Partida Rol por web

 El muchacho, poco a poco, volvió a caminar con el grupo. Hasta el hombre mas decidido se daría cuenta de que aquello era una temeridad.

Es por eso que con la cabeza bien alta caminó con el bastón integrándose en el grupo mas adelantado, donde estaba la muchacha, sin hablar, y, casi sin querer, estableció conexión mental con ella, pero no dijo nada.

No apartaba la mirada del goblin y Nauj. Sentía curiosidad de saber lo que aquella criatura le decía. Por mas que intentaba, Bolg, no me brindaba confianza absoluta.

-¿Cómo que donde está la niña? se supone que ella venía con ustedes ¿No es así?- mi tono de voz, sin duda, era de enfado. Miro primero a Bolg, luego a Nauj, esperando una respuesta.

Froto mi rostro con una mano, gesto de impaciencia y negaba una y otra vez con la cabeza. Sin duda, Seryu tenía razón al haberse opuesto en que la niña viajara con nosotros; sin haber comenzado el viaje y ya teníamos problemas.

Por el rabillo del ojo, me percato de su presencia. No lo miro, permanezco con la cara oculta por mi mano. Le daba la razón, ésto había sido un error, pero no lo admitiría, aún no.

Pude sentir aquella conexión peculiar que teníamos, pero el silencio continúaba y yo me unía a éste.

- Gracias Bolg, me alegra enormemente que me acompañes en mi misión. Es toda una suerte contar con un guerrero como tú como guardia personal -le agradeció sinceramente Nauj.

Al encapuchado le preocuparon las palabras del goblin acerca del maldito drow. No sólo por su propia seguridad sino porque suponía un inconveniente añadido a la ya dificil tarea del grupo. Parecía que el goblin supiese alguna cosa más, pero la presencia del mago y sus acompañantes que les estaban esperando hizo callar su lengua. Quizás tuviesen tiempo más tarde de volver a hablar a solas, y quizás entonces le daría más detalles sobre cómo había obtenido esa información.

Nauj se apresuró a tranquilizar a la joven inúe.

- Tranquila Syara, la niña está bien y regresa a su pueblo. Estuvimos charlando y yo le enseñé una manera de extraer la esencia de aquella raíz para fabricar esa poción curativa que necesitaba. Costó un rato, pero Thara es una niña muy lista y lo entendió y aprendió todo enseguida. Por eso nos hemos retrasado y os agradezco que hayais ralentizado vuestra marcha para esperarnos.

Seryu tenía razón; no era razonable exponer su vida y quizás la nuestra por ese motivo, pero tampoco hubiese sido nada piadoso marcharse sin haberle ayudado, pudiendo hacerlo - Nauj dudaba de todas formas que aquella valiente chiquilla hubiese aceptado un 'no' por respuesta. Estaba convencido de que hubiese cruzado el portal de todas formas y aquellos pensamientos le hicieron sonreir.

A pesar de las explicaciones tranquilizadoras, a Nauj le pareció notar todavía la tensión en los rostros del silfo y de la chica. Como si no se acabasen de fiar de la pareja formada por el goblin y el encapuchado.

- El drow que capturamos ayer y que luego escapó ha jurado matarme -les explicó- y mi buen amigo Bolg está aquí para vigilar que yo no corra peligro. Por mi parte también he prometido vigilarle a él -miró a Inzar- Debo evitar dejarlo a solas con Inzar.

Hizo una pausa para mirarles a todos a la cara y, luego decirles:

- Quizás deberíamos dejar claros nuestros propios sentimientos, antes de continuar. Yo presiento que por fin estoy en compañía del grupo que puede ayudarme a derrotar a D'Thyre y cumplir el encargo que me han encomendado las fuerzas elementales. Eso os incluye a vosotros tres -se refirió claramente a Seryu, Syara e Inzar- que compartís mis deseos de acabar con el Tirano, aunque no me hayáis contado aún cuáles son vuestros motivos -lanzó una mirada inquisidora al silfo- y a Bolg, que cuento con la fuerza de su amistad.

Bolg escuchó atentamente las palabras de Nauj. Aquel hombre siempre le impresionaba, mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir.

- Loz zecretoz nunca zon buenoz. Soltó el guerrero entre dientes. - No, no, nada buenoz... Olisqueó el aire, paralizado como una estatua, y cambió rápidamente de posición.

- Bolg protegerá a Nauj.  Los ojos del goblin escudriñaron el horizonte, para volver a centrar su mirada en el grupo tan rápidamente como la había desviado.

- ¿A donde vamos ahora? ¿Y que tenemos que hacer?

El aire estaba bastante cargado de ese particular aroma a tierra humeda y agua. Flotaban también, aunque con muchisima menor variedad que en Seiní afortunadamente, algunos rastros de gentes variadas. Aquel viento estival era la nota dominante en el ambiente, generado por la fragancia de la flora bastante mas abundante que en el helado suelo que había abandonado ya. Otra matíz a tener en cuenta era que, como era de esperar, en este clima tan agradable muchos insectos pululaban ocultos de la vista, pero no de tu olfato.

Lentamente aparto la mano de mi rostro al escuchar la explicación de Nauj. Suspiro y sonrío, aliviada de que a la pequeña nada malo le había sucedido y que ahora tenía conocimientos de como ayudar a su gente.

-Un buen gesto de tu parte, Nauj- mi sonrisa se hizo mas amplia -espero la pequeña Thara pueda ayudar a su pueblo y si- mi sonrisa se desvanece -Seryu tenía razón- lo miro de soslayo -la que se equivocó fuí yo al pensar que era buena idea en traerla con nosotros- me encojo de hombros, enarcando las cejas -solo quería ayudarle, pero no pensé en su seguridad y la de nosotros -me cruzo de brazos y miro hacia el suelo -siento haber tomado una decisión presipitada, sin pensar a futuro- mis mejillas comenzaban a tornarse de un color rosa, por lo cual carraspeo -Ejem, por otra parte...- miro al goblin, luego a Inzar y nuevamente a Nauj -Inzar no se quedará a solas con Bolg, de eso nos encargaremos todos, así no tendremos percances en el camino. Si viajaremos juntos y tenemos una misión similar, debemos cuidarnos la espalda unos a otros, evitar peleas- miro por unos segundos al goblin.

Ya que todo estaba claro, comienzo a caminar nuevamente, lentamente, con la mirada aún fija en el suelo -creo que es hora de continuar, todo está dicho ¿no?- miro hacia el horizonte, contemplando nuevamente el paisaje.

-Ya oye, esta bien que sea bueno evitar conflictos pero tampoco quiero tres niñeras encima mia todo el día, ¿eh?

Comentó ligeramente enfurruñado. Caminaba a un lado de la chica con las manos en los bolsillos y la vista en el suelo. Luego de aquello el muchacho levantó la vista y sintió por instantes la brisa de la región.

-Ya había olvidado el calor que hace en cualquier sitio fuera de Zanda.

 Poco a poco, el muchacho se fue acercando al grupo, mas específicamente a Syara. Aun con el rostro serio, bajó la cabeza algo y de manera casi instintiva la agarró de la mano. Luego, simplemente, siguió avanzando, mientras observaba al grupo.

-Preparaos para un inminente combate. Podemos entrar en combate en cualquier momento.

Al fin ella se había dado cuenta de porqué era una molestia una niña. Al fin alguien le comprendía, y ya estaba feliz por el simple hecho de que la muchacha había razonado y dado su brazo a torcer. Para no herir a nadie, ni dejar en ridículo, ni nada, simplemente se hizo el silencio, luego de aquella frase. Aunque, sin querer, se dibujó una media sonrisa en su rostro.

Sonreí ante el comentario de Inzar.

-Cierto, eres un guerrero, no necesitas que nadie cuide de ti, siento si mis palabras te molestaron, tan solo quiero un viaje tranquilo, ein enfrentamientos en nuestro grupo- le hablé mientras continuaba mi camino, a un paso lento y depronto mi corazón dió un vuelco por aquel roce inconfundible en mi mano, que hacia estremecer cada parte de mi cuerpo.

Lo miro de soslayo y aquella sonrisa dibujada en su rostro me cautivó, dejándome sin aliento. Entrelacé sus dedos con los mios, para luego acariciar su sedosa y delicada piel con mi pulgar, una y otra vez.

No dejé de sonreír, al contrario, se podía apreciar que sonreía mucho más, pero no dije nada, me uní al silencio del pequeño grupo, mirando hacia el horizonte, reflexionando las últimas palabras de Seryu.

Luego de las palabras del silfo que sembraron mas inquietud en el aire, continuaron un trecho del trayecto en silencio. Conforme cada paso iba acercandoles mas a su objetivo, la mayoría empezó a resentirse un poco por el hambre. Casi todos ellos no habían desayunado en absoluto en pro de partir de prisa. Aún quedaba un poco (aunque no demasiado) de camino por recorrer, lo que dejaba todavía un marco de tiempo para continuar charlas o quizá incluso detenerse a comer algo.

-No, no es que me haya molestado, tranquila -habló aquel luego de un rato. Seguía un poco lento a la hora de responder, pero bastante mas normal en cuanto a la actitud taciturna de antes. Parecía estar ya casi en sus parámetros habituales, de vez en cuando acomodaba el pesado espadón que portaba.

-Realmente es algo intimidante andar por estas tierras. Aqui rige la jurisdicción de Alanku.

...Loz zecretoz nunca zon buenoz...

La atención de Syara se centró en el problema interno que el grupo tenía con las rencillas entre Bolg e Inzar y en que éste último no se sintiese molesto por sus palabras. Seryu tan sólo hizo una advertencia sobre un combate inminente.

Nadie comentó las palabras de Nauj; nadie contestó a las preguntas de Bolg.

... ¿A dónde vamos ahora? ¿Y qué tenemos que hacer? ...

El grupo tan solo comenzó a andar, en silencio, guiados por los pasos del silfo y de la muchacha, seguidos por la solitaria figura del mercenario y con el piel verde y el encapuchado cerrando la marcha.

Al oir las palabras de Inzar, Nauj se sintió confuso.

- ¿Dónde nos encontramos, Inzar? -inquirió sorprendido al oirle citar el nombre de Alanku- Creí que el portal comunicaba cerca de un pueblo llamado Ivere. Yo... yo... entonces... ¿no estamos en Shrae?

¿A dónde nos dirigimos? -preguntó a Seryu, Syara e Inzar.

Bolg observó, desde la distancia, con extrañeza la actitud de Syara y Seryu. Había actitudes y gestos de los patilargos que nunca llegaría a entender.

Con rápidos movimientos, siempre alerta, el guerrero se aceró a su amigo Nauj.

- ¿Vizte lo que ocurrió entre Syara y el mago? Refiriéndose claramente a su extraña de hacía unos momentos. - ¿Que ha zignificado ezo? Bolg no entiende muchaz cozaz, pero algo zi que tiene claro, noz traerá problemaz, zi muchos problemaz. El rostro del goblin mostraba una expresión ceñuda mientra hablaba con su amigo.

- Y otra cosa, mi buen amigo, no ze si te haz dado cuenta, pero nadie noz explica nada... Algo extraño hay en todo esto, zi, muy extraño.

El guerrero continuó caminando junto a Nauj.

- No seas ave de mal agüero, Bolg; tan sólo son manifestaciones de cariño entre dos seres de distinto sexo que parece que se aman -le reprendió amistosamente, sin darle excesiva importancia.

A las desconfiadas palabras del goblin sobre que no les explicaban nada, Nauj no contestó. Tan solo hizo un ligero asentimiento con su cabeza y se quedó pensativo. Tristemente pensativo.

Después le preguntó:

- Bolg, a mí no me quedan provisiones, ¿tienes tú algo? -desde hacía rato que el encapuchado observaba su entorno en busca de árboles de fruto comestible; aquellas tierras parecían propicias. -¿o deberemos mendigar de nuevo? -preguntó mirando a los de delante.

Todo esto ocurría minutos antes de que Inzar nombrase que se movían en la zona de inluencia de Alanku, cuando la pareja caminaba unos metros más atrás del resto.

A simple vista, no parecía haber nada mas que plantas y maleza verde y frondosa. Mas que lo que podía permitir el gélido suelo de Zanda. A ambos lados había hierba, y unos cuantos metros mas allá empezaba un bosquecillo de pequeña extensión. Sin embargo algo redondo y grande de color morado te llamó la atención. Estaba tan escondido que era natural que nadie reparara en ello por la sombra de las demas plantas y su tinte oscuro que hacían de camuflaje. Sin embargo llegaste a verlo a la perfección, quizá por estar tan acostumbrado a la vida silvestre. Sabías de antemano que por el color y forma era alguna clase de fruto.

Acercandote y haciendo un poco de esfuerzo para arrancar este de la rama, comprobaste que en efecto era un fruto grande y algo maduro de un árbol que desconoces por completo. La pulpa de aquello se ve comestible ya huele dulce pero saludable, y su cáscara también, pero esta es gruesa y horriblemente amarga...a pocas personas les gustaría. La textura de esta última por dentro es extraña, blanda y esponjosa, fácilmente desmembrable aunque probablemente luego de degustarla queden las manos molestamente pegajosas.

En el suelo dentro del follaje hay varias pero ya medio descompuestas y con insectos, rebuscando en las rámas hay otras dos en condiciones a parte de la primera. Las demás tienen un color mas como el vino, por lo que probablemente no esten listas para comerse.

-A decir verdad, nisiquiera yo se donde estamos exactamente. Sin embargo, nada será peor que que nos caiga la noche, y aun estemos por estos parajes.

Sin embargo, a pesar de lo que dijo y lo preocupado que debía de estar, se sentía feliz. Comprendía y asumía que en el peligro era inminente, pero simplemente aquello era algo que no podía arreglarse.

-Nos dirigimos en busca de héroes. En busca de gente que se una a nuestra causa, y, sin embargo, si os dais cuenta, aun no hemos visto siquiera uno de los que cruzaron el portal. Quizás se nos haya transportado a otro lugar, o quizás esos héroes estén mas adelante en nuestro camino. De cualquier manera, no es una opción detenerse.

-No es por pincharte la burbuja, pero suena tan...no se, tan abstracto lo que dices. Casi como un cuento. Espero que todo salga tan perfecto como lo has de tener planeado.

Suspiró y miró a los lados añadiendo a la par que levantaba un pulgar en dirección al silfo como para darle a entender que a pesar de todo estaba relajado.

-Aún así te debo una así que no me despegaré de esto hasta no estar a mano.

A Bolg le hicieron pensar las palabras de Nauj, pues era cierto que no llevaba provisiones encima. Había partido con demasiada prisa, y no había caído en la cuenta de emprender un largo viaje. Si hubiera venido con ellos la niña humana, ella si tenía provisiones... Era obvio que el mago había vuelto a equivocarse, la niña les hubiera sido muy útil...

- No, no, Bolg no tiene nada que llevarze a la boca... El rostro del goblin mostraba su contrariedad. - En cuanto noz detengamoz, Bolg tratará de cazar algo... A lo mejor tenemos suerte... Mientraz tanto, no noz queda más remedio que volver a mendigar. Azí ez la vida del pobre... Una sonrisa se dibujó en el rostro del guerrero.