Partida Rol por web

Hacia el norte -respondió el Ranger al Flaco-, justo por en la dirección que seguíais. Parece que esta muchacha os está guiando bien -refiriéndose a Nihimana,  mirando cómo se levantaba y reincorporaba-. Reynolds asintió la viveza de Pancho el mexicano, que parecía estar conforme a acompañarles en el transcurso de la caza. No así tuvo a bien encajar la pregunta de Belle, pues ante la cuestión de la recompensa arrugó el entrecejo y le dedicó una mirada indiferente.

Andando, coged los caballos -os dijo-. ¡Tommy!, ¡ve a por los nuestros- Y enseguida el muchacho corrió hacia el río, pues los había quedado atados a un árbol en lo profundo de una hondonada. Un par de minutos después llegó con ellos y os montásteis en las bestias. No hay tiempo que perder. Se os recompensará bien si cumplís, mujer -le dijo finalmente a Bones-. ¡EEAAaaaaa! -y el Ranger espoleó su caballo mientras Nihimana se montaba a lomos del caballo de la joven e intrépida Bones-.

* * *

Nihimana alertó, tras unos veinte minutos avanzando por la parte más pedreogosa a irregular del desierto de Chihuahua, que aquel lugar solía ser una zona de paso de viajeros y carretas, y por supuesto, de comancheros, si se diera el caso. Comunicásteis estas palabras a Reynolds en un pequeño descanso de viaje, estando justo delante de una árida loma de unos treinta o cuarenta metros de altura. El Ranger insistía en avanzar, y, de pillar a los comancheros, darle pólvora a diestro y siniestro.

Mejor es vigilar, siempre mejor... ¡Arriba! -señaló la apache la loma-. Subir y ver. Amigos -os decía a vosotros-, subir y ver.

Bones bajo del caballo. Escupio a un lado mientras se ajustaba la pistolera.

-Me acercare a echar un vistazo. Prefiero disponer de toda la informacion posible si las cosas se han de poner espinosas-dijo avanzando a pie hacia donde señalaba la india-Permanezcan aqui en silencio y cubranme.

Dirigio un vistazo a la mujer apache. Se lo penso mejor y añadio:

-Procuren no dispararle a ella tampoco.

—Gilipollas la tuerta malfollada esta— maldijo el flaco en un tono perfectamente audible —. La próxima vez que se te encasquille el arma podría ser cuando esté usando la mía para darte el tiro de gracia.

La amenaza era velada, aquellos comentarios y esa bordería intrínseca le estaban sacando de quicio. Además las fracciones eran cada vez menores así que tal vez sería una buena idea solucionar aquel problema.

-Chssssssst .

Belle se quitó el dedo de la boca. 

-¡Guarde silencio, señor Tutt! Estamos tratando con gente peligrosa aquí. 

A Pancho no le hacía demasiada gracia que la mujer del parche siguiera insistiendo en pretender ser la jefa que ordenara y mandase en aquel grupo. Se pensará que por haber disparado primero a esos forajidos y venir a buscar socios para acabar con ellos, acaso tiene derecho a decirnos lo que hay que hacer...

El caso es que sin dar un segundo para decidirse, Belle había seguido las instrucciones de la joven india y se acercaba a la zona que había indicado para otear las proximidades, en busca de algo que pudiera prevenirlos de algún peligro. Suspiró con notable impaciencia cuando la mujer empezaba a ascender la loma, antes de decir:

-Muy bien señorita Belle, pero tenga cuidado. También podrían verla a usted, y practicar el tiro al blanco con su cabeza.

Había que ver lo que daba de sí un disparo... Parecía ser que un disparo era todo lo que necesitaba una mala mujer para creerse hombre, para tratarles con desprecio y con arrogancia. Cierto era que aquel disparo había mantenido aquel grupo pero a partir de ahí se había acabado su crédito. Habían dos hombres más, Rangers.

Y no debía consentir ser humillado frente a ellos, además. Había demasiadas porciones y la tarta era cada vez menos suficiente para que mereciese la pena todo aquello.

El flaco cerró los ojos por un momento y decidió dejar pasar aquel momento suspirando. 

—Vamos a esperar a ver si ve algo con ese ojo— terminó por votar.

Aquella mujer tardó varios minutos en subir a la cima, más o menos unos diez. No tenía todas las opiniones favorables de aquel grupo, y aunque el Ranger Reynolds no lo había formulado como tal, seguramente no contara con la aprobación de ni tan siquiera que aquella mujer estuviera allí. No obstante, dejo que subiese a la loma y vislumbrara.La joven subió y bajó muy pronto, ya que no había logrado vislumbrar nada desde aquellas alturas. Intentó además que su presencia no fuera indiscreta, y que el subir a la loma no reportada a todos y cada de uno de vosotros la visita de nadie.

Una vez que la mujer estuvo con el grupo, Nihimana pidió unos segundos para rastrear el terreno. Logró divisar entonces, ante el asombrado ayudante del Ranger, unas huellas de caballos.

Mirad, aquí pasaron, aquí -decía señalando el árido suelo del desierto-. Muchas huellas, de muchos -repetía-. Son recientes, horas pero poco, muy poco...

¡Vayamos entonces! -dijo Reynolds espoleando su montura según la dirección que apuntaba el dedo de la joven apache-, ¡no hay tiempo que perder! ¡EAAA!

Reynolds llevaba su rifle Winchester en la mano, por lo que su cabalgada no era a todo trapo. No fue muy dificil seguir aquellas huellas, ya que con la ayuda de Nihimana y lo cotidiano del terreno se hacía bastante motivador hacerlo. Tras una media hora de marcha rápida (aunque no al galope) advertísteis en un gran llano, a la sombra de una pared de roca rojiza, al grupo de comancheros que perseguíais haciendo una parada. Llevaban consigo varios carromato que, probablemente, habrían robado y para utilizarlos como vehículo de transporte de las mercancías para los indios a los que suministraban. Era un total de ocho, y parecían estar haciendo una fogata entre varias piedras acomodadas para comer.

-Uno... dos... alli hay otro... ocho-conto Belle rapidamente antes de ponerse a cubierto-Nosotros somos seis y contamos con el factor sorpresa: eso deberia igualar las cosas.

Dirigio una mirada a la india. Descarto rapidamente la idea de darle un arma de fuego a una piel roja.

-¿Alguien tiene alguna idea? Probablemente, si conseguimos rodearles sin que nos descubran, podemos conseguir que se entreguen sin armar mucho jaleo. Al fin y al cabo, tienen prisioneros...

–Lo siento, pero preocuparnos por los prisioneros nos dificultaría las cosas– juzgó fríamente el flaco sin dejar de estar agazapado.

–Sabemos dónde están y ellos no lo saben… Si esperamos al ocaso tendrán más difícil vernos, mientras que a nosotros su fogata nos ayudará –tras un breve momento de silenció volvió a juzgar la situación–. Cada uno apunta a uno de esos desgraciados y pronto deberíamos darles muerte. Los otros dos, mientras sean los de las recompensas más bajas, por mí se pueden ir a la mierda.

Escupió un gorgojo para subrayar su pobre opinión de los otros

–Lo mismo sus amigos los comanches darán cuenta de ellos.

-Es una buena idea. Si les rodeamos al caer la oscuridad podemos caer sobre ellos antes de que puedan reaccionar. Necesitaremos una señal para coordinar nuestro ataque.

Fruncio el ceño, pensativa. Disparar al aire era una obviedad pero pondria a los forajidos sobre aviso.

-¿Alguien sabe imitar el aullido del coyote? ¿O algun pajaro del desierto?

Mientras hablaba miro a su alrededor en busca de un palo grande que pudiera emplear como arma de emergencia. Despues del encasquillamiento se habia dado cuenta de que no tenia ni un triste cuchillo por si las cosas se ponian feas. Y cuando no se disponia de "vil acero", habia que "tocar madera".

Busco algo para emplear como garrote.

–¿Cuánto queda para que anochezca? –preguntó el flaco mirando al sol que estaba en lo más alto del cielo– Joder, podrían ponerse en marcha y nosotros asándonos aquí. Yo los emboscaría aquí mismo, lo suyo sería empezar en cuanto uno de esos desgraciados se vaya a cagar. Sería una buena señal, sí… en cuanto se quede en ropa interior, disparamos todos.

Miró a lo largo de todo el valle.

–Si nos separamos les dejamos a estos desgraciados sin ningún sitio para parapetarse, ahí donde no lo ve uno, el otro está para matarlo.

-Son las tres y veinticinco exactamente-Belle consulto su reloj y miro al cielo-En esta epoca del año tenemos unas cuatro horas mas de luz. En cuanto a sitios para escondernos...

Belle examino la pared rojiza.

-Si colocamos a uno o dos tiradores alla arriba tendremos una gran ventaja estrategica. Aunque no es un trabajo para armas cortas.