Partida Rol por web

Después de reflexionar un poco me acerco a Stigga y la digo en voz baja mientras entramos en la nave: -hmmm eso quizás sea una tradición o cultura de aquí, aunque bien podría ser que el olor nauseabundo de esa sangre al ser echada en la tierra camufle nuestro olor y perjudique nuestro rastro, ademas no conviene enfrentarnos a la única posibilidad de que el esqueleto nos mate.

El explorador se mantuvo en silencio tras limpiar su cuchillo en las ropas del hereje abatido por él, como intentando captar algo a pesar de la densa niebla. Por suerte para ellos, parecía (al menos en un primer momento) que nadie se había enterado de aquella maniobra. Mejor para todos, la verdad. 

-¿Y cuanto le llevará hacer éso?-preguntó al Pater, una vez hubo terminado de recoger sangre. Aún tenían una nave que liberar, pero no se sentiría seguro hasta que aquella cosa no pudiera alcanzarles. 

Malakias se acerca a la cabeza del grupo, Tiene la tez lívida y suelta pequeñas volutas de vapor por la boca. Menudo frío hace ¿no?. Mira hacia todos con los ojos de gacela asustada. Pasa por encima de los cuerpos asesinados casi pisándolos con completa indiferencia hacia ellos y señala la entrada de la nave.

-Malakias sabe el camino a la bodega, la sangre es buena idea, todo lo que hagamos es poco, debemos entrar o no entrar, un peligro enorme se nos echa encima, o ya está dentro- El piloto está un punto más allá de su estado de confusión continua y habla sin pausas- ¿Alguien sabe reparar antenas? supongo que no. Que pena habrá que ir pensando en destruirla...

A Armand aquello le parecía aberrante pero en cuestiones de fe prefería no intervenir, si aquello servía para mantener a raya al esqueleto significaba vivir otro día - Haga lo que tenga que hacer rápido y en silencio... - No obstante, el sargento se prometió no olvidar aquella actitud del pater... era común que ciudadanos del Imperio se corrompieran con los poderes oscuros.

Entremos y seamos rápidos - y dicho esto procedió al asalto de la nave.

Amasec, amasec, amasec...¿dónde estará el amasec? Dentro tiene que haber mucho, y medicamentos. Necesito calmantes para mi "dolor de espalda".

Deberíamos entrar ya. Vosotros primero.

Como ya comenté antes, necesito ir delante, pero no el primero que me pueden matar.

-Me pido segundo- digo levantando el dedito antes de entrar.

Una vez dentro Armand procuró que se formasen los grupos anteriormente acordados, por lo que se situó delante del doctor y detrás de la pelirroja. Avanzar tras la Tanith era un seguro, pues sus artes en el sigilo saltaban a la vista, no así las del sargento.

Stigga se había quedado en silencio, pues eso que decía y hacía el Pater la perturbaba mucho, pues la recordaba a algunas de las cosas que había visto hacer al maldito Pacto Sangriento; pero cuando Armand indicó que había que seguir, la mujer supo que tenía razón y se dispuso a proseguir con la inspección de ese lugar, manteniéndose en sigilo.

Zora se acerco a Jeremias y le dijo:- Vamos, adentro, se que no hace falta que lo diga, pero estar atentos, a cualquier cosa, pueden estar dentro.
Dicho esto se deslizo dentro, pero no tenia suerte, esa maldita niebla tapaba las ramas secas que acabo pisando. y cuando miro a Jeremias vio la cara de un veterano que estaría pensando que porque le habían colado a una novata con ellos.

El explorador asintió secamente y se adelantó, con el cuchillo preparado. 

Jeremias indicó a varios de sus hombres que escondieran los cadáveres de los tres centinelas después de que el Pater realizará su dudoso trabajo. También les ordenó que establecieran un perímetro de seguridad dejando a ocho con el grupo que se iba a internar en el interior de la nave guiados por Malakias.

El interior de la nave en la parte de proa era todavía más intransitable, le llevó una larga media hora encontrar un camino medianamente despejado para poder avanzar con cierta soltura, pero era una tarea bastante difícil. Todo estaba lleno de servidores muertos, tripulantes o más bien muchos restos de estos esparcidos por el accidente. También había vigas que cortaban el paso y obligaba al grupo a sortearlos como fuera posible... si tenían que retirarse aquella ruta sería practicamente un callejón sin salida lo que dejaba a los Imperiales una realidad peligrosa... victoria o muerte.

La dificultad del terreno hizo que el sigilo fuera prácticamente inexistente por parte de la gran mayoría del grupo, solo unos pocos se movían en silencio, y aquello era peligroso, estaban perdiendo el factor sorpresa y se dieron cuenta de ello cuando un terrible gritó recorrió aquella sección de la nave, quedaba poco para llegar al almacén, de hecho, solo girar una esquina, encontrar una enorme puerta propia de un hangar de almacenaje y descubrir al enemigo...

EL hangar era amplio, idéntico en dimensiones al que estuvieron los supervivientes en el momento del accidente, solo que este estaba algo más despejado de cajones de y tanques de almacenamiento, al menos a primera vista, pues, con un rápido vistazo se podía ver que todos los containers estaban apilados de cualquier manera en extremo izquierdo, es decir, la parte que daba a la proa.

El grupo llegó en el momento justo en el que un hereje, el último que quedaba en pie y que portaba torpemente un rifle láser caía muerto por una criatura peluda que tenía un metro de altura y dos, aproximadamente de longitud. El animal dio un veloz salto y le arrancó la garganta de fuerte mordisco. El traidor moría lentamente mientras la manada de extraños mamíferos se giraba mostrando los dientes a los Imperiales que acababan de entrar. En total eran seis, y su actitud con orejas gachas, patas delanteras adelantadas y la cabeza baja, indicaba que iban a atacar en cualquier momento...

Joder... pater, este atrás - Jeremias se internó en el hangar. Una vez dentro pudo ver ocho cadáveres humanos y dos de aquellos "lobos" - Logan, son Gerbal's... que no os muerdan, rezad al Emperador para que no os muerdan ni una sola vez o estaréis muertos - advirtió un Jeremias que había desenfundado sus armas... sin duda, por su tono de voz, hacía entender que prefería combatir contra los herejes que a aquellos Gerbal's... el peligro era real.

 - Kuolan, con el doctor, protegele, será el único que podrá salvarnos el pellejo si somos mordidos. Albert, ve con Stigga, Jonas, tu con Logan, Edelban, te toca cubrir a Armand; Jeremh, ve con Malakias, el piloto; Ferj, con Zora; y tú, Andolf, ve con Illium. - rápidamente tomaron posiciones cubriendo a quienes se les había indicado

El piloto con su pistola desenfundad no sabe que hacer si disparar o no, está mirando si hay cosas alrededor que puedan hacer "BUM" y reacciona lento para lo que suele ser en él.

Daba la impresión de que habían llegado al lugar clave, y que ahora deberían vérselas con un enemigo desconocido hasta el momento si querían defender la zona...

Armand no dudó, el sigilo había quedado atrás, sacó su rifle, quitó el seguro y se movió con entrenada precisión tratando de alcanzar al objetivo más cercano.

El explorador, que había sido muy poco sigiloso junto a la mayoría de sus compañeros, cosa por la que se maldijo a sí mismo varias veces, fue testigo de aquel despliegue de brutalidad por parte de aquellas bestias. Unas bestias que parecían alarmar a Jeremías, que advirtió que no debían morderles... Mala señal, todo ello.

-Mierda... Rifles y freídlas, no podemos arriesgarnos a hacerlo a cuchillo-dijo, para echar mano de su rifle láser. 

-Albert, ¿eh? Ese nombre te durará poco -dijo divertida la pelirroja sabiéndose que le pondría un mote en cualquier momento en que hiciera algo destacado o divertido para ella- Solo una cosa, Al, nunca, por nada en el mundo, te pongas delante de mí o serás pollo frito, ¿vale?

En el momento siguiente entraron a ese lugar, y Stigga esbozó una sonrisa, podría freír a toda esa manada en un periquete, pero sería encender una hoguera para que llegaran los herejes, por lo que optó por sacar la carabina y prepararse para el combate. 

Mierda!, nos habían visto, era normal, eran animales salvajes, cazadores seguramente por lo que acababa de ver Y por lo que parecía muy peligroso por las palabras de Jeremias, no sin causa hubiera apostado un hombre a cada uno de nosotros, El que se coloco a mi lado y se puso en posición de defenderme se llamaba Ferj, así que le digo mientras guardaba la pistola y sacaba el rifle:- Ferj, encantada, en otra ocasión le hubiera estrechado la mano, pero tendremos que dejar las formalidades para mas adelante.
Al terminar esas palabras ya tenia mi rifle en las manos, mientras empezaba apuntar a uno de esas malas bestias y digo:- Yo me encargo del segundo de la derecha.

¡¿Veneno?! -la pregunta del doctor fue una mezcla entre pánico y aversión. A Baltar las únicas toxinas que le gustaban eran las que le hacían flipar, no las que le dejaban, literalmente, tieso.

Se acercó al tal Koulan que tenía que protegerle y, luego, se colocó detrás de él. Usándole como escudo humano sin ningún reparo. Entre el salvaje y su propio rifle láser confiaba en mantener a raya a las criaturas.

La situación era realmente tensa. Jeremias y sus dos hombres no asignados a ningún guardia entraron con las armas fuera temiéndose lo peor, conocían bien a aquellas bestias pero debían tomar ese hangar de almacenaje, las armas supondrían una gran diferencia en la guerra civil de aquel planeta y estaban realmente comprometidos con la misión.

Por su parte, las bestias de gran tamaño se movieron a una velocidad muy superior a lo que un humano podría igualar. Estaban hostigando a los que entraron en su nuevo territorio de caza y de momento se acercaron... sin duda, el corto intelecto de aquellos animales indicaba que al más mínimo movimiento cargarían sobre los humanos que amenazaban sus nuevas piezas cazadas.

Veo como avanza Jeremias y sin pensármelo dos veces salgo detrás acompañado por mi escolta, doblo la esquina y apoyándome contra la pared y apuntando con mi láser Largo al primer monstruo de la izquierda disparando le a la cabeza, e impactando en la misma.