Partida Rol por web

Frente a nosotros, en medio de los escombros que saturan la zona, hallo un asteroide que parece adecuado.
Maniobro con el saltador, aprovechando las estelas de distintos asteroides para aproximarme sin que el droide nos detecte. Y mientras maniobro, lo mantengo controlado en el scanner de la carlinga.
La primera fase de mi idea, requiere una maniobra suave, limpia y precisa.
El asteroide crece ante nosotros hasta abarcar todo el campo de vision de la carlinga. Sin girarme y manteniendo muy controlada la distancia que nos separa del asteroide, digo.
Hay un juego antiquísimo que se practica, incluso hoy día, en los tugurios del nivel cero de Coruscant. Se llama billar. Y ahora, vamos a ver que tal se me da.
Disminuyo la potencia de los repulsores y la gravedad, hace su trabajo. Nuestro pequeño saltador, se ve arrastrado hacia la superficie del cuerpo mas grande del asteroide. Apenas doy algún toque que otro a la palanca de potencia para mantener controlado el exceso de velocidad producido por la inercia.
Pegado al asteroide, hasta el punto de casi poder tocarlo, mantengo estable nuestra posición y controlo de nuevo la posición del droide imperial.
Su curso, se mantiene invariable. Se aproxima a nosotros a velocidad de crucero.
Lo malo de eso...
Prosigo yo entretanto.
Es que siempre que practicaba, lo hacia con una copa en la mano. Es algo que echo de menos.
El droide reduce distancias. Disminuyo aun mas el flujo de los repulsores para evitar que nos detecte.
Continua acercándose el droide. El pitido de alerta de proximidad con el asteroide es ya casi continuo. Desde detrás, solo me llega el sonido de las respiraciones de mis compañeros y yo, digo entre dientes y en voz no muy alta.
¿Preocupados muchachos?. Tranquilos. Si la jugada sale, todos felices. Y si no sale, no nos va a dar tiempo para enterarnos.
Y si. No puedo evitar soltar una leve carcajada por lo bajo.
El droide se halla al otro lado ya del asteroide. Casi puedo sentir como esta a punto de activar sus retropropulsores para esquivarlo.
Y en ese momento, justo en ese momento, doy toda la potencia a mis propios repulsores gemelos.
El asteroide, de pronto, sufre el empujón de toda la potencia que es capaz de darme nuestro cacharro. Y puesto que estábamos pegados, sale disparado en una dirección.
Y que cosas pasan. Es justamente en donde se halla el pobre droide. El cual se lo ve venir claro. Pero sus programadores, nunca imaginaron que un asteroide, pudiera cambiar de trayectoria y acelerar, de esa manera.
¡Y ahora a toda velocidad!. ¡Pues la explosión, atraerá a cualquier otro moscardón que halla en las inmediaciones!

Las palabras de Jarno van acompañando a lo que va aconteciendo para, finalmente, acelerar y desviar de su ruta al satélite en el que estáis con el fin de golpear al droide. Pero la maniobra, en un campo de asteroides tan poblado como Roche, se hace algo peligrosa y difícil... ¿será éste un enemigo peligroso? Quizás, con suerte, deje de serlo en breve.

- ¡Ten cuidado con los malditos asteroides! - grito Luther perdiendiendo un poco su trabajada compostura adquirida con muchos años de servicio y practica.

La brutal aceleración, deja clavados a los mios en sus asientos dejandolos casi sin resuello.
Detrás de nosotros, el espacio se ilumina por unos segundos a causa de la explosión producida por mi jugada de billar.
Y los escombros, tanto del droide como del asteroide, salen volando en todas direcciones golpeando a su vez, otros asteroides cercanos y acelerándolos.
En un segundo, se desata un bonito caos.
Restos de droide, restos de asteroide y otros asteroides. Todos parecen desear acariciar la piel metálica de nuestro saltador.
Y yo, con las palancas de control firmemente agarradas, bailo, vaya si bailo, una danza de lo mas estimulante en medio de todos esos proyectiles que ansían alcanzarnos.
Sin girarme, pues seria ya demasiado, no puedo evitar soltar.
¡Eh panda!. ¡Como nos divertimos!, ¿verdad?
Y el tono con el que me responde Luther, me indica que detrás de mi, si que deben estar pasándoselo bien.
Al fin parece que voy encontrando un hueco por el que evadir la nube de proyectiles que trata de alcanzarnos. Y sin pensármelo mucho, que a mi eso me cansa, acelero y trato de largarme de allí a toda velocidad.

Durante toda la descabellada maniobra de Jarno (¿Billar? ¿¡Pero de qué habla?!) el color de la piel de Zeenah ha pasado de un saludable azul claro perlado a un blancuzco enfermizo y los huesos de los nudillos se le marcan cada vez más de agarrarse tan fuertemente al asiento. Sus labios, normalmente rosados y carnosos, forman una tensa  línea pálida, y sus ojos solo transmiten alarma. A pesar de todo ello, el piloto no ha hecho más que demostrar su valía, como mínimo hasta el momento, así que ella no suelta ni una queja aunque su instinto de supervivencia le esté gritando que de esa no salen vivos.

Después del comentario de Luther, se gira hacia él para intentar calmar los ánimos.

- Debemos mantener la calma, Luther. Si vociferamos no lo estaremos ayudando...- le susurra conciliadora sintiendo solo la mitad de la tranquilidad que aparenta.

Después, incrédula ante la despreocupación de Jarno, se vuelve hacia él.

- Tú procura no divertirte demasiado...- le suelta como si fuera una maestra aconsejando a un crío en un patio de escuela.

Nuestro saltador dibuja una espiral ascendente que, poco a poco amplia su radio.
Naturalmente, soy consciente de que debemos mantener incluso ahora, todo el sigilo que podamos. Así que, en cuanto el campo de asteroides se abre, aprovecho para volver a avanzar en dirección a nuestro objetivo pegandome a las rocas que me surgen delante para minimizar nuestra señal en cualquier scanner imperial.
Y como sigo bastante ocupado yo, no puedo volverme para contestar a Zennah. Pero eso no quiere decir que no escuche el tono que emplea.
Y aunque no se me vea la cara, se me dibuja cierta sonrisilla mientras contesto.
Cuando quieras, te llevo a alguno de esos antros que conozco en Coruscant. Allí, puedo darte a conocer otras clases de diversión. Creeme. Diversión de todas las formas y colores.

- ¡Si yo estoy tranquilo! - grito Luther - ¡Es ese maldito piloto que esta como un banta en celo!-

El zigzageo pegados a las estelas de los asteroides, prosigue. Y aunque el comentario de Luther, me ha puesto de buen humor, no dejo de prestar atención ni al entorno que diviso a través del plastiacero blindado de la carlinga, ni a los datos que me muestran mi scanner y mis sensores.
Pero claro, aun prestando toda mi atención, aun me sobra tiempo para una pequeña replica.
Y por lo tanto, eso si, sin girar la cabeza, respondo.
Ey, los de ahí atrás. Si veis que Luther termina por perder el autodominio, no dejéis que se aproxime a las granadas.

Doy en ese preciso momento, un seco tirón a la palanca de control con la diestra.
En donde, décimas de segundos antes, se hallaba nuestro saltador, pasa ahora un asteroide particularmente negro y cubierto de pequeños cráteres.
Y yo, sentado a los mandos de mi cacharro espacial, vuelvo a entonar silbando, cierta tonadilla seguro que conocida por todos los presentes.

Aunque el audaz intento por destruir el robot no carecía de ingenio, el robot, aunque algo chisporroteante, sobrevivió al golpe con el meteorito.

Con el temor de no haber acabado con el peligro, Jarno maneja el repulsor intentando esquivar la cantidad de meteoritos que van saliendo a su paso a la velocidad tan elevada que lleváis.

Para vuestro alivio, una pequeña explosión es captada por los sensores del repulsor, por lo que podéis deducir que el peligro ha desaparecido.

- Aix...- susurra quejumbrosa la twi'lek en un suspiro apenas audible- que la fuerza me dé paciencia, por favor...- desea mientras Jarno hace gala de su lado más canalla y Luther está a un paso de perder los papeles. - Tú- le dice a Luther señalándolo con el dedo pero con un tono de voz apaciguador- intenta calmarte, eres el veterano y más responsable. - Y tú- añade dando un golpecito en el casco de Jarno- ya hablaremos de coruscant y tus pavoneos cuando estemos a salvo... ahora concéntrate y recuerda que estamos en tus manos.

Intentando mantener la compostura Luther examino los sensores - Esta bien, esta bien. Es que siempre he tenido problemas con lso pilotos. Demasiada adrenalina y ganas de llamar la atención. - y tras leer los datos de la pantalla resopla aliviado - Parece que el dron se ha autodestruido asi que supongo que el intento de matarnos de Jarno finalmente ha servido para algo. Esperemos que no tenga que repetirlo otra vez -