Partida Rol por web

Por su parte, Zaki logró escalar al cuerpecillo de Noodle Burguer-Boy, y milagrosamente ya se encontraba más cerca de aquellas criaturas; algo que Patricia dejó de tener dicha condición, pues la primera criatura embistió contra ella y la lanzó fuera de la plataforma, cayendo desde la cabeza de Noodle Burger-Boy y chocando de espaldas contra el duro suelo de roca, piedra y cristales.

Lo que seguiría, sería una oleada de bombas cayendo del cielo, por parte de los otros dos restantes; los cuales impactaron en Patricia y Elan en la primera explosión, pese a que este último alcanzó a cubrirse, y la segunda una muy malherida Patricia logró salir del radio de la explosión, tambaleando.

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! 

Patricia rompió cristales, y a continuación barrió su propio estropicio con el cuerpo. Había acabado bastante malherida, pero sobretodo, frustrada. Se levantó usando la llave-espada de bastón, y se dirigió lentamente hacia la nave, llorando y sollozando flojito.

Con lo... que me había costado... subir... buuu

Y siguió acercándose lentamente con su nueva apariencia de vieja apaleada.

Patricia parecía estar extremadamente malherida después de semejante caída. Por su parte, Zaki parecía estar llevándolo bien, escalando por su cuenta y, si lo de antes no fue casualidad, podría encargarse de los malditos bombarderos con facilidad. Ahora la prioridad era mantener con vida a su amiga. Como si de un paramédico se tratara, Élan trató de estabilizarla lanzando la misma magia que en la ocasión anterior, canalizando su energía a través de la espada y concentrándose en su objetivo, Patricia. Quizás no fuese un rayo de luz tan potente como el anterior, pero el joven pudo ver como una esfera de energía salía de la espada y se posaba calmadamente sobre la muchacha, como un abrazo.

Patricia decidió recuperarse de sus heridas en vez de continuar subiendo por la cabeza del Noodle Buger Boy, por su parte, Elan, aún medio colgado y con miedo de ser lanzado por los aires en caso de que subiera al piso superior; se quedó a mitad de camino y decidió curar a Patricia, al menos lo suficiente para que volvieran sus fuerzas.

Aquí estaba yo un chico normal escalando un hamburguesa gigante mientras era bombardeado por numerosos monstruos con forma de cañón,ya mis compañeros han sido derribados y están nuevamente allá abajo en el suelo donde habíamos comenzado ya estaba agotado por escalar tanto y aún tenía que tomar impulso para subir el resto,mientras intentaba pegarme al metalico ser lo más posible en caso de que los monstruos tomaban la decisión de atacarme sabía que esas cosas no eran tan fuertes como lo parecían y el verdadero problema era llegar a ellas,mientras apoyaba mi espalda pude ver el lugar donde no estaba hace mucho cubierto de hielo y dar una pregunta salida de la nada a mis compañeros -¿Alguno tiene una idea para subir esa cosa?- antes de siquiera darles tiempos de contestar a Elan o Patricia respondí yo mismo -Porque yo si.

Lo único que pudo pasar por mi cabeza eran las alocadas estrategias de Patricia el mejor ejemplo fue hacer los numerosos agujeros a la nave que los ayuda a escalar y lo único que pude pensar es usar esa misma estrategia pero buscando la forma de no seguir agujereando la nave y el hielo era la mejor opción levante mi espada apuntando al resto del camino esperando que el hielo lograra darme soporte para seguir subiendo y para no ser derribado por esas cosas,hacer un "Patricia" era lo unico que podia pensar -Esperemos que esto funcione.

Por algún motivo, Zaki atacó a la nave... con mucha seguridad. Aunque no decidió subir por las nuevas escaleras de hielo que hubo creado, cosa inteligente porque, a fin de cuentas, era una maldita escalera de hielo... por lo demás, los tres enemigos estaban a punto de atacar con un nuevo ataque de bombas de racimo.

Pero algo ocurrió, lentamente las criaturas comenzaron a moverse hacia un lado, chocando entre ellas y finalmente cayendo por la parte trasera de la cabeza del Noodle Burguer Boy Gigante Nave-Espacial Re-Convertida a Submarino por medio de un refresco de lima-limón de marca blanca; en concreto en la dirección dónde estaba Zaki.

Por suerte para el joven, saltó a tiempo antes de que los tres enemigos cayeran sobre él. - Por otro lado, Elan también tuvo que soltarse... A medida que la nave se reincorporaba, los tres pudieron ver a Noodle Burguer Boy mirandoles con lo que podría ser una cara enfadada... pero sin mostrar emoción, pues era un robot sin expresiones.

¡DEJAD DE ATACAR MI NAVE!

Sí que se sintió como un abrazo. Más el efecto sanador, y más el efectivo de bolita de luz bonita, más el efecto de venir de su nuevo amigo con el que tenía aventuras peligrosas llenas de lucecitas de luz bonita, Patricia se sonrojó, hizo movimientos raros con las manos, se arregló el pelo, dijo algo como gzasLáan, y un escalofrío de agradabilidad la hizo temblar. Y de repente, se enfadó:

¿¡Por qué no hiciste eso antes Burger-Boy!?

Sonrojada de... de misterio placentero, enfadada y culpable con Burger-Boy, molida a palos (bombas), pensando en gente que había dejado atrás, y en gente que la había dejado atrás, y absolutamente colérica con los monstruos feos, a Patricia se le quedó cara de bebé viejo, de mueca con excesiva gravedad en la punta de la nariz. Y decidió que le daba igual romper la nave, y le daba igual todo, y solo quería destrozar a los malos y recibir bolitas de luz brillante, así que dijo:

¡Ay! Corrió palante palante palante, levantó su llave-rifle, bajó de repente cual llave-hacha-rifle, ¡ay!, unas cuantas bolitas de luz borracha salieron de su llave-rifle-pelota de discoteca... Patricia tomó aire, probablemente más del que necesitaba y probablemente tendría flato segundos después... ¡Y siguió palante! ¡Y le dio flato! ¡Ay! Y disparó más cosas.

Patricia corrió como una loca, disparó como una desquiciada, corrió como una paranóica y volvió a disparar como una demente. Y le dio el flato como una persona que hacía unos segundos atrás casi caía inconsciente por todo el daño sufrido y ahora se dedicaba a correr como si se le hubiera caído un tornillo y disparar cual ida de la olla.

Al menos logró eliminar a una de esas criaturas y herir a otra, con esas bolitas.

-¡Ay! -gritó Elan tras aterrizar como pudo tras el repentino movimiento del Burger Boy. Ya podría habérsele ocurrido antes la idea al maldito robot pensó, mientras se incorporaba de nuevo, sin estar del todo seguro de que no lo hubiese hecho a posta para lanzarles a todos por los aires. Ese bicho estaba hecho todo un psicópata. -Bien, vamos a darles caña y a terminar con esto de una maldita vez -dijo sin saber muy bien para quien, saliendo tras Patricia y, al igual que ella, deteniéndose a medio camino para lanzar su arma contra los cañones, en particular contra el que le pareció que estaba más cascado, con la esperanza de finiquitarlo. El arma, como las otras veces, describió un arco eléctrico antes de impactar contra el enemigo, bastante espectacular a nivel visual pero de escaso impacto real, más allá del daño que aquel armatoste metálico lleno de pinchos sin duda le hizo a la sombra, si es que aquellas criaturas eran capaces de sentir dolor, algo que a Elan, siendo sinceros, ni le iba ni le venía.

Escalar la nave varias veces me había agotado y cuándo finalmente pensé que podría facilitarme más las cosas con el hielo a nuestro robótico piloto había tenido la brillante idea de mostrar que la nave era capaz de andar por su propia cuenta lo que me hizo bajarme de esa cosa, algo que debió hacerse desde que está batalla empezó después de todo no era agradable recibir numerosos golpes y explosiones aunque a este punto ya debíamos estar más que acostumbrados a esa sensación.

Esas cosas en el aire realmente me molestaban eran lo único que no podíamos atacar cuando quisiéramos por su distancia tan apartada del suelo pero no podía perder las ganas de darles un buen golpe de mi parte,arrojando mi llave contra una de ellas esperando darle.

El grupo corría al unisono para acabar con aquellos enemigos; con las espadas lanzadas, tanto por Elan como por Zaki, lograron atravesar y derrotar a uno de los cañones restantes, pues el otro fue diezmado por Patricia sin mayores problemas. Tan solo quedaba el último, el central, el cual aprovechó que Patricia se encontraba cerca, para embestirla. - Quizás no la mejor de las ideas teniendo en cuenta que podía dispararla a bocajarro... pero una opción respetable.

Patricia se lanzó épicamente a un lado, pero igualmente se comió la embestida patéticamente y volvió al suelo, clavándose hermosos cristalitos... ¡pero se le fue el flato! Inconscientemente cansada de repetir su muletilla "ay", esta vez dijo:

¡Cañón malo!

Desde el suelo, llena de moretones, rasguños y puede que alguna que otra fractura que solo aumentaban la epicidad de su patetismo. Pero ella se sentía muy amenazante, sí señora. Se mareó un poco al levantarse con su llave-bastón, pero siguió adelante... o más bien lo intentó, porque se iba pa un lado cual borracha. Como notaba que se caía, arreó un golpe de llave-remo al malo, e intentó equilibrarse. Sin mucho éxito, puesto que se pasó de largo... ¡pero rectificó! Se dio la vuelta, sacó fuerzas de... de... ¡Amistad! por ejemplo, y bateó con una potencia tan palpable que hasta hizo aquel ruidito de "huuu" de cuando los golpes fuertes cortan el aire.

Patricia golpeó con fuerza, pero el monstruo parecía ser más duro que una amistad; al menos tendrían que ser amigos "con derechos" si quería tener el suficiente poder como para atravesar la dura armadura de aquella criatura, la cual, se movía como un maníaco con tal de evitar que Patricia le golpeara el rostro con su arma.

Tras aquella carrerita, Saiki por fin logró plantarse ante el cañón que restaba por eliminar. Con un gesto de la muñeca, desconvocó su espada del lugar donde había aterrizado al atravesar al otro cañón y la volvió a hacer aparecer en su mano para confrontar al monstruo que quedaba de manera directa. Alzó su arma por encima de su cabeza con ambas manos y la descargó con todas sus fuerzas contra el bicho. -¡Esto se acaba aquí! -gritó, mientras la llave refulgía como una central eléctrica. En el rostro de Saiki se formó la sonrisa del que sabe que ha dado un golpe fatal o del que sabe que acaba de hacer una cosa rematadamente guay.

En efecto, no hizo falta nada más. El poderoso golpe de Elan hizo añicos a aquella criatura una vez que hubo contactado la llave con ella; de hecho, dicho golpe hubiera sido lo suficientemente poderoso como para derrotarla aunque la criatura hubiera puesto su coraza dura, o habiendole dado un buen golpe y estando en sus mejores condiciones. ¡Fue un golpe arrasador!.