Partida Rol por web

La presencia del señor del lugar fue suficiente par que el borrachín dejara de esconderse y se acercara. Acomodándose sus pelos con las manos mojadas en su propia saliva, se preparó lo mejor que pudo. Tomo un nuevo trago de su bota y, con su mayor seriedad se aproximó al enorme caballo de guerra

- Pues yo pagué! - afirmó orgulloso, olvidando la parte de "no se dará recompensa a holgazanes" y haciendo hincapié en la que realmente le interesaba, "para ellos serán las primeras viviendas".

- Y estoy dispuesto a ayudar en lo que sea! - continúa, inflamado por la arenga de Sir Robert - Siempre me gustó ayudar, y no voy a cambiar ahora. Haré tanto como siempre - Ante la sorpresa de todos los presentes, Wessel parece sincero. Probablemente sea un efecto residual del vino...

-Shhh, tranquilo hijo...

Ernestus agarraba con fuerza la mano de Wyric, intentando transmitirle una calma que ni él mismo tenía en estos momentos.

El trote de los caballos se acercaba más y más, como un temblor que recorría la tierra en dirección a ellos.

Tras una desesperante espera, un caballo, seguramente de grandes proporciones, por la fuerza con la que pisaba el suelo, frenó ante la multitud y Sir Robert de Scofferi comenzó a arengar a los allí reunidos, prometiéndoles el oro y el moro, hablando de los días que vendrán, llenos de prosperidad para aquellos que trabajen...que trabajen según sus planes, días de calma para quienes coman de su mano.

Un pueblo, entre el castillo y la iglesia...que predecible... ohh vaya, ayudará desde el castillo, ¿y por qué no ayudas levantando casas?...son todos iguales... Has de contárselo, no seas estúpido, es su destino y tú no tienes derecho para seguir arrastrándole junto a ti...¡BASTA, NO AGUANTO MÁS!

-¡Señor!

El aciano grita, con voz temblorosa pero con la fuerza necesaria para hacerse oír.

El señor miró a aquel tipo desaliñado y de aspecto andrajoso que se le acercaba pobre hombre, lo que habrá sufrido... Así que ha pagado usted... me honra saber que fue uno de los diez que lo hicieron... ¿diez es un número muy bajo sabe? Por eso, en cuanto la construcción empiece, vaya a ver al buen señor Oelric que campará por aquí supervisando toda la obra... él comprobará su pago y le asignará la casa. Oelric será mi representante entre vosotros, quiero que cualquier problema que tengáis se lo trasmitáis a él... es un hombre muy entregado a la causa, ya mismo está trabajando en ella...

Luego ve a aquel anciano acompañado por un joven zagal de no más de ocho años parece ciego... que suerte ha tenido el hombre...y el chico, ha debido ser dificil para ellos dígame anciano...

- Si, lo haré - contesta el borrachín e intenta hacer una reverencia más o menos formal.

No le resulta sencillo. Su sentido del equilibrio se encuentra bastante alterado por el alcohol, sin embargo, pese a todo consigue hacer algo parecido a una reverencia sin dar con sus huesos por el piso, por lo que tras la intensa experiencia busca con la vista al tal Oedric mientras, nervioso, vuelve a tomar un trago de su bota. Donde estará ese recaudador? se pregunta preocupado Espero que haya oido las palabras de Sir Robert. Soy el primero de la lista

¡Señor!

Ernestus había alzado la voz por encima de todo el mundo haciéndose notar y reclamando la presencia del que quería hacerse ver el salvador de todo el mundo ...

-Ernestus ... me lo quedo mirando ... pero este estaba decidido a dirigirse a Sir Robert ...

Mi mirada se dirigía de uno a otro ... continuamente ... sin cesar ...

Ernestus ... ¿se lo dirás?

Pensaba entre unas leves lagrimas que aún recorrían mi rostro ... no sabía porque ... pero no cesaban ... y no dejaba de mirar el rostro de Ernestus ...

Tras un silencio general, únicamente interrumpido por un hombre que desprendía abundante olor a vino rancio, el anciano retoma su frase, con la misma voz temblorosa que antes.

-Verá...

Una nueva pausa aprovechada por el viejo para relajar sus hombros, que caen desplomados tras la tensión acumulada.

Wyric menciona su nombre, temblorosa voz al igual que la suya.

-...en este carro hay un caballero cruzado que necesita curación...quizá usted pueda darle cobijo en el castillo donde puede que le estén esperando sus compañeros de armas...

No puedo...soy demasiado egoísta...

Ernestus aprieta nuevamente la mano del pequeño Wyric a la vez que le susurra .

-Indícale al señor quién es Conrado...hijo.

Me quedo mirando a Ernestus un poco mas aliviado por sus palabras ...

-Si ... Padre ... digo mirándole sin cesar y apretando fuerte su mano ... se la suelto y después de un fuerte abrazo me separo de el dejándolo a buen recaudo con su bastón y me dirijo hacía el carro ...

-Conrado ... digo casi despertando al caballero ... -Está aquí ... el señor del Feudo ... Sir Robert de Scofferi ... ellos pueden llevarte al castillo con tus hombres ...

Me había anticipado a una respuesta de Sir Robert ya que este aún no se había pronunciado todavía ... pero yo ya lo daba por hecho ... por lo que me dirijo unos pasos hacía el y le digo casi tartamudeando debido a los nervios del momento ...

-Se ... Se ... Señor ... ¿verdad que po ... po ... podrá llevarlo co ... co ... con usted?

Apenas se mueve, está estirado en el ahora vacío carro... apenas se mueve.

Mira al hombre la verdad mucha pinta no tiene, pero después de lo que ha pasado aquí, quien diría que noclaro muchacho, claro mientras mira al chico acercándose a Conrado. mis hombres le llevarán, si hay algún herido grave, subanlo también al carro.

-Gra ... Gracias ... Se ... Se ... Señor ... digo volviendo de nuevo al carro para dirigirme a Conrado ...

-Conrado ... ellos te llevarán ... y te cuidarán ... y te pondrás bueno ... y podrás volver a batallar ... no me estaba dando cuenta pero ahora cada vez las lagrimas eran mas intensas ... pero ahora lloraba por un motivo diferente ... Conrado se iría con ellos y quizás no volveríamos a verle ...

-Conrado ... ¿nos volveremos a ver?

Perdóneme...mi señor Logro exclamar mientras me acerco a sir Robert y realizo una exagerada reberencia.

Lamentablemente hasta esta mañana no pude salir de mi choza, no sabía nada acerca de un impuesto, pero si estoy dispuesto a ayudar en todo lo que pueda, un enterrador en estos tiempos puede ser útil.

Mi mirada se mantiene clavada en el suelo, algo nerviosa al hablar con alguien de alta cuna.

Conrado coge la mano a wyric quien sabe pequeño, quien sabe, pero tan pronto llegue de nuevo a Jerusalén, rezaré una pregaria por vosotros ante el santo sepulcro.

guardias, coged el carro les dice a aquellos mismos que por la mañana lo habían traído y que ahora estaban firmes al lado de la gran olla.

Luego, dirigiéndose al enterrador... Hable con Oelric, seguramente mañana por la mañana ya esté aquí organizandolo todo... realmente sus conocimientos nos irán bien... y si trabaja duro, será como todos recompensado. Recuerden gentes, que lo importante, es hacer un lugar prospero, y creo firmemente en que entre todos lo conseguiremos.

-Adiós Conrado ... digo despidiéndome con la mano al ver que los guardias cogen el carro siguiendo las órdenes del Señor ... -Espero que encuentres a tus hombres ... tarde o temprano nos volveremos a ver Conrado ...

Me dirijo de nuevo hacía Ernestus y le vuelvo a coger del brazo ... demasiadas emociones en tan poco tiempo empezaba a hacer mella en el niño ... apretaba con fuerza la mano de Ernestus mientras no podía parar de llorar ...

-Ernestus ... digo mirándole ... -¿Y ahora?

El carromato comenzaba a alejarse, llevándose consigo a Conrado del Aguador, aquél sorprendente hombre con el que habían tenido el placer de compartir los tres últimos días, pero quien sin duda había logrado abrirse un pequeño hueco en sus corazones...sobre todo en el pequeño y acelerado corazón de Wyric, que lloraba desconsolado su marcha.

-Ahora será lo que haya de ser hijo mío. Por poco que tengamos aún nos tenemos el uno al otro...y eso es algo que me consuela.

El anciano se agacha como malamente puede, incando las rodillas en el frío barro mientras abraza al chiquillo y las vendas que cubren sus ojos comienzan a empaparse.

Me fundo en un abrazo a Ernestus al oír sus palabras ...

-Claro que si Ernestus ... nos tenemos el uno al otro ... y no nos separaremos nunca ... Padre ...

Aún abrazado a Ernestus observo como el carromato se aleja poco a poco y Conrado del Aguador se despide de nosotros ...

-Entremos Padre ... dentro estaremos mas calientes ... y podremos descansar mejor ... esta empezando a caer la noche ...

El anciano asiente a las palabras del niño y con su ayuda y la del bastón consigue ponerse nuevamente en pie, después se introducen en la atestada iglesia.

Con la cabeza llena de dudas, Ernestus simplemente se deja guiar por su lazarillo, como tantas otras veces, mientras piensa y piensa.

Ir a las montañas no es tan buena idea como pensé en un principio...por mucho que me pese, es más seguro continuar aquí...quizá Wyric pueda echar una mano en la construcción del nuevo pueblo como ayudante...algo que le asegurase un pan que llevarse a la boca...yo estoy inservible para esos menesteres...nisiquiera me gusta la idea de establecerme de nuevo entre toda esta gente...quiero volver al bosque, a la soledad y la paz en comunión con la madre tierra...pero no puede ser, ya no hay alimentos, todo ha sido destruido...lo mejor para el muchacho es que nos quedemos algún tiempo por aquí...

Ambos entramos a la Iglesia ... con el paso lento pero seguro ... no sin antes indicarles a Minte y Meeus que entraran también ...

-Minte ... Meeus ... vamos adentro ... Ernestus necesita descansar ...

En el interior de la iglesia había mucha gente reunida ... unos comían ... otros descansaban ... pero unas voces llamaron mi atención a los que rápidamente les dirigí mi mirada ...

-Mira Ernestus ... ¡Agnies y Will están aquí! Levanto su brazo indicándole la dirección en la que se encuentran y desde donde estamos empiezo a gritar ... ¡¡¡AGNIES!!! ¡¡¡WILL!!! ¡¡¡ESTAMOS AQUÍ!!!

Nos acercamos lentamente hacía ellos y una vez junto a ellos les digo ...

-Que alegría me da veros sanos y salvos ... ¿como os encontráis? La taberna imagino que ... mi rostro ahora se volvía triste ... seguramente no quedaba nada de la taberna ...

Las palabras de Wyric traen un pequeño soplo de alegría al viejo Ernestus, a quien le reconforta saber que Agnies y Will han sobrevivido a la catástrofe.

-Ohhh Agnies...cuanto me alegra verte, lo mismo digo de ti pequeño Will, es una suerte que os encontréis aquí...son muchos los que han cruzado la Estigia...

WYYYYYYRIC! amigo! william se alegra de ver a su amigo y no tarda en abrazarle ¡que suerte de veros con vida!¿como va Ernestus? luego se percata de que meeus también está allí Meeus? yeeeeeeeeeeee hemos salido todos de esta... ¿vais a quedaros a vivir aquí? podremos formar una banda!