Partida Rol por web

Me he permitido la licencia de caxondeo en el titulo

Noche cerrada en Tiraner. Cuando todo el mundo va a la cama, es cuando la vida del vampiro empieza.

La curiosidad te lleva al bosque. Montado en el carruaje que conduce tu sirviente, te adentras entre el oscuro camino.

Noche en el bosque de la pasión...

Vladimir mantiene apartada la cortinilla del carruaje con la mano. El carro es demasiado grande como para ir esquivando troncos de árboles bosque a través. En realidad es lo que está pasando por la mente del vampiro, pero es un área demasiado grande como para cubrirla sólo.

¡A la derrecha, sirviente invisible!

El carro hace un giro abrupto y coge una bifurcación. Luces al fondo del camino.

La piossada del leñadior ser el liugar perfectio parra empezar mi investigassión.

Está siendo un viaje bastante tranquilo. Tras varias horas, empiezas a relajarte en el interior del carruaje.

De repente notas como se paran los caballos. Miras hacia delante y te das cuenta de que tu sirviente ha desaparecido.

Era bastante habitual que le pasara esto. De hecho, uno de los motivos por los que buscaba un maestro vampiro era que no podía controlar sus poderes durante mucho tiempo. Corrió la cortina y se concentró otro instante en el exterior, haciendo aparecer otro sirviente invisible a un lado del camino.

Sirviente invisible, ioquiupar el asientio de quiocherrio y guiar el carriuaje hasta la piosada que haber iun pioquio más allá.

En unos segundos, el carruaje volvió a ponerse en movimiento.

En cuanto te asomas para volver a llamar a tu sirviente, ves como cuatro trasgos se encuentran delante del caballo. Van armados con unas lanzas bastante precarias y al verte asomado, muestran un gesto sorprendido.

Nioche afiortiunada ser esta, en la que yio tener visita. Dessirme, hábiles trasguios, ¿tenéis iun miniutio para hablar passificamente quionmiguio?

Yio diudar serriamente en que estios insignificantes trasguios ser lios respionsables de las desaparisiones, perrio yio estar miuy interresadio en que ellios quiuenten quiómio han siobrevividio en el biosque quiuandio hiumanios caer iunio tras iotrio.

Estioy seguiurrio de que viuestras histiorrias amenizar mi viaje, y tal vez yio pioder pagar a viosiotrios quion mi ayiuda y mi gratitiud.

Los trasgos no se muestran hostiles, parece que el hablarles tranquilamente les ha confundido aún más.

Uno de ellos se rasca un poco la cabeza y te dice

¿Tu gratitud es oro o comida?

Los demás escuchan la pregunta y te miran fijamente en espera de la respuesta.

Mi gratitiud tiomar miuchas fiormas. Pioder ser iorio io pioder ser quiomida io pioder ser la ayiuda de mis miúsquiulios. Si viosiotrios tener a mi quiontentio, viuestra vida ser más fássil.

Hioy ser mi día de siuerte. Enquiontrarme quion salvajes que saber hablar quiomún. De hechio, ser primerra vez que yio ver iuna rassa tan quiurriosa. ¡Qué pequeñitios!, seguiurrio que nio tener sangre ni parra tiomar iun siorbitio. Pior lio menios yio quionseguir infiormassión.

El trasgo que habló te mira de arriba abajo y con descaro te dice

Tu tampoco es que tengas muchos musculos. Preferimos oro y comida. Danoslo o entraremos y lo buscamos

Los trasgos alzan sus armas un poco más amenazante

Jajaja... Piorsiupiuestio, pequeñitios amiguitios.

Los trasgos pueden escuchar cómo Vladimir pronuncia unas palabras arcanas antes de salir del carruaje. No lleva armas en las manos, pero aparta la capa para mostrar ostentosamente todo el arsenal que cuelga de su cinto. Tal vez llame más la atención de esos avaros el collar de oro que circunda su cuello.

Yio ser clarrio: yio estar aquí investigandio iunas extrañas desaparriciones en el biosque. Si viosiotrios nio ser respionsables, estar en peligrio quiomo lios demás. Hablar para mi io lio que quierra que haber en este biosque acabar quion viosiotrios tarde io tempranio.

Tantio darme viuestras vidas, perrio a ver si yio liograr infiormación sacandio el tema.

Cuando saltas del carro, los dos trasgos más cercanos pegan sus armas de forma amenazante hacia ti. El trasgo lider te habla:

Has dicho que nos ibas a dar comida y oro, ¡danoslo! Entonces te ayudaremos con lo que quieras

El trasgo que quedaba libre empezó a subir al carro.

Echó una mirada de desprecio al trasgo que iba a subir a su preciado carro.

Passienssia, Vladimir, passienssia...

Miuy bien, amiguios. Yio empessar pior la quiomida.

Y Vladimir invocó a las fuerzas oscuras para crear un sirviente invisible.

Parrecer que nio ioquiurrir nada, ¿nio es ciertio? Perrio iobservar. ¡Sirviente invisible, tiu levantar esa rioca!

Una piedra del camino se elevó en el aire ante los ojos de los trasgos.

¿Siorprendidios? Ahiorra, ¡sirviente invisible, tiu registrar lios alredediores, requiolectar quiomida en el biosque y traer aquí!

La piedra cayó al suelo y nada más pasó por el momento, pero aquella fuerza misteriosa estaba en algún lugar cercano buscando huevos de ave, frutas y bayas.

Tardar iun tiempio en traer alguio de quiomida, ¿qué ios parresser? Asiombriosio, ¿nio es ciertio?

Las armas de los dos trasgos que te apuntaban empezaron a temblar un poco ante tu demostración y la cara del lider mostraba sorpresa.

Justo entonces bajó de un salto y con la cara blanca el que acababa de entrar en el carro. Susurró algo al oido de su jefe y este fue palideciendo en apenas segundos hasta quedar blanco como la cal. Ba...bajad las...armas Acto seguido se arrodilló Señor...no nos mate por favor le dió un golpe en la pierna al que estaba junto a él y este se arrodillo igualmente. Los otros dos trasgos un poco extrañados pero aun impresionados por tu muestra de antes, también hicieron lo mismo

Jajaja... deber haber vistio mi ataiud.

Jajaja... Viosiotrios ser miuy grassiosios, yio nio matar. Perrio deber respionder alguiunas preguiuntas.

Iúltimamente gente desaparrecer en este biosque, ¿qué saber viosiotrios al respectio?

Vladimir se cruza de brazos. Ahora, tras las órdenes dadas por uno de ellos, ha localizado al líder de aquel grupo infecto, ahora sabe a quien debe matar primero si le tocan las narices.

Nosotros no sabemos nada. Si acabamos de llegar al bosque...

El trasgo sigue arrodillado y habla con un leve temblor en su voz

Vladimir hizo un gesto de desagrado. Por un momento pensó que había encontrado la primera pista.

¿Qué hasser viosiotrios en este biosque? ¿De dionde haber venidio? ¿Quion qué priopiósitio? ¿Bajio qué iórdenes? Respionded, deprisa.

El "vampiro" se impacientó al no ver satisfecha su primera pregunta.

Los otros trasgos casi rompen en lagrimas, pero al que preguntas mantiene la compostura a pesar del visible temblor.

Pues...queriamos aprovecharnos del miedo de la gente...como lo que secuestra a la gente no se lleva las mercancias, esperabamos encontrarnos cosas de valor...solo eso

Vladimir se sentó frustrado en el suelo del carruaje que dejaba ver la puerta abierta.

Quedó unos segundos pensativo y compungido.

¿Piorqué yio ser siempre el iultimo en enterrarme de las quiosas? Yio venir en el carriuaje y tioparme quion trasguios que saber lio de desaparriciones miuchio antes que yio llegar. ¿Quiomio ser iun biuen vampirrio si estar siempre en la iniopia?

Tal y quiomo yio priometer, si viosiotrios esperrar, mi sirviente ios traerá alguio de quiomer.

Quiuando haber quiomido, viosiotrios siubir al asientio del quiocherrio y guiar caballios pior caminio hasta la piosada. Ahiorra viosiotrios pertenesserme.

¡Y nio arriodillar más! ¿Viosiotrios nio ver que quiuandio hiumillar, ser tan patétiquios que a mi quitar hasta el apetitio? ¡Tener alguio de iorguiullio!

Vladimir subió al carruaje y cerró la puerta tras de sí. Tenía sentimientos encontrados: por un lado aquellos trasgos le daban asco, pero por otro estaba demasiado desilusionado con la falta de información como para tener ganas de matarlos.

Es por eso que dispuso una pequeña prueba para aquellos trasgos. Si estaba dentro del carruaje, los trasgos podrían huir. Pero si esperaban suficiente para recibir la comida y se subían al carro sin rechistar... eso significaría que lo temían lo suficiente como para seguir sus órdenes ciegamente.

Los trasgos se levantan casi de un salto y se quedan quietos mirando como te vas al interior del carro. Unos instantes despues empiezas a escucharlos murmurar entre ellos.

jefe, ¿que hacemos ahora?

Pues nada...joder, es un vampiro ¿crees que nos iba a dejar escapar? Además cuantos esclavos invisibles nos pueden estar rondando en este momento? Lo mejor será que obedezcamos, tal vez de esa forma nos convierta más adelante.

Pasaron unos diez minutos y el carro empezó a moverse. Al parecer todo te estaba saliendo bien.