Partida Rol por web

Uhm... creían que eran algunos menos, no ocho sinvergüenzas -dijo el Ranger, agachado sosteniendo su rifle-.

Tras otear el entorno acabó por desechar el plan.
-Deberíamos abrir fuego contra tres objetivos. Dos a uno para eliminar su ventaja antes de que sepan qué les ha golpeado.

Pancho escuchó atentamente al resto del grupo, mientras daba vueltas a la distribución del campamento de aquellos tipos que les superaban en número. Tenían que jugar muy bien sus cartas, ya que el factor sorpresa y la diferencia de alturas eran las bazas que tenían para compensarlo y salir de allí vivos para contarlo.

-¡Carajo, creo que el flaco vuelve a tener razón! Si somos seis armados, opino que deberíamos dividirnos en dos, o tal vez hasta en tres grupos y colocarnos desde diferentes ángulos. Aparte de para poder alcanzar a la mayoría de hombres según al que se pueda apuntar mejor desde cada sitio, para aumentar el nivel de confusión cuando empiecen los disparos-Hizo una breve pausa, notando que por un momento todos le escuchaban-Eso nos dará más posibilidades de salir vivos de todo esto, ¿no creen?

Belle dibujo un rudimentario mapa con una ramita sobre el polvo del suelo:

-Esto es el campamento… esto es la pared de roca… aqui estamos nosotros-clavo la ramita en la pared-Dos tiradores aqui arriba seran una ventaja decisiva. El resto, podemos situarnos por parejas a ambos lados de la colina: de esta manera, si intentan huir, tenemos cubiertas sus dos rutas de escape mas obvias.

Dibujo dos cruces a ambos lados de la colina:

-¿De acuerdo?

—Perfecto, yo iré por ahí —indicó señalando a la parte izquierda del mapa. Los asaltaré desde ahí y si intentan huir, intentaré cortar así el paso.

Empezó entonces a comprobar sus armas para confirmar que estaban todas operativas.

—Bueno, ¿quién viene conmigo?

El Ranger estaba maravillado con el análisis de la mujer. No se había cruzado con ninguna que portase arma con destreza, ni mucho menos que lograra cavilar aquellos planes de emboscada. Esbozó una pequeña sonrisilla, apenas perceptible.

Mi ayudante irá con usted -le dijo al Flaco-. ¡Tommy! Haz lo que éste hombre te diga, ¿entendido? -el joven asintió a regañadientes-. Yo iré en el otro grupo -aseguró el Ranger Reynolds-.

Pancho miró con detenimiento las explicaciones que Belle hacía en el rudimentario esquema sobre la tierra. Sin duda aquella mujer tenía un plan, o al menos suficientes ideas para hacer algo con bastante sentido. El resto había empezado a repartirse en los diferentes grupos, y la presencia y actitud del ranger seguían intimidando un poco al mexicano, así que había pensado en lo que quería hacer:

-Señorita Belle, si no le parece mal yo subiré con usted a lo alto para tratar de llenar de plomo a esos malnacidos. ¿Que le parece?

-Bueno- dijo Belle en español alzando el pulgar. Y añadió en inglés-​Nos separaremos aquí. Nosotros necesitamos al menos una hora o dos para llegar hasta allí dando un rodeo. Debemos coordinarnos para atacar todos a la vez. Cuando lleguemos, haré algunos destellos con el cristal de mi reloj: esa será la señal de ataque.

Se tocó el ala del sombrero a modo de despedida. En aquellos fregados nunca sabías si volverías a ver a alguien.

-Buena suerte, caballeros. 

En la colina desde la que estábais vigilando el improvisado campamento de los comancheros quedaron el Flaco, Tommy el ayudante del Ranger Reynold y Curly, aún con su impecable traje. Por otro lado se congregaron el Ranger Reynolds, Belle, Pancho y Nihimana, los cuatro dispuestos a bajar por la ladera, rodear el campamento a la distancia suficiente como para no ser vistos, y elevarse por la pared rocosa bajo la que descansaban los comancheros. Aquella ruta, duraría, un par de horas, y aunque una colina de otra estaban a unos doscientos o trescientos metros, el rodeo habría de ser suficiente como para no ser vistos (y ello llevaría tiempo).

Tras bajar de la ladera, volvísteis a pisar el suelo desértico y horizontal del desierto de Chihuahua. Ahora habríais de alejaros rodeando el terreno en una gran curva, para evitar el descubrimiento de los proveedores de pieles rojas. Fue entonces que, cuando llevábais una hora de trasiego, la compañía de comancheros comenzó a moverse, levantar campamento. Y a pesar de que apretásteis el paso, vísteis que parecían poner rumbo a vuestra posición. En poco tiempo os alcanzarían, y en tal caso, os toparíais con ellos en inferioridad numérica. Volver tras vuestros pasos o bien llegar a la colina de enfrente (como era el plan) no sería suficiente: sabíais que no había tiempo para ello. Nihimana estaba preocupada.

Tras estar esperando durante una hora, vuestros compañeros ya habrían de estar alejándose rodeando el terreno en una gran curva, para evitar el descubrimiento de los proveedores de pieles rojas. Fue entonces que, cuando llevábais una hora de de espera sobre la colina, compañía de comancheros comenzó a moverse, levantar campamento. Y a pesar de que apretásteis el paso, vísteis que parecían poner rumbo en la dirección por la que vuestros compañeros iban a rodearles. Seguramente no llegarían a a tiempo a subir el peñón de enfrente, y los cogerían en pleno desierto (y en mayor número). Acudir a avisarles tampoco sería un buen plan, ya que tal vez no os daría tiempo andar los mismos pasos que ellos... ¿Qué hacer?

-iMierda!-maldijo Belle mirando la polvareda-iCon esto no contaba!

—¡Mierda!—. Susurró lo más exlamativamente que pudo sin alzar la voz el flaco —. Joder estos desgraciados se han puesto en marcha demasiado pronto. 

Dedicó una mirada en derredor y terminó por poner cuerpo a tierra.

—Vamos a atacarles... Así no emboscan a los otros. Sí... Servirá como aviso para los demás, les obligará a parapetarse y podremos ganarles tiempo. Puede que incluso ataquen por el flanco.

Sacó delicadamente el arma de la pistolera y apuntó suavemente.

—Hacedlo lo mejor que sabéis cabrones.

Entonces sonó el primer disparo ¡BANG!

Pancho también se había dado cuenta de que el campamento que tan minuciosamente iban a rodear para meter en el caos del tiroteo se ponía en marcha y... ¡se dirigían en su dirección! Parecía que no podrían reconducirse a tiempo para esquivarlos, así que tenían que decidir, y no tenían mucho tiempo para ello.

-¡Comancheros del demonio! ¿No habrá un lugar donde esconderse?

El mexicano oteaba algo nervioso los alrededores, en busca de un lugar que pudiera servirles de refugio.

El caballo de Belle piafo, nervioso. "Bones" se mordio el labio mientras pensaba rapidamente.

-iDeprisa, desmonten y escondanse entre los matorrales!-ordeno señalando la escasa vegetacion-Yo los distraere. Cuando tenga su atencion puesta en mi deberan demostrar lo que saben hacer con esos rifles.

El grupo del Flaco (éste, Tommy y Curly) estaban apostados en lo alto de la loma esperando acontecimientos. Tras ver que el campamento de los comancheros se levantaba y marchaba hacia el oeste (la misma ruta que seguía el otro grupo) Flaco y el resto observaron a lo lejos (lejísimos) cuatro figuras marchar oblicuamente a la dirección en que iban los comancheros. Eran Belle, Pancho, el Ranger y Nihimana. Y lo curioso es que Flaco observó que, mientras tres figuras se escondían tras unas rocas no muy altas, otra de ella corría al norte, con los caballos, sin venir mucho a cuento... Entonces, sin pensárselo mucho, el grupo del Flaco, ante la incertidumbre de lo que pasaba, comenzó a disparar.

¡¡¡BAAANGGG!!!

Entonces, el grupo comanchero, a medio camino entre vuestros dos grupos, dividieron en dos su atención (unos se centraron en disparar al de Flaco en las alturas) y otro a perseguir a las otras cuatro figuras (grupo de Belle).