Partida Rol por web

- Creo que deberíamos comenzar por aquí. Si los trabajadores están sobreexplotados nos arriesgamos a una revuelta. Propongo que bajemos las jornadas de trabajo de los hombres hasta que atraigamos nuevos trabajadores.

>> Deberíamos averiguar porque hay menos caravanas. ¿Han encontrado otro paso? ¿Hay una guerra en ciernes? Alguien debería mezclarse con el populacho para escuchar los rumores al respecto.

>> También creo que alguien debería quedarse aquí a defender el emplazamiento. No deberíamos descartar que todo sea una estratagema para sacarnos de aquí y tomarlo.

--¿¡Bajar las jornadas de trabajo!? -- exclama horrorizado --¡Ni hablar!

Miro a Ramírez.

- Si se sublevan perderemos más tiempo sofocando la revuelta, perderemos más trabajadores por aquellos que haya que usar de escarmiento, y os veréis obligado a quedaros en estas tierras más tiempo aún, maese Ramírez. Acortar vuestra estancia aquí, y la nuestra, pasa por encontrar más trabajadores para reducir los plazos. - le respondo con calma.

--¡No! Los haré Gohuls a todos si es preciso, ¡nada de aflojar!

- Eso sería un enorme gasto de Vitae, Señor Ramírez, amén de que podría interpretarse como que estamos formando un ejército y atraer la hostilidad de los Príncipes y Voivodas cercanos. - dijo con tanta calma como podía, el desquiciamiento de Ramírez crecía por días y empezaba a pensar que era cuestión de tiempo que hiciera algo que lamentaría en un estado mental más estable. - Lo cual aumentaría el número de problemas y, en el mejor caso, nos ataría a estas tierras durante un tiempo indeterminadamente largo.

- Además de, con toda probabilidad, hacernos fracasar en el cometido de tener al menos el primer piso de la torre completado, e incurrir en la ira de nuestros respectivos Sires y patrones. - añadió un momento después. A continuación, mirando al señor Orczy se encogió levemente de hombros. - Estoy de acuerdo en que hay distintos grupos interesados en este pedazo concreto de montaña, pero no hemos visto ninguna señal específica de actividad. Si tenemos enemigos que quieren vernos fracasar aquí, no creo que lo estén haciendo desde nuestras inmediaciones, hubiéramos visto alguna señal de ello, o al menos eso creo.

Se giró hacia el señor Lenz justo tras eso. - Hubiéramos oído rumores de guerra o de que se ha descubierto un nuevo paso. Es más, alguno de los mercaderes que aún pasan por aquí lo hubieran sacado a colación para intentar negociar un descenso en el peaje que establecimos en el paso. ¿Quizás el descenso de caravanas se deba, simplemente, a que los mercaderes empiezan a considerar peligrosos los pasos de montaña por la inminencia del invierno?

Bajando la mirada y sacudiendo la cabeza terminó. - En cualquier caso, me atrevería a decir que la cuestión de porqué pasa esto es algo secundario con respecto a la de qué podemos hacer para solucionarlo. O conseguimos un modo de seguir pagando a los trabajadores o es cuestión de tiempo que se subleven, jornadas más livianas aparte. Y estamos en el punto de las obras en el que sustituirlos simplemente por la alternativa que propuse los primeros días no nos ayudaría para nada; el trabajo ya es complejo para eso.

- De acuerdo, de acuerdo. Necesitamos dinero.

digo apartando mis uñas de delante de mi cara de una vez.

- Podríamos celebrar algún tipo de mercado o evento que les guste a esos campesinos - esa última palabra suena con un deje repulsivamente despectivo.- para mover la economía y eso, no?

y atusandome la barbilla, añado pensativo

- Aun que no entiendo qué nos impide ir directamente a la casa de algún rico y coger lo que queramos.

Mientras discutíis el problema, escuchais ruidos fuera. Si os asomais por la ventana, podeis ver caballos y un carromato, acercandose al paso...

Tras observar la llegada del carromato me giro hacia mis compañeros.

-Puede que en ese carromato lleguen respuestas, o soluciones con algo de la suerte que nos ha faltado ultimamente.
Será mejor que vayamos a ver.

Sin esperar al resto me decido a bajar las escaleras.

Yago es ma voz de la cordura como es habitual y de igual modo Lazar sigue siendo su contrapunto. Él y Ramírez, claro. Pero debe ser nuestra noche de suerte porque ya hemos intercambiado más de cuatro frases y esos dos aún no se han enzarzado.
Antes de que podamos proseguir con las interesantes deliberaciones llega un nuevo invitado. Estamos en mitad de ningún sitio alejados de la civilización y los invitados aún tenían el don de la oportunidad. El destino debía tener un sentido del humor peculiar.
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Me encojo de hombros y sigo a Teodor. No dudo que los demás harán lo propio avidos de su dosis de protagonismo y de no dejar que los demás aparenten quedar por encima de ellos a los ojos de nadie.

Salgo del carro y veo que Teodor y Markus han salido a recibirme, les saludo cortesmente.

Buenas noches mis señores, es un placer volver a veros.

Markus sonrió y saludó a su visitante con una reverencia y la educación debida al status de Vykos.
- Mi señor Vykos, que grata sorpresa. El placer es nuestro. Por favor, pasad. ¿A qué debemos este honor?

Otra vez alguien interrumpe mi momento y me invade un sentimiento agridulce. Por un lado me alegra tener una distracción que atender, pero por el otro estaba esforzándome para que fluyera la ferragosa reunión y todos mis compañeros se fueron corriendo a la puerta como perros que olieron las faldas de su señora.

A pesar de que era yo quien más había intimado con Vikos, decido quedarme a una distancia prudencial de brazos cruzados.

"no me fío de ti, Myca."

¿Habría venido a sacarnos las castañas del fuego otra vez o a cobrarse los favores?

Observo que el recién llegado es un viejo conocido, uno que ya apareció de repente y por casualidad la última vez que tuvimos problemas serios.

-Noble Vykos, un placer recibiros.

Acompaño al otro tremere y al invitado hacia adentro.

--Buenas noches-- consogue decir el bucanero

Observo la construcción tras el saludo del grupo y miro de reojo como Lazar se ha quedado atrás, lo cual me apena un poco, pero no doy más importancia, con lo cual vuelvo mi atención a los demás.

No es un honor, sois unos conocidos a los que tenía ganas de ver.

Avanzo hacia dentro tras Markus.

La verdad es que ya he acabado mis acciones comerciales en Constantinopla y me estaba dirigiendo de nuevo a casa, cuando he oído rumores sobre el paso y ciertos... problemas economicos...

Os miro con cara de compasión y luego paso a una mirada más seria.

Sinceramente, me gustaría mantener una buena amistad con los pobladores del paso, con lo cual me gustaría ofreceros mi ayuda.

- Siempre es agradable recibir una mano amable en ayuda en tiempos de tremenda necesidad. - dijo el caballero, encontrándose con el grupo ya en el interior de lo que tenían construido de la torre, escuchando la última frase del inesperado invitado. - Aunque es lamentable que las noticias de nuestro apuro hayan llegado tan lejos. - añadió, intentando mantener toda suspicacia fuera del tono de su voz, haciéndolo ver más como un comentario de buen humor.

- Señor, me temo que no nos han presentado aún. Mi nombre es Yago de la Cruz, es un placer recibir visitas de la Santa Ciudad sobre Siete Colinas del Este. - terminó como presentación, ofreciendo una inclinación de cabeza, antes de la mano enguantada.

Sonrio ante el comentario del ultimo hombre en llegar a mi posicióny le hago una reveréncia al presentarse.

Mi nombre es Myca Vykos, del clan Tzimisce, un placer conocerle. Aun que para ser cierto, yo no soy de allí, más bien estaba de negocios.

Asiento con la cabeza cuando dice que es lamentable.

Bueno, normalmente la desdicha corre más rápido que la buena fortuna, además de que este lugar es de paso obligatorio, con lo cual al acercase al foco, es fácil saber los rumores.

Vuelvo a la mirada seria, lista para los negocios.

Se oyen los rumores de que están faltos de dinero, y gracias a mis actividades recientes puedo adentaroslo sin problema y sin necesidad de que me los devuelvan.

A cambio... quiero que acepten un anillo, dividido en dos y que en caso que yo mismo o alguien enviado por mí os entregue mi mitad, debereis prestarme vuestra ayuda, sea el motivo que sea, siempre que sea algo dentro de sus capacidades y que no exponga sus no-vidas de una forma directa.

Saco el anillo de mi bolsillo, dos bandas de oro con un rubí tallado a cada lado. Os fijais que es de una gran calidad, bizantina, que sería muy dificil de copiar.

Ramirez sencillamente se cruza de brazos y traquetea nervioso los dedos, mientras una extraña sonrisa se vislumbra en la comisura de sus labios.
--Quizás pueda ofreceros otra cosa a cambio de vuestro dinero, algo que sin duda os interesara, algo que encontramos aquí.

Arqueo una ceja, y aunque en principio no creo que valga la pena, no está demas saber que es lo que son capaces de ofrecere.

¿Que tienen que sea mejor que una futura ayuda?