Partida Rol por web

—Eso no parece que fuera Johnson... más bien parecía alguien que lo buscaba con ahínco. Espero de verdad que lo que busque sea su alma aunque ya no se que pensar.

Cliff se dirigió hacia el coche y entró en el asiento del conductor. Una vez todos estuvieron dentro arrancó el coche.

—¿Vamos a Jackson, entonces?

Repasando mentalmente su breve pero inolvidable paso por Greenwood, recordó que no habían investigado sobre Jack Lombard, el viejo compañero del señor Prunty.

—Oye, ¿Prunty dijo en algún momento que Lombard estaba muerto? —preguntó Tony entrecerrando los ojos— Lo digo porque igual podíamos buscarle aquí en Greenwood... Quizá haya más respuestas ahí, incluso puede que le interese lo de que su amigo... —Tony dejó de hablar y suspiró profundamente, dejando claro que hablaba de lo sucedido en la cabaña de aquel hombre.

Cliff se encogió de hombros.

—¿Tenemos alguna pista directa sobre ese Lombard? Si es así, tiremos de ella y aprovechemos que estamos aquí. Si no es nada más que aire, sugiero que vayamos a Jackson e investiguemos ese club... creo que es un paso más sólido.

Chief agradeció con un gesto de cabeza que Cliff se pusiera al volante, él no se sentía con fuerzas en esos momentos para llevar el vehículo con seguridad.

- Deberíamos empezar a llevar notas... - murmuró, casi como una idea para sí mismo más que para nadie. - Y quizá comprar una grabadora, como las de los periodistas.

Hizo un gesto con la mano, como si estuviera sujetando una y dándole al botón de grabar.

- El Viejo Jack, le llamó Prunty. - recordaba las palabras del difunto hermano en la cabaña. - Lombard suena a apellido francés, quizá criollo, así que no sé cuán extraño será por esta zona pero no cuesta nada revisar la guía telefónica antes de salir.

Chiel indicó a Cliff que se detuviese junto a una cabina. La ropa manchada de vómito le mareaba y se sentía muy débil, pero todavía contaba con la energía suficiente para consultar la maltrecha guía de teléfonos de Greenwood. Encontró un único apellido Lombard, aunque el nombre no era Jack sino Simon.

—Bueno, parece que podemos hacerle una visita a... ¿Su hijo? ¿Su hermano? Dos Lombard en el mismo pueblo, deben estar emparentados seguro —dijo Tony con seguridad—. Yo creo que deberíamos verle antes de irnos.

Cliff se encogió de hombros.

—Creo que os queréis agarrar a cualquier mínima esperanza, pero no será por mi que os quedéis con esa duda.

El coche volvió a moverse hacia la dirección de ese Lombard.

Regresaron al centro de la ciudad. De hecho la cruzaron para dirigirse a una zona residencial donde había varias casas con sus correspondientes jardincitos. La dirección de la guía telefónica coincidía con una de ellas. La vivienda estaba un poco más destartalada que las demás y aunque se notaban las reparaciones también era evidente que quien las había realizado no era especialmente mañoso. Un buzón junto a la valla de la propiedad no dejaba lugar a dudas: Simon Lombard.

El jardín estaba tan descuidado como la casa y empezaron a tener la sospecha de que el sitio estaba abandonado. Sin embargo cuando pulsaron el timbre éste sonó con fuerza y a los pocos segundos una voz cascada gritó desde el interior:

—¡Ya va! Un momento.

Chief se había cambiado de camisa, aprovechando la vieja para mojarla con un botellín de agua y limpiarse levemente. No quería volver a entrar en la gasolinera local a asearse por no llamar la atención.

- Vamos a tener que parar en una lavandería... - comentó a ninguno en particular mientras miraba la camisa vieja, dudando antes de lanzarla a una papelera por no llevar el olor más tiempo con ellos.

Cuando llegaron a la casa, dejó escapar un suspiro de cansancio y miró a los otros dos.

- Vais a tener que encargaos vosotros de esto... - internamente esperaba que estuviera realmente abandonada, como parecía, pero volvió a suspirar cuando escuchó una voz que respondía.

Cliff agarraba el volante del coche esperando a que Chief tomara la iniciativa pero el sacerdote eximió esa responsabilidad.

—¡Pero si eras tú el que quería venir aquí! ¿Queréis que baje y le pregunte si tiene un hermano que está metido en movidas raras y ha contactado con Alphonse Scott? ¡Esto no tiene ningún sentido!

Durante un instante se hizo el silencio en el coche y Cliff miró a los ojos de Chief. Suspiró y salió del coche a regañadientes dando un portazo a su salida.

—¿Señor Lombard? —dijo con un temblor evidente en sus palabras—. Verá, me llamo Cliff Oswald y soy investigador privado. Estoy en un caso y estoy buscando a un tal Jack Lombard, ¿lo conoce¹?

Cliff miraba fijamente a los ojos a Simon Lombard.

El hombre de color que abrió la puerta ya pasaba de los setenta y mostraba un gesto apacible en el rostro que mudó a desconfianza cuando Cliff se presentó como un detective privado:

—Era mi hermano. ¿Por qué lo busca?

No parecía tan sorprendido como hastiado de que alguien preguntase por su hermano.

Cliff frunció el ceño.

—¿Era? Vaya, lo siento —preguntó tratando de mostrarse amable—. Verá estamos tirando de un hilo y el nombre de su hermano aparece tangencialmente. Como habrá sospechado, estamos algo perdidos. Uno no va llamando a la puerta de un Lombard solo porque coincida el apellido si tiene una pista firme sobre la que trabajar.

Durante unos instantes dudó sobre como continuar la conversación.

—Supongo que esto las preguntas se quedarán sin responder. Disculpe que le haya molestado, señor Lombard —dijo mientras amenazaba con girarse —. Una última pregunta —dijo antes de completar el giro—, ¿hace mucho que murió su hermano?

—Bueno... —se arrancó Tony viendo que Cliff estaba casi intentando terminar la conversación— A lo mejor el señor Lombard también pertenecía a la Hermandad... —añadió mirando a Simon para ver si notaba algún tipo de reacción.

Desde luego, a Tony se le daban mejor las mujeres, pero un estafador no podía actuar mal.

—Mi hermano murió hace tres años de un infarto. Era un hombre mayor y no se cuidaba como debería.

El hombre deja salir un soplido al escuchar la palabra hermandad.

—¿Son de algún periódico o alguna cadena de esas de mierda conspiranoide? Si quieren hablar de las estupideces de esa panda de viejos deberían ir mejor a donde Alan Prunty, que es de los pocos que siguen con esas supercherías de demonología y todas esas mierdas. Mi hermano gastó mucho dinero con esas historias y ¿saben qué? Resulta que los demonios o los santos o los putos poderes del Más Allá no devuelven lo prestado.

Parecía realmente enfadado. Estaba claro que sabía mucho de la Hermandad pero no comprendía nada de la misma. Y tampoco sabía, al parecer, lo que le había sucedido a Prunty.

- Al menos no en esta vida. - Chief se había tomado su tiempo en coger las fuerzas suficientes para bajar del coche y acercarse lentamente a la entrada de la casa.

Tenía que haber caído en que Lombard debía ser un hombre de color, a tenor de lo que Erwin, el florista, les había contado sobre la Hermandad pero la situación estaba haciendo mella en él.

- Somos amigos de la familia que queda de Josephine Scott, en paz descanse, y al parecer ella y su marido tenían que ver con la Hermandad y unas grabaciones que su hermano debió realizar. - su voz sonaba cansada. - Estabamos ya de camino cuando caímos en la cuenta de que quizá quedaba algún familiar del viejo Jack.

Viendo que aquel hombre sentía una clara preocupación por el dinero que había derrochado su hermano, Tony pensó que quizá ponerse de su lado y hablarle de aquellos gastos pudiera soltarle la lengua.

—No sé, señor Lombard —respondió Tony apoyándose en el discurso de Chief—, ¿en qué gastó su hermano el dinero? ¿Se trataba de esas grabaciones de las que habla mi compañero? Porque puede ser que todo sea una estafa contra su familia, ¿no le parece? La gente se aprovecha de las creencias de los demás... —Tony apretó los labios y arqueó las cejas buscando complicidad con Simon— ¿Tiene algún documento o algo? Conforme avance nuestra investigación puede que hasta le sirva para intentar recuperar el dinero.

El hombre asintió cansado.

—Mi hermano era un adelantado a su tiempo. Pensaba que los músicos de color podrían hacerse tan ricos como los blancos, que todos éramos iguales.— se encogió de hombros —Pero los músicos de Blues no son buena gente. Siempre andan jugando con cosas del diablo, mala vida. En realidad el bueno de Jack sabía tocar un poco la guitarra pero ni de coña se aproximaba a esa gente a la que admiraba. Así que intentó ser su mecenas. Pero luego se interesó por temas más... esotéricos. Eso de la Hermandad del Silencio nos trajo muchos problemas, si señor, muchos problemas. Mi hermano era la cabeza visible. Nunca me habló mucho del asunto pero cuando murió vino un tipo por aquí a interesarse por el tema... Se llevó unas cartas que tenía mi hermano. Me pagó por ellas. Parecía muy interesado. Si es parte de una estafa sepan que yo no quiero saber nada del asunto... los negocios de mi hermano murieron con él ¿saben? No quiero saber más del asunto. No me queda nada más que malos recuerdos de sus últimos tiempos.

- Aún a día de hoy solo lo somos a los ojos del Señor. - respondió Chief en referencia a la igualdad de los negros y los blancos con la que había soñado el Viejo Jack.

Por un momento, pensó que habían encontrado el origen de las cartas que habían leído hacía un par de días en aquel almacén pero luego se dio cuenta que Lombard era el remitente, por lo que las cartas tendrían que haber sido las respuestas de Alphonse o de terceras partes.

- ¿Unas cartas? - preguntó, dejando de lado el cansancio. - ¿Tiene aún el contacto del comprador? Verá, en Dallas encontramos unas cartas firmadas por J.L., que supongo que corresponde a su hermano, y quizá son las respuestas a las que usted vendió...

—Puede describir al tipo al que le vendió las cartas, señor Lombard —dijo Cliff arqueando las cejas.

Encendió la pipa nervioso y aspiró una larga bocanada de humo. Aquel asunto había llamado fuertemente su atención.

Tony tuvo el mismo pensamiento que Chief, aunque él no cayó en la cuenta de que Jack era el remitente y, al escuchar a su compañero, tuvo que evitar sonreír para no dar pistas a aquel hombre.

Sin añadir nada, esperó que la respuesta fuese esperanzadora.