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Crónicas del Fin I: Camino Sin Retorno

Capítulo I: Hacia el Norte

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19/04/2019, 23:20
Gorsha

Bien, al final había sido más sencillo de lo que habían planeado en un principio. Gracias a la ayuda de su compañera Syndra, conseguirían hablar con la Reina de Odrin. Y después de eso... Lo ideal sería esperar a que se abrieran las puertas para ir a buscar a Gwyl e Yriel. Con lo que Wade les había dicho, Gorsha estaba algo preocupada, y aunque Syndra se mostraba bastante estricta en ese sentido, la orca no dudaba que algo de tiempo podría sacar para ir a ayudar a sus amigos. Eso sí, no pensaba molestarse en decirlo en voz alta. Si en algo destacaba la elfa oscura era en la fuerza de su voluntad. Gorsha sabía que no daría su brazo a torcer, por lo que era mejor callarse ciertos planes que al fin y al cabo no iban a perjudicarla ni a ella ni a la reina. Korben por el otro lado estaba siendo un poco menos cauto.

 -Doy fe de que Korben no es ningún espía, Syndra. Es un mercenario como nosotras que anda buscando fortuna por estas tierras. Simplemente ha querido pasarse de respetuoso con el Rey, evitando dejarle como un tacaño. Porque efectivamente no nos han pagado nada aún, aunque algo me dice que tu señora pondrá arreglo a ese desaguisado prontamente.

La orca se acercó a Korben y le dio una palmada en la espalda.

 -¿Qué me dices compañero? ¿Le das otra oportunidad a este reino? Piensa que la dama puede ser tan espléndida como agarrado ha sido su marido.

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19/04/2019, 23:45
Gorsha

Con aquella palmada, la orca aprovechó para echarle una mirada a Korben con disimulo, diciéndole con los ojos que les siguiera el juego si quería entrar en la torre en la que había estado necesitando entrar hasta no hace mucho. Aún podía cumplir su misión, sólo necesitaba actuar un poquito delante de Syndra.

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20/04/2019, 14:57
[Muerta] Gwyl

Gwyl se quedó mirando al silvano mientras comía la ardilla cruda. No se parecía a su nueva compañera, y tampoco se parecía a Sanlar y Lanlar, los dos semielfos que la criaron y gracias a los cuales chapurreaba el élfico... Y a pesar de todo, no pudo evitar reconocer la plegaria por el ardilla que aquel extraño personaje acababa de emitir.

"Probablemente, es más excéntrico que otra cosa. Y ya sabes, la gente loca, para bien o para mal, siempre es interesante" habló su vocencilla interior. No obstante, ella no iría a la ciudad, era lo que habían decidido, y tenían hasta la mañana siguiente para reunirse con Gorsha y Erin, lo mismo que con Aelirenn, a la que, después de lo que estaba haciendo por ellos (Gwyl sintió un escalofrío recorrerle la espalda recordando la mirada fría y altiva de Syndra), estaría feo dejar atrás. Así que se no respondió, y en vez de eso, desvió su atención a Logan y el resto de Gorriones.

- Pues ... Si. La verdad es que los Buscasangre estos tenían pinta de gilipollas - dijo Gwyl en respuesta a Logan. - Tuvimos un pequeño encuentro que no salió muy bien para ellos - recordó la muchacha, para acto seguido escupir al suelo con cierta rabia. De pronto parecía algo menor, como una adolescente rebelde. Miró por el rabillo del ojo a Bernardo y volvió a sonreírle, divertida por su reacción y dispuesta a continuar con la tortura al pobre hombre (y es que Gwyl pensaba que en el fondo se lo merecía). Quizás en realidad el calvo se sentía mal por lo sucedido en su anterior encuentro, o quizás era que Gwyl no dejaba de ser una chiquilla joven con cara de niña, no demasiado diferente de lo que podría haber sido su hija en algún momento, por más que tuviera la piel oscura de sus captores. - Y sí. Si ese rey Cregan tiene algo en la sesera os contratará a vosotros y a todo lo que pueda, porque se viene gorda. Si queréis y a mis compañeros les parece podemos volver juntos a Cregan. Un comerciante que quien diablos sabe que hace aquí también pensaba acompañarnos cuando salgamos mañana por la mañana. Que por otro lado, igual sería buena idea ir acampando. Al menos yo tengo hambre y no me gusta comer cosas crudas la verdad - agregó encogiéndose de hombros y echando una mirada a Yriel. La verdad es que si se iban a encontrar con otro bicho extraño, igual les iba bien tener a los Gorriones con ellos. - En cuanto a la chica... - alzo las cejas y miró a Logan con una sonrisa bastante divertida - Dijo que si, que aceptaba. Lo que en mi opinión suena bastante sugerente. Cómo te las traes. Como al final sea algo diferente a lo que imagino me sentiré profundamente decepcionada

 

 

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20/04/2019, 19:46
[Muerto] Korben

Justo cuando iba a contestar a la sombría, Gorsha intervino. No esperaba este comportamiento de la mujer orco, pues hasta ahora había sido parca en palabras y bastante reservada.

Las palabras de la elfa seguían no obstante resonando en su mente, y de pronto sonrió... si le pagases un par de monedas cada vez que había sido marcado con una maldición así, ahora mismo podría comprar un reino como éste, y quizá retirarse en él para siempre. Empezaba a caerle bien, pese a sus estatus, y sin duda aquello había hecho que se aliviaran tensiones, máxime tras el encuentro con el rey.

- Dado que es tan importante para ti saber con quién hablas, - esta vez su tono era amable, - me llamo Daïriniel Enestor Uth-Korben Ainur, y vengo de más allá de Altairea para servir en esta guerra, que si bien no me concierne personalmente, si me concierne su botín, llámalo dinero o llámalo honor, cada uno tiene sus intereses.

- Y dado que tienes tanto interés en presentarnos a vuestra señora, y mis compañeras no ponen reparo en ello, os acompañaré gustoso ante su presencia, pese a haber hablado ya con el rey, quién como dice mi enorme amiga y dije yo antes, no creo que dirija esta ciudad ni a su propio ejército.

Desde que había llegado todo había ido cambiando por momentos, aún seguía sin saber si para bien o para mal, pues era como si siguieran un patrón concreto y fuera siendo decorado con altibajos... pero lo que estaba claro era que habían visto al rey y ahora iban a ver a la reina, algo los hacía importantes dentro de estos muros, o algo se había confabulado para que así fuera.

Llegado este punto lo mejor era dejarse llevar.

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20/04/2019, 20:15
[Muerto] Korben

Captado, le dijo a Gorsha con la mirada.

Notas de juego

;)

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21/04/2019, 09:52
Erin

Erin miró alternativamente a Syndra, a Gorsha, a los dos mercenarios y al mercader. Aquello parecía una asamblea de locos, en la que cada uno decía una cosa, y entendía lo contrario de lo que decían los demás.

Bueno, Gorsha no: parecía que Gorsha era la única que se estaba dando cuenta de la situación. Erin se dijo que todas aquellas historias sobre que los orcos tenían rocas en lugar de sesos dentro de sus duros cráneos no podían ser sino mentira. En aquel momento, hubiera deseado estar sólo con ella: desde aquella mañana, la mitad de las veces que alguno de sus nuevos acompañantes abría la boca, Erin tragaba saliva y deseaba ser pequeñita y que nadie pudiera verla.

La joven calibró las opciones que tenía. Podía seguir a Syndra, y presentarse a la Reina; satisfaría así su curiosidad por conocer a aquella misteriosa mujer, y quizá podría obtener una paga de Odrin, además de avanzar en sus propios planes. También podía negarse, e intentar abandonar la ciudad, atrayéndose la enemistad de la elfa sombría, a la que temía tanto por sus poderes como por la posición que al parecer ostentaba en aquel reino, y haciéndose acreedora de la sospecha de ser una espía. Todo para, si conseguían salir de allí y no ser apresados ni ejecutados (quizá incluso quemados, la que sin duda era la muerte más horrible que Erin pudiera imaginarse), encontrarse en medio de lo que parecía que iba a ser una batalla.

Volvió a mirar a Korben, a Montalbo y al tal Wade Sallow, antes de mirar otra vez a Gorsha.

 - ¡Hombres! - se dijo - ¿Se puede saber en qué piensan?  Por los dioses antiguos, y los nuevos: yo me quedo con Gorsha.

 

Al escuchar la respuesta de Korben, anunciando su nombre con tanta solemnidad, casi se tuvo que tapar la boca para no reirse.

 - ¿Cuántos nombres tiene?  Parece el príncipe de un cuento - pensó, divertida, imaginándose a una marioneta recitando: "Mi nombre ez Melken Gor-Moghul Araegar Majere Kerdal de la Marca Larghan Erebor Duin, y vengo a reclamar ezte reino con mi ezpada". Erin recordaba con cariño ese tipo de funciones, a las que iba con su madre cuando se acercaban a alguno de los pueblos cercanos a comprar o vender cosas; su padre nunca iba: detestaba el teatro, por algún motivo que ella nunca llegó a comprender.

Pero, viendo que el guerrero se avenía a acompañarlas, se sintió más tranquila, creyendo que así se evitaba un conflicto con Syndra.

 

 - Acepto tu invitación: gracias - respondió a Syndra - Y te contaré nuestro viaje, si quieres.

Mientras decía esto, Erin estaba pensando en qué partes del viaje convenía contar, y cuáles convenía sin duda omitir en su relato.

Por otra parte, se preguntaba para qué quería la Reina nombrar a una Hechicera del Reino, siendo ella misma una bruja... Era evidente que tener otra hechicera en sus filas era una oportunidad dificil de rechazar, y Erin se imaginaba que cada mago sería capaz de unos conjuros diferentes, por lo que tener a varios en una misma corte ampliaba la gama de maravillas que podían obrar; pero no entendía la necesidad de darle un cargo a Syndra. ¿Habría entendido la Reina que el punto débil de aquella criatura temible era su ego, y que alimentándolo la ponía a su servicio?  Si era así, sin duda aquella mujer sureña sabía cómo manejar a los demás: no sólo a Syndra, sino al mismo Rey; aunque, en el caso de la elfa, tenía mucho más mérito que con aquel gordinflón patán y borracho, que seguramente diría que sí a cualquier cosa que una mujer desnuda le propusiera.

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21/04/2019, 13:46
[Muerta] Syndra

La interrupción por parte de Gorsha, hizo que la hechicera la mirara de una forma más amable, a diferencia de cómo había visto al humano, algo que se debía principalmente al hecho de que era una mujer como ella, incluso si pertenecía a una raza inferior, por lo que no era tan inferior como un hombre, los cuales solían ser bastante subestimados en la sociedad matriarcal de los elfos sombríos. - Apenas le conoces. Aunque... supongo que podría aceptar tus palabras. Si bien no pienso retirar la maldición hasta que no considere que es de confiar. Mi conjuro no le hará nada a menos que quiera hacer algo en contra de mí o mi Señora. - Aseguró con total tranquilidad en sus palabras, dejando en claro que no era su intención hacerle daño al mercenario, excepto en el caso de que éste tuviera malas intenciones hacia lo que le importaba a la elfa, en ese momento. Además, era una buena forma de dejar en claro que no se debía de molestar a una usuaria de la magia como lo era ella. Había una gran diferencia entre un mero soldado y alguien que podía alterar la realidad con su poder. No por nada los norteños solían temerle a alguien como ella. - Puede considerarlo como una especie de... medida de seguridad de mi parte. - Se explicó, serena, pudiendo notarse que su ira se había desvanecido un poco ante las palabras de la orca. Tanto Erin como Gorsha habían resultado de su agrado, por diferentes motivos claro, así que estaba más dispuesta a escucharlas.

Tras escuchar la mención respecto a la reina, la sombría asintió complacida. - Al menos, creo que mi Señora será capaz de ofrecerles un adelanto, y podrán hablar un poco mejor sobre la soldada, a diferencia del... rey. - Le aseguró a la mercenaria, en especial cuando sabía que Odrin no era más que un idiota que pensaba que tenía el poder en sus manos, si bien nadie parecía tomarle en serio. No había duda de que Mildred era quien realmente importaba en aquel lugar, algo que ciertamente complacía a la elfa, ya que no le habría agradado la idea de servir a un hombre en el poder, no cuando eran las mujeres las más aptas para liderar y gobernar. - No deben preocuparse. Les presentaré y podrán hablar con ella, sin problema. Aunque tendrá que ser rápido. El enemigo parece estar cerca. - Dijo con cierta molesta en su voz, considerando que aquel dilema podría mantenerla un poco ocupada cuando deseara continuar con sus estudios. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer, no de momento, por lo que tendría que acostumbrarse a aquel cambio, hasta que la guerra llegara a su fin. No obstante, la hechicera no había ignorado el nerviosismo de Aelirenn, quien se había tensado ante la mención de la maldición, por lo que la sombría decidió que sería una buena idea intentar calmarla un poco. Había algo muy raro en la pelirroja, si bien no estaba segura de qué era lo que le sucedía. - ¿Estás bien, Aelirenn? No te asusté, ¿verdad? No te preocupes, no tienes que temerme. Somos amigas, ¿cierto? Además, tengo una deuda de gratitud por salvarme de esa cosa. No podría enojarme contigo. - Afirmó de manera gentil, en aquel tono suave que parecía desear tranquilizar a la montaraz. Había algo muy raro en la mujer, en especial cuando nunca se había mostrado así de tímida en las últimas veces que la había visto.

Mientras Syndra acariciaba, con su pulgar, el dorso de la mano de la silvana, esperando tranquilizarla un poco con aquel gesto amable de su parte, la voz de Korben atrajo la atención de la hechicera, la cual le miró con cierta molestia, aunque no tan enojada como se había mostrado anteriormente. Al final, había decidido aceptar su presencia, siempre que no causara problemas en el reino, y que no fuera un espía como había asegurado la orca. - Deberías haberte presentado desde un principio... Korben. - Le reprochó con cierta frialdad en su voz, a medida que evaluaba la utilidad que aquel humano podría representar para su reina en la guerra. Lo sorprendente, fue el nombre bastante largo que el humano poseía. ¿Acaso se trataba de un noble? Si lo era... no había duda de que era uno que no había obtenido la suficiente lección en cuanto a etiqueta respectaba. Por su parte, la sombría pertenecía a una importante familia aristocrática, si bien, por alguna razón, no acostumbraba a hacer mención del nombre de su familia. - No importa que hayas hablado con el rey. Con quien realmente deseas hablar... es con mi Señora. - Le aclaró con total parsimonia, resultándole difícil pensar que el mercenario hubiera creído que Odrin era quien mandaba en aquel sitio, cuando sus propios hombres apenas le respetaban como era debido. A aquel idiota, tan sólo le importaba dar ordenes para pensar que su voz tenía cierta importancia en el reino. - Aún así, no deberías decir esas palabras frente al... rey. - Le advirtió, ya que, incluso si Odrin era un idiota, eso no quería decir que no pudiera hacer un mínimo de uso de su poder como "marioneta". - Pues bien... será mejor que me acompañen, si es que quieren conocer a mi Señora. Es posible que esté un poco ocupada aunque considero que debería de conocerles. - Después de todo, era probable que pudiera tener algún plan para un nuevo grupo de mercenarios que estuviera dispuesto a seguir sus ordenes. De cualquier modo, tras decir aquello, no tardó mucho en volver a caminar, ya que no deseaba perder más tiempo del que había perdido.

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21/04/2019, 19:00
Duque de Montalbo

Visto lo visto allí nadie se fiaba de nadie y todos ocultaban algo, por su parte él ya había sido "contratado" por Syndra, ahora solo quedaba discutir la paga con la reina. Los asuntos de los demás poco le importaban y parecía que la elfa sombría lo tenía por el momento todo controlado, no haría falta pasar a mayores, sin embargo nunca estaba de más ser precavido. Así pues el Lucerano le hizo con deje jocoso un gesto a Korben cediéndole el paso en la comitiva, este ya había mentido demasiadas veces como para fiarse de él, por lo tanto mejor tenerlo cerca y delante que no a sus espaldas. Quien sabía lo que podía ocultar aquel muchacho.

Llamó a Max a su lado acariciándole la cabeza para luego agacharse a quitarle las legañas y sacudirle un poco el polvo del camino.- Vamos chico, no te quejes, tienes que estar presentable. Vas a conocer a una reina, es mucho más de lo que la mayoría de perros podrán contar jamás.-le dijo por lo bajo en un tono cariñoso casi paternalista.

No es que no tuviera nada que aportar a la discusión, es que sencillamente no le interesaba, sus tres compañeros habían demostrado ser unos pésimos mentirosos y cada uno cavaba su propia tumba como le placía. Él tan solo tenía que sentarse y ver como caían por su propio peso, no tenía nada que ocultar, por tanto estaba la mar de tranquilo. Tras años pateando los campos la inminente llamada a la guerra no es que le pusiera especialmente nervioso.-Mmm los de Viavenna nunca son baratos mi señora, pero son mejores marineros que mercenarios. No dejéis que los hijos de la Serenisima os deslumbren con sus falsos destellos, todo el mundo sabe que si mercenarios es lo que quiere uno debe acudir a los Hijos de Lucere. Agradezco su gentil oferta de conocer a vuestra señora, creedme que al menos de mi persona no quedará decepcionada.-tal y como estaban los humos Duque prefería hablar por si mismo y marcar ciertas distancias. Por el momento no ganaba nada vendiendo a los demás, pero no iba a consentir que las memeces de algunos le arruinasen un buen contrato.

Cedió el paso a Syndra con educación y se preparó para cerrar la marcha junto con Max, esperando que ninguno de sus improvisados compañeros fuera tan estúpido como para crear problemas en un situación como aquella. La desesperación creaba extraños compañeros de cama, fuera lo que fuese lo que escondían les quedaba poco tiempo para que saliese a la luz, tal vez entonces saltasen las chispas entre aquellos desconocidos. Al fin y al cabo ninguno le debía nada a nadie.

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21/04/2019, 22:36
[Muerto] Wade Sallow

Wade Sallow echó un último vistazo a Odrin, el poblado que se había llevado consigo algunas de sus monedas a la entrada y donde no pudo tener acceso a la taberna para más que para escuchar las campanas que le llevarían de vuelta al exterior del mismo.

- No me puedo creer que las cosas hayan salido tan mal. ¿Cómo hemos podido tener un fracaso así? - Pensó el comerciante con cierto pesar. Wade era un hombre acostumbrado a tener éxito en cada una de sus empresas. - ¿Y esos paletos? ¿Sabían lo que se nos venía encima? ¡Que les parta un rato a ellos y a este absurdo poblado! ¡¡Maldición!!

Se frotó la frente donde se formaba una pequeña arruga obra de sus preocupaciones y tomó asiento en su carruaje para dirigir a los caballos de vuelta a la salida. Tenía a James a su derecha, Cyst a su izquierda mientras que, por delante del carruaje y a su derecha, viajaba Samuel, con Peter a la izquierda. John se sentó en la parte trasera del carro junto a Edward, viendo cómo la taberna, Syndra, Erin, Gorsha, Korben, el Duque de Montalbo y las casas de Odrin quedaban lentamente atrás.

- Tendremos que buscar qué ganar en otro lugar, mis buenos compañeros. Espero que podamos encontrar a Gwyl y a Eirin en los alrededores. - Wade suspiró y buscó con los dedos el pico de Kam, quien le hizo recuperar una gruñona pero sincera sonrisa. - Me atrevería a decir que nos esperan interesantes aventuras.

Mientras las ruedas del carro giraban, en lo más profundo de su mente circulaban la creciente duda de si tendrían algún tipo de traba a la salida del poblado y la idea de que el grupo con quien se había encontrado parecía conocer a la muchacha y al elfo con cierta incomodidad.

- ¿A qué será debido? Me da la impresión de que esos dos se han dejado mucho por contar en el tintero. - Pensó Wade mientras suspiraba silenciosamente.

Wade sabía que la idea de salir al exterior a una guerra no era buena, pero también sabía perfectamente que quedarse allí era, directamente, un suicidio.

- Si nos quedamos, nos atraparán como ratas y eso... Será más difícil de evitar. - Musitó. Tan bajo que nadie le escuchó.

 


 

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21/04/2019, 23:53
Narrador

Arahan asistía con aire aburrido a la conversación entre Gwyl y el líder de los Gorriones. Aquella parte no iba con él, por lo que, acostumbrado a hacer lo que le venía en gana en ese momento, sin más empuñó su arco cuando detectó movimiento de una posible presa, y almuerzo, en los alrededores. Los mercenarios se tensaron al ver como el desconocido elfo echaba mano al arma, pero cuando la flecha fue a perderse en el bosque seguida de Arahan, se relajaron tras el repentino sobresalto. Entretanto, y mientras el silvano regresaba y empezaba a trabajar en el animal cazado, Logan siguió hablando.

- Es una descipción acertada de ellos - respondió al comentario - Son unos salvajes que apenas se respetan entre ellos, no sería la primera vez que atacan los sitios que les han pagado por proteger solo porque están aburridos o si creen que nadie podrá evitarlo.

Al escuchar la pregunta de Arahan, el norteño se giró hacia él, algo sorprendido - ¿Del Norte? Creo que es la primera vez que oigo que uno de los tuyos vive aquí...

- ¿Vivías en un una aldea cercana, en medio del bosque? ¿Tú eres Arahan? - dijo entonces la pelirroja, fijándose más en el silvano - Katrina me hablaba de tí... pero pensaba que habías huido con los demás cuando los hombres de Odrin fueron a echarlos de sus casas. ¿Sabes dónde fueron? - Arahan recordó vagamente el nombre de una de las habitantes de la aldea que mencionaba Atheld, en la que había vivído.

Al escuchar el mensaje transmitido por Gwyl, los Gorriones cambiaron las risas por felicitaciones y palmadas a la espalda de su jefe, cuyas mejillas enjorecieron ligeramente y tuvo que bajar un instante la mirada - En ese caso, creo que no os sentiréis decepcionada. Esa es la razón, eh... por la que estabamos dispuestos a trabajar para Cregan sin que este nos pagara.

En ese momento, por las puertas de Odrin volvió a salir el carro que habían visto con anterioridad, junto a la misma comitiva encabezada por Wade, que se abrió paso entre los guerreros y volvió a deshacer el camino andado para llegar hasta allí, pasando cerca del lugar donde estaban ellos. No había rastro alguno de Erin, Gorsha o Aelirenn, y tras la salida del carro, las puertas del asentamiento se cerraron.

Notas de juego

Marcad a Wade en vuestro siguiente post. El siguiente turno será el último del capítulo I.

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21/04/2019, 23:53
Narrador

Separándose de los demás, que finalmente se decantaron por seguir a Syndra a ver a la reina de Odrin que tanto daba que hablar, Wade no tuvo otra que regresar con los suyos y preparar el carro para el viaje de vuelta a los caminos, tras el frustrado intento de encontrar un lugar a cubierto en el que descansar. Pero no se había ido con las manos vacías, al menos. Había averiguado cierta información y visto como estaban las cosas en el interior de Odrin, y seguramente Gwyl e Yriel agradecerían saber que había sucedido con los compañeros a los que se había encontrado.

De modo que él y los suyos emprendieron de nuevo la marcha. El carro, con la rueda ya limpia por el trabajo de Samuel, volvió a traquetear en dirección a las puertas. Al contrario que para entrar, para salir no tuvo problema alguno, uniéndose a los rezagados que todavía estaban por salir al exterior. Al cruzar las puertas, pudo ver que enfrente de Odrin había reunida una hueste de cerca de un millar de hombres, entre guerreros y mercenarios. De ellos destacaban especialmente los de la capa negra, y el pequeño grupo de sureños indentificados por su estandarte azul.

Todavía desogranizados a causa de la falta de órdenes, nadie les puso pegas a la hora de seguir el camino de tierra y atravesar por en medio de las tropas. Lograron avanzar hasta llegar al mismo punto en el que primero se habían encontrado a Gwyl e Yriel, y sabiendo donde habían ido a resguardarse, no les costó encontrarlos de nuevo. Solo que esta vez no estaban ellos dos solos.

Un elfo silvano estaba junto a ellos, por un lado, y por el otro, parecía haberseles unido un nuevo grupo de mercenarios, con los que estaban hablando. Estos eran un par de norteños, un hombre rubio que debía de ser el líder y una joven pelirroja, otros tres humanos de procedencia diversa, y un gran orco, similar en tamaño a Gorsha, aunque de apariencia más feroz. Al escuchar el sonido de las ruedas acercándose, el silvano se giró hacia ellos, y pronto los demás no tardaron en divisarlos también.

Notas de juego

Marca a Gwyl, Yriel y Arahan en tu siguiente post. El siguiente turno será el último del capítulo I.

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21/04/2019, 23:53
Mildred

Los ánimos se calmaron finalmente, y el grupo acabó aceptando ir al castillo de Odrin a ver a la reina. El único que se separó de ellos, libre de hacerlo al no tener ataduras de ningún tipo, fue Wade, que regresó con su carro y no tardó en dirigirlo hacia la salida del asentamiento, para luego acabar de perderse una vez atravesó las puertas, que se cerraron tras su paso. Nada más saldría de Odrin en algún tiempo.

Syndra, con Aelirenn todavía de la mano, guió al resto en dirección a la gran torre que se alzaba sobre la colina más alta. Ascendieron a la colina en la que antes habían estado, donde todavía quedaban algunos de los mercenarios Buscasangres, aunque sin rastro de su líder. Estos les dedicaron unas miradas curiosas al reconocerlos, pero ninguno les dijo nada al ver que iban con la sombría.

Pasaron por debajo de una vigilada torre de guardia, y subieron las escaleras de madera construidas en la propia colina, hasta llegar a la cima de la última elevación. El torreón del homenaje era una construcción circular, grande y elevada, pero que seguía palideciendo en comparación con las edificaciones sureñas. Tenía tres plantas, sin contar la parte superior, por la que se paseaban algunos arqueros que podían divisarse entre los huecos de las almenas. Dos lanceros dejaron sus armas a un lado para empujar el portón de gruesa madera que les daría paso al interior. Entraron a un pasillo sin ventanas y que daba a otra puerta, cerrada en aquél momento. El techo estaba lleno de matacanes, desde donde los defensores podían lanzar tranquilamente lo que quisieran a cualquier atacante lo bastante desafortunado como para quedar atrapado en el pasillo. Un sistema de defensa sencillo, pero efectivo.

Siguiendo a la hechicera, entraron en la sala del trono. A pesar del nombre, tenía bastante poco de regio. La sala era grande, dividida en tres alas separadas por pilares de madera intercalados, con la central siendo el triple de ancha que las de los laterales. En estas se podía ver a sirvientes y soldados yendo de un lado a otro con premura, y varias puertas que llevaban a otras estancias. Más guardias, estos llevando hachas en vez de lanzas, vigilaban sus movimientos.

Al final del ala central, sobre una pequeña tarima de madera, estaba el trono, una silla de alto respaldo hecha de madera. Una piel de oso estaba extendida en su totalidad bajo el asiento, desparramándose por los dos escalones que elevaban a los asientos sobre el resto. Al pie de la tarima, un viejo conocido, el enorme norteño del mandoble, montaba guardia.

Sobre la tarima, sentada en un pequeño asiento acolchado, estaba sentada la reina de Odrin, con los brazos cruzados sobre su regazo. Se trataba de una mujer alta, vestida al estilo norteño pero con ropajes de una calidad que sin duda no se habían visto en siglos en aquellas tierras. Sus cabellos rubios y lisos le llegaban hasta los senos, con dos trenzas que caían desde su cabeza sujetas con pequeños abalorios de oro, y una elaborada diadema del mismo material sobre la frente.

- ¿Quiénes son estos? - preguntó al ver la comitiva que acompañaba a Syndra, para luego dirigirse a esta - Tengo poco tiempo para audiencias. Supongo que lo habréis visto, pero tengo una guerra en marcha que atender.

Notas de juego

El siguiente turno será el último del capítulo I.

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22/04/2019, 10:25
Arahan

Se lamió los dedos con cierto vicio, saborear la sangre fresca de una presa, por pequeña que fuera, era algo casi divino. Para los de su pueblo, estar en comunión con la naturaleza era algo tan natural como respirar, una extensión más de su cuerpo, por ello, ese simple gesto para él, era más trascendental que lo obvio, degustar su sabor. Pero la conversación siguió y al final se logró quitar con el meñique el resto de cartilago que le quedó entre los dientes.

Pues ya has conocido al primero - respondió con cierta socarronería pero sin duda algo ya consiguió atraer su atención, haciendo que el silvano se levantará y escudriñara a la mujer que acababa de decir eso - ¿cómo? ¿fueron expulsados? - preguntó con una mezcla de incredulidad y alivio - joder - masculló - los estaba buscando, cuando regresé al poblado ya no quedaba nadie. Sabía que al menos ahí no habían sido atacados, pero no podía hacerme una idea de a donde fueron - aquello era una gran noticia que su expresión corporal no reflejó - ¿sabes algo de ellos? ¿a donde fueron o lo que sea? - preguntó con más curiosidad que otra cosa, a esas gentes les debía mucho, fueron los que lo acogieron cuando no tenía donde ir. Suspiró con fuerza y entonces le llegó el ruido de las pesadas puertas cerrándose, se giró y vio el carro que se acercaba. Arahan se echó hacía atrás, preparado para lo que fuera, si ya le caían mal de base los de Odrin, tras saber lo que le pasó a sus vecinos, le dio más energías para odiarlos más.

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22/04/2019, 18:52
[Muerta] Syndra

En el momento en el que se dispuso a guiarles, la sombría escuchó las palabras de Duque respecto a los mercenarios viavenneses. No pudo evitar soltar una breve risilla, suponiendo que aquello era una idea que muchos podrían tener, principalmente porque era verdad que la mayoría de los viavenneses resaltaban por su habilidad en el mar, por encima de todo. Sin embargo, lo que había visto en aquella mujer, le hacía pensar que la guerrera debía de ser la oveja negra de Viavenna, ya que estaba casi segura de que su habilidad, combatiendo en tierra, sería sin duda remarcable, y lo mismo debería de ser el caso de sus hombres, si es que a Fiora le importaba el renombre de su banda de mercenarios. - Tienes razón. Hasta donde sabía... los viavenneses son ejemplares en el mar. Aunque creo que ésta compañía es... diferente al resto. Tal vez, luego, seas capaz de apreciar lo que quiero decir. - Comentó de manera tranquila, tras apreciar el gesto educado por parte del mercenario, suponiendo que, para ser un humano, y un hombre por encima de todo, no era tan malo como el resto. Era bueno saber que no todos eran unos bárbaros carentes de modales, como lo había demostrado el maldito curandero al cuestionarla durante aquella vez en la posada. - Aún así, me alegra escuchar eso. No es a mí a quien decepcionaras si no eres lo que esperaba... sino a mí Señora. Los hechiceros no nos inmiscuimos demasiado en asuntos tan... "terrenales" como la guerra, a menos que sea realmente necesario. - Le explicó, a medida que comenzaba caminar cogida de la mano de la silvana mientras que la otra mano permanecía sobre el pequeño saco de cuero, donde guardaba un libro negro de apariencia ordinaria.

Mientras caminaban, la elfa paseó su mirada por los alrededores, notando que quedaban algunos Buscasangres, a pesar de la falta de presencia de su líder, aquel norteño ignorante que Syndra tanto detestaba por las miradas que éste solía dedicarle. - Recuerden mostrar la educación debida frente a la reina. No será una hechicera pero eso no quiere decir que no pueda hacer que sus hombres se encarguen de que reciban lo que merecen por una falta clara de respeto. Además, siempre puede pedirme que utilice uno de mis hechizos... - Advirtió de manera neutral, como si no fuera algo que realmente deseara hacer, si bien no dudaría en hacerlo si eso equivalía a conservar su posición en aquel reino, en especial cuando deseaba un sitio tranquilo donde poder continuar sus estudios sin que nadie la molestara. Era también posible que la soberana estuviera de mal humor por lo que estaba por ocurrir fuera de las fortificaciones de su reino, por lo que era necesario tratarla de la manera más gentil posible, a menos que desearan molestarla con facilidad. Después de todo, era obvio que los nobles solían tener poca paciencia para esa clase de cosas, incluso si Mildred era una mujer inteligente que se había ganado el respeto de la hechicera, algo que no era fácil de lograr en alguien como Syndra, no cuando pertenecías a una de las razas inferiores. - Tan sólo limítense a presentarse, y hacer las preguntas apropiadas sobre la soldada, y la posibilidad de un pago por adelantado en el caso de que así lo deseen. - Les explicó sin mucho interés en aquel tema, sin detenerse a mirar a ninguno de los que la acompañaban hasta la "sala del trono". Si le agradaban o no a la reina, dependería principalmente de ellos, incluso si la hechicera había sido tan amable de presentarles.

Al llegar a la sala del trono, la elfa observó, sin sorpresa alguna en su expresión, cómo los sirvientes se movían de un lado a otro, producto, posiblemente, de lo cerca que estaba la guerra de sus puertas. En el trono, se encontraba la bella reina que la hechicera había decidido prestar su magia, si ésta así lo necesitaba. Lamentablemente, también se encontraba ese bastardo norteño que la sombría tanto detestaba, si bien era algo normal de esperar, ya que parecía que aquel salvaje ignorante era algo así como la mano ejecutora de la soberana. No obstante, al escuchar con atención las palabras de Mildred, la hechicera simplemente asintió, antes de dedicarle una sonrisa encantadora, como siempre solía hacer con aquellos que resultaban de su agrado, y en especial con aquella que había sido tan amable de ofrecerle un sitio donde vivir y continuar con su investigación. - Lo sé, mi Señora, si bien supuse que estaríais interesada en la posibilidad de adquirir más mercenarios a las fuerzas del reino. - Aclaró con total parsimonia, a medida que se hacía a un lado para permitir que sus invitados pudieran presentarse de manera individual si así lo deseaban. - La guerra está cerca, y creí que serían de utilidad. A ellas dos... las conocí durante mi viaje hacia éste magnífico lugar, aunque luego nos separamos en el camino. En cuanto a Aelirenn... - Se detuvo para mirar a la silvana un momento, dejando en claro a quién se refería. - Es la montaraz de la cual os hablé. Me ha informado que ha matado a la bestia que había atacado las aldeas. Supuse que estaríais interesada en escucharla. Le he prometido un lugar donde descansar, y comer, debido a la vez que me salvó de aquella criatura. - Se explicó con rapidez, esperando que la bella mujer estuviera complacida por su hallazgo, teniendo en cuenta que habían estado un poco decepcionada con el caso del espía. - No puedo asegurar que todos sean de confianza o utilidad, por lo que supuse que desearíais conocerles en persona antes de emplearles. - Aconsejó a la soberana, para luego optar por callarse, de modo que los presentes pudieran presentarse, y que la reina pudiera hacer las preguntas correspondientes.

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23/04/2019, 00:39
[Muerto] Korben

Desde la irrupción de Syndra, todos menos Duque parecían nerviosos, estaba claro que la elfa había roto el devenir de los acontecimientos. Era un efecto que tenían todos los hechiceros. Por azar o por destino iban a encontrarse con la reina, algo que de un modo u otro habían estado esperando.

Para Korben, éste era el culmen de su viaje, muchas veces había recreado cómo sería este momento, el motivo de su llegada al norte. Curiosamente no estaba nervioso, más bien lo contrario, empezaba a sentirse vivo de nuevo, algo volvía a fluir por sus venas. Habían sido muchos años en tabernas, sin tener una pista, ahogando su vida en alcohol... hasta que un mal paso le dio sentido a todo.

Y todo terminaría pronto.

Sus dos nuevas compañeras parecían compartir algo que él llevaba en la mirada, ese halo que solo el que busca algo posée. El anhelo de algo que debe ser resuelto. El resto parecía moverse por dinero o estatus... sin embargo no habia reparado del todo en la silvana hasta entonces, parecía asustada, como si ocultara algo. Un rictus de miedo aparecía de vez en cuando en su rostro, acompañado de un nerviosismo silencioso. ¿Quién sería esa mujer a la que el resto conocía?

El camino se hacía cada vez más lento, el tiempo se detenía. Vieron a los guardias que poco antes los habían apremiado a ir al frente, y recorrieron la tercera colina más allá de donde habían llegado hasta ahora.

Pero todo se fue velando a medida que avanzaban, todos los pensamientos que había guardado estos años afloraron de golpe, como un torrente que arrasaba cualquier otra cosa. Antes de que llegaran sospesó cada una de sus ideas, y cada una tenía sentido, empezaron a hacerse tangibles y materiales. Y de golpe su mente se aclaró, estaban en el salón del trono, una algarabía de gentes iban y venían a todos lados, Syndra había dicho unas palabras confusas para él mientras regresaba a la realidad y frente a sí estaba Mildred, la dama de Odrin.

Miles de sentimientos se cruzaron, pero uno imperaba. Lizeth. Ese nombre se repetía una y otra vez en su mente. Y ese nombre hoy sería recordado.

Se inclinó ante la dama.

- Permitidme presentarme, mi nombre es Daïriniel Ainur, - no entendía por qué Syndra lo había llamado Korben tras escuchar su nombre completo, no tenía sentido quedarse con una parte sin conocerlo de antemano, - y como dijo mi compañero al llegar a la ciudad, - señaló a Duque,- formamos parte de los Cuervos Negros. Ya tuvimos un encuentro con el rey por ello, así que es lógico que su majestad haya escuchado sobre nosotros. - No tenía sentido ocultar algo así, porque sin duda la reina tendría más oídos que su marido, y si él los había hecho llamar por ello ella no solo estaría al tanto sino que sabría el nombre de cualquier compañía que pululase por la ciudad.

Lo que no iba a hacer era tomarla por tonta. Nada de lo que diría sería trivial porque sin duda estaría por encima de vanalidades, pero tampoco iba a olvidar matices que pudieran hacerle perder la confianza en ellos.

- Estamos en vuestro reino para ayudaros en esta... - hizo una pausa pensando el término concreto- digamos frugal guerra porque es muy posible que no dure más allá de esta noche, la ciudad cuenta con miles de tropas, que no solo están acabando con la paciencia de vuestro pueblo sino también con vuestros abastecimientos. - No quiso hacer mención a sus arcas.

- Con buen criterio vuestra hechicera personal - miró a Syndra- ha creído conveniente traernos a vuestra presencia.

- Nosotros mismos fuimos acusados hace bien poco de espías por vuestro diligente marido, - estas últimas palabras no sonaron del todo cordiales, pero trató de mantener el tono neutro, - pero la situación fue aclarada y nos dirigíamos fuera de la ciudad para participar en la batalla, justo en el momento en el que Penda y Cregan aparecieron y vuestros capitanes lanzaron la alarma.

- Es por tanto que estamos a vuestro servicio, y esperamos vuestro favor, si os place concederlo.

No se levantó, esperó respetuosamente a que alguno de sus compañeros hablase o ella le ordenase hacerlo.

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23/04/2019, 01:29
[Muerto] Korben
Sólo para el director

Notas de juego

Edito: Me lo ha aclarado Syndra en el Off-topic

A ver.. yo di un nombre falso para que no llegase el mío a la reina (obviamente incluí lo de Korben para hacerlo creíble ante mis compañeros). Lo que no entiendo es como Syndra, sin haber escuchado el mío antes dijo.. Korben.

Pero bueno, no sé si es deje de jugador-personaje... lo que sabe uno sabe otro, como pasa a veces, que bueno...

O si es un hechizo, etc..

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Otra cosa... me inclino primero ante ella para poder bajar la cabeza y que no me reconozca, actuando de modo cordial para evitar sospechas, somos muchos y Mildred tendrá que estar pendiente de muchas cosas.

Lo que si me gustaría es echar un ojo a sus defensas, para ver si merece la pena aprovechar la oportunidad y atacar más adelante en esta situación o esperar. No sé si Percepción o hay indicios a la vista.

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24/04/2019, 14:30
Duque de Montalbo

Duque, el cual cerraba la marcha optó por otro tipo de acercamiento. Por lo poco que sabía Mildred era la reina de Odrin, quien en realidad llevaba las riendas del reino, por tanto con ella si que convenía ser ceremonial. El mercenario dio un paso al lado al entrar en la sala del trono para aflojarse el cinto de armas y ofrecérselo a uno de los soldados que custodiaban la cámara, luego con una pequeña llamada de atención Max se pegó a su pierna izquierda y ambos avanzaron juntos rodeando a sus compañeras solocándose tras Korben un poco a su derecha. Allí permaneció un instante en pie para dejarse ver, mientras se quitaba el casco para luego hincar la rodilla agachando la cabeza ante Mildred.-“Con el águila sobre el corazón rindo esta victoria a mi señor por el salario acordado. Ni llaves, ni honores, ni colores guían ni juicio pues mi espada es mi vida y mi palabra mi honra.”- con voz solemne el Lucerano recitó el lema de su patria como presentación.-Os agradezco humildemente ser recibido por vos en persona Lady Mildred, y agradezco enormemente la deferencia que me ha dado vuestro ilustre consejera. Soy Duque de Montalbo y he viajado hasta aquí para poner mi hoja a vuestro servicio, cierto es que vuestros hombres dudaron de mis intenciones al verle viajar en solitario, los Cuervos Negros no fue más que el ardid de un hombre decidido que quiere ganarse honradamente una buena soldada. No hay nadie mejor en el arte de la guerra que los hijos de Lucere y si su majestad lo estima adecuado, me conformaría con una pieza de cobra más de lo que cobren los Viavenneses; que no se diga que un hijo de Lucere cobra menos que otros. Si al acabar las lides no estáis conforme con mis servicios gustoso os la devolveré, tal es mi confianza en mis aptitudes y en las de mi fiel compañero; dejadnos pues serviros a vos y los vuestros con el mismo celo.-mientras hablaba e había quitado los guantes y bajo uno de ellos se entreveía un gastado anillo de plata con un viejo sello.-Una vez os confíe mi sello, ya nada podrá quebrar mi celo para con vuestras ordenes, tal es la encomiendo de los de mi tierra. Así pues responderé ante vos para cuanto hayáis de menester, por mi persona y por aquellos que estiméis que deban seguirme en mis cometidos.-al terminar el mercenario se levantó y retrocedió tres pasos esperando que sus compañeras pasasen delante. El perro viejo había dejado las cosas claras de la manera más gentil posible, una canción repetida una y mil veces a lo largo de una vida de conflictos. Cobraría como el que más y respondería por él y por sus hombres al cargo, dejando entrever que sus compañeros no eran sus hombres. A no ser que la reina así lo estimase.

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24/04/2019, 21:06
Yriel Alessar

¿Expulsados? Ciertamente no se trataba del mismo poblado que ellos habían visitado y en cierto modo era un gran alivio.

- Dentro de lo que cabe han tenido suerte.

Dijo escuetamente al elfo, pues aunque debía de ser una tragedia abandonar el hogar de uno, peor habría sido al grave peligro que suponía aquél cambiaformas. Y por otra parte estaban los buscasangres, a quienes no podía olvidar pues cada pocos pasos el dolor de su herida le hacía pensar en ellos.

Hizo un leve encojimiento de hombros. Se estaban perdiendo algo en alguna parte, dado el abrupto clamor por la batalla entonado desde Odrin. Al mirar en aquella dirección pudo ver que Wade estaba volviendo.

- Todo indica que no te permitieron la entrada.

Enarcó una ceja, pensando que tenía que haber sido lo que sucedió. ¿Cómo si no estaba de vuelta con ellos? Odrin estaba completamente falto de cordura a tener de las pistas que iban recogiendo. Todo indicaba que la guerra estaba por recrudecerse.

- Ven con nosotros si quieres, te presentaremos a nuestros amigos.

Ahora Gwyl y él andaban acompañados por un exótico elfo, cinco humanos y un orco.

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24/04/2019, 23:22
Erin

En silencio, Erin siguió a Syndra, atravesando las mismas calles embarradas por las que un momento antes habían bajado a toda prisa.

Le resultó extraña la sensación: en la bajada, cuando estaba convencida de dirigirse hacia una batalla, no estaba tan intranquila como ahora.

Hacía frío mientras subían por la escalinata de madera, y, desde allí, la Torre del Homenaje le resultaba ominosa. Al llegar a sus pies, contuvo el aliento mientras el portón de madera se quejaba al abrirse.

A Erin le extrañó lo que dijo la elfa oscura: ¿acaso la Reina misma no era una hechicera?  Aquello había sido lo que Erin había escuchado sobre aquella misteriosa mujer, desde esa posada ya tan lejana en la que Syndra y ella se conocieron; pero ahora ya no sabía a qué atenerse. De cualquier manera, pronto lo podría comprobar por sí misma.

En el pasillo, Erin alzó la vista para observar los matacanes.

 - Estamos en la boca del lobo. No saldremos con vida de aquí, a menos que ella quiera - se dijo.

La imagen de un lobo enorme, enseñando sus fauces, rodeándola con pasos taimados, hizo que la joven tuviera un escalofrío. Estar a merced de aquella mujer, a la que ni siquiera conocía aún, la llenaba de inquietud.

La habitación a la que Syndra les condujo era grande: lo bastante grande como para que Erin no pudiera sacudirse el frío de los huesos. Tardó un rato, distraída como estaba con el ajetreo de los sirvientes y los guardias, en darse cuenta de que, al fondo, estaba el trono. Y, sobre el trono, ella.

Decidida a no llamar la atención más de lo necesario, Erin mantuvo su mirada baja, aunque no pudo evitar fijarse en las piezas de oro que adornaban los cabellos de la Reina. Se le ocurrió que esa mujer del Sur se vestía como una norteña, aunque hubiera llegado para cambiar el Norte... quizá para siempre. Pero, no queriendo cruzar su mirada con ella, la joven apartó la vista, esperando a que sus acompañantes hablasen primero.

La presentación y las explicaciones de Korben le parecieron correctas, aunque el comentario acerca del Rey sobresaltó a Erin. Pero aquello no era nada en comparación con lo que todavía estaba por llegar. Cuando el lucerano explicó que los Cuervos Negros habían sido un engaño, a Erin se le dio la vuelta el estómago, y palideció. No se lo podía creer: aquel hombre acababa de descubrirles a todos como unos farsantes, y, aún peor, había dejado a Korben como un mentiroso.

 - Decidido: en cuanto salgamos de aquí, pienso perder de vista a este bocazas - se dijo - Si es que salimos de aquí...
 
Erin levantó la vista, para fijarse en la reacción de Mildred (ahora, por fin, sabía el nombre de aquella extraña mujer). En sus labios, de los que podría salir una palabra que la condenase. En la boca del lobo.

En ese momento, recordó una voz que no era la suya, diciendo algo que no era lo que en realidad había dicho: los recuerdos podían ser así de tramposos; ¿sería eso a lo que se refería Breann, cuando hablaba de humo y de ilusiones?

 - A los lobos se les puede vencer, Erika.
 
Erin tomó aire, y suspiró, quizá demasiado fuerte. Levantó la cabeza.

 - Lo sé - se dijo - Sé que se puede vencer a los lobos.

 

Esperando a ver qué decía Mildred, Erin permaneció en silencio, con las manos en el regazo.

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24/04/2019, 23:25
Erin

Notas de juego

¿Tiene Mildred el Talento?

GM: Nope, lo de bruja al final eran habladurías