Partida Rol por web

En la Llanura de las Almas, donde ningun vivo pasearia jamas, el silencio dominaba todo, y Yoonel descansaba en su intocable dominio. Pero su tarea no ha hecho mas que empezar, asi que levantandose de las dunas de hueso, abrio sus alas y se alzo en el aire, donde desaparecio en una bruma azul.

Poco despues, en otro lugar, de la tierra empezaron a surgir hilos de humo azul, que se aferraban a sus alrrededores alli donde los tocaban. Pronto empezo a surgir mas humo, mientras que el anterior se solidificaba despacio en una blanca forma.

Á, con su omnipresencia, pudo ver los frutos de su creación en el momento en que la bruma que las cubria se disipo: una construcción de hueso del propio Yoonel, con un fragmento de su ser encerrado dentro.

Satisfecho con su trabajo, Yoonel se dispuso a continuar con su tarea.

Knhoss se maravillaba con las creaciones de sus hermanos. Tan absorta estaba contemplando las maravillas que iban creando, y tan concentrada en conocer y aprender acerca de la naturaleza que estaba adoptando la creación, que decidió no intervenir por un tiempo, así podía dedicarse a absorver todo lo nuevo que el mundo tenía para ofrecer.

Fue así que encomendó a Ghiskhaft que se encargara de ir preparando un nuevo terreno dónde, más tarde, ella volcaría todo lo que iba aprehendiendo.

-Ve querido Dios Menor, búscame un lugar que sirva de almacén de mi sabiduría; un sitio en el cual, las criaturas que accedan, puedan iluminarse.

Mientras su pequeño se encargaba de esos menesteres, la Diosa continuó su viaje y su aprendizaje.

El primer portal se coloca en 13,14

Knhoss sostuvo mi manos entre las suyas, y me pidió que buscara dónde depositar su sabiduría...

Madre quiere un lugar, ella confía en mí, y yo debo merecer tal honor...

Lo haré, Madre, y te sentirás orgullosa...

Desde lejos, contemplé el mundo en su totalidad, y busqué un lugar apartado...

Descendí hasta la superficie del océano y, tras mirar alrededor, el agua comenzó a vibrar...

El líquido avanzaba hacia el cielo lento pero firme, hasta que en un momento se detuvo...

Caminé hasta las montañas de agua, e introduje la mano en ellas. A medida que avanzaba alrededor, mis dedos pintaron de roca aquellas escarpadas laderas...

Se formó entonces un anillo montañoso en medio del mar, dejando en el centro un pequeño valle...

Tras mirar al cielo, sonreí...

No temas Madre, solo te obtendrá quien pueda hacerlo...

Mis planes iban un poco mas allá, pero estaba agotado, y me quedé allí tumbado, descansando...

El dios de la roca observó desde lo alto de Skraag toda la creación, los grandes bosques creados por Shenkis, el pozo de Azeros, los manglares de Pyaray, la creacion conjunta de la isla de Dharma, y toda la vida que Á habia desperdigado por Albur.

Fue entonces cuando se dió cuenta de algo que debía corregir. La cordillera junto a Skraag parecia estar llamando a las otras montañas de la isla más al norte, tan solo el agua parecia impedir esa unión.

Kraag, desde la lejanía, ordenó a la tierra que se levantara y se alzara por encima del agua para ayudar a juntar estas montañas.

Os llamaré Cordillera Reunión.

Fragmento del libro del Caos:

Y cuando la creacion aun era joven, Arezos fue encontrado por uno de sus hermanos menores, Korag. Le ofrecio una corona, fabricada de la forma mas hermosa. El reloj que era esta ofrenda era capaz de marcar el paso del tiempo, no solo del tiempo presente, si no de cualquier tiempo, incluso de tiempos demasiado extraños para la comprension humana.

El señor del tiempo lo abrazo y otorgole su felicitacion por un trabajo tan minucioso y prometiole que en el futuro le devolveria un favor equivalente.

El reloj quedo en suspension alrededor del propio Dios, sin poder alejarse de el, pero sin llegar a tocarlo y jamas dos veces en el mismo sitio.

Fragmento del libro del Inicio:

...camino por el mundo, y su curiosidad aun no habia sido saciado. Todo le parecia demasiao estatico, todo le pareceia demasiado identico... A pesar que cada gota de agua ya es diferente de cualquier otra gota, no todos pueden ver esto. Y Arezos queria que todos pudiesen ver cosas diferentes en el mundo.

Y se pregunto... ¿Por que siempre el Sol sigue el mismo recorrido?

Volvio al primer punto en el que se habia posado en la creacion, el cual habia nombrado como At-lantar y decidio probar alli su experimento. Se concentro en el pasar del tiempo y mientras se concentraba el flujo del tiempo por la zona era desviado, como el agua que bordea una roca en un rio, y asi consiguio crear una roca en el rio que es el tiempo. Y desde entonces en esa zona el flujo del tiempo es diferente, el dia es noche y la noche es dia. Y asi sera hasta que el cauce del tiempo erosione esta roca.

Contento con esto paseo y se dio cuenta de que todas las rocas estaban en la superficie, y ninguna se encontraba por ejemplo en el cielo. Decidio que eso no podia ser obra del azar y que quizas una nueva vision seria una iluminacion para alguien. Con sus propias manos tomo dos de estas islas y las poso sobre el cielo, sujetadas por fuerzas invisibles que hacian imposible que volviesen a su lugar. Las islas gemelas, las bautizo, y obedeciendo su voluntad permanecen en el firmamento como dos ojos que todo lo observan.

Pasados Mil Años de su creación, Á entreabrió los ojos y vió como Albur iba tomando forma, con sus junglas, incluso su primer río en el cual el Dios chapoteó. Y de la espuma salieron peces multicolores como Á mismo.

FIN del Turno 2, Primera Edad.

Año 1001 de la creacion de Albur: Episodio III de El libro de Él.

Y todo tomo forma. El mundo crecia y cambiaba. Estaba listo. Las montañas habian crecido, las aguas se abrian paso. las llanuras florecian plantas, los mares criaban peces, los pajaros surcaban los cielos y los centauros cuidarian de todos.

El libro del vagabundo

Cuando Albur supero su infancia y la obra de Á y sus dioses relucia impoluta, nacieron a la sombra de Skraag los Kohirin. Seres fuertes y longevos, de vista penetrante, rapidos y capaces de cabalgar durante dias si era necesario. Rapidos para el humor y para la colera, de caracter inquisitivo y fuerte voluntad.

Asi los encontro finalmente Jeldhor que llebaba largo tiempo buscandolos, los contemplo y sintio un gran amor por ellos ya que habian sido creados por Él su maestro para ser el pueblo errante, pues aunque tendrian sus ciudades ellos eran ya nomadas de corazon, incluso antes de encontrarse con el errante.

Asi, Jeldhor adopto la forma de un centauro y se presento ante ellos. Los Kohirin reconocieron al errante por lo que era y le honraron, y el vivio largo tiempo entre ellos enseñandoles las artes de la caza y la recoleccion, les enseño a recorrer el mundo y les hablo de la obra de Á, y los Kohirin llamaron al mundo El Camino.

Y supieron de los dioses y sus obras. Y se multiplicaron y crecieron fuertes y poderosos en aquellos tiempos en que ningun otro mortal les podia decir nada, y dominaron las llanuras de la tierra que llamaron Kohiri-kand

El Libro de las Almas: La maldición de la creación (cap 2)

El Señor Cambiante miró a las criaturas que poblaban el mundo y quedó fascinado con los primeros nacidos, los centauros. Cuanta vitalidad había en ellos y su obra.

Yradarkos habló entonces

Todo principio tiene su fin y todo nacido tendrá su muerte. Ya sea por vejez, por hambre, por enfermedad o por fuego y acero, todos han de terminar su camino en el hogar de mi hijo Yoonel, mi hogar.

No os precupeis, mi hijo será el pastor de las almas y excepto los malditos, todos encontrarán el camino y el descanso merecido tras una vida llena de tareas.

una calida brisa acarició a cada una de las criaturas que moraban Aldur y quedó impregnada en el aire, en los arboles, en la tierra, en la esencia misma del tiempo. Todos morirían y morirían todos los que estaban por nacer.

Shenkis, observo desde los nuevos bosques, como todos los dioses creaban a su antojo, o por lo menos casi todos... inspiro profundamente en el bosque... y paseo, junto a Eria, los arboles aun no habian parado de crecer, y nuevas plantas crecian a su alrededor, con frutos de diferentes colores, hacia donde mirase, la vista se perdia entre los frondosos arboles, que cubrian el orizonte y el cielo por igual, dandole al bosque un tono oscuro, al dejar solo que pocos rayos de sol penetrasen a su interior.

- Eria, tenemos que salir de aqui... este lugar es muy pequeño para el...- dijo la diosa, paradojicamente, encontrandose en el bosque mas grande de toda la creacion, y era obvio, a pesar de ser arboles gigantescos, estaban demasiado juntos unos de otros para que su futura creacion pudiera pasear libremente por alli.

Caminaron de nuevo juntas, hacia la salida del bosque, dejando un rastro de vida tras de si, haciendo florecer plantas y un aroma a las mejores fragancias, cuando de nuevo estubieron en las llanuras, por las que antes habia paseado sola Shenkis, se dirigio de nuevo a la pequeña Diosa.

- tu por un lado, yo por el otro, vamos a tejer... y ya sabes que sera muy grande, asi que necesitare tu ayuda- la diosa saco de entre sus mangas, unos hilos brillantes y se los dio a Eria, los hilos seguian dentro de sus mangas, y los extremos de estos en las manos de la diosa menor, de nuevo, caminaron en direcciones opuestas, con los hilos aun conectandolas, cuando ya casi no se tenian a la vista, de las mangas de la diosa de la vida, salieron unas pequeñas luces, que recorrieron los hilos, y los elevaron hacia el cielo, perdiendolos de vista. y de nuevo, mas lucecitas, siguieron a las anteriores, con mas hilos, algunas fueron asta Eria, y otras siguieron a las anteriores.

- trabaja hija, siente la vida dentro de ti, hila y teje...- susurro la diosa, mientras, como si de un marionetista, o un director de orquesta se tratase, iba moviendo las manos, dirigiendo a las pequeñas luces con los hilos, las cuales se entrelazaban, tejiendo los musculos de una gran bestia, un Behemoth de la naturaleza, un ser de cuatro patas, sin aparentemente ojos y una gran boca, tan grande, que eclipsaba el sol, tan alto como los arboles que habia preparado en el bosque.

- necesitara una piel dura como la roca...- murmuro la diosa... la cual, dejo de dirijir las luces, confiando en que Eria todabia seguia tejiendo musculos y camino hacia ella, observando de reojo, como el gran y colosal Neltheros, asi se le conoceria, tomaba forma.

- Eria, termina de coserlo, voy a buscarle una piel- le susurro a la diosa menor, pasando por detras de ella y corrigiendole las posiciones de las manos- asi, no querras que cojee de una pierna verdad?- luego le sonrio amable y se alejo del lugar, aumentando su tamaño, para poder arrancar unas montañas sin problemas, dejando un gran crater, y despues curtirlas como si fuera cuero, para darle forma de piel rocosa, y volvio donde Eria, esperando a que tubiera terminada la base de musculos y huesos, para dejarle caer por encima la piel.

Y asi, es como nacio Neltheros la gran montaña andante.

despues volvio al gran crater que habia dejado, observo, que en el centro de tal, habia quedado un rio, que no conectaba al mar, si no que venia de una poza marina, era un rio de agua salada, asi que esparcio a su alrededor, miles de semillas, de elechos y palmeras, creando una frondosa vejetacion a su alrededor.

Observo a mi Madre y escucho sus palabras. Nuestra primera criatura en ser creada. Sentía como mi pecho iba a estallar de felicidad a medida que oía sus palabras. Eramos las tejedoras de la vida.

Me alejo al extremo opuesto siguiendo sus ordenes antes de extender las manos. Con delicadeza y suavidad. Cosíamos y tejíamos toda la criatura. Desde su interior al exterior.

Sentía una paz increíble mientras me conectaba con el trabajo. ¿Así se había sentido mi madre al crearme? Esto iba a ser obra de las dos, y mi cuerpo se emocionaba de solo imaginarlo.

-Madre...lo estamos logrando...-

Le susurro con voz suave. Era una de las pocas veces que había hablado desde el día de mi creación. Sentía la conexión entre ambas y el poder fluir a través de nuestros hilos para crear a la magnifica criatura.

Cierro los ojos respirando profundo. Utilizando mi propio poder para terminar de darle vida. Una sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras sentía la vida fluir del animal. Abro los ojos mirando al frente. Allí estaba. Nuestra obra maestra. Mantengo la sonrisa, sintiéndome orgullosa de lo que habíamos creado.

-Lo hicimos Madre...-

Le susurro acariciando las patas del animal con cariño. El poder de la vida y el color sin duda eran increíbles.

Yradarkos jugaba con los dioses, y yo me dispuse a seguir la obra de Knhoss...

Madre, tu conocimiento será la fuente que hidrate la tierra...

Bajé al mundo, con su permiso para crear, buscando a Jeldhor...
Sus pies han gastado caminos, y han creado otros nuevos tras de sí...

Tras la conversación que mantuvimos, me obsequió con un pequeño pájaro
negro, guía de mis pasos por los manglares para alcanzar Gardhor...
Con aquel ave acompañándome, visité lugares remotos, inhóspitos para la
mayoría de seres que ya poblaban el vasto mundo...

Así llegué a montañas solitarias, erguidas sobre islas olvidadas,
bosques tan poblados donde no llegaba el sol, lugares mágicos...
Después de mi periplo, me dirigí por fin a Gardhor, sostuve al ave entre
las manos y le dije:

Ya conoces los lugares, ahora será decisión de Á en cual de ellos
moras...

La yema de mis dedos acarició un guijarro del hogar de Jeldhor y la forma que obtuvo fue la de una pluma negra, cálida y suave...

El ave voló, llevándose consigo aquel tesoro, y habitaría al antojo de Á alguno
de los parajes que visitó a mi lado...

Serás portadora de la llave del saber, criatura nacida del Amo de los
caminos, y seguirás hasta la fuente del conocimiento a quien cargue con
ella, para recuperarla y volar de nuevo a uno de tus hogares...

Knhoss seguía pensativa, radiante... Cogí un poco de su luz, y descendí hasta el anillo montañoso que sería su altar...

Allí en medio, esparcí aquellos destellos sobre la hierba, que empezó a crepitar.

Cómo puede arder la fuente del conocimiento??

Caí de rodillas sobre el hollín, tratando de disiparlo con las manos, y cual fue mi sorpresa, que al pasar la mano, bajo esa capa oscura y turbia, se hallaba el agua mas fresca y cristalina del mundo, y me sentí satisfecho...

Alrededor de la fuente, briznas de hierba quemada...

Con cuidado, las fui moldeando lentamente, dejando alrededor del pequeño lago unas bellas flores...

Al marcharme, volví la vista atrás, y cual fue mi sorpresa, al ver que la luz que portaba Madre seguía en la fuente, irradiando las montañas...

Luz de Knhoss...

Y así es como será recordada la fuente de tu saber, Madre...