Partida Rol por web

La idea de esta escena es escribir posibles conversaciones pendientes que no os haya dado tiempo a terminar -no va a ser lo habitual, pero la dejo por si acaso-. 

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

-No sé... no estoy muy segura -respondí, aún dudando-; no es que dude de tus palabras, es decir, para ellos yo soy "hereje", mis dioses no tienen nada que ver con los suyos y no sería la primera vez que veo cómo se escandalizan por nimiedades -esbocé una sonrisa pícara-, no me refiero a mí misma, por supuesto, yo también soy una mujer pura y casta... jijiji

Me quedé mirando al horizonte un momento.

-No, fue más bien una sensación... -continué- sus palabras no fueron las típicas de curas escandalizados y no me dio buena espina, para nada... y mi instinto suele funcionar bastante bien. Aún así, tus palabras me tranquilizan un poco... en fin, maña se verá. Voy a subir a descansar -sonreí finalmente.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

"Signorina... Vaya, sus rasgos y acento bien parecen castellanos ¿O quizá es usted también Italiana?"

"Disculpe, parece que haya dejado mis modales donde mi equipaje. Soy Carlos Larraz, soldado de la causa divina, y de vuelta de acompañar a mi señor de las cruzadas"

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

La novicia abrio los ojos sorprendida con las palabras del señor, aunque bajo la mirada con algo de timidez. "No sabria decirle mi señor. No conoci mi madre..." confeso luego de un tiempo callada. "Mi superiora tambien me felicito por mi fluides con el italiano, aunque nunca habia pensado que se debiera a mi posible procedencia." comento levantando su mirada con tranquilidad como queriendo dejar detras aquellos tristes pensamientos.

"Oh, no se disculpe ya se habia presentado mi señor." le devolvio sonriendo amablemente.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Tras la confesión de Imara, apoyé mi mano sobre su hombro, suavemente, tratando de transmitirle apoyo.

- Estoy segura de que Dios te devolverá todo el dolor que supuso su pérdida en forma de alegrías. -Aunque no la hubiese conocido seguramente encontrarse sin madre habría sido un golpe duro para ella, al menos para mí misma seguro que lo sería.
 

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Me dirijo a la joven Alicia

"¿Y usted?"

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Soy Alicia- responde la mujer con cierta timidez- un placer conoceros. En mi caso soy solo una mera viajera invitada por el señor Giovanni a su encuentro. No esperaba encontrar a mas invitados y menos aquí. 

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Sonrio agradecida, mientras apoyaba su mano en la de ella. "Ojala sea asi Águeda..." dijo y parecio que le diria algo mas pero se silencio a si misma cuando Carlos cambio el enfoque de la conversacion.

"Un placer Alicia." saludo amistosamente para darle algo de confianza. "Entonces nos encontramos en la misma circustancia..." comento con una media sonrisa, sin saber que mas decir de la misteriosa invitacion. "No resulta algo peligroso ser una viajera solitaria?" pregunto curiosa de como una mujer podia darse aquel gusto de viajar.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

"Je, Signorina Imara, disculpeme por mi sonrisa, pero el asunto de que sea peligroso para una mujer viajar sola... bueno, es un tanto ver la paja en ojo ajeno: Las vuesas mercedes, doña Águeda y doña Imara, habeis recorrido el viaje solas también."

Si veo que no pide una ración de estofado, la invito a cenar. Tendré que acortar gastos, pero no puedo comer en presencia de un hambriento.

"Y además, esa señora del cabello de fuego" digo señalando a Maeve "lleva varias espadas. Y parece más fuerte que la mayoría aquí en esta taberna ¡Creo que ella sola tendría menos problemas para defenderse que el resto de nosotros juntos!"

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

No he venido sola durante este viaje... al menos durante parte del mismo- responde Alicia- en cualquier caso, el viaje ha sido largo y agotador. Tenía ganas de llegar ya aquí y poder descansar del tedioso traqueteo. Aunque esperaba aquí encontrarme con algún criado o siervo de la familia Giovanni. ¿Han visto alguno por aquí?

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Se ruborizo un poco ante la correccion de Don carlos. "Si, tiene razon." respondio al tiempo que escuchaba las palabras de Alicia y sonreia. "Ah no, esta bien habia pensado otra cosa. Lo siento."

Observo de reojo a Maeve y asintio de acuerdo a las palabras de Carlos ya que ella tambien se imaginaba una situacion parecida en su cabeza. "No hay ninguno al parecer, lo que nos parecio raro a todos y lo estuvimos hablando antes que llegaras Alicia."

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

- Mi nombre es Águeda. -Contesté cuando Alicia se presentó, no creía haberle dicho mi nombre hasta el momento, y había sido un gran fallo por mi parte.- Perdonad que no lo dijera antes, pero todo este asunto es de lo más curioso. -En realidad, pensándolo en frío, tampoco lo era tanto. Aquella posada quedaba de camino a la mansión de Maese Giovanni, no era tan raro que nos encontrásemos todos allí si no pertenecíamos al lugar, pero por algún motivo, me resultaba interesante.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Se había quedo junto a Viridiana reconfortándola mientras se encontraba entristecida en el carruaje, por suerte poseía la ayuda de Aguera para esta asistencia. Se encontraba en silencio sonriendo con calma cada vez que la veía para levantarle el animo, por lo que se sorprendió cuando se levanto y se puso frente a Aguera preguntándole sobre la existencia del cielo.

Entonces poco después de la pregunta comenzó a contarles la historia de su esposo. Una historia bastante triste que dejaba claro el porqué de su comportamiento hace tan poco tiempo y dejaba claro que aun no lo habia superado. Se afligió con ella tomando sus hombro con delicadeza para que supiera que la acompañaba aun en su ultima pregunta.

“Los castigos con tanta crueldad nunca son merecidos y son actos de pura crueldad que ciertos hombres ejecutan sin moral alguna.” Respondio sintiéndose mal mientras pronunciaba cada palabra. Luego miro hacia fuera como el carruaje se movia.“No veo posible que el cochero se detenga o vaya a volver a la posada aunque se lo pidiéramos los cuatro…” refiriéndose a Aguera, Don Carlos, Viridiana y ella. “Lo siento fue por nuestra culpa que aceptaste seguir con este viaje, espero que puedas perdonarnos y esto no haga que te genere un odio contra nosotras.” Dijo con bastante vergüenza y pena a la mujer.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Lo siento fue por nuestra culpa que aceptaste seguir con este viaje, espero que puedas perdonarnos y esto no haga que te genere un odio contra nosotras.

 -No se preocupe Imara, ustedes no tienen la culpa de nada, al contrario, me han demostrado que puedo confiar en vosotras.- dije agradecida.- Sin embargo, conocer al mayordomo de los Giovanni no me ha trasmitido la misma confianza, no me fio de ese hombre y tampoco de Roderigo. Lo he estado pensando, y lo cierto es que no sé que hago aquí... no alcanzo a comprender cual es el motivo de la invitación de Giovanni, no sé a ustedes pero las explicaciones de Lothar solo aumentaron mi desconcierto. Reconozco que estoy muy sensible y espero estar equivocada en el juicio de mis impresiones, no debería haber prestado tanta atención a las palabras de aquel monje de la posada.- dije sincerándome y sintiéndome confundida por mis emociones al hacerlo.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Había escuchado atentamente cada una de sus palabras, apretando levemente sus manos cuando contaba las partes más difíciles de aquella historia. Pobre mujer. Ahora lo entendía todo.

- Claro que creo. -Le sonreí dulcemente.- Y no tema. Estoy segura de que el Señor se está haciendo cargo de vuestro esposo, de verdad. Dios siempre estará ahí para apoyarnos, aunque la persona no tenga fé, eso a él no le importa. -Mi sonrisa se desvaneció poco a poco al escuchar las intenciones de Viridiana.- Si soy sincera, aunque el cochero diese media vuelta, no creo que fuese una opción sensata. El maese Giovanni podría tomárselo a mal. Yo no me la jugaría. Anímese, ¿si? Es una simple cena, aprovéchela, coma lo que nos ofrece, que seguramente no podremos volver a catar algo así en nuestra vida, y en menos de lo que crea, estará camino de vuelta a casa.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Que si creía en el cielo... Aquella era una buena pregunta. En el inicio de mi camino en la vía eclesíastica, definitivamente habría dicho que sí, con los ojos cerrados y a pies juntillas, pero ahora... Aunque la respuesta no era un no rotundo, sí que me hacía plantearme muchas cosas.

Las imágenes de las hermanas copulando por los pasillos del monasterio italiano con sacerdotes y diáconos aparecían en mi mente como si estuviese viviendo de nuevo aquel momento. Habían llevado a cabo hechos que ni se les deberían haber pasado por la mente... si existiese un Dios, ¿no les castigaría? Muchos de ellos seguían tan campantes a sus anchas, y algunas incluso habían ascendido de rango. ¿Dónde estaba aquel castigo? ¿Y dónde estaba el castigo para todas aquellas acciones que la Iglesia encubría tras recibir jugosas sumas de dinero? Era todo un teatro. Era todo un juego de poder. ¿Pero cómo podía mostrar eso a la gente de a pie? ¿En qué me quedaría yo, si despotricaba contra la Iglesia? ¿De qué habrían servido los sacrificios de mi madre? Tenía que ascender, y si para ello tenía que lamer unas cuantas posaderas... y hacer creer que era la persona más devota del mundo, entonces así sería. Ya llegaría el día en el que yo tuviese la posición de poder, en la que yo me sentase frente al mundo.

La historia de Viridiana no me había sorprendido lo más mínimo. Estaba segura de que faltaban detalles, pero seguramente aquel hombre sí hubiese cometido un pecado muy común. El de estar donde no debía. Seguramente habría visto algo que no debía y aquellos curas tendrían que hacer todo lo posible porque no soltase prenda.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Nego con la cabeza. “No eres solo vos, nosotras también estamos desconcertadas con el comportamiento del mayordomo.” Afirmo dándole una mirada de reojo a Aguera. “Es como dice Aguera, en el convento de donde viene también me aconsejaron que no rechace esta invitación para no ofender al Señor Giovanni.”

Sonrio ante las palabras finales de Aguera que trataba de animar a la mujer. “Tambien es eso, una vez que hayamos terminado la cena no estamos obligados a quedarnos mas tiempo si resulta que el señor se parece a su mayordomo.” Comento con algo de optimismo. “Además finalmente sabrás junto al resto porque fuimos invitados de esta forma tan misteriosa a esta cena.” Comento aceptando como esa una de las razones por las que estaba siguiendo con todo este viaje. Ver lo que tramaba el noble y lo que podría llegar a pasar que nuestras familias recordarían.

Capítulo I. Escena 1- En compañía de extraños

Las palabras de ambas pese a sonar bastante tranquilizadoras realmente no calaron demasiado en mí, no tenía una visión tan optimista como la de las señoras, en cualquier caso agradecía sus palabras, el tacto de las señoras hicieron que no cundiese el pánico y la histeria en mi.

Me recliné en mi asiento, buscando una postura cómoda e intenté evadirme de mis fantasmas cerrando los ojos por unos instantes, intentando traer a mi mente pensamientos más positivos, necesitaba calmarme, no estaba sola en esto.

Suspiré y masajeé mis sienes, intentando alejar la incertidumbre que la cena con Claudius Giovanni me producía.- Intentaré dar una cabezadita, probablemente vea todo de otro modo si consigo relajarme, me disculpo por haberlas sobresaltado con mis arrebatos- dije para después intentar dormir en el carruaje durante el viaje, para resignarme inconscientemente a mi destino y reflexionar interiormente sobre todo lo que estaba aconteciendo por la invitación de los Giovanni.

Capítulo I- Escena 3- La cena está servida

Cubierto de cadenas, mientras camino por los pasillos del castillo Giovanni con la cabeza gacha, no puedo dejar de lamentarme, lamentarme por mi pésima suerte. Todos mis viajes se truncan al empezar, y mi fortuna va a peor. Ya ni siquiera me acompaña el latido de mi corazón

"¿Por qué? pienso ¿Por que YO? ¿Por que a mi?" es el rumiar que puebla mi mente.

Una parte mía, la parte más altruista, se lamenta en cambio por la suerte que han corrido Lucien y Alicia. Pero el lamento principal va para Ewald, quien está literalmente cayendose a pedazos. En algun momento reuno el coraje y grito "¡Este hombre se muere! ¡Se cae a trozos! ¿No teneis sangre en las venas? ¿No hay compasión para con otro hombre?"

Pero en esta situación, lo único que tengo es mi lamento, la ira y el rechinar de dientes.

Capítulo I- Escena 3- La cena está servida

Edwal , tras un duro esfuerzo logró articular un ligero susurro hacia Carlos:

- Señor Larraz, no pidáis por mi. Yo estoy condenado, aquella bruja me ha hecho algo que provoca esto. No hay nada que pueda hacer por mi.

Agradeciendo el detalle de Temujin se ayuda de su mano para incorporarse y buscar algo con lo que ocultar su rostro, pues en el rostro del resto puede ver lo horrendo que debe ser su aspecto. Las caras de sorpresa, repulsión y compasión de sus compañeros de desventuras le hacen ver que de cara al exterior su transformación ha de ser similar al dolor interno. Levantando la voz:

- Señor Temujin, ¿usted conocía a esa bruja?¿Qué es lo que me, ... perdón nos han hecho?