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Crónica del Heredero - Episodio II - El Ascenso.

V - El Preludio

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05/03/2015, 00:06
Guardia de Crimmor

Ya veo... - Dijo sin estar muy convencido acerca de la veracidad de las palabras del elfo. Para el hosco sargento de la guardia, aquellas palabras del hechicero no eran más que sonido que se llevaba el viento. ¿Quién podría creer a alguien así si además venía acompañado de tan dispar grupo? Su intención era preguntar si se encontraba frente a una compañía de aventureros pero decidió obviarla. Con total claridad era así. 

Morwing acertó a leer las dudas reflejadas en la cara del soldado por lo que, mientras dejaba a Hegran divagase en su fuero interno, el hechicero extrajo de los bolsillos de su túnica un pergamino lacrado con el sello del Representante del Consejo. El hombre no disimuló lo más mínimo y tan pronto lo tuvo al alcance de la mano lo agarró para examinarlo con detalle. Sus ojos iban del sello a la cara de Morwing como si algo realmente no encajase allí. Tras unos instantes terminó cediendo.

Aquí dice que son orcos quienes planean atacarnos. - Comentó manoseando el pergamino. ¿Sabes muchacho la de veces que hemos rechazado rapiñas de orcos? No pasarían ni de la orilla. - Dijo de forma jactanciosa. Os acompañaremos de vuelta desde luego, no tengo ninguna gana de pasar mis días en esa condenada villa. 

Mi señor. - Interrumpió el soldado que aún permanecía sentado en lo alto del muro. - ¿Qué hacemos entonces? ¿Damos media vuelta? ¿Vamos a dejar esto así? - Preguntó dando un par de palmadas sobre el muro.

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05/03/2015, 00:27
Morwing

Después de que el soldado se asegurase que el elfo decía la verdad, rara vez en él todo sea dicho, Morwing no pudo evitar espolear aquel comentario de prepotencia. – No infravalores al peligro que se os viene encima, muchacho…el número de enemigos es mayor del que tus ojos podrían contar en varias vidas*.

Tras meter el miedo en el cuerpo y oír los aspavientos del enano, Morwing procedió a hacer uso del polvo mágico que le había entregado Kormack. – Dile a tus hombres que se separen del muro…y que estén alerta, esto va a hacer un poco de ruido y podría alertar a invitados no deseados…, comentó mientras deshacía el nudo de la bolsita negra.

A pocos metros del muro, Morwing fue lanzando el polvo en la base donde reposaban ese montón de rocas. Al vaciarlo se separó unos metros y comenzó a contemplar como la montaña de rocas comenzaba a bailar. La nieve empezó a evaporarse como si estuviese expuesta a los rayos de sol más cálidos del verano. En su lugar, solo podría adivinarse polvo mientras las rocas comenzaban a caer una tras otra y, como bien pronosticó el hechicero, acompañado de un gran estruendo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uso polvo de sequedad en la base del muro

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05/03/2015, 06:30
Guardia de Crimmor

Ambos soldados miraron con escepticismo al osado elfo mientras desataba la pequeña bolsa de cuero. Namse, quien había estado sentado sobre el muro, no dudo ni un instante en bajar de éste cuando el hechicero comenzó a espolvorear la nieve con aquel polvo mágico. Tal y como había predicho Morwing, la sección central de la barrera, aquella que ocupaba el ancho del camino, acabó derrumbándose como se desmigaja un pedazo de pan duro.

Vaya… - Comentó entre dientes el sargento Hegran. Sinceramente se hallaba perplejo por el comportamiento de aquel individuo. No sólo le había llamado muchacho si no que además no se ocultaba lo más mínimo en utilizar sus poderes mágicos ante ellos. Supuso que contaría con un permiso del Consejo para tal cosa por lo que prefirió callar. En su cabeza, y en la de los hombres que le acompañaban, daba vueltas la cuestión del número de orcos que tan tranquilamente había comentado Morwing, sin embargo optaron por no preguntar más; la curiosidad, acompañada de numerosas preguntas, podía dar lugar a malas interpretaciones acerca de su valor.

Está bien muchachos, acabemos de desescombrar este muro y volvamos a casa, nuestras camas aún seguirán calientes y, con suerte, los hombres de Liemdanol aún no las habrán reclamado para ellos… - Ordenó a sus soldados.

Las tareas de retirada de rocas duraron un par de horas más incluso contando con la ayuda de los diez soldados de Crimmor. No fue hasta el final de las mismas, cuando del muro sólo quedaban varios montones a modo de recordatorio, cuando las aves levantaron el vuelo dispersándose.

Juraría que los cuervos, durante el invierno, siempre suelen volar en bandadas. Es extraño… - Comentó uno de los soldados al montar sobre su caballo. Hegran no dijo nada aparte de un leve asentimiento pero, con sus gestos, daba a entender que una idea inquietante había cruzado por su cabeza.

Vamos, salgamos de aquí. Son pájaros… ¿ahora eres experto en pájaros? – Volvió a bromear con sus hombres. Una vez estuvieron todos a lomos de sus monturas se dirigió a los aventureros intentando iniciar una conversación. ¿Entonces dices que son muchos orcos verdad?  - Preguntó al fin entre risas que intentaban disimular el verdadero motivo de la pregunta.Así, manteniendo el trote ligero todo lo que se lo permitían las monturas, cabalgaron durante las ocho horas que los separaba del río Alandor.

Una oscuridad, tan espesa como el hielo que cubría las aguas, se cernía sobre la ciudad y sus alrededores. Sólo las atalayas, con hogueras a sus pies, eran los únicos puntos iluminados en la orilla norte. Cuando los compañeros llegaron hasta allí, vieron como los soldados desmontaban y comenzaban a desensillar a sus caballos.

Debemos esperar al barco… - Informó el Sargento mientras esperaba a que el soldado al mando llegase hasta ellos.

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05/03/2015, 08:27
Morwing

Morwing quedó satisfecho con la situación en la que había quedado el muro, esa acción seguro que ahorraría muchas horas de trabajo para desbloquear el paso y aunque hubiese sido con el uso de la magia con ojos ajenos observándole, en ningún momento le tembló el pulso para llevarlo a cabo… nunca le temblaba, Morwing se consideraba libre de las restricciones de la sociedad y simplemente seguía sus impulsos, más aún si se trataba del uso de la magia.

El comentario de uno de los soldados acerca de los cuervos, hizo plantearse al hechicero que podían tratarse de espías. – Quizá esos pajarracos eran la vigilancia sobre el paso…, pensó cuando las aves comenzaron a dispersarse. Sin darle mucha más importancia se pusieron en marcha, no por lo grave que sería en el caso de estar en la cierto, sino por la imposibilidad de poder remediarlo a estas alturas. Así pues el grupo cabalgó sin contratiempos hasta la orilla del rio helado, allí deberían esperar al barco que les permitiese cruzar el rio, - ¿Cuánto debemos esperar?, preguntó impaciente… 

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05/03/2015, 09:03
Allen Shesar

Tras despejar el paso gracias al objeto adquirido durante la batalla contra los orcos de las cuatro torres, tanto el grupo de aventureros como la avanzadilla de soldados que se dirigía en un principio a Nashkel pusieron rumbo a Cimmor.

Durante el viaje que duró aproximadamente 8 horas, el paladín conversó con los guardias de Cimmor para respaldar las palabras de Morwing sobre el número de enemigos al que se iban a enfrentar. -Vuestros muros son fuertes, pero el ataque ha sido planeado para utilizar el duro hielo que cubre el río como puente y así evitar enfrentarse a las firmes murallas de vuestra ciudad-, -¿habría alguna posibilidad de usar los barcos para destrozar los hielos aledaños a vuestro puerto?, el número de orcos al que os enfrentaréis no será comparable a ningún asalto al que esta ciudad haya presenciado por lo que, si queréis tener alguna posibilidad, debéis evitar como sea que crucen este rio-, comentaba las ideas que al paladín le venían a la cabeza. Daba su opinión acerca de las mejores estrategias que podían seguir para tener alguna posibilidad de sobrevivir al ataque.

Mientras esparaban a que el barco les llevase a la ciudad, Allen comentó al grupo que echasen un pequeño vistazo a los alrededores de aquella orilla por si se les ocurría alguna idea para evitar el paso del ejército orco o, al menos, ponérselo difícil.

- Tiradas (2)

Notas de juego

No quito la silla de caballo hasta que no estemos en Cimmor, es más, sigo montado en él.

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05/03/2015, 17:17
Zanc Piesligeros

Los ojos rojos del Chaman Orco miraban fijamente al Gnomo mientras una malévola sonrisa se dibujaba en su feo rostro, Zanc sólo sentía de nuevo como el pecho se le oprimía, su corazón dejaba de latir lentamente a la vez que intentaba en vano liberarse de aquel maleficio, el miedo se apoderaba de su cuerpo hasta que un grito de los mil demonios lo levantó de su pesadilla, -AAAAAAHHHHH!!!- El susto fue tan mayúsculo que casi llega al techo del brinco que pegó al levantarse de la cama, sólo para ver como Davros se partía el culo de risa. -Sí, Sí... Muy Gracioso....- Exclamó mientras se reponía y esperaba a que su cuerpo dejase de temblar. El día había empezado con sobresaltos, mala señal.

Antes de partir a Crimmor el bribón adquirió algunos elementos de utilidad en el mercado y se la pasó observando a las montañas mientras cabalgaba, recordando lo que habían descubierto el día anterior. Una vez llegaron al primer bloqueo, ayudó con algo de cuerda y algunas piedras redondas, improvisaró una polea junto a Morwing y de esa manera aportaron su granito de arena para eliminarlos escombros que bloqueaban el camino. El grupo trabajó unido y pronto habían terminado con aquella labor por lo que prosiguieron su camino.

Finalmente llegaron hasta otro de los bloqueos, esta vez mucho más complejo que el anterior, parecían no equivocarse al deducir que habían sido puestas con el único medio propósito de inhabilitar el avance de refuerzos hacia el sur, inquieto y prevenido el pequeño Gnomo observaba las alturas, aquel lugar era perfecto para una emboscada, pero a parte de un montón de cuervos que revoloteaban, no percibió mayor movimiento en los alrededores. Entonces se encontraron con aquellos guardias, simplemente dejo que los demás hablarán mientras el seguía sumido en sus pensamientos, estaba más callado que de costumbre, quizás planeaba algo o simplemente quizás estaba asustado. La noche llegó y con ella divisaron a lo lejos la ciuadad de Crimmor, el río helado bloqueaba sus pasos y sólo un pequeño canal permitía que algo navegase a través de él.

Mientras tanto el seguía analizando la ladera de las montañas que habían dejado atrás, intentando imaginar montones de hordas avanzando ferozmente con la única intención de exterminar todo a su paso. Con estas ideas en su mente el Gnomo esperó, desmontando su Poni y preparandolo para el embarque.

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05/03/2015, 20:06
Ogna

Mientras Losse vigilaba incansable y sus amigos se ocupaban del bloqueo del paso, Ogna se entretenía tratando de desquiciar al imperturbable explorador. Cuando Losse se concentraba permanecía inmutable, pero Ogna estaba necesitada de cariño y prefería pasar el rato con unos mimos. Se paseaba por delante de él, con mirada felina, la falda levantada casi hasta la rodilla. Se colocaba a su espalda y se soplaba el cuello. Jugueteaba con esas graciosas orejas puntiagudas, pasando su dedo desde el fino lóbulo hasta la punta cartilaginosa.

- Ya paro, ya paro.- Decía cuando el elfo con el ceño fruncido le recriminaba su actitud, pero después de un rato volvía a la carga. Los dedos de Ogna eran ágiles y certeros y, cuanto más tiempo pasaba con Losse más sabían dónde tocar para esperar la reacción deseada.- Tengo las manos heladas.- Le decía metiéndoselas por debajo de la holgura de la armadura hasta tocar la cálida piel.- Jijijiji. - Así es el amor, ciego, incapaz de dejarte ver los peligros que corres cuando se vive con intensidad , como hacía Ogna todo. El ruido del muro al derrumbarse cortó en seco sus juegos.- ¿Ya?- Dijo sorprendida del paso del tiempo. Llegó por detrás de Morwing y le palmeó la espalda con cuidado de no descuajaringarlo.- Buen trabajo.- Al ver caras nuevas, nada menos que soldados de Amn, Ogna enseguida se mezcló entre ellos charlando con uno y otro, riéndoles las gracias y haciéndoles reír con sus historias y ocurrencias. No le era difícil hacerse con la simpatía de la gente y mucho menos con Kormack cerca. Elegir compañía entre un enano enfurruñado y una amistosa y dicharachera muchacha no era una decisión muy difícil.

- No podemos permitir eso, no señor. No hay nada peor para una mujer, y yo lo sé bien señores, que la cama se quede fría jaja. ¡Así que sigamos!- Pero el comentario del soldado acerca de los cuervos intrigó a Ogna, quien ya pensaba que era una auténtica servidora de Mielikki.-Mmm.- Tras meditar sobre el asunto se subió a su caballo y cabalgó entre los soldados, haciéndoles preguntas sobre Crimmor, el río, cómo cruzarlo, cuánta cantidad de gente vivía allí, etc. 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Qué tiradas más malas. Creo que como ya no subo bardo ese es mi bono para el conocimiento de bardo=nivel (6)+4 (int)=10

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05/03/2015, 20:02
Kormack Quebrantahuesos

El enano miraba con una sonrisa a Morwing mostrar sus conocimientos mágicos, el muro se deshacía y se desparramaba por el suelo. Kormack esperó a que los soldados recogiesen las piedras, él ya había trabajado mucho, luego siguieron rumbo a Crimmor. Aquel soldado parecía estar muy confiado en sus posibilidades. La juventud... decía para sus adentros con una negación en la cabeza. Aunque más bien era la fe de los humanos, se creían superiores, como los elfos... JA! No serían mejor que un Quebrantahuesos desde luego. El enano miraba la silueta de la ciudad a la luz de las velas, mientras Allen repasaba posibles estrategias para enfrentar al peligro que se avecinaba. Consejos que cualquier enano hubiese adoptado con celeridad, aunque aquellos humanos parecían demasiado confiado. Abrrrre bien tu orrrejotas! dijo el enano al humano. Más te vale seguirrrr los consejos que te rrrregalan! decía con un dedo acusador. Desde luego bien le valía hacer caso a Allen. No os quedan más de dos lunas! advirtió el enano. Según llegase a la ciudad iría al templo de Moradin, igual el clero podría ejercer su influencia para asegurar la protección de la ciudad. ​Más le valdría! Aunque quizás podrían hacer de la debilidad de la ciudad una ventaja. Aunque... dijo con una sonrisa simpática el enano. Más vale una trrrrampa con miel que con vinagrrrre! parafraseaba a su padre. Igual, si hubiese una manerrrra de hacerrrr que el hielo se descongelase a voluntad... Digamos que en medio del asedio... decía con un gesto con la mano acompañando sus palabras. Luego miró a Morwing ​Se te ocurrrrre algo? Quizás el mago tuviese la clave. Algún tipo de explosivo que debilitase el hielo o polvo de sequedad estratégicamente colocado y que se accionase de alguna forma. Seguro que si Zanc y Morwing se ponían podían realizar un buen truco que neutralizase esta amenaza. Y detener el avance orco, suponía una gran victoria...

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05/03/2015, 20:17
Guardia de Crimmor

No tardará. – Contestó cortante el sargento de la guardia sin girarse hacia su interlocutor.

Los vigías de la torre más cercana al camino, al reconocer los escudos de sus sobrevestes, temieron que algo malo sucediese. No se les esperaba de vuelta  tan pronto y mucho menos acompañados. Uno de los soldados con los que el grupo de aventureros había compartido viaje,  se dirigió a la carrera hacia una de las atalayas de piedra que bordeaba el camino. Mediante señales luminosas se avisó a una gigantesca balsa para que viniese a recogerlos.

La orilla norte del río Alandor prácticamente podría decirse que estaba desierta. A excepción de una posada, El Viejo Remo de Abedul, el resto de edificaciones estaban dedicadas al uso militar. Varias atalayas de piedra así  como un pequeño fuerte albergaban a una guarnición treinta soldados que se encargaban de proteger, organizar y facilitar el paso de caravanas a través del río durante la temporada de comercio. Aunque ahora sólo los soldados y los propietarios de la posada viviesen en aquella orilla, durante primavera, verano y parte del otoño, largas colas de carros, caravanas y mulas aguardaban su turno para cruzar el caudaloso río en uno de los muchos transbordadores. Crimmor, la ciudad caravanera de Amn, daba su bienvenida con los brazos abiertos a todos los productos, manufacturados o no, que llegasen desde el norte.

Con una población de cuarenta mil residentes, la urbe, poco tenía que envidiar a sus vecinas más populosas, no ya sólo en habitantes, si no en riquezas también. Podía parecer que el hecho de estar alejada de la costa dejaba en desventaja a Crimmor en la lucha comercial con sus hermanas Athkatla o Murann pero no era así. Gracias a la enorme flota de barcos fluviales junto con las caravanas que hacían su alto obligado en la ciudad, el comercio era boyante incluso en invierno ya que numerosos comerciantes poseían allí sus almacenes.

La ciudad también contaba con la mayor población de medianos  que se daba en Amn. Éstos, integrados perfectamente, habían llegado a alcanzar altas posiciones tanto en el gobierno como en la nobleza, y no digamos ya en el comercio. Disponían incluso de un barrio propio donde el visitante, tras unas cuantas jarras de la buena cerveza que se elabora allí, podía llegar a pensar que se trataba de un gigante.

El índice de hurtos es  insignificante convirtiendo a la ciudad en una de las más seguras para gastar abiertamente sin temer ser asaltado en algún sucio callejón. Por supuesto que existen los asesinatos pero éstos suelen tener un alto factor vengativo en su firma. La competencia a nivel comercial es atroz y muchas veces es bueno dejar que el guardaespaldas sea el primero en entrar o en salir de casa. Sin embargo esto es algo que al común de los mortales, véase carreteros, pescadores, artesanos y un largo etcétera de profesiones, les pilla de lejos, aunque siempre hay excepciones claro está.

La ciudad dispone de un numeroso surtido de tabernas, posadas, capillas e incluso sastrerías, que satisfacen las necesidades físicas y espirituales de cualquier visitante con ganas de aflojar el cordel de su bolsa del dinero.

Una alta muralla con multitud de imponentes torres adosadas a ella protege la ciudad desde tres de sus flancos; el cuarto, el flanco norte, está protegido por una muralla natural, el río Alandor. Actualmente se encuentra congelado en toda su extensión a excepción de un tramo que ha sido despejado a base de maza.  Éste canal es utilizado por una gran balsa que se encarga de facilitar el paso del poco tráfico que se reúne en la zona norte. Es propiedad del gobierno local y su precio es más alto de lo normal, de ahí que los mercaderes que se hallaban retenidos en Nashkel deseasen llegar hasta la ciudad antes de que el río estuviese totalmente congelado.

Cuatro puntos de luz se acercaban lentamente hasta la orilla. Al fin, tras una silenciosa espera, el contorno de la balsa y de sus tres tripulantes fue claramente visible.

¿Menudas horas no? – Se quejó quien parecía estar al mando, un hombre mayor con la misma sobreveste que los soldados pero mucho más descuidada.

Calla anciano, que para una cosa que haces siempre tienes que estar protestando… - Silenció el sargento Hegran sin ningún miramiento mientras llevaba a su caballo de las riendas y lo conducía a la balsa. El viaje hasta el otro lado fue rápido si tenemos en cuenta el peso de las monturas y de sus propietarios. 

Hegran, una vez hubo desembarcado, se giró hacia los compañeros. Creo que deberían ir a ver a Lord Hembelan Findoren cuanto antes... si es que esas noticias que traen son ciertas.

Notas de juego

Ha pasado una hora ya desde la media noche por lo que pocas gentes transitan por las calles a estas horas. Los muelles, más pequeños que los de Athkatla, están repletos de aparejos, cuerdas y barcas semienterradas por la nieve.

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05/03/2015, 20:28
Director

Notas de juego

Conocimiento de bardo:

Es un secreto a voces que la familia Krimmevol controla gran parte de la ciudad mediante casas en alquiler, mansiones señoriales y negocios de todo tipo. Hasta hace pocos años también controlaba el gobierno de ésta pero cuando Lord Mikaal Krimmevol cayó en desgracia al ser destapado su negocio de contrabando, tuvo que dejar el cargo.

La familia Findoren no perdió el tiempo y a los pocos días un apuesto, culto y sonriente Hembelan Findoren entraba en la ciudad dispuesto a ocupar el cargo de Representante del Consejo. Su labor de gobierno ha sido ejemplar hasta ahora, o al menos no se sabe de ningún trapo sucio que pueda debilitar su posición.

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05/03/2015, 20:31
Allen Shesar

Cuando divisó que a lo lejos se aproximaba la barca que debía llevar al grupo a la otra orilla, Allen comenzó a quitar la silla de su montura y acariciándola parecía agradecerle el esfuerzo que presumía debía hacer para cargar con el pesado paladín.

Saludó al anciano cuando este hubo llegado y esperó a que entraran sus compañeros para ser él quien, el último lugar, accediese a la barca.

Cuando llegaron, pidió por favor un lugar donde dejar a sus monturas y tras escuchar el consejo del sargento, algo que no era necesario pues sabían bien a lo que habían venido, pusieron rumbo hacia el palacio donde les esperaría Lord Hembelan Findoren. Caminaron por las bien iluminadas calles de Cimmor hacia su destino observando la posición de las casas, la estructura de las calles antela posibilidad de ser usadas en favor de la guardia si sobrepasasen las murallas, si existían buenos lugares para levantar barricadas, etc...

Por fín divisaron a lo lejos una estructura que de forma inequívoca debía ser el palacio de Cimmor. Al llegar a sus puertas, la patrulla que custodiaba la entrada, nerviosa ante el grupo de personas que se les acercaba preguntó, -¡Alto!, ¿quienes sois y qué queréis?-. El tono empleado por el guardia no fue del todo educado, pero el frío podía tener mucho que ver en su estado anímico, por lo que Allen lo ignoró. -Buenas noches, traemos un mensaje urgente para Lord Hembelan Findoren, el sargento Hegran nos ha indicado el camino y nos ha instado a venir lo antes posible-, esperando que el nombrar a su sargento aligerase las explicaciones y les hiciese obtener el acceso al palacio cuanto antes.

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05/03/2015, 20:58
Hembelan Findoren

El salvoconducto que Tugman Bezosdeoso les había proporcionado terminó por convencer a los soldados que, tras echar un vistazo al sello del Consejo, accedieron a que éstos entrasen al cálido hall de entrada.

Aunque era tarde Hembelan Findoren tenía pocas intenciones de acostarse. Parte de las noticias que traían los aventureros ya habían llegado en una escueta nota atada a la pata de una paloma. Bajó las escaleras de sus aposentos con paso tranquilo. Su traje así como su rostro y cabello lucían impecables. Dedicó una amplia sonrisa a todos los allí presentes y una leve inclinación ante Ogna a quien incluso besó en el dorso de la mano.

¡Sean bienvenidos a Crimmor señorita y caballeros! Es un placer recibirlos en nuestra espléndida y acogedora ciudad.- Una extraña mueca apareció en su rostro al ver al pequeño Cuinthere acompañado por una gaviota, pero aun así no dudó ni un instante en ofrecerle su enguantada mano.  - Lástima que su visita no sea por motivos de ocio si no que...bueno, ya sabemos lo que pasa. Me imagino que vendrán molidos por el viaje, ¿no es así? Por favor, acompáñenme al salón. Me gustaría darles las gracias por todo lo que han hecho por la noble nación de Amn. - El dirigente guió con el brazo a los compañeros a un salón exquisitamente adornado  que era utilizado para pequeñas fiestas íntimas.

Tomen asiento, en breves traerán algo para comer, estábamos esperándolos.

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05/03/2015, 22:02
Morwing

La larga espera a la balsa que les ayudaría a cruzar el rio no fue del todo en balde, un comentario del enano hizo abrir la mente del hechicero buscando soluciones para entorpecer el paso de la invasión orca. – Miel…..Vinagre… hummm ¡SAL!, ¡pues claro!, era inexplicable deducir como el elfo había llegado a esa deducción, lo que estaba claro es en ese instante su cabeza comenzaba a idear algo.

Una vez llegados a la casa de Hembelan  Findoren, y tras unas presentaciones en las que el gobernador mostró unos modales exquisitos, el grupo de aventureros se sentó en una amplia mesa redonda y comenzaron a tratar el tema que los había llevado hasta allí.

-¿Esperándonos?, preguntó Morwing. Tras informarles que ya habían recibido noticias de Tugman, muchos de ellos respiraron aliviados al comprobar que el joven representante del consejo por fin hacía algo productivo. –Bien, bien, eso nos ahorrará mucho tiempo…, todas las preguntas que tenga se las intentaremos responder mis compañeros y yo de la mejor forma posible, comentó tras dar un trago a algo que parecía un refinado… ¿licor?.

- Como bien sabe el ataque se producirá desde el norte en tan sólo dos lunas, de las cuales ya hemos gastado una llegando hasta aquí. Entre el numeroso ejercito enemigo se hayan goblins, orcos, lobos e incluso gigantes…como puede deducir se trata de una amenaza muy seria. Los orcos aprovecharan el estado del río Alandor para avanzar en su ofensiva…¡y es ahí donde primero deberíamos contrarrestarlos!, comentó con energía. ¿Podría hacernos un breve resumen de las defensas con las que cuenta la ciudad?

A pesar de la petición del elfo, Findoren comenzó a dar una detalla información de las fuerzas con las que contaba Crimmor. Al finalizar, Morwing quiso poner sobre la mesa aquella idea descabellada que llevaba rato dándole vueltas. – Había pensado…, arrancó tras aclararse la garganta, -….si dispusiésemos de gran cantidad de sal, podríamos movilizar a parte de su ejército para que la esparciese en zonas estratégicas del río. En un día la sal puede hacer verdaderos estragos sobre el hielo, y lo mejor aún, sería indetectable para el enemigo…por lo que cuando fuesen a cruzar caerían atrapados bajo las frías aguas del Alandor. ¿Cree que sería posible llevar a cabo tal labor?, preguntó esperanzado.

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05/03/2015, 22:49
Hembelan Findoren

El gobernador de Crimmor escuchó atento la propuesta del hechicero elfo. Me parece una idea estupenda señor Morwing. Tenemos una gran cantidad de reservas de sal para utilizarla en las calles así como para mantener abierto el canal. - Dijo refiriéndose al canal utilizado por la balsa.

Ordenaré a los soldados que se dediquen a esparcirla por la superficie del río, no creo que haya ningún problema por eso. Nuestros soldados están bien preparados y su moral es alta. Esas sucias criaturas no lograrán pisar las calles de nuestra bella ciudad. - En esos momentos entraron en la sala tres sirvientes, cada uno con una bandeja donde se adivinaban las patas de varios faisanes asados.

¡Oh! Fantástico... - Comentó relamiéndose. Espero que vengan con hambre... -Platos, cubiertos y delicadas servilletas de seda fueron dispuestas frente a cada uno de los aventureros por los asistentes.

Han hecho una labor encomiable. Se merecen un merecido descanso. - Indicó a la vez que se remangaba con delicadeza las mangas de la camisa. He dispuesto habitaciones en La Madre Perla para todos ustedes, así podrán descansar antes de su viaje. ¿Imagino que querrán partir pronto verdad? Antes de que comience asalto quiero decir...

Notas de juego

1 - Crimmor cuenta con una guarnición de 600 hombres aproximadamente.

2 - La Madre Perla es una posada exclusiva para la gente rica que visita la ciudad. Sus precios son tan altos que resultan prohibitivos incluso para algunos mercaderes adinerados pero, aun así, muchos prefieren alojarse ahí y pasar hambre durante las dos dekhanas restantes debido al prestigio que alojarse allí reporta a sus inquilinos.

 

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05/03/2015, 23:13
Morwing

- Gracias, señor, respondió Morwing al ver llegar el suculento banquete. – La verdad es que una buena comida caliente y una confortable cama es justo lo que necesitamos, ¿verdad?, dijo compartiendo la opinión con sus compañeros.

- Veo que cuentan con buenas defensas, comentó mientras se colocaba la servilleta antes de atacar la comida, - Y aunque de buena gana les ayudaríamos en la batalla*, debemos partir hacía Athkatla para informar también allí de todo esto…, no obstante, si le podemos ser de ayuda en algo más no dude en decirlo, concluyó cuando, armado de cuchillo y tenedor, comenzó comer. – Hummm, excelente… 

Notas de juego

*XPPPPPP!!!!

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05/03/2015, 23:19
Allen Shesar

El paladín bebió de la elegante copa que le ofrecieron mientras escuchaba la conversación. Pero había algo que no le gustaba al paladín, aquel hombre parecía demasiado seguro de las defesas de su ciudad o de sí mismo, cualquiera que fuera la respuesta no agradaba al servidor de Tyr. Habían pasado de conversar con un chiquillo que apenas sabía hacia donde estaba el norte a un hombre que parecía tener conrtolada la situación sin tan siquiera conocer el número de enemigos a los que se iba a enfrentar. Recordó en esos momentos aquello de que Crimmor no había sido nunca superada ante un asedio, por lo que decidió intervenir.

-Lord Hembelan-, comenzó diciendo mientras se levantaba de su asiento y miraba a su interloculor a los ojos, -parece que se siente muy seguro de las defensas de su ciudad. Sin duda son formidables, he escuchado algunas historias sobre la fortaleza de sus muros y el coraje de sus soldados pero, ¿no cree que un ataque a tan alta escala no ha contado con ello?, ¿cree de verdad que puede repeler un ataque del que no sabe nada?-, comenzó a acercarse al Lord mientras seguía preguntando. -Me he fijado que sus calles están desiertas a apenas dos noches de recibir el que quizás pueda ser el mayor ataque que ha recibido esta ciudad, ¿no le parece temerario?. ¿Qué hay del rio congelado?, ¿cómo es posible que hayamos tenido que sugerirle algo que parece tan básico en una defensa?. Los hombres deberían estar preparando aceites para derramarlas sobre quienes intenten escalar sus muros, creando largas picas para retirar las escaleras que puedan usar para sobrepasar las murallas, los herreros bien podrían reforzar la puerta principal de la ciudad y creando miles de puntas de flecha para los arqueros que custodiarán las almenas. Y como es probable que gran parte del ataque se lleve a cabo a través del río, ¿no ha pensado en llenar barcos con aceite para estamparlos en aquello que quiera llegar a su puerto?- terminó diciendo aunque las palabras querían seguir saliendo. -Recuerde que hay más de cuarentamil almas de las que es responsable Lord Hembelan Findoren, la confianza es el alimento del sabio pero el licor del tonto-,y con aquello, el paladín se dio la vuelta y volvió a su asiento y sin sentarse, volvió a agarrar la copa y darle un largo trago para calmar la ansiedad que parecía estar sufriendo. Se le notaba bastante disgustado, eso era obvio, pero era evidente que aquella persona parecía no estar tomandose demsiado en serio aquel ataque.

- Tiradas (1)
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05/03/2015, 23:50
Kormack Quebrantahuesos

El enano subió a la barca encima de su poni, era el único de sus compañeros que hacía tal cosa, los demás se preocupaban por la montura y no fue hasta mitad de viaje que el enano calló en la cuenta de que igual el animal querría descansar. Perrrrdón! - decía quitándole la silla y acariciando al animal. La culpabilidad atacaba al enano y este sólo acariciaba la espalda del poni como recompensa. ¿Debería ponerle algún nombre? - pensaba dejando ir su imaginación y en sus pensamientos se hizo corto el viaje. Y absorto en sus pensamientos se encontró en medio de la conversación. Allen comenzaba a hacer gala de sus buenas maneras, mientras el enano en un segundo plano comenzaba el saqueo. Comía como si le fuesen a robar la comida y tragaba lo que presumía que era vino, para bajar el tema. Morwing por su cuenta comentaba una idea sagaz y brillante para debilitar al enemigo. No... dijo el enano mientras engullía. El tema de la sal, es buena idea... le hubiese gustado decir, pero Allen interrumpió. Desde luego tenía un punto de razón. Su excesiva confianza era una debilidad. El enano asentía a las palabras de Allen, le tiró de la manga. ¿Y si es un buitrrrre? - le dijo cuchicheando, claramente el enano se refería a que si era otro demonio. Aquella forma de expresarse, de hablar, tan altivo. Sin duda era un pueblo orgulloso. El orgullo ha destrrrruido más ciudades de las que ha constrrrruido. Dijo el enano que bien sabía de construcciones y edificaciones, un hobby que le apasionaba. Vendrrrán por el rrrrío. Peerrrrro... Io estarrrría preparrrrado. Decía el enano negando con la cabeza. La sal tendría que ser colocada estratégicamente. Ir espolvoreándola de menos a más. Debilitando el hielo en la parte más cercana a la ciudad, cuanto más cerca se estuviera y cuanto más peso hubiese fuese imposible volver... A su vez un buen estratega propondría medidas preventivas. Un par de ballestas estratégicamente colocadas para evitar la retirada. Calderos ardiendo para evitar que se acerquen. Y por supuesto arqueros. No habría que descuidarse. Tienen un mago... dijo el enano, entre bocado y bocado. Y había visto a Morwing actuar, si era tan poderoso como Morwing o más, quizás pueda congelar el río. Incluso la debilucha de Ogna decía que podía crear un puente, como aquel brujo no podría hacer algo increíble.
Entonces los ojos del enano se posaron encima del anfitrión. ¿Crrrrees que puedes hacerrrr frrrrente a esta amenaza? - Preguntaba con su mirada fija, aquel tipo parecía dar muchos regalos a los aventureros. ¿Una posada tan ostentosamente rica? ¿Y gratis? En su devenir nadie le había dado nada gratis y mucho menos comprado para irse de ningún sitio. Si acaso habían amenazado... ¿Qué escondes? - Preguntó calentándose. El enano había aprendido a usar su voz como arma y a veces más de uno hubiese preferido recibir un hachazo que aguantar esa tensión que era capaz de crear...

- Tiradas (1)
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06/03/2015, 00:11
Hembelan Findoren

Sin duda Hembelan no esperaba un movimiento como aquel que desplegó el paladín de Tyr frente a sus ojos. Sólo gracias a su pulso consiguió recoger la gota de licor que se escapaba por la comisura de sus labios antes de que aterrizase sobre la solapa de su camisa.  ¿Era aquello que oía el sonido de sus pulsaciones golpeando en la sien? Probablemente sí.

Tranquilo hermano. Es cierto que las cosas están tranquilas en la ciudad pero no quiero alertar a mis ciudadanos sin saber realmente a qué nos enfrentamos. - Respondió con un ligero temblor en su voz.  Sí, sé que, por lo que decís, un ejército está a nuestras puertas preparándose para atacarnos pero no es lo que puedo ver lo que me quita el sueño. - Añadió con un tono misterioso en sus palabras. 

Qui... - Comenzó a decir cuando Kormack expuso sus preguntas. Sí, claro que confío en hacer frente a esta amenaza. Confío plenamente en mis hombres y ahora, repito, gracias a la valiosa información que nos han brindado ustedes, la victoria es casi segura. - El gobernador se movía incómodo en la silla. No estaba acostumbrado a hablar con aventureros y eso era algo que le molestaba. Tendré que hablar más con geste de este tipo...desde luego parecen saber lo que dicen.

No escondo nada señor enano. - Mostró la impoluta palma de sus guantes para que todos lo viesen. Hablo desde el conocimiento y la certeza, confíen en mi.

Quienes debían de ser alertados hace largo rato que lo están pero, como comprenderéis, y sólo por seguridad, me ahorraré el compartirlo con ustedes. No es que desconfíe de sus buenas intenciones, sería mentir a la realidad, pero no soy igual que mi sucesor. Toda la tranquilidad que ven hoy habrá desaparecido cuando se despierten. Confíen en mi. - Comentó intentando recuperar el tono de autoridad perdido. Tras ello, depositó los cubiertos de nuevo en la mesa.

No sé de dónde son ustedes, pero la fama que Crimmor ha criado no es fruto de la providencia. Nuestros hombres son los mejores y con sus familias intramuros serán mejores aún. No se preocupe Hermano Allen, las murallas de Crimmor resistirán y sus gentes también. - Se aclaró la garganta.

Déjennos a nosotros lo que podemos ver y ustedes, si quieren ayudar, combatan lo que se escapa a nuestra visión. Pero creo que es mejor que descansen primero...

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06/03/2015, 00:27
Allen Shesar

El paladín relajó su tono para contestar a Hembelan, -Le pido disculpas, pero mi preocupación es bien fundada. Nosotros hemos visto parte del ejército que se prepara y no hablo sólo de los orcos, es posible que obtengan ayuda de otro tipo de criaturas y dado que el plan ha sido elaborado durante años, indica que han tenido muy en cuenta las defensas de su ciudad-.

La contestación que recibió seguí escamando al paladín, -¿qué es lo que le da tanta confianza y a la vez le produce tanto temor?- se preguntaba mientras seguía escuchando al Lord. Cuando este terminó, no puedo evitar preguntar por aquello a lo que temía más que a un a ejército del que desconocía su número y composición. -Si no teme el ataque de un ejército orco, ¿qué es lo que le tiene tan preocupado?, ¿qué es eso que no ve?- y mientras pronunciaba sus propias palabras recordó lo vivido recientemente en Nashkel, -un buitre-, pensó en lo que le había dicho Kormack pero que no pudo comprender mientras estaba sumido en su agresiva exposición. Ciertamente era posible que existiese alguna otra criatura que estuviese manipulando o coaccionando al lider de Crimmor, ¿por qué no?. Cuando hubo escuchado la contestación Allen preguntó a Hembelan, -Lord Hembelan, ¿me daría su beneplácito para lanzar un conjuro que detecta presencias malignas en sus aposentos?-.

Notas de juego

Ya no hago tiradas si no me las pides Juan, que espero haber gastado el 1 en las próximas tiradas xD

Si me dice que sí, lanzo detectar el mal haciendo un círculo

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06/03/2015, 06:34
Hembelan Findoren

No tiene que pedir disculpas hermano…- Contestó en voz baja a la vez que extraía de uno de sus dedos de la mano un anillo. Al colocarlo sobre la mesa miró al paladín y asintió. Adelante, estará más tranquilo después de eso. – Tan pronto el gobernador de Crímmor hubo accedido a la petición del paladín, éste invocó el poder de su dios y lo examinó con detalle tanto a él como a los alrededores de éste. Nada. No existía rastro alguno de maldad. Inmediatamente después Hembelan Findoren volvió a colocarse el anillo sobre su dedo. ¿Mejor ahora? – Preguntó  tanto al siervo de Tyr como al resto de los allí presentes.

Cada vez que el hombre hablaba miraba a los compañeros al fondo de los ojos y permanecía así varios segundos. No es que no tema a ese ejército… ¿quién en su sano juicio no lo haría? Morirá gente, mucha gente de hecho. ¿Creen que no lo sé? No sólo lo sé, lo siento en mi corazón pero… - De nuevo el gobernador se detuvo en su exposición unos instantes - pero ha de ser así. No soy Mikaal Krimmevol, me importan esos ciudadanos que están durmiendo en sus casas ajenos a que la guerra está apunto de desearles un buen día cuando despierten.  – Dijo con sinceridad.

Tampoco estoy dispuesto a cometer sus mismos errores, aunque su familia esté obsesionada en creer que sí.Comentó en un tono apenas perceptible incluso para los que compartían mesa con él.

Crímmor es una gran ciudad, vaya que sí. No nací aquí, ¿saben? Mi familia viene de Athkatla y la mayoría de nuestros negocios se encuentran allí. Pero prácticamente me crié en esas calles que hay más allá de esa ventana, en las propiedades de mi familia aquí, mientras ellos atendía los negocios de allí y me garantizaba un futuro. – Apoyó la espalda contra el respaldo del alto sillón mientras parecía recordar. Todos sabemos que Crímmor no es la pieza mayor de esta cacería. ¿Verdad? No nos engañemos… no somos la doncella más bonita del baile. Mis tropas serían decisivas allí donde esas criaturas planean dar el golpe de gracia pero no van a poder estar allí… ¿y saben por qué? Porque quien sea que haya juntado ese ejército del que hablan sabe que van a ser necesarias aquí para evitar que la ciudad caiga.- Concluyó cerrando el puño con fuerza pero sin perder su sonrisa. Usted lo ha dicho...han estudiado durante mucho tiempo las defensas de mi ciudad.

Combatiremos - Afirmó resuelto. - , mi gente sabe cómo combatir a esas alimañas, no lograrán entrar a base de hacha y fuego. Puede que ni incluso utilizando a sus mejores lanzadores de hechizos. – De nuevo miró a los aventureros sin decir nada, como queriendo transmitir algo que no podía decir. Incluso el niño más pequeño de esta ciudad distinguiría a un orco a cien yardas, por eso les digo…déjennos a nosotros lo que podemos ver.- Volvió a repetir abriendo los ojos de una forma muy llamativa.

Descansen y por la mañana váyanse de mi ciudad, serán más útiles lejos de aquí.  – Dijo elevando ligeramente la voz en el momento que los sirvientes volvían para servir más bebidas. El gobernador agarró los cubiertos y se decidió por fin a probar la comida.

Sí, excelente es la palabra señor Morwing. – Dijo cambiando bruscamente de tema y haciendo referencia al plato que degustaba en ese momento. Excelente es la palabra. – Repitió asintiendo. - Y bien, díganme,  ¿ha nevado mucho al otro lado de las montañas? – Preguntó sin razón aparente.

Gracias. – Dijo el gobernador al muchacho que atentamente había rellenado su copa.

Desde luego encontrarán mucha nieve acumulada en los caminos en su viaje de mañana hasta Athkatla. Ya lo verán…