Partida Rol por web

Avancé con una ceja levantada y las manos sobre las empuñaduras de las espadas, alerta, pero sin desenvainarlas. Dejé que todos los demás pasaran primero y entré la última, comprobando cómo cerraban la puerta, qué sistema de cerradura o cerrojo tenían. Además observé a mi alrededor mientras avanzábamos todo el camino hasta allí abajo. Miré a las ventanas, a los monjes junto a los que pasábamos, a las puertas y pasillos. Todo. Quería acordarme de cada detalle, no sólo para tratar de descubrir algo inusual, sino también para recabar cada detalle en mi memoria, por si acaso. Sin embargo, no sólo no fui capaz de no descubrir nada que me llamara la atención sino que además, acostumbrada como estaba a los lugares sencillos del norte, aquel sitio me pareció un completo laberinto y acabé por desistir en esa tarea... tendría que confiar en mis compañeros para aquello...*

Dejé que hablara don Carlos, siempre políticamente correcto. Pero me adelanté para apoyarlo.

-Mi nombre es Maeve Woden -dije después de que él terminara, inclinando levemente la cabeza a modo de saludo-; como ha dicho mi compañero, os traemos un mensaje que debíamos haceros llegar a vos en persona. 

Eché entonces un breve vistazo a mis compañeros**.

La novicia se adentró en el templo cuando el monje le permitio. “Muchas gracias.” Agradeció antes de quedarse en un segundo plano escuchando  Mientras los demás hablan ella escucho las palabras de Águeda, a quien habia dejado de considerar solo una acompañante y empezaba a ver como una amiga por lo que asentí a sus palabras. “Estare alerta.” Le devolvió dejándose tomar y dándole una media sonrisa.

Finalmente cuando volvieron a moverse tras dejarle en claro sus objetivos al monje. Hasta unas catacumbas que no hacían mas que darle una mala sensación ya que recordaba como habían sido encerrados antes.

Cuando llegaron ante Japheth hubo una gran cantidad de sentimiento en su interior, pero el mayor fue una desconfianza y temor por cualquier crueldad que pudiera hacerles. “Mi nombre es Imara.” Se presento educadamente. “No se si es posible, pero me gustaría saber que relación tiene con estos monjes. ¿Cómo es que lo refugian?” pregunto no pudiendo contener su curiosidad y en parte queriendo saber si era posible seguir una vida religiosa luego que le dijieran varias veces que ese lado estaba prohibido para ellos.

Las palabras de Imara me hicieron pensar... recordaba algo que me habían explicado cuando me Abrazaron. El hombre aquel del nombre raro y largo nos había contado varias cosas sobre este oscuro mundo, en general... y también nos había hablado de algunos cainitas que habían... ¿trascendido? todo aquello... no sabía cuál era la palabra correcta, pero me habían contado sobre unos que habían logrado alcanzar la luz y que estaban muy por encima de todos los demás. O al menos eso decían las leyendas. ¿Sería aquel uno de esos iluminados? ¿Uno de aquellos elevados?...

¿Para qué habían trazado un plan? Se preguntó mientras veía entrar a los demás, podían haber declarado sus intenciones desde el principio y hubieran quedado de sinceros...ahora parecían mentirosos o desconfiados. Siguió al monje y sus compañeros hacia las catacumbas del monasterio extrañamente tranquilo, en cuestión de semanas había sido secuestrado, puesto a prueba, muerto, revivido, capturado, amenazado,....no sabía qué le quedaba por pasar pero casi sentía curiosidad.

Encontraron lo que parecía otro monje pero algo en él irradiaba poder, se presentó como el vampiro al que Giovanni y sus conjuros querían matar, nada temía de ellos si los recibía tan abiertamente.

Miro al monje mientras algunos del grupo comienzan a hablarle. 

Tiene que ser una farsa.. seguro.. no puede ser.. que alguien.. así.. decida recluirse aquí sin más motivo que la oración y el deber con Dios.. tiene que haber algo más.. tiene que estar pasando algo por aquí.. 

A medida que transcurren los acontecimientos me reafirmo en lo poco que  me agrada que las cosas no salgan como hemos pensado. Podíamos habernos refugiado en el monasterio y tal vez hubiéramos tenido algo de tiempo para investigar.. echar un vistazo. Nunca se sabe cuando va a estallar algo..

Desconfiado, me mantengo alerta.

Según vamos recorriendo el monasterio mis ojos no pierden detalle del lugar. Más que por memorizar el sitio ante una posible huída, por la decoración y todos los recuerdos que aquellas paredes hacían volver a mi mente. Nunca había estado en aquel, pero todos los monasterios tenían el mismo tipo de encanto.

La presentación de aquel monje frente al que estábamos, no me dejó fría. - Águeda Valverde. -Musité tras mis compañeros de forma automática, y con una leve inclinación de cabeza. No sabía cómo sentirme. Sentía miedo, pero también fascinación. ¿Era algún tipo de trampa? ¿Era él realmente? ¿Qué hacía allí? ¿Era posible? Por suerte, Imara hizo la pregunta perfecta. Su respuesta podía cambiar muchas cosas para ella y para mi.

Entregáis el mensaje y el vampiro comienza a leer la misiva. Mientras lo hace, veis como su rostro comienza a cambiar mostrando que no está muy contento con lo que lee. Tras finalizar, os mira y frunce el ceño:

Debo buscar sabiduría. Comulgaré con mi padre- los ojos del Capadocio giran hacia arriba, y el resplandor de la habitación se vuelve más brillante. Tras unos segundos, vuelve ha hablar:

Deberéis llevar a Giovanni ante mi preséncia dentro de una semana- calla durante unos segundos y añade- mi padre quiere hablar con vosotros.

Un resplandor emana de la silla del centro, y aparece un hombre de largo pelo y barba, con una presencia luminosa y traslúcida, que luce un hábito de monje de color blanco y una beatifica sonrisa. El recién llegado habla con una voz fuerte pero amable:

Bienvenidos, hijos míos. Soy quien una vez fue Cappadocius. Soy el Hijo de todos los Vástagos. Aliviad vuestros corazones conmigo. 

Parece que ya hemos terminado. El viejo quiere que traigamos a Giovanni frente a él. Perfecto. Sencillo. Realizable.

Es entonces cuando habla de su padre... et facta est lux

El resplandor invade la estancia y miro hacia los lados tratando de buscar una explicación. Entonces aparece un hombre y mi mente colapsa.

¿Jesucristo?????????¿¿¿¿ no.. no puede serlo.. dice que es de los nuestros...

Es todo demasiado extraño. Nada que ver con lo estudiado en los libros u oído al Padre Vasily en sus interminables clases.

Miro a mis compañeros confiando en que alguno de ellos supiera cómo proceder.

Capadocius.

Este señor parece radiar PAZ. Si antes me pregunté si habia algunos de entre los vampiros que podían mantenerse cerca del Altísimo, este señor parece que refleja su luz. Una serenidad, y su forma de abrirse ería peculiar entre mortales.
Y recordemos que nuestra vida como vástagos se ha limitado a "Os queremos matar y/o usar"!

Que alguien simplemente quiera HABLARNOS me parece un cambio tan drástico como agradable

"¿Hijo de tódos los vastagos? Ciertamente, aun no conozco mucho sobre la política y la sociedad de Los Nuestros ¿A que se refiere?" confieso intrigado

Estaba harta de tanta cháchara. Me adelanté unos pasos y carraspeé, para llamar la atención de ambos Capadocios. 

-Disculpad mi intromisión... -comencé, tratando de no sonar maleducada en aquella lengua que no era la mía- pero no tengo ni la más remota idea de qué estáis hablando. Ni vengo de las mismas tierras que mis compañeros, ni tengo las mismas costumbres, ni, por supuesto, las mismas creencias. Así que no entiendo muy bien por qué algunos de ellos os miran con los ojos como platos. Pero lo que yo veo es lo siguiente y, ante todo, quiero recalcar que no pretendo ofender a nadie, sólo expongo hechos: hemos sido engañados, convertidos en lo que somos en contra de nuestra voluntad y dejados a merced de otros más poderosos para hacer de señuelo; hemos sido secuestrados, encerrados, golpeados y vilipendiados. Hemos sido utilizados por uno y otro bando de una guerra que ni siquiera comprendemos para sus fines simplemente porque ambos bandos podían acabar con nuestras vidas si nos negábamos. Hemos perdido amigos y compañeros en los pocos días en los que esto nos ha sucedido y hemos sido enviados aquí, a entregaros una carta, sin saber quién sois, sin saber siquiera qué dice en la carta. Y hemos visto la cara que habéis puesto cuando habéis leído dicha carta cuyo contenido, repito, desconocemos. 

Me aclaré la garganta y cogí aire, dejando que ambas figuras lucientes asimilaran todo lo que nos había pasado en tan poco tiempo. 

-Tengo entendido que existen vástagos como nosotros que han alcanzado la iluminación... o al menos eso me han contado. Y parece que vosotros lo sois. Sin embargo, toda esta historia comenzó para todos nosotros con un simple engaño. Parecía una cosa. Fue otra. Así que disculpad mi descortesía, pero ya no confío en nadie... por mucho que brilléis. ¿Y nos estáis pidiendo ni más ni menos que traigamos a Giovanni aquí? -terminó, con una expresión de incredulidad en el rostro- sin ánimo de ofender... no creo que eso vaya a ser posible. Ni siquiera sabemos qué mierdas estamos haciendo nosotros aquí, o a quién tenemos que deberle lealtad... es más, ¡ni siquiera sabemos si existe alguien a quien realmente le preocupemos y no sólo nos quiera utilizar como moneda de cambio! ¡Dritt! -terminé maldiciendo, exasperada.

No tenía mucha idea de cómo les sentaría aquello. Esperaba que no muy mal, porque había tratado de dejar claro que no pretendía ofender ni disgustar a nadie sino, simplemente, exponer lo que nos estaba sucediendo, pero igual me había exaltado un poquito...

Eso sí, me había quedado a gusto.

Mabuz no tuvo tiempo de reaccionar, la explosión de Maeve resumía el malestar de todos sin embargo no sabía si este tal Capadocius tendría el mismo talante que Giovanni o Hardestadt...quizás no estaría de más reducir un poco la tensión del momento: Disculpad el tono de mi compañera, dijo colocándose al lado de la mujer, hemos pasado por duras pruebas estos días y recibido solo golpes, desconfianza y amenazas....os estaríamos muy agradecidos si tuvierais a bien explicarnos lo que está pasando.

Me volví de golpe hacia mi compañero.
-No necesito que nadie hable por mí Mabuz y estoy harta de pedir disculpas y de seguir dejando que me ninguneen; ya tuve suficiente de pequeña. Si tengo que morir aquí, que así sea, pero ya me he cansado de que nos utilicen como marionetas sin que nosotros sepamos nada de lo que está sucediendo.
Entonces sentí una punzada de culpabilidad.
-Eso sí, si llega a ser ese el caso, os ruego no la toméis con mis compañeros, ellos no tienen la culpa de que les haya tocado una compañera como yo...

Imara se había quedado pacientemente esperando la respuesta a su pregunta, aunque al parecer la carta habia distraído al hombre de los cuestionamientos de sus compañeros y ellas. Entonces fue cuando convoco a otro ser totalmente diferente a él. Los ojos de Imara se abrieron como platos mientras sus mejillas se ponían coloradas ante el nerviosismo que le otorgaba esa presencia.

Su voz le hizo bajar rápidamente su mirada apenada con lo que era ella. No sabia que decir y por eso dejaba a sus compañeros que hablaran aunque sus ojos terminaron enfocándose en Maeve cuando largo aquellas palabras. Si aun estuviera viva su corazón habría empezado a latir con fuerza por el miedo, nervios y enojo que le habia generado todo eso. 

“Pero…pero él no es el Giovanni, ni el conde. El señor Cappadocius es muy diferente.” Fue lo poco que pudo responderle a Maeve defendiendo a quien aun no conocía mas alla de la presencia que emanaba a todos ellos.

Japehth se dispone a intervenir ante aquella forma de hablar de Maeve, pero Capadocius hace un mero gesto con su mano y se detiene. Aquel "hombre" no parece molesto por el tono y las palabras de la mujer, todo lo contrario. Simplemente, sonríe de forma cálida y amable. 

Nacisteis en un engaño y habéis sufrido por ello, y en el engaño os seguís moviendo, pero aprenderéis que, desgraciadamente, este estado es en el que nos movemos los seres como nosotros- dice. Su mirada se dirige esta vez hacia Maeve- tus palabras muestran cierta sabiduría, pero aún así y todo, comprender todas estas cosas exige una sabiduría superior a la que poseéis.

Necesitáis las enseñanzas del Libro de Nod. Tener sabiduría es tener vida más allá de la vida; carecer de ella es perecer incluso en vida- de nuevo os sonríe con la placidez del que esta por encima de todo lo que predica

¿Deseáis alcanzar esta sabiduría?

Maeve es una GUERRERA. En toda su expresión. Y lo cierto es que hasta me ha dado miedo cuando le ha ladrado enfurecida al buen Capadocius. Temia por ella, temia por nosotros. Y en vez de eso, este hombre ni se amedrenta ni monta en cólera: Al contratio, filosóficamente alaba sus exitos y señala sus fracasos.
¡Ojalá ESTE hubiera sido mi Sire, en vez de Casmir!

"Mas ¿Cuando estamos seguros de que es verdadera sabiduría? ¿Como podemos saber que no es un engaño más de nuestros sentidos? Tan solo anoche me enseñaron a "Ver" mejor. Pero estoy convencido de que sólo me enseñaron a descorrer una de las muchas cortinas que cubren la visión"
"Crecí leyendo a Platón y a Aristóletes, pero hoy veo que apenas gateaban en por un camino infinito. Así pues, háblenos mas. Háblenos de Esa Sabiduría ¡Por favor!"

¿Qué me está sucediendo...? ¿Por qué lo creo? ¿Por qué necesito creerlo? No me ha dado ninguna prueba... no me ha dicho nada... ¡Odín! ¿Qué me sucede?

Miro a Capadocius fijamente, le sostengo la mirada mientras me habla y en ella no veo rastro de engaño. ¿Puede ser? Pero todos sabemos que en este mundo en el que hemos entrado, todos saben mentir muy bien... 

No puedo evitarlo. Aún sin pruebas, aún sin ninguna demostración: le creo.

Pero no puedo creerlo, no puedo... ¿Qué me pasa? ¿Que si quiero? ¿Que si lo deseo? Pues claro que sí... como todos... Deseo alcanzar esa sabiduría...

Mis pies dan un paso, imperceptible, hacia la figura luminosa. Pero me detengo... ¿Por qué? ¿Por qué no puedo simplemente creer? ¿Que si lo deseo? Sí... pero aún no soy capaz de responder en voz alta...

Se alivió al ver como el hombre a pesar del tono de la guerrera respondía con un tono amistoso. Escuchando sus palabras con atención, sintiendo cierta lamentación cuando le hablo que ahora la mentira seria su forma de moverse e intrigada cuando hablo del libro de Nod aunque algo extraña que no hablara de la biblia.

Cuando Don Carlos termino de hablar afirmo con él. “Si a mi también me gustaría conocer esa Sabiduria. Pero… ” Comenzó sintiéndose algo mal en cambiar de nuevo el tema. “También me gustaría que respondira las palabras de la señorita Maeva.” Dijo dando una mirada de costado a la guerrera.

“Yo creo que usted quiere ayudarnos y comprendo que lo quiera hacer a partir del Libro que usted menciona. Pero tambien necesitamos saber de la carta que recibió, de que es lo que pasa entre usted y el Giovanni, junto en como haremos para cumplir lo que nos pide sobre traerlo hasta usted siendo tan débiles.” Empezó a decir juntando valor, pero en ningún momento elevando su voz sino permaneciendo en un tono muy educado mientras su mirada viajaba nerviosa por entre Capadocius y Japheth.

El hombre sonríe al ver que estáis dispuestos a escuchar por lo que prosigue, ignorando eso si, vuestros requerimientos de saber que pone en la carta:

Luchasteis con unos templarios que estaban dispuestos a acabar con vuestra vida sin dudarlo, pero vosotros os enfrentasteis a ellos con bravura y vencisteis. Pero lo más importante de todo es que fuísteis clementes, y al mostrar clemencia con vuestros enemigos, habéis probado ser dignos de la sabiduría. Aprenderéis. 

Os hace un gesto para que os sentéis a sus pies y prosigue con sus palabras:

Hay un antiguo cuento Malkavian: "Cuando hice un sacrificio de plantas y me alimenté de ellas, me elevé como un señor por encima de las plantas, hacia la divinidad. Cuando hice un sacrificio de animales y me alimenté de ellos, me elevé como un señor por encima de los animales, hacia la divinidad. Cuando hice un sacrificio de hombres y me alimenté de ellos, me elevé como un señor por encima de los hombres, hacia la divinidad."

Los Malkavian saben más de estas vitales materias que el resto de los clanes. Comprenden que el espíritu se ha elevado de las plantas a los animales, y de éstos al hombre después a los vástagos. No estamos malditos por Dios, sino que nos ha bendecido con la vida eterna.

Calla durante un segundo y después prosigue:

Sabéis que nuestro Salvador dijo: "Quien coma mi carne y beba mi sangre vivirá en mí, y yo en él" y "Quien coma mi carne y beba mi sangre tendrá la vida eterna, y yo le alzaré el día final" ¿Pero sabéis también que el evangelio de San Lucas dice de nuestro salvador? "Y estando en la agonía rezó sinceramente, y su sudor era como grandes gotas de sangre cayendo a tierra" Sangre por sudor, como vosotros tenéis sangre por sudor. ¿Qué decís a estos prodigios?