda, la maxima aspiracion que cualquier hombre de armas puede tener. Y tambien, me hago una idea de los deberes y el grado de responsabilidad que el nombramiento conlleva. Por tanto, cuando la Dama que acaba de entrar termina de hablar, doy un paso al fente y cuandrandome ante mi señor, digo. Mi señor Adhus. Acepto el nombramiento. Sere uno de vuestros caballeros. Intentare por todos los medios a mi alcance ser digno de la confianza que en mi depositais. Aqui y ahora os doy mi palabra de que siempre intentare comportarme con rectitud, lealtad y honor. No se puede esperar otra cosa de un caballero al servicio de la casa Kriegghar Tras decir esto, callo pensativo un segundo y despues añado. Lamento enormemente vuestra perdida, mi señor. Es algo que no olvidare jamas. Pues la inutilidad de mi esfuerzo para con una de vuestras hijas es algo que no me voy a permitir olvidar. Al fin y al cabo, cumplia con mi deber. Y, por tanto, por lo que respecta a vuestra joven hija, fracase en el cumplimiento de ese deber. En mi defensa tan solo puedo decir, que no se puede luchar contra la voluntad del destino. Dicho esto, inclino la cabeza ante mi señor y, callandome, doy un paso atras y vuelvo a cuadrarme en silencio.

Los ojos del anciano buscan traspasar la barrera de pesar que oculta el brillo azul que antes poseían los míos, a pesar de la futilidad de su intento, devuelvo una ligera sonrisa sinceramente agradecida y correspondo a su abrazo...

Supongo que para alguien acostumbrado a las batallas una pérdida es mucho más llevadera, pero mi espíritu quizás sea más débil, mi determinación flaquea con demasiada facilidad, necesitando renovarla a cada instante...

Gracias por tan sabias palabras Lord Kriegghar, significa mucho para mí encontrar apoyo en unos momentos tan duros liberada de su tierno abrazo nuevamente busco con la mirada el cuerpo de Jutta, un suspiro y de vuelta a los ojos del hombre...

Debo rezar por ella... palabras pronunciadas, pero ahora mismo, mis creencias no pasan por su mejor momento...

Una vez más, padre, vuestras palabras iluminan mi camino. Venid, Cesarius, acompañadme a comer algo y luego os llevaré a vuestros aposentos.

Padre, señora, Marius...- se despide de todos y sale de la capilla

A vuestras ordenes Sir Dicho esto, inclino la cabeza ante Mi señor Adhus y la dama que ha aparecido y añado. Permitidme que me retire. Comprendo perfectamente que en circustancias como estas mi presencia es, mas bien, una molestia. Comienzo a andar tras Sir Otto y, en ese momento, parece que suena la corneta de llamada en el patio. Desde detras de Sir Otto, yo digo. ¿Habeis oido eso Sir?. Creo que es la llamada de reunion que resuena en el patio. No obstante, no estoy del todo seguro.

Tras arrodillarme sobre un banco y pasar un buen rato rezando, la opresión del ambiente gelido de la capilla empieza a hacer mella en mi cuerpo y en mi ánimo, me incorporo y evito mirar el cuerpo de mi hermana...

Tengo que hablar con el sacerdote para que se encargue de la misa, y necesito salir al exterior, y también debería visitar a Sighard, estar al lado de Ghela, ella estuvo conmigo...el dolor amenaza con regresar con una fuerza que no veo capaz de afrontar...

Tras reunir energías me acerco donde está mi hermana y sujeto su mano con suavidad mientras siento el salado sabor de las lagrimas en mis labios, con la mano libre hago un vano intento de secarlas, puesto que siguen fluyendo en silenciosa procesión...una última mirada y me vuelvo hacia la posición de los miembros de la familia Kriegghar que aún quedan en la capilla, una ligera reverencia a modo de disculpa y salgo de la capilla...