Partida Rol por web

A los pocos minutos de comenzar su paseo hasta la pensión Chief y Reba vieron aproximarse el coche de sus compañeros. Cliff había metido la guitarra desquintada en el maletero con una reverencia que no parecía casar con el estado de la misma y luego ambos se habían subido al vehículo para volver a la biblioteca.

Como el reencuentro tuvo lugar en un local de comida rápida que había en aquella calle decidieron que era un buen momento para sentarse, reponer fuerzas y poner su información en común. Tanto unos como otros habían encontrado viejos secretos de Greenwood que quizás era hora de poner al día.

—Bueno, ¿qué habéis conseguido? —preguntó Tony con la boca torcida, pero no dejó responder a sus compañeros— Nosotros hemos conseguido la puta guitarra de Johnson —se adelantó y se puso a hacer un bailecito ridículo como ritual de victoria.

—La puta guitarra de Robert Johnson —añadió Cliff ilusionado como un chaval que acababa de conocer a su ídolo—. Y no solo eso, hemos relacionado a ese tal Willis con algo llamado la Hermandad del Secreto. Creo que ese hilo es clave para relacionarlo todo. Supuestamente, la habitación donde encontramos la guitarra era la habitación donde Willis se alojaba siempre que venía a Greenwood. Y no eran pocas veces las que venía. Las últimas veces el pago era realizado por esos Hermanos del Secreto.

Cliff contó a Reba y a Chief sobre la aparición del fantasma de Johnson y cómo conectaba esa aparición con las canciones perdidas.

—¿Qué iba a hacer el fantasma de Johnson en la habitación de Willis si no? Tiene que estar relacionado. ¡Estoy seguro! ¿No os suena eso de la Hermandad del Secreto? Ardo en deseos de saber más de ellos.

- Pues la mala noticia es que en nuestras investigaciones de hemeroteca no hemos dado con demasiada información, y eso que hemos estado toda la puta mañana.- Se quejó Reba, aún siendo la primera y única culpable de que hubiesen ido con pies de plomo en sus pesquisas.- Nosotros también nos hemos topado con esa tal Hermandad del Secreto. Aparecen citados en la lápida de Josephine, que deberíamos visitar antes de irnos de una pastelera vez, pero al preguntarle a la bibliotecaria por esa camarilla, la tía se cerró en banda y nos dijo que no sabía nada sobre ellos ni sabía dónde podríamos encontrar más información. 

Mientras hablaba, miraba entre divertida y alucinada aquel esqueleto de guitarra depositado en el coche, sería la weapon of choice de Johnson pero no resultaba demasiado espectacular. sería imposible endosarle aquello hasta al perista más ingenuo del mundo pero tras las experiencias que todos estaban teniendo últimamente hasta se iba a creer que habían visto al fantasma del difunto. - Así que el puto fantasma de Johnson... ¿Le dejaron salir del infierno un rato solo para mear en la dirección en la que había dejado su guitarra para que la encontraseis?- Aquello cada vez parecía más un sueño vívido pasado de rosca que algo que tuviese cabida en el mundo que conocían. Mientras pensaba esto su vista se le fue hacía una esquina de su colcha que asomaba de una bolsa en el asiento trasero y se calló jurando para sus adentros. Esto le habría encantado a su abuela. 

No acababa de saber si necesitaba más drogas cuanto antes o si plantearse el ingresar en rehab cuando aquella ventura llegase a su fin.

- En la lápida no, en su esquela. - aclaró el Chief para que sus dos compañeros no pensaran que ya habían ido al cementerio. - Pero creo que un paseo para ver dicha lápida en persona será una buena forma de bajar el almuerzo, ¿no os parece?

Su voz tenía un tono distraido, como efectivamente estaba él mirando aquella guitarra expuesta frente a ellos.

- Está claro que una parte de su esencia quedó adherida a este objeto y no es la primera vez que lo vemos... - se acordó tanto del colgante como del apartamento y no pudo evitar un escalofrío.

- Le faltan las cuerdas... - dijo mientras pasaba la mano por encima, sin tocarla, siguiendo el camino donde deberían estar las cuerdas y miró a Cliff, recordando su reacción con la anterior guitarra de Johnson que habían tenido. - Igual también puedes tocar esta si le ponemos un juego nuevo.

Cliff observaba aquel esqueleto que había sido una guitarra en algún momento. Aunque le pusieran cuerdas afinarla sería toda una odisea, eso sin contar con que se desafinaría en cuanto tocase cualquier cosa.

No, aquello era una bonita reliquia y tenía un pasado poderoso, pero su futuro ya estaba más que perdido. Reconstruir esa guitarra conllevaría cambiarle por completo el alma¹ y perder cualquier esencia de Robert Johnson.

Cliff sonrió.

—Ya le he tenido en mis rodillas pero esta vez no ocurrió nada —bromeó—. Pero bueno, centrémonos. ¿Qué proponéis hacer ahora? Yo creo que habría que buscar algo de información sobre esa hermandad... pero no tengo muy claro por donde empezar a buscar. Aunque ahora me viene a la cabeza una de las cartas que nos dio Ace. Decía que había un tal "Gran Maestro" que salía en los periódicos con ese nombre. No se si este sitio tiene una hemeroteca para buscar algo sobre ese "Gran Maestro". A mi, sinceramente, me gustaría pasarme por lo que era la cantina de Alphonse... quizá reandando el camino aprendamos algo de él.

- Si, en este pueblo hay una maldita hemeroteca, en la biblioteca. Ahí es donde hemos pasado TOOOOOOOODA la mañana.- Comentó Reba rememorando la tediosa media jornada acompañada por el Chief y todos los papeles del mundo mundial.- Creo que lo mejor sería pasar por el cementerio a dar esa visitilla, la bibliotecaria no se mostró demasiado amistosa con nosotros al preguntar por la organización. Puede que incluso hayan manipulado la información guardada en sus archivos.

Chief asintió, un tanto apenado al saber que esa guitarra ya había colgado sus cuerdas y no parecía que fuese a guiarles a la siguiente etapa de su camino.

- Llamarle hemeroteca es un tanto generoso, más bien es un almacenamiento desordenado de periódicos. - aclaró a sus dos compañeros. - Y la bibliotecaria cambió el tono amable tan pronto Reba preguntó por la Hermandad y nos despachó rápidamente...

En ese momento, al decirlo en voz alta, reflexionó sobre esa despedida.

- Puede que no fuese por secretismo si no por vergüenza. He visto a gente actuar parecido con algún familiar que en su día pertenecía al Klan. - puede que solo estuviera buscando una justificación para la mujer, acostumbrado como estaba a buscar la bondad en las personas, pero prefería no obviarlo.

Señaló hacia donde estaba el cementerio.

- Yo quisiera ver la tumbra de Josephine antes de que oscureciera, pasando por una floristería de camino. - miró a Reba y a Tony, en vista de que Cliff tenía un destino en mente diferente. - El termino Gran Maestro parecía referirse a cuando Johnson estaba en Nashville*, ¿no?

—Lo que parece claro es que la presencia de la hermandad es fuerte en este lugar. Puede que todavía tengan cierta influencia aquí. Interesante...

Cliff se rascó el mentón, sacó su pipa y la encendió.

—Bien, ¿nos vemos luego en la cantina?

—Bueno, imagino que ver la lápida será un momento, y el transporte no es fácil con un solo coche... —dijo Tony— Vamos a pasar por la lápida, miramos lo que haya que mirar en el cementerio y tiramos para la cantina, ¿no? —añadió encogiendo un poco los hombros.

—Y digo yo... ¿No habrá un registro de clubes sociales o algo? —preguntó mientras se subían al coche— Lo mismo están registrados como algo así.

- Si no tenían tal cosa en la biblioteca quiero pensar que la tendrían en el ayuntamiento y no creo que abra por las tardes.- Comentó Reba, decidida a acompañar a Chief al cemneterio. Había oído que las lápidas tenían su propio idioma, que antiguamente se dejaban mensajes en forma de símbolos o palabras precisas en las lápidas. Incluso había leído en algún lado parte del significado de esos signos. No creía que fuesen a tener mucha suerte al respecto, peor quién sabía...

—Bien, pues vayamos al cementerio primero. No me gustan demasiado esos sitios —dijo moviendo los hombros como el que simula un escalofrío.

Las nubes de tormenta seguían amenazando el cielo veraniego. Los cuatro visitantes se detuvieron delante de la lápida que encontraron gracias a las indicaciones del encargado del lugar. Allí estaba la tumba de aquella mujer que había sido la abuela del malhallado Sugarman.

Josephine Scott
1914 - 1961
La muerte sólo es el principio

Era un curioso epitafio, no podían negarlo. Quizás se refería al milagro de la Vida Eterna o la Resurrección tras  el Juicio Final, pero sonaba un tanto extraño. Por lo demás la lápida no parecía tener nada de especial salvo el hecho de que había una jarra con flores frescas. Miraron alrededor para constatar si era algún tipo de servicio del cementerio pero otras lápidas que rodeaban a la de Josephine estaban descuidadas y sin flores.

- Supongo que el responsable del cementerio podrá indicarnos si sabe de la existencia de algún pariente de Josephine en el lugar. Puede que incluso sepa algo de la hermandad de marras. Voy a echar un vistazo a ver si lo localizo o alguien anda currando por aquí.- Comentó Reba comenzando a caminar a ritmo rápido por el camposanto en busca de algún alma que pareciese realizar labores en el lugar, esquivando a aquellos que parecían ir a llorar a sus muertos o a escupir en sus lápidas.

Chief había parado y comprado un pequeño ramo de flores en el camino al cementerio, dispuesto a cumplir su palabra con la Señora Darbone y colocar flores y rezar en la tumba de aquella mujer.

Pero cuando llegaron allí y vieron que ya había flores, no pudo evitar extrañarse y arrodillarse para tocarlas y comprobar que, efectivamente, eran frescas.

- Si no os importa, rezaré una pequeña oración por el alma de la difunta. - dijo asintiendo a Reba mientras sacaba su vieja biblia. - Estáis invitados a acompañarme, si lo deseáis.

Sonrió a todos para que ninguno se viera en el compromiso de acompañarle pues ya había comprobado que ninguno era un hombre de fe. No dudaba que terminarían viendo al Señor, a la vista del viaje en el que se habían embarcado, pero serían como el Apostol Tomás y necesitarían una prueba palpable para perder la incredulidad.

- Iré a buscaros cuando acabe. - añadió para quitar cualquier obligación de quedarse que pudieran tener y se colocó frente a la tumba de Josephine, biblia en mano, dispuesto a rezar una oración por ella.

Cliff se apartó un instante cuando Chief se acercó a rezar.

—Te espero aquí —dijo mientras se apoyaba en uno de los árboles que poblaban el camposanto.

Encendió su pipa y se fijó en los alrededores y en aquellas flores. ¿Serían algunas flores particulares?

Cliff ojeaba las flores pero no parecían especiales. Vio ramos similares en otras tumbas y, por comprobar la teoría, se aproximó a mirarlas. No había nada de especial: crisantemos. Una flor típica. Pero había algo en común en varias lápidas: como estaban hechos los centros florales. Entonces se le encendió una bombilla y revisó el recipiente. Todas venían de una floristería llamada 'Eden Garden'.

De hecho lo corroboró Reba, que venía de hablar con el chico de mantenimiento del cementerio. De las flores de la señora Phillips se encargaba dicha floristería, que estaba un par de calles más abajo del cementerio.

Tony se había quedado con Chief a orar. No era algo muy de su gusto pero después de lo que estaba viendo, la compañía del sacerdote le ayudaba a sobrellevarlo

Mientras tanto, repasaba esa frase de la lápida "la muerte es solo el principio". Recordó el encuentro con Robert Johnson, con ese rostro de muerto. ¿Podía ser que Josephine también estuviese en ese estado? ¿Se le podría aparecer? ¿La persona que eligió esa frase para lápida sabía lo que podía ocurrir? 

—Eden Garden... me parece que la he visto al entrar —dijo Cliff cuando puso en común los datos con Reba—. Parece que al final ha sido buena idea venir aquí.

Sonrió satisfecho y se ajustó la chaqueta.

—Voy a ir a echar un vistazo, ¿venís?