Partida Rol por web

El segundo xvart recibe un virotazo que casi lo tira del carruaje pero consigue reincorporarse. Por su parte, el primero se lleva un corte en el brazo. La bestia fue la siguiente en atacar pero el xvart, apoyado en la puerta, logró esquivar al feroz animal. Ambos seres entraron dentro del cubículo mientras que el carruaje se adentraba al interior del portal. 

Había que vigilar bien lo que se hacía puesto que salir ahora del vehículo implicaba caer en algún sitio ignoto de la rueda de los planos.

El segundo xvart ataca a la bestia peluda con su espada corta pero ésta lo esquiva sin problemas. El primero, enfadado por el tajo que le había hecho el umbrío, intentó devolverle el golpe aunque también éste, con rapidez felina, lo esquivo, clavando su espada en el caro asiento.

El viaje por los planos había comenzado y los dos xvart estaban viajando con ellos. El movimiento del carruaje hizo que Hardem perdiera el equilibrio y el virote que acababa de cargar saliera despedido hacia el techo del carruaje mientras él caía de espaldas al suelo dandose un pequeño golpe en la cabeza. No era el momento de andar jugando por lo que azuzó a Cecil para que acabara con él mientras el había caído vulnerable al suelo.

Cecil se lanzó directo al cuello del Xvart e insertó sus dientes tirando fuerte de él hasta que este dejo de moverse quedándose inerte.

Alas. Un medio de transporte. Ese fue el pensamiento de Boff al ver los pictogramas del silbato aunque no podía estar totalmente seguro. Fuese como fuese, hizo lo que había decidido, guardó el dinero en el zurrón y acompañado por Innovador y Freith salió a la terraza donde hizo sonar el silbato. Un pitido largo y duradero que resonase e hiciese eco hasta en llamarnos más alejados. Aguardaría a ver qué ocurría.

- Bueno compañeros, la suerte está echada. Confiemos en que sea una buena elección la que he decidido tomar...no nos queda mucho tiempo.

Boff hizo sonar el extraño silbato, lo mismo atraía algún animal salvaje que un legendario dragón que se los comiera a todos, bueno eso era poco probable...

- Bueno Boff, pase lo que pase seguro que salimos adelante, o eso espero, sino podemos salir por patas tranquilamente - mientras tranquilizaba a Boff revisó bien su ballesta por si acaso, nunca estaba de más estar preparado.

Al trastabillarse, Hardem pierde el equilibrio y la ballesta queda enganchada debajo del asiento. Por otra parte, la bestia carga de nuevo contra el xvart, matándolo en el acto.

A los pocos minutos de hacer sonar el silbato, una enorme y azulada libélula apareció y se posó sobre la destrozada ventana. Al fondo, los xvarts comenzaban a entrar en la mansión por lo que deberíais iros rápido.

El animal, a diferencia de los demás que habíais visto hasta ahora, parecía sumamente inteligente. Algo en sus ojos os decía que podríais comunicaros con él y decirle dónde deberíais ir.

El bicho llegó a donde estaban y se posó tranquilamente, puede que sea su momento de salir pitando.

- Bueno Boff tu eres su dueño, así que debemos montar o esperamos?

Estaba claro que se iban a ir, pero Boff era el dueño de la plantación y de estos bichos por lo que el debería decidir que hacer, pero mejor que sea rápido antes de que tenga que salir yo por patas.

Parecía que los Xvart estaban crecidos por el ambiente de revuelta y euforia colectiva creada entre ellos. Por suerte entre Cecil y Hardem habían acabado con uno de ellos. Ahora le tocaba a él acabar el trabajo para terminar el complicado viaje entre planos de la mejor forma posible.

A pesar del movimiento del carruaje, Raunix hace un elegante movimiento para alcanzar de nuevo al único xvart que quedaba, al cual golpea con fuerza, aprovechando con la inercia para proteger al mago mientras este trata de recuperar la ballesta.

-Te cubro Hardem.

Con un veloz movimiento, Raunix acabó con el xvart. La tranquilidad volvía dentro del carruaje.

-¿Qué diablos pasa aquí dentro? -escuchasteis decir al mercano.

De pronto el túnel dimensional se abrió, llegando a un lugar que vosotros, pese a trabajar en una compañía interplanar, jamás habíais visto.

- Bien hecho Raunix felicitó a su compañero. - No te preocupes Amazo habían entrado unos polizones sin permiso y les hemos enseñado que con la compañía de Amazo no se juega. ¿Hemos llegado ya? ¿Dónde estamos?

Dijo mirando al exterior. Antes de posar un pie fuera trató de recuperar su ballesta ligera que había quedado encajada en el lugar donde debía sentarse debido a que se había caído en el anterior disparo. Tiró con fuerza pero le fue imposible sacarla por más que lo intentó, no parecía una tarea complicada pero se le hizo cuesta arriba totalmente. Miró a su compañero y le pidió ayuda. - Raunix, ¿serías capaz de recuperar la ballesta? No tengo la fuerza suficiente para sacarla.

Haciendo acopio de toda su fuerza trató de sacar la ballesta de donde había quedado encajada...pero era imposible.

-Lo siento Hardem no soy capaz de desencajarla. No se si hay algún modo de hacer palanca entre los dos...

Pierdes la ballesta.

- Gracias por intentarlo Raunix, maldita sea la ballesta. La tendremos que dejar aquí por ahora. No nos queda otra que avanzar. le dijo agradecido a su compañero.

Ver llegar volando aquella hermosa criatura sobrecogió unos instantes al mediano pero lleno de determinación no dudó en sugerir.

- La verdad es que no tenemos mucho tiempo si queremos lograrlo, y las opciones son pocas...o quedarnos a esperar o lograr eliminar el peligro reuniendo las escamas y la tierra. Confío en que la tierra la reunirán Hardem y Raunix...nosotros debemos ir al zoo y obtener las escamas. ¿Cómo podría considerarme un buen señor si no soy capaz de defender a mis sirvientes y cambiar las injusticias que están recibiendo los Xvarts? Lo tengo claro, iremos a Zazesppur, a ese zoo...y reuniremos las escamas. Está decidido.

Acarició el lomo del ser alado y se montó en él esperando que sus amigos hiciesen lo propio. Reunirían lo necesario, regresarían a tiempo y solucionarían el problema. Dependía de ellos...

Os subís al insecto gigante y partís volando a Zazesspur.