Partida Rol por web

- ¡Todler no está loco!Panda de jodíos incultos.- Dijo Ogna indignada, zarandeando la jarra de un lado a otro, y golpeando la mesa con ella. De esta forma la mayor parte de la cerveza caía fuera de su estómago y regaba el suelo. Era una técnica que había aprendido hacía tiempo y que, seguramente, había contribuido a que sobreviviera hasta sus 19 años. Así es como había conseguido tumbar a Kormack y robarle el amuleto de Spunjur. Los hombres, sobre todo los de dudosos encantos, siempre intentaban emborrachar a Ogna para que no se resistiera demasiado. Pero ella controlaba y más en una situación tan peligrosa como en la que se encontraban.- Si Steznag es un tiflin como dices, ¿tendrá cuernos?...ejem...quiero decir que seguro que habla con seres de otros planos, quizá hasta invisibles a nuestros ojos. ¡Sería increíble poder conocerlo!-Dijo apoyando la idea de Morwing y Allen.-En cuanto a Todler...-Se dejó caer sobre el pecho de Allen, extasiada.- ...dicen que es guapíiiissssimo.- Volvió a incorporarse de un respingo para coger a Jedrekal de la solapa de su camisola, zarandeándole amistosamente.-¡Cuéntame más de él! ¿Sabes si tiene novia?- Los tíos "malotes", y Todler lo era seguro pues llevaba un parche en un ojo,  siempre llevaban una cohorte de féminas loquitas por sus huesos. Ogna interpretaba a la perfección dicho papel. En su interior, la verdadera muchacha ojerosa que sólo pretendía atravesar el corazón de Todler con su estoque, se sorprendía por el secretismo que había con respecto a los dos líderes.

Un tiflin...

- En cuanto a ese Hazler Nazyr. ¿Qué crees que harán con él? Si yo fuera Todler lo ejecutaría a la vista de todos, una ejecución ejemplarizante. 

Una vez Pelonieve abandonó el local y Zanc hubo terminado los últimos tragos y se disponía a seguir sus pasos para no tener que aguantar a Kormack besuqueando a aquella mujerzuela, el enano, que iba procesando todo más lento de lo normal, como era costumbre, contestó al pirata sobresaltándolo a él, a sus compañeros e incluso a Theodor que aún estaba sentado a su lado.

Lebterrr errar mucho más hombrrre que tú! - dijo Kormack señalando al charlatán que se metía con lo que supuestamente era su jefe, aunque claro en realidad no lo era. Pero para todos los efectos en aquel tugurio lo era. - Y si me contrrrrradices muchacho... - dijo remangándose la camisa enseñando sus portentosos brazos. Tendrrrrás que hablarrr con estos - dijo quitándose a la chica de su regazo y enseñando sus puños. Era la hora de la acción y no de la charla...

Zanc había terminado de beber sus tragos de cerveza y se disponía a abandonar aquel antro detrás de Losse, de reojo miraba esperanzada de que el enano hiciera lo mismo, pero no fue así... Como era de suponerse el enano quería bronca. Con un resoplido freno sus pasos y hecho mano de una daga que tenía guardada en el cinto, la daga desapareció en la manga del Gnomo quien esperaba no tener que utilizarla si las cosas salían mal... -Era de suponerse...- Pensaba el Gnomo a medida que se acercaba al lugar donde iniciaría la trifulca, espararía allí, como un espectador más y sólo intervendría si pillaba a alguna piltrafa atacar a traición a su amigo enano. 

De un jalón sacó a Cunta de el culo de Kormack y lo colocó a su lado -Esperemos aquí... es mejor que no te acerques... aún- susurró Zanc al Kobold mientras sus ojos observaban a todos los piratas que comenzaban a agolparse alrededor.

¡Eh! ¡Mujer baja la voz! - Intervino Jedrekal asustado por las palabras de Ogna. No se te ocurra decir eso por ahí. ¡Claro que no está loco! - Para a continuación susurrar. - ¿Qué quieres que nos cuelguen del palo de la mayor? Si Todler se entera de que vamos hablando de los murciélagos nos meteremos en líos. No sé como lo hace pero siempre acaba enterándose...y... bueno, ya hay gente que no está entre nosotros por decir cosas que no hay que decir. ¿Comprendes?

El pirata prefirió seguir la conversación por los derroteros relacionados con Steznag, que al fin y al cabo era extraño que alguien lo viese o mantuviese relaciones cercanas con él. Sí, es un tiflin, vamos, yo sólo lo vi una vez y fue desde lejos. Pero sí, tiene cuernos, como los de un carnero. - En cuanto al comentario de si Todler era guapísimo o no, el pirata prefirió no entrar en el tema no fuesen a escucharle sus compañeros y tuviese burlas para años a sus costa. ¿Novia? ¡Claro que no! ¿A cuántos piratas has visto con su novia a la zaga? No, no, no...no sería posible conquistar nada con una mujer quejándose todo el rato a sus espaldas. - El hombre rió por la ocurrencia de la mujer que hablaba con él. - Inténtalo si es que os recibe alguna vez. Puede que para cuando consigan lo que se proponen intente sentar la cabeza. - Siguió comentando entre risas que ascendía de tono a medida que lo pensaba. 

Sorbió cerveza de la jarra para contenerse y evitar que aquello pudiese sentar mal a los acompañantes de la mujer. ¿Ese Hasler? Ni idea, pero nada bueno. Supongo que lo acabarán destripando y se lo darán de comer a los peces del puerto. Los vi desembarcar ésta mañana, a él y a sus hombres de confianza, con las manos atada a la espalda bajo la mirada de sus hombres desde la cubierta. Bochornoso. Los metieron dentro del edificio del gran muelle, veremos a ver cuantos de ellos salen con vida... - 

¿Cómo dices medio metro barbudo? - Preguntó el pirata frunciendo el ceño y echando hacia atrás la silla sonoramente.Se levantó con decisión y caminó por el lateral de la mesa hasta colocarse frente a frente con el enano. Depositó con fuerza la jarra en la silla que su compañero, intuyendo cómo podía terminar aquello, había dejado libre.

No te voy a dar ni oportunidad a repetirlo desgraciado. - Comentó para acto seguido dejar volar el brazo derecho en dirección a la cara de Kormack ante la mirada divertida de sus compañeros quienes confiaban ciegamente en él. Sin embargo, pese a ser un hombre fornido y a todas luces respetado dentro de aquel lugar, su puño fue detenido y agarrado a su vez como si nada por la mano regordeta pero dura como una piedra del enano.

¡Señor enano! - Gritó Cuinthere desde atrás dejando a Gus en el suelo y echando mano a la pócima que Kormack le había cedido esa misma mañana.

QUÉE?? - Dijo el enano levantándose a la vez. La mole flácida fue directo al él, su pesado puño lo detuvo sin dificultad. TOMA GORRRRRDO!!! - dijo lanzándole un puñetazo con todas sus fuerzas. Un puñetazo en toda la panza que hizo tambalear los cimientos el aquel tipo. ¿Quiérrres más o tienes suficiente? - Dijo con los puños en alto.

La cara de Rimmon se contrajo debido al dolor aunque se resistió a emitir ninguna queja puesto que eso sería reconocer ante sus camaradas que iba perdiendo contra aquel enano. Liberó su puño con un fuerte tirón hacia atrás e intentó dar una patada en la entrepierna a su contrincante pero llevando más de cuatro horas en aquel lugar bebiendo cervezas se hizo notar. La patada quedó corta y a punto estuvo de caer de espaldas al suelo. Sólo el respaldo de la silla le libró de hacer más el ridículo. 

Las primeras risas comenzaron a dejarse oír por el salón del burdel y los piratas dejaron de manosear a las prostitutas para atender a la pelea entre el recién llegado y el orgulloso Rimmon.

El enano al ver como lanzaba la patada se iba para atrás y lanzaba mini puños para que no se acercara aquel bicho, por suerte caería sólo al suelo y Kormack no tenía nada que hacer. Aunque... allí estaba Cuinthere mirando, tenía que parecer fiero!
Al escuchar como las risas crecían el enano se crecía y ponía gesto serio. Confiado en que ganaría de sobra a aquella mola amorfa.

¿Te crees que te vas a escapar cabrón? - Preguntó el pirata a Kormack abalanzándose hacia él y propinándole un golpe en la cara con las manos entrelazadas en un mortífero puño. ¡Ahora aprenderás a respetar a los mayores!

El enano al recibir el puñetazo enfurecido devolvió el golpe con muy mala baba golpeando en el mismo sitio donde antes había impactado, en el centro de la barriga. Castigar el mismo sitio así es como se derriban las torres! JA! YA VERRREMOS GORDO!

¡Oug! - Se encogió el pirata echándose la mano a la tripa. El enano sabía colocar bien los puños y toda esa cerveza moviéndose de forma incontrolable en su estómago después de cada puño recibido estaba clamando por salir a través de su boca. Aún así, desde esa posición se las arregló para sacudir otro puñetazo directo a la peluda mandíbula del enano.

¡Cáete cabrón! - Gritó entre retortijones.

El enano al recibir el puño se puso rojo como un tomate. Cogió al gordo y sacudió otros dos golpes en los higadillos, con suerte haría que esa bola de manteca echase hasta la primera papilla. JA! TOMAAAAA!! Y TOMAAA - con el último golpe se consiguió retorcer y volver a plantar cara - ERRRES MÍO!!! - decía con una amplia sonrisa. - Honrrrrarrrré a LEBTER! JA! JA! JA! - decía subiendo los puños en señal de victoria, el gordo parecía retorcerse de dolor y estaba apunto de rendirse. Déjalo ia jovencito... Te has ganado una cerrrrveza. Buen combate muchacho! - Dijo el enano cogiendo al pirata y dejando que descansara en un taburete. Pagó la ronda e hizo un gesto a sus compañeros para abandonar el burdel. En la puerta se detuvo. - Y rrrrecorrrrdarrr... Lebter fue un grrran pirrrata! - Sin esperar réplicas el enano salió por la puerta en busca de Pelo-Nieve.

Para cuando Kormack abandonó el burdel seguido de Zanc y un impresionado Cuinthere, Losse ya comenzaba a impacientarse por la tardanza de sus compañeros. A medida que se acercaban hacia él, el elfo puedo apreciar el ojo morado del enano y un poco de sangre en el labio pero por lo demás lucía una sonrisa de oreja a oreja. El pequeño kobold saltaba a su alrededor impresionado por lo que acababa de ver. Rimmon había aceptado de buena gana la cerveza del enano aún desorientado por la paliza recibida. Lo que nadie sabría es que el nombre de Lebter había sido limpiado por uno de los que puso fin a su vida hacía tan sólo dos días en la Torre de las Drizas.

Aliviados tras unos instantes al comprobar que nadie más salía del burdel alarmado o algo parecido, los tres compañeros y el pequeño kobold se dirigieron hacia la taberna donde el resto de sus amigos estaría esperándolos. Recorrieron el corto trecho que los llevaba hasta allí manteniendo la calma y esquivando miradas que pudiesen dar pie a preguntas incómodas ya que bastante ración de ellas habían tenido ya en el destartalado burdel. La taberna de Blogar, al igual que el antro que habían dejado atrás, no se caracterizaba por una trabajo de construcción impresionante. Se trataba de un edificio grande y de una sola planta, construido en piedra y, esta vez sí, con ventanas de distinto tamaño que daban a la oscura bahía. En torno a la puerta se arremolinaban diversos grupúsculos de piratas de diversas tripulaciones fanfarroneando, apostando o midiendo las espadas de los contrarios desde una distancia prudencial, aunque sin llegar a las sangre al mar. Era absurdo negar que aquellos que aparecían flotando en las frías aguas del puerto no habían muerto por caer sobre su propia espada pero sí que era un hecho poco habitual. Normalmente los piratas de distintas tripulaciones, hasta hacía poco tiempo competidores, dirimían sus problemas con algún ojo morado, algún pequeño corte sin importancia o una buena paliza, si al desgraciado lo encontraban sólo por las calles de la Boca de la Sirena, que lo mantenía en la litera durante varios días. Sin embargo había que reconocerle a Todler su organización, ya que procuraba que los marinos no tuviesen demasiado tiempo libre o que permaneciesen sólo lo estrictamente necesario en la pequeña ciudad pirata.

Entraron al salón de agobiante ambiente a través de una pequeña puerta que Losse, el más alto de los cuatro, tuvo que cruzar agachando la cabeza como le gustaba a su propietario ya que la puerta había sido construida intencionadamente para su tamaño. Aquel hecho que pasaba desapercibido para la mayoría y que era una mera molestia, divertía enormemente al enano gris, puesto que era como si todo el que entrase en su local se vieses obligado a mostrarle respeto y sumisión. Blogar era un enano duergar y cumplía religiosamente y a rajatabla con todos los estereotipos atribuibles a su raza: Mezquino, malhablado, astuto y extremadamente tacaño. No obstante al enano había que reconocerle una virtud, la única per muy valorada en aquel lugar y por la cual su local rebosaba de gente a diario, ser un excelente maestro cervecero. Su especialidad era una cerveza negra elaborada a base de hongos fermentados y ésta era tan apreciada que corría a raudales en cualquier momento del día; el hecho de que fuese la única bebida del local también influía algo en la decisión sobre qué beber pero no viene al caso ahora mismo.

Tan abundante como las cucarachas que correteaban por el suelo fueron las miradas levantadas por los cuatro compañeros tan pronto cruzaron el quicio de la puerta. Sin embargo pocos fueron los que la mantuvieron mucho tiempo al ver la cara de pocos amigos del enano. Entre todo aquel bullicio localizaron al fondo de la sala a sus amigos sentados con otro hombre de cabellos oscuros y bien cortados.

El pirata "bocachancla" había dado justo en el clavo. Lo que más podía molestar a Ogna era que la menospreciaran por el simple hecho de se una mujer. Apretó los dientes para sujetar su lengua mientras miraba a Allen para tranquilizarse. Decidió que lo mejor sería solucionarlo como se solucionaban todas las cosas en una taberna: una buena pelea...no, es broma, eso se lo dejaba a otros, ella lo arreglaría con una buena historia.

- No sabes nada, Jedrekal. ¿No te dice nada Charlotte Garfio?- Ogna sorbió un poco de cerveza para refrescarse el gaznate.

Al principio no fue más que una simple adolescente atolondrada que se enamoró de un marinero y, contra los padres, se casó con él. Disfrazada como un hombre, ella lo siguió a bordo de su nave y luchó junto a él. Su verdadera identidad fue descubierta por el capitán de la nave, que se enamoró perdidamente de ella. Asignó a su marido a los trabajos más peligrosos, que sobrevivió gracias a la ayuda de su esposa. El Capitán finalmente acusó al marido de Charlotte de motín, que fue declarado culpable sobre la base de la palabra de un oficial contra la de un marinero común. Él fue castigado a ser azotado por toda la flota, que, como el capitán había esperado, lo mató. El capitán entonces quiso forzar a Charlotte, por lo que tuvo que acabar con su vida en defensa propia. Finalmente la joven se escabulló, teniendo que volver a vestirse de mujer y prostituirse en los muelles.
Mientras que Charlotte trabajó en los muelles, un capitán de un buque mercante la vio y la raptó. Forzó a Charlotte a casarse con él y se la llevó en sus viajes. Como ella se resistía constantemente, él la castigó cortándole la mano derecha. Para escapar de su nuevo marido, que era un violador y brutal tirano, Charlotte se ganó el respeto de la tripulación y los persuadió a amotinarse. En venganza por su mutilación y constantes vejaciones, decapitó a su marido y se convirtió en capitán de la nave. En la mano derecha se colocó un garfio y de ahí el nombre. - Se acercó al pirata y le pasó un brazo por encima de los hombros acercando su oreja a su boca.-Era famosa por lograr con su encanto que los piratas más bravos bajaran la guardia y, cuando los tenían tan cerca que podían oler su perfume de mujer...- Ogna sacó con un movimiento rápido su daga, que había escondido hábilmente en la manga. La había dispuesto de manera que ocultara su mano, como si ella también estuviera mutilada, y la daga fuera el garfio.-...¡ZAS!...Les sacaba las tripas de un solo tajo.- Hizo como si le cortara las tripas a Jedrekal con cara de loca, para luego levantarse y soltar una risotada.- JAJAJAJA. No te cagues en los pantalones hombre, era sólo una broma. ¿Ves lo que puede hacer una mujer? No tenemos por qué estar a la sombra de nadie. Y como Charlotte te puedo nombrar muchas más: Khintara Cerroalto, Lintharela La Soberbia e incluso una elfa, Eäril-Gania Devoradora de Hombres, ya puedes imaginar por qué, y son sólo unos cuantos ejemplos.- Hubiera disfrutado de la historia si no fuera por la suerte que debían estar corriendo en estos momentos la tripulación del Trueno del Mar. ¿Cuándo vendrían Losse y los demás?

Losse salió de aquel lugar con su forzada risa y cerciorándose de que no lo siguieran y aliviado por haber abandonado ese forzado papel que nada tenía que ver con su verdadero yo. Por suerte para él, no tuvo que preocuparse por sus espaldas, pues ya bastante tenía con soportar aquel incómodo lugar.  El elfo deseaba salir a campo abierto e incluso volver a montarse en un barco antes que tener que permanecer más tiempo entre aquellos piratas de tan mezquinas intenciones. Por no hablar de la incomodidad que le suponía llevar ese traje de calishita, tan molesto para él como estar encadenado, a pesar de su ligero peso. - No puedo más con ésto. Necesito otra ropa -

Miró a los alrededores, pero luego pensó lo extraño que sería ver a un calishita comprando unas vestimentas nada acordes a la cultura que éstos hombres del sur poseían. - Se lo pediré a Zanc cuando salga - A pesar de sus diferencias iniciales y su, en ocasiones, ausencia de moralidad, Losse comenzaba a considerar al gnomo un fiel aliado. Gran parte de culpa habían tenido las últimas incursiones en las que eran los dos únicos en arriesgar sus pellejos de todo el grupo, por no mencionar la capacidad de ser uno de los pocos que podía brindarle un poco silencio entre la habitual algarabía que formaba el enano a su alrededor.

Por fin el pequeño pícaro salió del burdel con una aparente tranquilidad. Parecía que, después de todo, no había ido tan mal en el interior a su marcha, opinión que cambió de inmediato al ver salir a Kormack varios minutos después con un ojo morado pero con la sonrisa de estar saboreando las mieles de la victoria. Eran tiempos dulces para el enano con un sirviente que en pocas ocasiones conseguía despegarse de él y con una nueva historia de la que alardear.

- Toma Zanc - le dijo entregándole diez monedas de oro. - En cuanto tengas ocasión consígueme unas vestimentas lo más parecidas a las que tenía cuando nos conocimos. Seguro que consigues engañar a algún mercader con tu habitual perspicacia - A pesar de las buenas palabras del elfo, se apreciaba en su tono la ansiedad de liberarse de aquel traje.

Pero volviendo a su misión inicial, no habían logrado averiguar mucho más de lo que sabían. La diplomacia no parecía ser el fuerte de ninguno de los tres, y la situación en la que habían terminado su último encuentro daba constancia de ello. - Vaya mierda. No hemos sacado nada en claro. Aunque al menos hemos salvado el culo - no le faltaba razón al explorador, pues algunas de las preguntas de Theodor podrían haberles metido en un gran aprieto de no haber mostrado la necesaria agilidad mental. - Vayamos a reunirnos con el resto por si han conseguido algo más que nosotros -

El camino hacia la taberna estuvo marcado por las constantes risotadas de orgullo de Kormack y los continuos achuchones que éste dedicó a Cuinthere, cariñosos desde su punto de vista, pero que convirtieron la emoción del kóbold en frustración en cuestión de un par de minutos.

Al entrar en el local, de nuevo un ensordecedor rumor invadió los oídos del explorador de Everlund. Desde luego que no era su mejor día. Lo que parecía ser un reconfortante encuentro, no hizo más que recordarle las últimas palabras que pudieron captar sus agudos sentidos con las que Ogna se alejó de los otros cuatro miembros del grupo. Una vez se acercaron, brindó un saludo general, pero sus ojos ni se molestaron en dedicar una mirada a la bardo. - Buenas de nuevo. Parece que tenéis nueva compañía. ¿Alguna novedad? -

Los piratas parecían divertirse con aquella pelea, muchos animaban y levantaban sus puños animando en vano a la bola de grasa que había decidido enfrentar a Kormack, después de los primeros intercambios de golpes el Gnomo se relajó, parece que nadie iba a meterse a atacar a traición a su amigo enano, la daga reposaba escondida en la manga de su camisa, presta para ser usada cuando fuera necesario, momento que afortunadamente nunca llegó. Cunta observaba incrédulo las habilidades poco ortodoxas de su protector y saltaba emocionado alrededor del enano en cuanto abandonaron aquel antro.

-Cuenta con ello!- Respondió Zanc a Pelonieve en cuanto le dio las monedas, guardo las monedas en su bolsillo mientras mantenía su acostumbrada sonrisa por el camino. -Ha salido bien, ¿eh?... Que paliza le has dado amigo!, jajajajajaja- Bromeaba con el enano de camino al bar donde se encontrarían con los demás.