Partida Rol por web

Abrió un ojo.

Cualquier carne cocida estará bien. Claro que me incomoda su presencia, no me gustan esa clase de humanos. Pero como parece que vendrá con nosotros me da igual.

-Si quieres carne cocida la tendrás.- Se levantó y se dirigió a la puerta -Haré que te la preparen. De aquí un rato subo. Supongo que no tendreís problemas.- Antes de salir por curiosidad, abrió la otra puerta de la estáncia, le dió un rápido vistazo y se fue a por la cena. Las tripas ya empezaban a removerse de vez en cuando, exigiendo cumplir su función.

No me importa esperar -le escuchó decir.

La segunda puerta del lugar en efecto, llevaba a un baño particular con el suelo cubierto de baldosas blancas, las siluetas de una tina, un lavabo, sus respectivos grifos y algún arabesco en las baldosas fueron todo cuanto pudieron verse ya el cuerto estaba algo oscuro, pero con la luz que se colaba de la estancia principal se podía ver que no tenía nada de especial.

Abajo, Scire seguía en la mesa donde le había dejado, aunque se podía ver que estaba anotando algunas cosas en el libro que traía.

Volvió a la mesa. -Creo que podremos cenar con calma. Arriba está todo tranquilo.-

Sin poder evitarlo dirigió una mirada indiscreta al libro de Scire -¿Siempre estás estudiando?-

Negó.

-Ahora mismo no, solo estaba anotando. Me gusta llevar un registro con lo mas importante del día a dia -comentó, conforme lo cerraba para prestarle mas atención. En el vistazo, se pudieron efectivamente comprobar unos cuantos parrafos manuscritos, aunque sin poder leer nada en concreto por la celeridad del mismo.

-Ya he pedido algo para ahorrar parte de la espera, un bistec con acompañamiento. Debe estar por llegar. Si queríais algo mas, mis disculpas.

-¿Has usado magia para adivinar mi comoda favorita? Porque si no es así has acertado de pleno.-

Hace un gesto para llamar al posadero y pide la bebida. -Es una lástima que esté trabajando, dicen que aquí en Ivere destilan unos licores que nada tienen que envidiar a los de Zanda.-

Miró fijamente a sus ojos. El destello rojizo que antes había visto en ellos le recordó a las ascuas que ardían el rostro de la niña elemental. Eso le inquietó un poco. -Esa mirada tuya es un don. Seguro que si viera lo mismo que tu me llevaría mas de una sorpresa. ¿Qué fue primero? tu don o tu interés por ciertas prácticas mágicas.-

-Comentasteis antes que esperaba un filete en este pueblo. La memoria también puede ser magia, a veces.

Sostuvo la mirada sin problema alguno, con serenidad.

-Primero siempre va el conocimiento, luego los frutos. Hay algunas ramificaciones del saber demasiado discriminadas como para ser apreciadas en su totalidad. La nigromancia y la adivinación son dos ejemplos clásicos. Es una pena, aunque es cierto que lo que es desconocido y perturbador causa desconfianza.

Apoyó el tomo en la falda, con cuidado.

-Ya sabráis vos de eso. Puede que manipular a las personas desde adentro tampoco sea muy bien visto.

Una camarera joven se acercó a tu mesa. Era bajita, de tez sonrosada, cabellos castaños y no pasaba de la veintena seguramente. Traía puesto un típico delantal blanco encima de una muda de ropa corriente,y en las manos una jarra de buen vino que colocó en el centro de la misma, junto con dos vasos de cristal cerca de ti y de Scire respectivamente. Luego se retiró para retornar a los pocos segundos, colocando cubiertos rápidamente.

Finalmente, también llegó con la comida, que dispuso sin demora: Una loncha grande de carne bien cocida, que descansaba encima de una multitud de ensalada verde y roja, compuesta naturalmente por lechuga con rodajas de tomate. A un lado del colchón vegetal, una ración de papas horneadas troceadas esperaba también, despidiendo todo en conjunto un aroma sumamente agradable.

-A veces por ser cortés quedo como un odiota.- pensó de mal humor, mientras le traían la bebida. -Trae también una jarra de agua y vasos. Beberé un poco de vino, pero quiero mantener la cabeza despejada.- comentó a la camarera.

-Tiene muy buena pinta.- Pinchó el tenedor en la carne. Estaba justo en su punto. -Que aproveche.- Al tenedor pronto le siguió el cuchillo. Desgustó el primer trozo y comprobó que cumplía con sus expectativas.

-Mi disciplina tampoco goza de la mejor fama, pero es extremadamente útil y en ocasiones hasta divertido.

Que la adivinación esté mal vista es por culpa de los farsantes. Hay demasiados. Yo mismo conocí a unos cuantos.- Se llevó otro trozo a la boca, este acompañado de patatas. -¿Cómo llevas el tema de la adivinación? antes le he requisado una gema a Blanca, cuando acabemos de cenar podemos tratar de ver algo los dos juntos. Tal vez podríamos ubicar a ese ser que hoy buscabas.- -Y así cuando sepa donde está él, sabre donde estas tu y me será mas fácil vigilarte. Dudo que trames nada bueno siguiendo demonios.-

-Lo desconozco por completo, es casi uno de los opuestos de mi rama. Si bien todas las ramas de la magia requieren estudio y dedicación, la mia en particular se basa en su totalidad en el conocimiento. Nos esforzamos por entender todo lo que hay a nuestro alrededor, sin excepción. Y la adivinación tiene la peculiaridad de ser inexacta y confusa en cuanto a su funcionamiento. Por eso todo el mundo nos cree raros, siniestros y enigmáticos.

Ella también había empezado a dar cuenta de su plato, cortando primero la carne en trozos para luego ir llevandolos a la boca acompañados de ensalada o papas. Incluso su forma de cenar parecía metódica, potenciando al máximo lo que decía. Tenía una sonrisa sumamente agradable, y de hecho era sorprendente lo sincero que se veía su gesto. Casi podría decirse que despreocupada.

-Pero se puede intentar, si tenéis la noción de como hacerlo.

La muchacha dispuso enseguida de lo pedido, en pocos minutos disponías de una jarra igual de llena con agua, ya fuera para mezclar con el vino o simplemente para beber al natural.

-Cuando acabemos de cenar lo intentamos. Tengo un punto de remordimiento por haberte distraido en tu búsqueda.-

Tenedor y cuchillo danzaron en su plato como si de un duelo de esgrimistas se tratara, dando buena cuenta del manjar. Mientras, una conversación mas banal y de cortesía discurría.

-He estado pensando en dejar el castillo de aqui a un tiempo. Ultimamente los tiempos estan muy turbulentos, y dudo que pueda der de utilidad contando que mi fuerte no es combatir. Soy bastante endeble en cuanto a eso se trata -comentó tras tragar otro bocado- Aunque probablemente sea de aqui a un buen tiempo. Aqui en Ivere me he enterado de que Flance, el mago llamarada, se ha unido a las fuerzas de la capital de Idu. Supongo que el rey estará preocupado. Ahora tiene otro enemigo poderoso suelto en el campo de batalla. ¿Ya habéis oído hablar de su habilidad, verdad? La magia de fuego tiene el mas alto índice de destructividad. Según se rumoreaba tenía mucho potencial, supongo que se arrepintió de su decisión como para cambiar tan drasticamente de postura.

Se llevó una mano a la parte posterior del hombro derecho, frotandola algo de forma casual.

-¿Idu dices?- sonríe ácidamente. -Pronto descubrirá que en esas tierras el viento apaga las llamas.-

-Piensate bien lo de dejar el castillo. En una guerra hacen falta mas que soldados para ganar. Con lo observadora que eres debes ser una gran estratega. Y tu especialidad puede ser muy útil tras las murallas. Sobretodo cuando las tropas escasean.

Y si has llegado a teniente es porque des de luego, le eres de utilidad al rey. -

Ya iba escaceando la comida del plato, conforme transcurría la velada. Bebió algo de agua mezclada con vino conforme le escuchaba.

-Por supuesto que lo pensaré profundamente antes de decidir. Aunque a decir verdad, el rey sabe que la guerra nunca me ha interesado mucho.

Miró por la ventana, como ausente. No había ni una estrella, producto del cielo nuboso. Y de hecho, empezaban a caer unas pocas y gruesas gotas de agua.

-¿Que os ha llevado a vuestra senda actual de conocimiento? Estoy consciente de que la pregunta puede resultaros algo incómoda, así que no tenéis porque responder.

-Entramos en el campo de lo personal… no suelo contestar a estas preguntas… pero hoy haré una excepción.

La cena está siendo agradable y aunque no lo creas, tengo pocas ocasiones de disfrutar de este tipo de placeres. Como has dicho antes, siempre trabajo.- Dió un trago al vaso de agua. El vino prácticamente sólo lo había probado.

-Viendo como está la situación, lo mas probable es que Gamias me haya encomendado esta misión como una prueba mas. Cuando regrese me dará la esencia para luego lanzarme al campo de batalla en Idu. Quién sabe si volveré. Sincerarme un poco no me hará daño-

-Veras. Idu es la tierra que me vió nacer. No vivía en la capital y no disfruté de una infancia cómoda ni mucho menos. Sus vientos han dejado marcas en mi tan profundas como en el terreno. Pero esto un día cambió. Llegué a Alanku.

Y no era nadie...

Observando aprendí a conocer a las personas, a ver sus motivaciones, a averiguar sus intenciones. Un gesto, una mirada. Pueden significar la diferencia entre la vida o la muerte. Tus palabras pueden decir cualquier cosa, pueden tratar de engañarme, pero los gestos no.

Después vino la magia. Cuando eres capaz de leer las intenciones de la gente no es muy difícil manipularlas. No obstante, intento usar la magia lo mínimo posible. Siempre he pensado que un buen líder es aquél que consigue que la gente haga lo que quiere, pero un gran líder es aquél que consigue que la gente quiera hacerlo.-

-Lamento haberos incomodado en todo caso, comandante -contestó amablemente- pero le agradezco su respuesta. Eso me pone en deuda, en caso de que queráis preguntarme algo.

Apoyó las  manos sobre el libro que tenía en la falda, descansando de lo poco que le quedaba para terminar el plato.

-Es admirable haber escalado tanto por tan dificil camino, pero seguramente os sea gratificante ahora mirar hacia abajo y ver el camino recorrido con todas las conquistas alcanzadas. En mi caso particular, llegué a este camino por ambiciones mas egoístas. Y también en parte porque es oficio familiar, pasa de generación en generación, o al menos eso se intenta.

- Deuda, ninguna. He contestado porque he querido.

No sé que te hace pensar que tu causa es mas egoísta. He luchado duro. Pero para mi propio beneficio. Como todo el mundo.

Aún no he encontrado ningún motivo que me lleve a no serlo. Ni creo que lo encuentre nunca. El egoísmo tan sólo es una faceta mas del instinto de supervivencia.-

Mira como las gotas de lluvia ban salpicando poco a poco las ventanas del local. -Al final se ha puesto a llover.-

Dió un par de bocados mas a lo poco que restaba en el plato. -Antes me has dicho que es peligroso hacer tratos con demonios. Pero tu los buscas.

Te iba a preguntar que te lleva a ello. Que es lo que ambicionas. Pero la palabra ambición es fea y su significado pobre. Creo que es mejor preguntarte ¿Cuál es tu ilusión?

Demasiadas veces nos dejamos llevar por la ambición, olvidando la ilusión que es lo importante.-

No se había dado cuenta hasta que no lo había dicho. ¿Tenía alguna ilusión o solamente ambición? De repente se sintió pobre de alma.

Tal vez ya estaba bien no "disfrutar" de cenas como ésta demasiado amenudo.

-Cual era mejor dicho. Yo empezé a estudiar porque quería ver de nuevo a mi madre. Se la llevó una peste cuando había cumplido la mayoría. En un principio busqué traerla de vuelta por mi misma. Luego busqué a seres que tuvieran un poder semejante a los dioses, que son sus opuestos.

Cerró los ojos un momento.

-Pero nada dió resultado. Y comprendí de mala forma que no somos lo suficientemente poderosos, ni demonios ni humanos, para hacer que la muerte gire sobre si misma, lo mas que pude lograr fue crear muñecos sin alma. Luego de eso solo seguí haciendo lo que hasta entonces, buscar mas saber. No se para que, aunque ultimamente empiezo a pensar que la mejor forma de alejar a la parca de la gente importante para uno mismo, es aprendiendo para cuidar de ellos. Es la razón de mas peso en si por la cual he estado pensando dejar el castillo. Quizá debería volver con la familia que me queda, y cuidar de ellos.

Levantó la vista con tranquilidad, pensativa.

-Me pregunto si me echan de menos. Seguramente si...les dejé muy de lado luego de empezar con mis estudios. Bueno, resumiendo, ¿cual es mi ilusión? Quiero ver todo, quiero conocer todo. Y también conocer mucha gente en el proceso, uno nunca deja de sorprenderse de la gente que encuentra a su alrededor.

-Lamento tu pérdida- dijo sinceramente. -Se muy bien lo que se siente.

Por lo menos me alegra saber que todavía cuentas con una ilusión.-

Miró al plato. Apenas quedaban unas migas.

-Supongo que tienes razón. Uno siempre se sorprende de lo que descubre de los demás o de lo que los demás pueden hacer que descubra de uno.- Mira hacia arriba.

-No me gusta tener que decirlo, pero creo que ésta cena se está acabando. Poco me queda para volver al trabajo.

Tenemos dos opciones y te dejo elegir a ti. Podemos subir a tu habitación y tratar de ver dónde está esa criatura que buscabas.

O bien podemos alargar ésta charla un poco mas. Tu decides.-