Partida Rol por web

- Lo que creo es que estas tierras, y otras que antaño fueron libres, sufren amargamente las miserias de aquél que se cree dueño del mundo. Y que cualquiera que colabore con él, aunque sea honradamente, no merece el derecho de la libertad.

Y quizás tampoco el de la vida.

Nauj estaba decidido a que el mercenario pagase por sus actos y, mientras le escupía esas palabras a la cara, buscó con la mirada la presencia de algún soldado en los alrededores.

El guardia mas cercano estaba a unos 200 metros de distancia así que apenas podía ver algo, aunque con mucho revuelo seguramente notaría algo. El animal estaba de pie cerca de Nauj, y ocasionalmente soltaba algun leve gruñido aunque también parecía estar esperando a aquel humano que le había dado confianza. Como si estuviese comprendiendo, se puso a ladrar acaloradamente y el vigilante volteó en esa dirección, curioso, y comenzó a acercarse.

-Bah, que mierda...¿ves? Uno es amable y le pagan así, ¿has escuchado eso de cosechas lo que siembras? Bueno...yo me largo, luego ajustamos cuentas.

No tardó ni un segundo en darse a la fuga, empezó a correr a buena velocidad debido a su complexión. Tenía pocas chances de salir de ahí de forma impune, pero tampoco parecía hacerle gracia el quedarse ahí sin mas.

El elfo salió corriendo como una exhalación, sorprendiendo incluso a Nauj que estaba pendiente de que eso pudiera ocurrir. Por un instante pensó en abatirlo utilizando su magia, pero inmediatamente rechazó la idea para no llamar en exceso la atención. No había tiempo de esperar al guarda que parecía comenzar a acercarse, así que, tan rápido como pudo, se lanzó a la carrera tras él, con la esperanza de que el alboroto de la persecución alertase a los soldados.

El humano estaba decidido a que aquel joven pagase por su ruindad. La gente rastrera como aquel cazarrecompensas, que se aprovechaba de los tiempos revueltos, enervaba a Nauj. Y ese en particular, con su pose chulesca, había conseguido encender una ciega rabia en su interior. Alguien debía vengar a aquella tal Jane Gray y él estaba dispuesto a hacerlo.

- ¿Vienes de caza, Bolg? -le preguntó al arrancar a correr. Al cachorro no tuvo que preguntárselo: a los pocos pasos ya le llevaba la delantera en aquella frenética persecución.

Ante la reacción del drow, y las palabras de su compañero, el pequeño gonlin esbozó una sonrisa de múltiples colmillos. Sin ni siquiera responder, se lanzó presto a la persecución del drow, junto a Nauj.

No comprendía muy bien las razones de la carrera que habían emprendido, a la caza del fugitivo, pero, realmente, poco le importaba. La simple emoción de la caza, la persecución, animó el corazón del belicoso guerrero goblin.

Se sirvió de su fino olfato para no perder el rastro del drow entre la multitud, aquello le recordaba las batidas que realizaba junto a los hermanos de clan cuando iban de caza. Si, después de la vergüenza de fallar a la hora de matar al mercenario, aquella situación le divertía, y volvía a sentirse un guerrero goblin. Si encima, tuviera la oportunidad de utilizar su acero, aquella carrera sería perfecta.

Pese a que Aramd tenía ventaja por su prodigiosa agilidad, poco pudo correr cuando el enajenado goblin se echó en carrera dandole alcanze en cuestión de segundos. Nauj había empezado bien la andanza, pero el cachorro pasó a su lado con tal velocidad que le hizo perder el equilibrio, salvandose de la caída por una pared.

Como respuesta a Blog, el drow se desvió e intentó apartarlo de su camino con lo que aparentaba ser un empujón, pero soltó un alarido de sorpresa cuando el animal le dió alcanze, y sin dudarlo un segundo se prendió de una de sus piernas, mordiendo con toda su rabia. Para su buena (¿o quizá mala? suerte, solo consiguió arrancar un trozo de su pantalón, pero contando que Nauj se acercaba al último por donde había venido y Blog junto con el perro estaban cortandole el paso, le quedaban pocas opciones.

Para empeorar su suerte, el guardia que había visto el alboroto antes se estaba acercando al trote.

Nauj llegó el último tras su desafortunado tropiezo y cerró el cerco que rodeaba al Drow, evitando que tuviera escapatoria. Jadeante por la carrera, no pronunció palabra; se quedó atento a cualquier intento del elfo por escabullirse y esperando a que llegase el guarda para darle las explicaciones pertinentes.

Bolg no quería causar más problemas a Nauj, así que contuvo su ansia homicida, y se limitó a cortar el paso al drow. Con las manos cerca de sus armas, emitía chirridos y castañeaba los dientes con la intención de intimidar a su rival. Tal vez aquel ritual no tuviera demasiado efecto en su enemigo, puesto que ahora Bolg carecía de compañeros goblins, pero sin duda, era bastante atemorizante cuando lo realizaban medio centenar de guerreros en la oscuridad.

Empezaba a intrigarle a donde les llevaría todo aquello.

-Shish...-la cosa no pintaba bien para él. Acorralado e infragante, parecía que estaba bastante jodido. Sin embargo, y para sorpresa de todos, empezó a dar alaridos de alarma.

-¡Guardias, guardias! ¡Asesinos!

El guardia llegó donde estaba, y a la vez empezó a llamar a mas compañeros. En cuestión de poco, cuatro compañeros mas del mismo estaban allí. Pero la cosa no pintaba tan bien como en un principio. Los acusados de asesinos eran ellos y el papel que Nauj llevaba en la mano y que uno de los soldados pudo ver claramente, de verdad que podía significar un problema.

-¿Que hacéis con esto? -preguntó uno de los servidores.

- Esto -Nauj le enseña el cartel y se lo entrega al guardia- es la orden de asesinato que tenía en su poder este cazarrecompensas -responde pausadamente señalando al drow.

Y que lamentablemente ya ha completado. -añade- El papel se lo arrebatamos a él.

Nauj hace una pausa, tratando de aparentar la mayor calma posible. Se ha dado cuenta de lo delicado de la situación y de que debe narrar la verdad de forma que parezca verdad. Una tarea difícil, dadas las circunstancias.

- Mi amigo y yo le hemos perseguido hasta darle caza porque no nos gustan este tipo de alimañas, que se cobran vidas de gentes inocentes, defensoras de la libertad, a cambio de sucio dinero.

Nosotros hemos cumplido; ahora -finaliza Nauj- es todo suyo.

Bolg contempló la situación alarmado. Su estado, ya de por si nervioso, empezó a alterarse un poco más. Estaba seguro que si aquellos guardias le ponían la mano encima, les saltaría sobre el cuello con las armas en las manos.

Lanzó una mirada a Nauj, esperando que solucionara aquel embrollo, mientras se agazapaba como un animal acorralado.

La actitud de Blog no colaboraba mucho a neutralizar sospechas, aunque el breve discurso de Nauj lo aplacaba en parte. A favor del goblin y el humano, estaba que era notoria la desconfianza hacia el drow por su raza. Aunque su astuta jugada, los había puesto en aquellas comprometidas circunstancias y el hecho de uno fuera con el rostro cubierto sujetando aquel papel y el otro además de ser un piel-verde se comportase de esa forma, hacía reñidas las cosas a los ojos de los guardias. Tenían que hacer algo pronto para demostrar la culpabilidad de aquel cazarrecompensas, o quizá acabaran ellos mismos pagando por su crimen. Entre los rostros de los cuatro guardianes, podía verse la duda y la desconfianza.

El cuarto invitado a aquella fiesta comenzó a ladrar y gruñir nerviosamente, dando vueltas alrededor del drow, como si él tambien quisiese a portar su granito de arena para ayudar a la guardia a tomar la decisión correcta.

Los soldados miraron la actitud del cachorro y luego de nuevo a Nauj, con actitud interrogativa.

- Es el perro de la mujer asesinada -les explicó- Si pudiese hablar, les diría quién es el verdugo de su ama.

Como no puede, creo que está tratando de mostrar sus simpatías en este debate.

Nauj se agachó y llamó al perro.

- Tranquilo chico, tranquilo -le acarició el lomo- tranquilo, ... Nauj miró por un instante al goblin, tratando de indicarle que esas palabras también iban dirigidas a él.

Nauj se irguió de nuevo.

- ¿Por qué no le registran? Ahí, en ese papel, explica que para justificar el encargo, el cazarrecompensas deberá aportar un objeto de la víctima. Tal vez lo lleve encima.

Bolg captó la mirada de su amigo, y las palabras que dirigía al perro, pero que claramente pretendían calmarlo a él. El goblin no podía evitar sentirse acorralado, y por consiguiente mostrar cierta desazón e inquietud ante toda aquella situación. Aun con todo, la actitud pausada de Nauj, le infundió bastante calma, dentro de lo posible. El guerrero comprendía que no era buena idea salir de esa situación cortando cuellos de guardias. Sería muy difícil escapar de una ciudad tan grande sin que lo descubrieran. Era mejor esperar haber como acababa todo eso.

- Zi, zi, regiztren al tipejo ezo. Dijo apresuradamente señalando en dirección al drow. No sabía porque deberían los guardias registrar al drow, pero seguramente serviría para ganar algo de tiempo, y además, Nauj parecía convencido que serviría de algo. - Zi, zi, regiztrarlo.

-Eh, a mi no me mola que me toqueteen cuatro tipos, la verdad...

Eso de que lo registraran no sonaba nada bueno para él. Menos que le estuvieran acorralando una panda de humanos y para rematar un goblin. Su orgullo racial siempre estaba a flor de piel, y a ambas especies de criaturas que tenía delante las consideraba bastante infradotadas en comparación a la suya. Sin embargo, no tenía mucho mas que hacer si llegaban a encontrarle el objeto. Hizo un repentino movimiento abalanzandose sobre uno de los guardias y tomandole de la muñeca le forzó a colocarlo tras la espalda conforme se colocaba tras de él. Nadie había visto de donde, pero ahora sostenía un afilado cuchillo con restos sanguinolientos delatoramente frescos, con el filo contra la piel del cuello del soldado.

-Vamos a hacer esto. Yo me voy por un lado y ustedes por el contrario, y todos contentos. Y este humano, vivo si todo sale bien.