Partida Rol por web

Demasiados se quedaba un poco corto. Si aquel poblado tenía 100 por estimar, los atracadores al menos serían la mitad. A sola vista veía a 25-30 entre la multitud que se debatía, pero a diferencia de muchos ellos si sabían por donde agarrar un arma. El resto se apreciaba a medias y algo lejos, metiendose a las casas, echando antorchas a los tejados para que tomaran fuego  un puñado estaban usando un tronco de ariete para tirar abajo la puerta principal de la posada del lugar.

Claro que la ventaja era que entre todos podían ir acorralando focos pequeños de enemigos para ir reduciendolos sin que se diesen cuenta, porque estaban un poco cada uno a su bola, confiados en la poca resistencia que estaban encontrando. O también podían pensar en otras formas, pero lo cierto es que ya fuera retirarse o lanzarse de lleno, debían decidir pronto. Ya habían tenido algunos daños colaterales leves, pero en breve se verían arrastrados por la marejada de violencia circundante.

Toda esa escena te traía recuerdos. Era tan familiar, pero a la vez tan extraño no ser tu el participe de un atraco tan prometedor como aquel...fuesen humanos o goblins, el proceder era bastante parecido en un ataque por sorpresa a un poblado tan tranquilo. Muy probablemente tus conocimientos en ese terreno fueran útiles a tus compañeros, que se veían mas desconcertados que otra cosa en cuanto a que hacer.

Cierto, los bandidos eran muchos. Pero sacaban su valor justamente de eso: ser muchos. Probablemente cuando empezaran a verse reducidos en numero empezarían a salir huyendo. Y ni hablar si caía el hombre que lideraba el asalto y que mantenía la moral alta de los salteadores.

Te fue sumamente fácil distingir a aquel que, casi indudablemente, era de un rango superior al resto. Igual...pero diferente. Igual por el hecho de que también tenía ese aire de matón, buenos músculos y la ferocidad característica en sus ataques. Y distinto porque este no era tan imprudente como los asnos de sus camaradas: traía el torso protegido por una armadura articulada de cuero duro con regias hombreras metálicas, pantalones de cuero, botas de placas y un pequeño escudo redondo sujeto a la muñeca izquierda. En la otra tenía una lanza de unos dos metros, algo inusual pero en si ingenioso ya que podía atacar a una distancia prudencial del alcance de las armas como espadas y puñales. Era completamente calvo, le faltaba uno de los ojos y al igual que tu mostraba varias marcas de guerra.

Tanto él como un grupo reducido de tres hombres estaban cerca de la posada, peleando entre carcajadas y comentarios que no llegabas a oir con un igual numero de lo que parecía ser la guardia del lugar. No les estaba yendo nada bien a estos últimos.

Bolg se acercó a Nauj, sin apartar la vista de lo que pasaba a su alrededor. Con un seco tirón a su capa, llamó la atención del encapuchado.

- Ezcucha Nauj. Dijo el goblin entre dientes. - Zi de verdad queréiz impedir la matanza y el zaqueo, tenemoz que matar a zu líder, zi, zu líder.

El rostro del goblin era serio, y en sus ojos brillaba la ferocidad de la inminente batalla, pues, aunque si por él fuera se hubiera ido del pueblo sin buscar enfrentamiento alguno, sabía que su amigo intentaría ayudar a aquellos desgraciados. Así era Nauj, por eso era su amigo.

- Aquel, aquel ez. Y extendiendo su brazo señaló a un tipo que tenía el torso protegido por una armadura articulada de cuero duro, regias hombreras metálicas, pantalones de cuero, botas de placas y un pequeño escudo redondo sujeto a la muñeca izquierda. En la otra tenía una lanza de unos dos metros. Era completamente calvo, le faltaba uno de los ojos y mostraba varias marcas de guerra.

- Bolg eztá zeguro, zi muy zeguro.

-No creo que sea buena idea que vayas sola dada la situación. El hombre que te perseguía, debe estar esperándote ¿Algúna idea de donde puede estar aquel mago al que llamas tu guardaespaldas? Yo podría acompañarte, así me cercioraré de que no te suceda nada hasta encontrarlo ¿Qué dices?- le sonrío, luego miro de soslayo a Bolg y a Nauj, para escuchar un poco su conversación.

No estaba convencida en si debíamos entrometernos en aquella lucha, pero no podíamos quedarnos de brazos cruzados, dejando a los habitantes de aquel pueblo a merced de los saqueadores.

Ahora mi mirada estaba fija en el hombre que Bolg describia -¿Entonces sugieres que acabemos primero con él?- pregunto al piel verde, sin apartar la mirada del sujeto calvo.

Nauj también se quedó mirando al tipo que le señalaba Bolg. Era un buen punto para empezar, si se decidían a actuar. Probablemente si acababan con el jefe, surgirían las dudas entre sus hombres.

El encapuchado llamó la atención a sus compañeros sobre la presencia del líder de los bandidos y les explicó la idea de Bolg.

- ¿Qué os parece, Inzar, Syara, Seryu? ¿Vamos a por él? -les preguntó. Quería saber su opinión, pero él ya se había forjado la suya propia. Si no le hacían cambiar de parecer, atacaría al hombre sin ojo con la ayuda de su amigo el goblin.

-Es una buena idea -consintió aunque algo a regañadientes por tener que darle la razón al goblin- Por mi adelante. Pero hay mas tios alrededor, habrá que repartirnos tareas. Puedo ocuparme de alguno de los acompañantes para que no fastidie al resto.

Apoyó las manos sobre la epuñadura del espadón, que había dejado apoyado por la "punta" (si es que así podía llamarse) en el suelo. Durante unos breves instantes solo se escuchaban los alaridos y gritos tanto distantes como cercanos.

-Si haremos esto, será mejor que sea pronto. O no quedará a quien echarle una mano.

Bolg miró a Nauj, y asintió con la cabeza. Sus ojos reflejaban una cruel determinación. Acto seguido, se escabulló entre las rocas para poder acercarse sigilosamente hasta donde se encontraba aquel tipo. Con un poco de suerte, podría propinar el primer golpe sin que le vieran. Era algo que el goblin había aprendido, el primer golpe puede ser el último.

Con las armas en sus manos, se deslizó entre el caos y las sombras.

 Se agachó por un segundo. La tierra húmeda bajo sus pies, signo de guerra. Las huellas de los bárbaros, aquellos bárbados disgregados.

Sin duda podían acabar con el lider, pero aquello no acabaría con todos los enemigos.

-No creo que acabe con el ataque, mas que nada porque no hemos atraido la atención de los bárbaros y estos ni se darán cuenta de que hemos eliminado a su jefe. Por tanto, seguirán saqueando y matando. Es una idea muy primitiva que no puede llevarse a cabo eficientemente sin un raciocinio. Por favor, estaros tranquilos. Si aún deseais intentarlo, no dejeis a Bolg solo. Yo escoltaré a la muchacha, y conmigo vendrá quien quiera venir. Encontraremos al individuo que la muchacha menciona, ya que puede sernos util, y es una vida humana. Los que no vayan conmigo, deben de ir con Bolg. No dejeis a ninguno solo. Ahora, dividiros.

Comenzó a avanzar. Su apariencia, y su figura, no se mostraban en ningún momento presa del miedo. A pesar de que el fuego era la encarnación de la destrucción, sabía combatir contra el. Avanzó, y con él la muchacha y Syara, custodio de la niña desde el momento en el que se encontraron.

La decisión había sido tomada sin antes discutir un poco sobre ello. La mirada cruel del goblin antes de marcharse, me produjo desconfianza. Se veía en ésta sed de tortura y muerte, no me extrañaría de que Bolg disfrutara de aquello. Esperaba que su plan funcionara a la perfección, de lo contrario podríamos tener problemas.

Asiento a las palabras de Seryu, poniéndome luego a un lado de la chica, para que ésta quedara en mitad nuestro -¿Tienes alguna idea de donde podría estar? También sería útil que nos dieras una descripción física y de sus atuendos.

No esperé respuesta, comencé a caminar alejándome de los demás, no había tiempo que perder.

-Pues Sekh es...

Un chispazo blanco hizo que se cortara. Surgió desde ningún sitio unos metros por encima de la trifulca y descendió impactando en alguien. Estaban demasiado lejos como para ver al caído, y este no volvió a levantarse por lo cual era fácil deducir que ahora formaba parte de la pila de cadáveres del suelo. Pero aquel suceso había sido relativamente cerca del supuesto jefe de los bandidos y de la posada.

De hecho en esta última se pudo apreciar un ariete tosco sujeto por unos cuantos forajidos dispares en cuanto a tamaños, complexiones y colores de piel. Estaban embistiendo la puerta, y tras unos intentos lograron tirar abajo la entrada de la posada. Cuatro se metieron al interior de la misma.

-¡Ohhh! ¡Esa es su magia, estoy segura!

Entrecerró los ojos y comenzó a andar lentamente y a paso cauteloso.

-No puede estar muy lejos. Parece que tendre que seguir cerca de este bruto -comentó algo enfurruñada.

-No te quejes, mujer -comentó distendido conforme volvía a alzar el espadón- Bordeando la multitud podemos llegar rápido, parece que no harpa falta separarnos. Además es lo mejor en un caso así o eso es lo que me parece, luego tendremos un lío para encontrarnos de vuelta y a saber si alguno se muere el tiempo que podríamos pasar buscandole en vano.

El comentario escandalizó un tanto a la muchacha, se notaba por la expresión que esta había adquirido de mirarle como si hubiese dicho una tontería. Medio en broma y medio en serio, se puso en marcha bordeando la multitud.

Nauj vio como el goblin se escabullía en apenas un instante y, cuando consiguió verlo de nuevo, tan solo distinguió por un momento una mancha verde que ya estaba cerca del jefe de los bandidos.

Escuchó las palabras de Inzar que se ofrecía a combatir y las de Seryu y Syara que rehuían del combate.

- De acuerdo entonces, tú te encargas del resto y yo te echaré una mano -le dijo a Inzar. Ya no escuchó nada más, se escurrió entre el tumulto tratando de pasar inadvertido y buscó un buen sitio, no muy lejos del objetivo, pero en dirección opuesta a la del piel verde.

Sus manos comenzaron a percibir el calor y una diminuta bola de fuego comenzaba a crecer entre ellas. Éste era el plan que se había trazado: él atacaba desde su posición en la distancia, tratando de dañarle todo lo que pudiese y, sobre todo, tratando de dejar su espalda al descubierto para el ataque asesino de Bolg.

 Sin ningún tipo de problemas. Su magia no pasaría desapercibida, ni un minuto más.

Comenzó a avanzar con mayor rapidez. Debían de rodear el lugar, y aquello significaba tener que luchas, a buenas o a malas.

Era hora de pasar a la acción. Su bastón se iluminó. El color esmeralda inundó la tierra bajo sus pies mientras que aquella mera herramienta de canalización cumplía a la perfección con su función. Entonces fue cuando de su boca salieron vocablos, imperceptibles para muchos, de los cuales pareció brotar la vida.

Fue cuando entonces golpeó el suelo, marcando un círculo alrededor suyo. Un círculo que se amplió, y pareció cobrar vida, cuando el suelo se tornó verde y comenzó a expandirse. Con ello, se expandieron tanto plantas como árboles. Se expandió un mundo verde, un nuevo bosque, creado, por unos segundos, a partir de su magia y de la vida que despedía en esta.

-De este modo será mas facil para Bolg asesinar, y para todos continuar, mientras que ellos no sabrán lo que sucede, y tendremos unos segundos para actuar. ¡Vamos!

La magia del silfo desató un efecto tan impresionante que, momentaneamente, detuvo todo el combate. La tierra se partió tras cubrirse de una hierba tierna que empezó a crecer de súbito. De esta crecieron algunos cardos y arbustos que tardaban nada en florecer, marchitarse, dejar caer sus semillas y volver a iniciar el ciclo. Esto hacía que en cuestión de segundos la flora se multiplicara. Parecía como si el cíclo vital de la naturaleza estuviera siendo acelerado y forzado a una velocidad imposible. Incluso jovenes y delgados árboles se habían abierto paso y aumentado su tamaño hasta ser maduros árboles de sauce y nogal entremezclados. El aire incluso se había vuelto mas fresco y puro, era un bienestar tremendo el tan solo respirar.

Todo este repentino crecimiento de un bosque, sin explicación o salido de la nada había detenido la mayoría de las contiendas de todos los bandos posibles, y exclamaciones de incredulidad a la par que de admiración y susto se hicieron audibles en forma de murmullos distorsionados. Lentamente algunas se fueron retomando en forma de ataques sorpresa, y otras tantas fueron abandonadas pues los participantes decidieron huír de aquel extraño efecto, inquietos.

Seryu se había mareado momentaneamente, demasiada energía liberada de golpe. Aún así tardó poco en volver a componerse y poder apreciar su obra.

Por otro lado, tanto la agrupación de guardias como el bandido jefe y los pocos esbirros a su alrededor habían quedado también en estado de sorpresa. Nadie notó cuando el acercamiento del encapuchado y el goblin, gracias a su paso precavido ayudado de la vegetación. Inzar venía mas atrasado que ambos, pero sin ningún sigilo. Parece que había cedido la iniciativa a los dos que iban mas adelantados

 El muchacho observó el fruto de su magia, con una media sonrisa en su rostro, al momento en el que por un momento la extenuación de haber creado aquello de la nada lo hizo apoyarse por unos segundos en el báculo con ambas manos, casi cayéndose. Las fuerzas volvieron a su lugar de origen, poco a poco, y no se detuvo aunque estuviese algo débil, avanzando sin torpeza por el bosque que él mismo había creado...

No le hizo falta mirar a nadie, dijo al aire..

-Este es mi poder.. 

No había tiempo que perder. Estábamos en un campo de batalla, por lo tanto debíamos movernos con prisa, pero con cuidado. No me detuve al escuchar hablar a la chica, simplemente miré en dirección desde donde provenía un chispazo blanco, que según ella era producto del poder de Sekh.

Me percaté después de unos minutos de la presencia de Inzar, no estaba segura si nos seguiría, pero me alegraba que lo hubiese hecho.

Seryu avanzaba con rapidez, por lo tanto imito sus pasos y para no perder a la chica del brazo, la sujeto de éste con firmeza pero asegurándome de no hacerle daño.

Y todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos. Me rodeaba una naturaleza maravillosa y hermosa, protegiéndonos del enemigo y evitando que fuesemos vistos. Sin duda, era su magia.

Quisiera que aquella maravillosa magia perdurara por siempre, que cubiera el horror, el pánico y la sangre que bañaba el suelo, pero sabía que no podía ser y que Seryu había invertido gran parte de su energía en ello.

Lo miro y efectivamente, pude percatarme de su debilidad, pero ésta iba recuperándose poco a poco, de una forma increible y única. Una media sonrisa apareció en mi rostro, no sabía porque sonreía, quizás porque me sentía segura a su lado.

Sentí la necesidad de correr a su lado, de sostenerlo de su brazo para que se apoyara en mí, pero no era necesario, no me necesitaba para ello y debíamos lograr nuestro objetivo.

Cuando Bolg estuvo situado en posición, aprovecho el desconcierto que había causado el hechizo de Seryu. Con el rostro enfurecido por la sed de sangre, el guerrero se lanzo por la espalda contra su adversario. Espada y cuchillo en mano, intentó causar el mayor daño posible, buscando los órganos internos con su afilado filo.

Con una furia desatada, Bolg clavó su espada en los riñones del que parecía ser el líder, mientras con el largo cuchillo buscaba atravesar las costillas de este para llegar a sus pulmones.

Bolg recibió las salpicaduras de sangre de su enemigo como una fresca lluvia, hacía tanto que no probaba la sangre, que al notar como resbalaba cálida sobre su rostro, sonrió de forma macabra.