Partida Rol por web

-¡Señora trampa, o quien quiera que seas, ahí te voy! - Es un excelente plan, Algorimedes desea sacrificarse por el equipo y nadie tiene derecho de negarle morir cómo un héroe. Danya se lo contaría a su ejército de Gnomos si lograba salir vivo de el encuentro con la bestia peluda. Al ver que Zalakobarde también emprendía la huida, el demonio rojo salta para meterse a la habitación de la que proviene la voz.

Algorímedes se queda quieto rezando a todos sus dioses, demonios...o lo que sea a lo que rezan los lutines...y si no rezan da igual mientras se preparaba para dar un espectacular salto circense. Mientras, Danya respar corría hacia la puerta de la cual salían las voces. ¡Horror!,¡estaba cerrada! Por su parte, Zalakatunga corría hasta la puerta del fondo comprobando con alivio que estaba abierta.

El gato parece tener devoción por los lutines que se mueven a gran velocidad. Mira a uno, mira al otro...y finalmente se decide por Zala. Se echa a correr detrás de él, pero el lutín consigue meterse a tiempo por la puerta, cerrándola a su paso con lo que el gato se mete un morrazo contra ella. Aunque no parece que el golpe sea importante, parece haberse quedado aturdido por un segundo.

Y ahora que el camino ha quedado libre, detrás del gato, veis aparecer a Trunkxy, que no sabéis muy bien de dónde ha salido.

La puerta da lugar a una amplia estancia. Está decorada con tapices de batallas legendarias y posee mobiliario lujoso y confortable, entre el que destaca una amplia mesa de roble con varias sillas, a un lado y del otro, varias butacas y una cheslong, como creando dos ambientes.

Una butaca más grande y ostensosa que el resto parece presidir esta última zona.

Apenas tienes tiempo de fijarte en el contenido de la habitación cuando sientes un topetazo contra la puerta y un quejido de gato.

- Chicos, ¿tenéis alguna  idea? Hay que noquear a ese gato y salvar a Zala. Yo solo puedo invocar el dominio del polvo para hacerle estornudar por un tiempo, pero no sé si eso va a ser suficiente.

En algo había logrado los honores al terminar el ciclo básico para lutines en el tercer círculo infernal, en carreras cortas.

Apenas una centésima de segundo separo de un final horrible al gran ZalaKatunga. Ahora el temible felino había tropezado con la puerta y recibido un fuerte golpe. Pero la inquietud seguía en vilo ¿Volvería insistir?

Sin mucho tiempo para examinar la sala el avezado Zala utiliza el tenedor que había llevado consigo para intentar trabar la puerta mientras el contiene la misma con su cuerpo.

Quizás luego, si el gato se alejaba, podría examinar la habitación…

¿Cerrada? Oh, foc!
No había tiempo para formalidades, aún siendo el gato propiedad del patrón, nadie intentaba comerse a un orgulloso Lutín del caos y vivía para contarlo.

-¡desenfunda, rufián!- escupe Danya a la cara del gato, pero cuando está preparado para desencadenar la ira frutal del noveno pentagrama infernal, recordó una característica clave de las criaturas de esa orden. El gato podría convertirse en un aliado contra las ratas y un medio de transporte apropiado.

-Algorimedes ¡Maniobra Alfa-K9 omega 666!- grita mientras corre a la batalla con la bestia, cuando llega a la zona de combate, pega un salto mortal oblicuo giratorio ninja dirigido al lomo de la bestia.

Trunxky se detiene un momento cavilando, eso puede llevar días en circunstancias normales, pero decide que debe pensar deprisa. Mira haca detrás de él y luego al gato furibundo. Después vuelve a mirar a las escaleras, de nuevo al gato, haciendo estos varias veces. Cada vez estando más seguro de lo que se le viene a la cabeza. Sí. Un enorme mareo horrible de tanto girarla de un lado a otro. 

Se tambalea un rato y después recuerda que alguien le dijo que si se mareaba que guiñara un ojo... Lo hizo y no veía nada. "Eztúpido", se dijo, "zolo tienez un ojo".

Sin embargo al dedicarse aquel insulto recordó algo. Las tremendas regañinas, por no llamarlas malos tratos a los que le sometía su maestro allá en el infierno, cuando aprendía a arreglar cosas de manera estúpida pero eficaz. 

"¡Estúpido!¡Imbécil!¡Tontolaba! ¿Qué has hecho? - Rugía.- Como no sabes que no se podía hacer vas y lo haces. No haré de ti un lutin obediente en la vida." 

Casi siempre esas regañinas iban acompañados de una lluvia de palos inmisericordes sobre su cuerpo que poco ayudaban a aprender lo que decía su maestro.

Después volvió la cabeza hacia la escalera. Miró de nuevo al gato perseguidor y dijo al mas cercano, tratando de no levantar la voz.

¡Mantenedle ocupado un poco máz! - Alzó la barbilla orgulloso. - He tenido una vizión kdeativa.

Se giro a su velocidad de crucero, lenta, muy lenta, pero firme y sacando las herramienta se dirigió hacia las escaleras que bajaban de nuevo.

Parece que la puerta está asegurada. O eso o es que el gato no ha insistido en su intento. Al otro lado se escucha jaleo así que posiblemente tus compañeros se están enfrentando al gato. Pero ahora mismo lo que más te preocupa es la inquietante risa que de pronto, escuchas a tus espaldas, sin saber muy bien de dónde viene.
 

Mientras Algorímedes, algo confuso por la situación, consulta a sus compañeros qué hacer, Trunkxy se acerca a las escaleras y comienza a preparar...algo. No teneis muy claro lo qué.

Danya por su parte, decide que no hay tiempo para preparar nada y que deben aprovechar el momento para darle pal pelo al gato. Así que saltando de pared a pared y desde esta se impulsa usando su extraordinaria agilidad, para acabar aterrizando sobre el lomo de la bestia que se está recuperando del topetazo.

"¡Maniobra Alfa-K9 omega 666!" Qué maldita maniobra debe ser esa? Es más, ¿desde cuándo actuamos coordinadamente? Esto es inusual. Bien, espero que la maniobra esa sea lo que voy a hacer. Y si no, crucemos los dedos.

Tras unos minutos eternos en los que Trunxky caminó, despacio, muy despacio, hasta la escalera, se preparó para subir al escaló, su altura se lo facilitó, su fuerza le aupó rápidamente, pero de repente algo hizo tope. Su enorme barriga topaba contra el reborde del escalón. El tono de remolacha que iban tomando sus facciones por el esfuerzo, acabó con una ventosidad profunda, continua y maloliente, suficiente para desinflar algo su tripón, y arrastrándose llegó a la cima.

Descansó un instante, (como diez minutos), para retomar el aliento y dejar de quejarse de los raspones en el ombligo. Cuando se incorporó, desde su atalaya miró al minino, comprobando que seguía jugando con los lutins. Algo aturdido por u porrazo contra una puerta. Ahora Danya que se lanza sobre la bestia quiere jugar a los rodeos.

- No zé zi ayudadlez o no. Ze lo eztán pazando a lo gdande. - Suspiró algo envidioso. - Bueno vamoz a lo nueztdo y zalvad el culo a eztoz lutinz.

El pequeño cíclope se arrodillo sobre el escalón, buscó unas tablas que fueran fácilmente desclavables de la superficie y se puso manos a la obra con sus herramientas. Pronto extrajo una tabla de tres veces la altura del pequeño lutin. La colocó sobre el borde del escalón, dejando un extremo colgando hacia el vacío y la parte más larga sobre el mismo escalón.

Se colocó las herramientas, se ordenó las ropas (el taparrabos) y respiró lentamente. Se acarición con ambas manos la tripa y casi susurrando dijo:

- Ahoda no me fallez, goddita.

Se colocó junto al tablón y gritó a los lutin que luchaban contra el gato.

- ¡AHODA TDAEDLO HAZTA AKÍ! - Tomó aire y comenzó a hacer ruidos de llamada al gato, empezando a bailar. - ¡MININO, TOMA, ADDDDDDGGG! ¡TUUUUUZOOO, MUAK, MUAK, MINIMO, MIAU, MIAU!

La risa malevola le recuerda al gran ZalaEgonSpengler que aun no ha pagado la cuota vencida de su “Seguro de vida y riesgo contra accidentes personales no mutilantes”. Tragando un poco de saliva el lutin concentra todo su valor en avanzar (tan solo algunos pasos, no sea que ensucie los pantalones de alquiler) hacia el interior de la habitación. Su misión: descubrir el origen de la risa... tal vez alguien suelta carcajadas por recordar un chiste pasado de moda.

Alcanzas a ver una sombra, como una figura encapuchada que corre a esconderse detrás de un aparatoso aparador en el que hay guardado un aparentemente frágil y caro juego de café y postre. Lo que realmente te sorprende es que alguien se pueda esconder en un lugar tan estrecho.

Algorímedes intenta invocar el demonio del polvo, pero, aunque consigue levantar algo de polvareda, parece que el polvo que consigue reunir no es suficiente como para causar un efecto significativo. Puede ser que la estancia esté suficientemente sucia o que simplemente, el lutín no haya conseguido concentrarse adecuadamente.

El gato por su parte, intenta liberarse como un poseso de Danya, que se agarra a sus pelos intentando evitar salir despedido.

Desafortunadamente para Trunkxy toda la atención del gato se centra en esta tarea.