Partida Rol por web

Dan Vorton no se inmutó en lo más mínimo, sacando de su enorme espalda aquella llave espada, este se giró hacia la ventana, dando la espalda a una Caerulea la cual ya no parecía suponer ninguna amenaza para nadie más que para sí misma.

-Te la devuelvo... -Indicó esbozando una leve sonrisa.- ¡Cógela!.

La llave espada de Rayla surcó el cielo en un instante hasta volver junto a su portadora, aunque de una forma algo menos servicial que las anteriores veces.

En cuanto a la joven Rayla, esta obtuvo de vuelta su llave espada, aunque por desgracia para ella, no la logró obtener en la mano, sino que terminó en su ojo derecho, el cual se iluminó por el brillo lustroso de aquella arma surcando el cielo contra el.

Con un terrible sonido, el filo de aquella espada se clavó en el rostro de la joven caballera que iba a tener que llevar aquella marca de la derrota sufrida por Dan Vorton, o por Luxu.

La sangre caía de aquella cuenca vacía hacia el vacío más absoluto hacia el pie de la torre del reloj.

La llave espada que Dan Vorton tenía en sus manos, la suya propia, también viajó por el cielo, y aunque en esta ocasión el objetivo no era el otro ojo de Rayla, quizás hubiera sido mejor que este hubiera ido así, puesto que la llave espada atravesó de lado a lado el globo de chicle rosado que los mantenía en el aire.

Con aquel globo estallado, Stitch, el niño enmascarado, Gumshoe y Rayla comenzaron a caer hacia el vacío, a unos cuantos metros de la torre, lejos de toda esperanza de que pudieran alcanzarla en la caída. Y lo que era aún peor, los restos de chicle rosado que quedaban alrededor de Gumshoe pegaron a los cuatro individuos en una caída conjunta.

Al menos se irían todos juntos al otro barrio...

La batalla contra Luxu se había saldado de varias vidas inocentes, Rayla había caído por la torre junto con el bebé, el perro rosado y el perro azulado; y por supuesto Dan Vorton había sido poseído por aquel enemigo que se estaba aprovechando de la ventaja que tenía al usar el cuerpo del gigantesco compañero de Caerulea.

Y el hecho de que Caerulea estuviera en pie tan solo hacía que el resultado inminente fuera retrasado por otro minuto más, pues aquel enemigo se curaba de los pocos ataques que la muchacha lograba acertar, y en su estado, esos no iban a ser muchos.

-Muchas gracias, pequeñín. -Comentó una voz de una muchacha desconocida a la espalda de Caerulea, si esta se girara podía ver a una muchacha de cabellos anaranjados acariciando con ternura al Chirithy.- Recuerda: Que tu corazón sea tu llave guía...

Tras decir esto, aquella muchacha desapareció en el aire, en pequeñas luces brillantes y en el suelo en el que se encontraba brotaron flores.

Alrededor de Caerulea aparecieron doce llaves espadas, de distinto tamaño, de distinto color, de distinta forma, todas ellas giraron alrededor de la joven.

Y por algún motivo... estas armas... se le hacían familiares...

De nuevo, no pude hacer nada para evitarlo de nuevo. Mis disparos siempre tan sólo rozaban a Luxu, y ahora que estaba yo tan débil, ya nunca le alcanzaría. Y como apenas podía moverme, él no tardaría en darme caza, no sólo porque era un mejor luchador que yo, sino porque además bien sabía yo del ligero recuerdo de cuando habíamos luchado juntos, que el cuerpo de Dan Vorton podía aguantar muchos, muchos golpes. Así que no, no pude hacer nada cuando vi cómo me ignoraba para golpear no una, sino dos veces a Rayla. La primera, desde el ángulo donde yo estaba pareció atravesarle la cabeza por un ojo, un golpe sin duda que seguro la habría matado. Y el segundo ataque fue contra el globo de aquel bicho rosado, haciendo que cayesen al océano que no paraba de crecer bajo nuestros pies, recuperando su sitio.

Me derrumbé de rodillas al suelo. El final que tanto temí había llegado ya, ¿verdad? No tenía uso retrasarlo más. "Erythrum... pequeño Chiritín y el bebé y el perrito azulado... Rayla, Oween, Naoko, Nate, A-Archival y todos los demás cuyos nombres ni siquiera tuve tiempo de conocer... i-incluso usted, Señor Vorton... lo siento. ...Siento no haber podido salvaros... Soy una torpe... y una débil inútil... Sólo sé esquivar... que no es otra cosa que huír y aún siquiera eso se me ha dado fatal..."
 

Pero entonces escuché una voz tras de mí. "¿Huh?" me giré a tiempo para ver a una muchacha de cabellos largos color melocotón, acariciando a Chiritín. ¿Quién sería aquel fantasma que tan pronto la vi desapareció en un millar de luces, dejando tan solo una frase al viento? ...Que tu corazón te sirva de guía...

"¿Que mi corazón...

...se convierta en la llave que pueda guiarme?"

Me puse en pie. Me llevé una mano al pecho a la altura del corazón, y con la otra acaricié el anillo de compromiso que tenía en el dedo. Recordé lo que sentí la primera vez que le vi caer como una estrella fugaz en mi mundo. Recordé el tiempo que llevaba sin sonreír hasta que le conocí. La calidez que trajo a mi corazón cuando estuvo, lo fácil que se hacía el vivir cuando estaba conmigo y lo simple y puramente feliz que me sentí aquella noche en la que se me confesó, lo difícil que fue dejarle ir, y lo fuerte fui porque aún a pesar de eso nunca dije ni me escuchó decirle: 'cariño, por favor, no te vayas.'

Recordé aquel abrazo grupal en la plaza hacía unos días, donde todavía todos estábamos unidos en un solo objetivo y nadie había muerto aún. Y aunque mi mente aún no recordase todavía bien qué pasó después de ir tras Erythrum un año después de que desapareciera, ni a toda la gente que conocí... sentí que mi corazón sí que los recordaba.

Y por fin, recuperé la calma.

"A pesar de tus advertencias, Luxu... el futuro ya no me da miedo. No temo lo que pueda pasar. Te derrotaré, y  lo que sea que me aguarde en el mañana después de eso..." me encogí de hombros "...todavía falta un ratito para que llege." Recuperé la calma. Ya no tenía miedo ni de Luxu, ni del océano que iba a caer sobre nuestras cabezas. Extendí la mano que tenía libre sin sostener la espada-llave, y un círculo de espadas-llave apareció a mi alrededor.

"Soy una torpe y una débil... y sólo sé huir... siempre estoy dependiendo de mis amigos para todo... Pero te derrotaré ahora mismo. Porque no estás luchando contra mí solamente..."

"Mientras siga viva, mientras guarde un pedacito de mis amigos en mi corazón... nunca se habrán ido del todo."

Pese a que Alexis era un mago poderoso, el era conocido por ser más de dañar que de curar, en particular hacia sí mismo y en explosiones gigantes. Aún con todo, Caerulea recibió de lleno un soplo de aire fresco lleno de esperanza por parte del mago, al curarse entera.

En cuanto a Alphonse, este acató las órdenes de Caerulea y su llave espada floreada y con olor a pantano, fue directa contra Dan Vorton, el cual no pudo bloquear el ataque, recibiendo un poderoso daño por parte del primero en haber caído en aquel pueblo maldito.

En cuanto a Archival, este acató las órdenes de Caerulea y su llave dorada con forma de llama, fue directa contra Dan Vorton, el cual no pudo bloquear el ataque, recibiendo un poderoso daño por parte del muchacho de cabellos amarillos.

Aquel semejante golpe fue lo suficiente como para que el grandullón tuviera sus ojos en blanco por un instante.

Asrai golpea a Dan

Por su parte, la espada de Elan, una azulada que además emitía un extraño brillo de este mismo color, trató de golpear a Dan Vorton, pero el grandullón, de forma inconsciente, bloqueó ese ataque.

La suerte de Elan, seguía siendo bastante mala, primero por morir aplastado por cubitos de hielo y ahora en su momento de brillar, fallar... Es que Elan no daba una ultimamente...

Otro cuyo ataque también falló sería Nate, pues pese a que su llave espada era metálica y rebosaba un líquido verdoso por los dientes de la misma, esto no sirvió que para un Dan Vorton inconsciente no fuera capaz de bloquear su filo.

El muchacho peliblanco, uno de los últimos en caer, no había tenido un final digno, ni siquiera en este revival, pero sí fue algo sentimental.

En cuanto a Raanmar, este acató las órdenes de Caerulea y su llave dorada con forma de rama y flechas clavadas, fue directa contra Dan Vorton, el cual no pudo bloquear el ataque, recibiendo un poderoso daño por parte de aquel misterioso muchacho.

Aquel semejante golpe fue lo suficiente como para que el grandullón tuviera sus ojos en blanco por un instante.

Aquella llave espada, que parecía más ser un gancho conformado por un hueso de ballena o de un tiburón regordete, la cual pertenecía a Yusuki Ayase, conformó en el aire sobre Dan Vorton una esfera morada que en un movimiento ágil, bajó sobre el gigantón.

Aquella esfera aplastó el enorme cuerpo de Dan, impidiendo a este moverse en lo más mínimo, mientras su cuerpo era dañado.

El hechizo de Zaki Yanko falló.

...Y eso que falló...

Y nada más!

El próximo en atacar no sería otro que Owen, Oween, Oweeen... o como diablos se llamara ese cuatro-ojos, que al parecer ni siquiera él sabe cuantas "e"s tiene su propio nombre.

La espada esquelética del muchacho se llenó de escarcha para lanzar un hechizo de hielo que terminó por impactar y congelar al grandullón en una nube de vapor.