Partida Rol por web

Coge el plato que le acerca Agnies. Gracias Agnies. empieza a comer con rapidez, como si alguien fuera a quitarle el plato de comida. Termina en un segundo y eructa GRRHGGBBBRHHHFFF-jajajajjajajaja comienza a reír con esa jovialidad de siempre recuperada.

Con el estómago lleno y la sed saciada, el borrachín sigue concentrado en su siesta. Es lo mínimo que se merece después de una buena comida... y una mañana con mucha acción!

- Zzzzzz -

Con sigilo trata de robar la bota de vino que si antes estaba vacía, no entiende como aún puede seguir bebiendo. Se acerca sigiloso aprovechando que duerme... mirando que no venga nadie disimula y consigue mover un poco el cuerpo, lo suficiente como para que el borracho no se despierte y a la vez pueda sacar el cordel de la bota de su cuerpo y luego del brazo. Tras estos se va a la parte posterior de la iglesia donde hay sobra a beber lo conseguido.

Wessel despierta de sopetón, no sabe cuanto tiempo ha dormido... aquellas mujeres parecen empezar a comer ya que nadie pide más comida y su bota..¿su bota? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡su bota ha desparecido!!!!!!!!!!!!!!!

El borrachín, amodorrado por el sol parece que va a dormir toda la tarde cuando, por algún motivo extraño despierta sobresaltado. Algún ruido se intenta convencer mientras se acomoda nuevamente y busca su bota para un traguito antes de volver a dormirse.

Su mano palpa el lugar donde debería encontrarse su preciado adminículo y, al no encontrarlo se termina de despertar rapidamente. Su vista recorre los alrededores, verificando quienes están cerca a la vez que levanta el tono de voz - Mi bota! - exclama compungido - Alguien ha visto mi bota? -

Girando sobre si mismo verifica que ninguno de los presentes tenga su preciado bien a la vista e intenta identificar al posible culpable del más asqueroso de los crímenes, birlarle el líquido que le da vida, la sangre de su cuerpo, la bebida de su corazón, el nectar de los dioses.

Wessel examina la zona cuidadosamente, mira de arriba abajo a cada persona que se mueve hasta donde alcanza su vista. Luego se incorpora un poco, busca al mendigo... no está allí, al menos no está entre esa multitud.

Nadie de los presentes parece tener su bota colgando, ninguno está echando un trago a nada que se parezca su bota...

En algún momento tras su llegada a la Iglesia, el joven juglar se sumió en un largo y placentero sueño. Llevando el estómago lleno gracias a la buena de Beatrix y encontrando un lugar relativamente seco en el que descansar, se dejó llevar por el cansancio.

Sabe Dios cuantas horas después (o días, Pelgriem es un gran dormilón) se despierta sobre uno de los bancos de la Iglesia, algo entumecido y con su estómago recitando una bonita sinfonía de quejidos y gruñidos
Se despereza con total descaro y al oler el pestazo que desprenden sus ropas, dibuja una expresión de desagrado.
Se sienta y observa hacia todos lados... en busca de algo de conversación o de algo de comer... aunque si encontrara las dos cosas sería inmensamente feliz

Wessel, cada vez más procupado y ofendido se levanta y gira sobre sus talones - Donde está el mendigo? - pregunta en voz alta - Seguro que es el ladrón - comienza diciendo en voz normal para luego elevarla - MALDITO LADRON, YA TE ENCONTRARÉ Y ME LAS PAGARAS! -

Totalemente desesperado busca el rostro del que le ha pedido antes su bebida y ahora, está convencido, se la ha quitado. Con los puños cerrados, dispuesto a recuperar su bien más importante - Maldito, DONDE ESTAS - Wessel, cada vez más nervioso, se mueve entre la gente, mirando con cuidado que su bota no esté en poder de nadie y, fundamentalmente donde está el que supone es "su" malehechor.

Incluso, en su desesperación, mira entre los árboles, no sea cosa que el ladrón se haya escondido entre ellos.

Wessel revolotea enloquecido entre la gente. Incluso mira en los árboles, es por último que rodea la iglesia y encuentra al mendigo sentado, tranquilo, en la sombra, no parece tener la bota extraviada. No se ha percatado de la presencia de Wessel tampoco.

El borrachín, con los ojos saltones y una mueca de desequilibrado dibujada en su cara, se acerca al mendigo con presteza

- Devolvedmela. Devolvedmela o sabras lo que es bueno - le espeta sin más explicaciones mientras en un cómico gesto de agresión cierra y abre los puños, dispuesto a hacer justicia por mano propia

- Maldito ladrón. No quiero excusas, la quiero ahora... o me obligarás a que... a... - ya no tiene palabras. La situación lo ha superado y está dispuesto a todo para recuperar su bien más preciado.

el mendigo se levanta del suelo de un salto y se tira hacia tras hasta tocar la pared, estirado y de pie, cree estar seguro de los puños del borrachín que se mueve exaltado delante de él. tranquilo, tranquilo... ¿que te devuelva qué? ¿Acaso ves que tenga algo tuyo? Cuéntame lo que ha pasado quizá te pueda ayudar, eso si, la próxima vez deberás darme un trago más largo... ¿porque no me das un trago ahora y te ayudo a encontrar a quien te haya quitado lo que te haya quitado. exclama el mendigo ante la agresividad creciente de aquel hombre de nariz enrojecida.

Wessel no se deja engañar por la aparente "inocencia" del mendigo y continúa con su bailoteo simil pugilato - No disimules! que se que fuiste tú - el borrachín está convencido de estar frente al culpable y tiene intención de cambiar de idea.

- Dame mi bota ahora y me olvidaré de lo que has hecho, sino conocerás mi furia - Wessel no está dispuesto a escuchar ninguna respuesta que no sea la que el espera

- Devuélvemela AHORA. Es mi última advertencia - El tono del borracho es totalmente serio. No deja espacio a ninguna broma respecto a su pérdida.

El mendigo finalmente asiente... está bien, borrachín insensato, yo quería sólo hacerte un bien... mira que andar robando el vino de la iglesia... está en el hueco de ese árbol, no he bebido una sola gota...

- Que yo que? - Wessel está totalmente ofendido por la acusación - Acá el único ladrón eres tu. Mira que culparme a mi. Debería... -

Sacude un poco más los puños dispuesto a golpear al mentiroso mendigo, pero finalmente abandona la idea - Para que? - se lo oye decir mientras se dirige al arbol que este ha nombrado. - Lo importante es recuperar MI vino, no preocuparme por lo que este mentiroso pueda decir -

Busca en el escondite su bota y le da un largo trago antes de retirarse - Ahh! No se pueden creer las mentiras que es capaz de inventar un ladrón para justificarse - acota mientras sacude la cabeza y se vuelve a atar la bota a su cintura.

Antes de retirarse gira e increpa al pobre medigo - No lo intentes nunca, pero nunca más... la próxima vez no seré tan generoso - lo amenaza mostrándole el puño, antes de volver a su ubicación, bajo SU arbol y volverse a tender a descansar.

el mendigo se desliza hasta caer de culo, resignado por no conseguir engañar ni a un borracho... aunque consciente de lo que ha visto hace un buen rato, no piensa en sacar de nuevo el tema, el no se lo diría a nadie, solo quería tratar de librarse de la ira del borracho. Hey amigo... lo siento...

La llegada de la flacucha con el crío me alegran de buena manera, bien, parece que al final habéis vuelto, ya me teníais preocupada, les digo mientras acaricio jovialmente el enmarañado cabello de Will. Sí, parece que no son muchos, digo a Agnies mientras cuento a ojo la cantidad de útiles que trae, pero bueno, menos es nada, ¿no? Mañana, o dentro de dos días, volverá el caballero Hölgut con más viandas y teniendo los platos más a mano podremos servir a estas pobres personas más rápidamente. De repente, un molesto rugir proveniente de mi tripa resuena, lo siento, le digo mientras que ella se ofrece a relevarme para que pueda comer, sí, será mejor que coma un poco, luego volveré para que puedas comer tú. Y con un leve movimiento de cabeza a modo de despedida y un sabroso plato de cocido en mis manos me retiro a la sombra de un árbol para comer tranquilamente, mmm.... la verdad es que sí que ha quedado delicioso. ¡Oh, el romero! Mmm... me encanta, tendré que ponerle un poco más la próxima vez, pienso mientras hago buena cuenta del contenido del plato. De repente, un encolerizado Wessel pasa por delante mío quejándose de un posible hurto de su bota, pero decido disfrutar unos minutos más del viento fresco del mediodía antes de volver a ponerme a trabajar.

Ha llegado ya la tarde a la Iglesia y el joven Pelgriem, como todos los demás, ha conseguido llenar su panza de una forma o de otra.

Sale entonces a dar una vuelta por los alrededores y elije un arbolillo bajo el cual se sienta a ver si su laúd sigue estando en condiciones de ser tocado... Es su único medio de vida y si nos ponemos a comparar, siempre suena mejor un instrumento de cuerda que un montón de nada.

Wernerus sigue las instrucciones del párroco y se acerca, temeroso, hasta donde yacen los cadáveres. Se esmera en recordar los nombres de los muertos que van siendo identificados para luego contrastar la lista con la de los desaparecidos y salir de dudas.

Meuus se daba alguna cabezada durante el trayecto,se despertaba cuando el carro pisaba alguna piedra que hiciera desestabillzarse el carro y despues volvia a dormir..

Vaya..do..¿donde estamos?..una voz lenta y adormilada era el tono que le salio al niño mientras pasaba los dedos por sus ojos para quitarse las legañas..