Partida Rol por web

A pesar de la tensión, el grupo se puso en marcha con un Jeremías que iba recuperando el color saludable de su piel a cada minuto que pasaba. Tenían nuevos juguetes, pero uno de ellos era realmente pesado, por fortuna para Stigga, Zora y su ayudante, el bueno de Albert, la ayudaron a cargar el pesado armatoste. 

El grupo de leales fue desandando el camino que los llevó hacía el puente. Abajo pudieron ver los restos de Malakias y de otros herejes siendo devorados por la fauna local, los cuales, alzaron las cabezas mirando hacía el Norte durante un breve instante antes de salir corriendo con las orejas gachas. El traidor que habían capturado, ese traidor de mal aspecto con el rostro lleno de cicatrices comenzó a reír de manera nerviosa - vais a morir todos - susurró satisfecho de si mismo.

Quizás alguien deseó partirle la boca a aquel despreciable ser, pero el resplandor verde azulado inundo la linde del bosque, justo en la dirección a la que miraron los animales antes de huir... el esqueleto, ahí estaba. La mirada vacía que les dedicó a todos los mortales fue tremebunda, cargada de terror, un terror que inundó cada fibra de cada uno de los supervivientes y foráneos de aquel planeta sumido en una convulsa guerra.

No hizo falta que nadie lo dijera, todos empezaron a correr presas del pánico. El puente se tambaleó de manera peligrosa pero el miedo era tal, que poco importaba aquello, había que llegar a zona segura y eso era lo único que importaba. Fuere como fuere, la fila de gente huyendo se extendió a lo largo y cuando miraron hacía atrás, pudieron percibir como el esqueleto se había teletransportado (o al menos movido a una velocidad vertiginosa) apareciendo justó detrás de todos, en el puente. El ambiente se heló por completo, los jadeos de cada uno de los imperiales despedía vaho por boca y fosas nasales. Los corazones latieron con fiereza, uno por uno fue atravesando la zona de protección que el Pater había logrado en aquel pedazo de la nave, pero Eldelban, el ultimo de los montaraces en cruzar, fue agarrado por la espalda por él esqueleto, lo que siguió después, fue algo difícil de olvidar.

Eldelban, un hombre de barba y gafas, de aspecto amable y sonrisa fácil, ayudante de Armand y silencioso combatiente... le había tocado la peor parte, se agarrado por aquella bestia disforme. El alarido de miedo que profirió fue tan ensordecedor que provocó que todos, en la zona segura, se giraran como movidos por una fuerza ajena a ellos. La abominación atravesó el pecho de Eldelban con facilidad, pero no había explosión de sangre o carne... solo la huesuda mano asomando mientras la otra lo sujetaba por el cuello. El montaraz jadeaba y lloraba, pero cada lagrima que salía de sus ojos era congelada a los pocos segundos; todo daba igual llegados ese punto. El brazo que lo atravesaba descendió desde el cuello hasta su entrepierna, una vez llegado a ese punto, el cuerpo de Eldelban se dividió en dos limpiamente cayendo cada mitad a un lado y a otro... la cabeza seguía sostenida en el aire por la otra mano con un Eldelban todavía con vida que comenzó a gritar ahogadamente mientras sus ojos y boca comenzaron a iluminar con ese brillo maldito.

La noche pasó lenta para todos, nadie era capaz de dormir esa noche, los ánimos estaban por los suelos, sobre todo el de Jeremías y sus hombres, los cuales se reunieron en circulo rezando por el alma maldita de su camarada muerto minutos atrás. Los que pudieron dormir se encontraron con pesadillas de lo más horrible provocando sudores fríos... pero sobre todo, nadie fue capaz de quitarse la terrible sensación de que el esqueleto estaba fuera, acechando.

El pater, antes de que nadie fuera capaz de dormir y después de que Jeremías y los suyos terminaran su rito especial, dedicó unas palabras a todos los de allí - no voy a caer en las frases sencillas y fáciles... no voy a decir que Eldelban fuera un gran hombre... solo que él mismo demostró cada día lo grande que era, como todos nosotros. El mantenerse leales al Dios Emperador es la mejor muestra de grandeza, la lucha constante contra las dudas, contra los enemigos del Imperio... lo fácil es abandonar su luz e ir a abrazar a los débiles de mente que adoran a esos seres de la disformidad. Que solo prevalezca la lealtad al Sagrado Imperio y su gran Dios Emperador que se sacrificó por todos nosotros... honremos la memoria de cada caído en nuestras vidas luchando día tras día, con entereza y sin remordimiento; descansad... mañana nos espera otro día duro

La mañana llegó, dura para todos, pero un tremendo jaleo de gente andando llegó al oído de todos, estaban muy cerca pero dentro del derrelicto que era la nave. Jeremías hizo gestos de silencio a todos, pero esperó que fueran los extranjeros quienes decidieran que hacer. Solo el hereje capturado se reía por lo bajo, repitiendo una y otra vez que todos iban a morir, que eran los suyos llegando en hordas para acabar con todos los adoradores del falso emperador, del Dios cadáver... aquello le costó un golpe de pomo del hacha sierra del Pater dejando KO en el instante a ese despreciable traidor.

Ilium aún se estaba arreglando el correaje de combate cuando escucha la diatraba del desgraciado. - Menos mal. Gracias pater. susurra por lo bajo cuando lo noquea. - Como aburre el tipo ese. Si siempre dicen lo mismo. Ya lo sabemos, y por eso estamos aquí. Agarra su arma de plasma con intención de ponerse cómodo. Situa la culata sobre la cadera y la sostiene con el dedo fuera del guardamonte. Su postura puede parecer chulesca, y algo lo era, pero ... realmente esperaba que le dieran el permiso para freirlo con mala saña.

Pone una mano en el hombre del pates y su rostro risueño es gesto más que suficiente como para agradecerle el testo. - Pater diga unas palabras antes de empezar. Y dicte sentencia. Aunque esto último lo guardó en lo más profundo de su mente.

Unas palabras nos reconfortarán -murmuró Gaius-, hasta que suframos otra perdida. Y otra. Y otra.

El médico mordisqueaba una galleta seca mientras los demás iban abandonando el mundo de los sueños para entrar en el de las pesadillas. Era en aquellos instantes cuando uno deseaba que el Pater también le diera un golpe a él. Mejor no ser consciente de lo que ocurría a su alrededor.

Se fijó en el hereje y lo poco útil que había resultado por el momento. Carraspeó un momento antes de hablar.

¿Alguien va a torturarle?

Joder, piensa para si. Joder para ser médico.

En la postura que tiene el arma, sonrie malévolamente y arma. Tira de la palanca de montar y la suelta brúscamente para que haga el ruido que ha de hacer. Tras esto añade, ya habiéndose pagado la contaminación que sufrían sus oídos, burlonamente: - Yo mismo. De todas maneras miraba al pater, a espera de esas ansiadas palabras.

T.E.R. siguió al grupo pues no tenía ni idea de dónde ir, y corrió como nunca cuando todos huyeron de aquel ser esquelético que hizo que una sensación aterradora se instalara en su pecho.

La muerte de aquel hombre fue horrible, pero tales eran los caminos de los fieles al Omnissiah y a su avatar físico, el Emperador. Luchar contra el Caos y morir borrándolo de la faz de la galaxia. A pesar de racionalizarlo, el miedo a que aquel esqueleto entrara en su campamento y les hiciera lo mismo a todos hizo que no pudiera descansar bien del todo.

Sólo tras descansar se percató de que había un prisionero con ellos. Un prisionero del Caos. Mientras lo observaba varios de sus compañeros parecían dispuestos a golpear o torturar aquel ser. Un sentimiento difícil de controlar creció en su interior y mientras intentaba controlarlo, se acercó al sujeto denominado Sgt. Armand y le preguntó con voz átona, pero con ambos puños cerrados...."Sargento. ¿Qué planean hacer con éste desperdicio? Si no les es útil...¿podría encargarme de él?"

Su cabeza estaba medio girada hacia el prisionero mientras la mecadendrita con herramientas comenzaba a cambiar de una a otra con extraños chasquidos y giros de piezas. Fuera lo que fuera lo que estaba pensando T.E.R. sobre qué hacerle al prisionero....no era agradable. Seguro.

La noche no había sido agradable, no después de lo cerca que habían estado de aquella cosa y lo que le habían visto hacer a aquel pobre desgraciado. El explorador intentó dormir, y lo hizo más o menos, aunque sus sueños nunca fueron agradables, y mantuvo su cuchillo fuertemente empuñado en todo momento. 

Llegó la mañana, y la promesa de muerte por parte de su prisionero, que pronto fue acallada por el Pater... Y se alzaron voces exigiendo torturar a aquel traidor.

-Los problemas de uno en uno. No tenemos tiempo de hacerle nada, y tampoco creo que sea el momento ni el lugar de sonsacarle lo que sea que sepa, si es que sabe algo que nosotros deseemos conocer. Me preocupan más los hijos de Feth de fuera. Deberíamos pararles los pies, si es que aún estamos a tiempo. 

La noche no pasó rápida ni trajo descanso, y la claridad no trajo nuevas agradables. Un lingotazo de la petaca le proporcionó el calor necesario para despejarse, y el entrenamiento de años de servicio la fuerza de voluntad para levantarse.

Había perdido a su ayudante, por lo que se acercó al nativo con ojos achinados - quizá era primo lejano de Sopa de miso - y le habló - Dado que he perdido a mi compañero y tú al tuyo, a partir de ahora estarás conmigo - No esperó ningún gesto de aprobación del hombre, tampoco hubo palabras de alabanza para el nativo muerto el día anterior... Era todo lo político que se podía ser con décadas de campañas sobre los hombros - Aún así siempre hay hipócritas que no afrontan la realidad Armand. Ya aprenderán...

Ante la pregunta de "máquina" se dispuso a contestar, pero el explorador se le adelantó - Ahí tienes tu respuesta - Y sin mediar palabra agarró por el brazo al hereje y se lo echó sobre los hombros, le seguirían por las buenas o por las malas... - Nos movemos, aún queda nave por explorar.

Mientras comenzaba a caminar dos rápidos pensamientos acudieron a la mente del sargento. 

Daba la impresión de que todo el mundo había olvidado los extraños rituales del Pater con la sangre de sus enemigos, algo que Armand, hombre de firmes ideales, continuaba reprochándole en su fuero interno - Parece que poseer un espacio seguro nubla el juicio de los hombres...

Además, Armand se preguntaba qué hubiera hecho él mismo si hubiera poseído aquel arma recién hallada - Desde luego parece una oportunidad para derrotar a la criatura... no hubiera rehuido el combate. Pero claro, tampoco hubiera dejado la responsabilidad de la lucha en manos del único capaz de proteger un lugar del infame esqueleto... Me temo que acabaremos pagando ese error - Ya era tarde para estos pensamientos, pero la forma de ser del sargento le llevaba a autoflajelarse de este modo.

-Un momento-dijo el explorador, al ver que Armand se echaba al tipo sobre los hombros y parecía dispuesto a seguir explorando-no vamos a explorar, y menos aún con ese fardo con nosotros. Ese bastardo nos retrasará, será un impedimento, y podrá hacer ruido en el peor momento. Y nadie me va a volar la cabeza por que un traidor sufra de terrores nocturnos, gracias. No, ese tipo se queda aquí. Atado, amordazado, y metido en un contenedor de carga. Y si le encuentran, mala suerte. No nos van a faltar tipos que capturar.

El explorador, tras estas palabras, esbozó una sonrisa torcida.

-Además, hay otro motivo por el que no vamos a explorar, volpone. Se nos echan encima. Yo buscaría cobertura y prepararía las armas, por que vamos a tener visita bien pronto. 

Mete la mano Ilium en su cartuchera, donde tiene las herramientas, y saca un largo destornillador. Todo, mientras se cuelga el arma al hombro y se coloca tras el prisionero. Si es en pro de la misión ... dice con voz de resignación ... sea pues. Le pone al reho el destornillador en el lateral de la cabeza, apoyado en la sien. Toma aire y mira lo que está haciendo y se prepara. Si nadie lo detiene se lo "estaca" en el mismo lugar donde apoya. De todas maneras es un soldado y no se queda con la acción básica. Repite el gesto sujetando la cabeza hacia atrás y repitiendo en tres ocasiones más la puñalada, pero en el ojo.

Armand descarga el cadáver hereje en el suelo*, resopla... - La enésima vez que mi voluntad no se tiene en cuenta. Ejecución sumaria se llama... - El sargento apunta mentalmente, otra más, los atentados a su autoridad - ...habrá tiempo para arreglar todas estas cuentas imagino. Y sin mediar palabra continuó su camino, esta vez para encontrar un nicho con cobertura que le proporcione un adecuado lugar de disparo.

-No podemos quedarnos quietos -dijo Stigga- no sabemos cuantos son ni cuantos podrían venir, si nos quedamos quietos nos superarán, nos rodearán y nos matarán -negó con la cabeza- en Vervum nos movíamos continuamente, como las ratas. Atacas en un sitio y mueves al otro. Mi plan, sencillo, seguir moviéndonos -miró a Logan- no podemos quedarnos e intentar contener el mar con las manos. No tenemos armas de área salvo mi lanzallamas, y no destaca por su alcance. Si tuviéramos minas, misiles o cosas así podríamos preparar la zona; pero con lo que tenemos no podemos hacer nada.

Miró hacia donde estaba el resto de la nave- Podemos hacer dos cosas. Ir a la siguiente zona, para ver qué es lo que podemos coger o volvernos al pueblo y montar una buena defensa allí.

El reo, tirado inconsciente en el suelo con el rostro magullado por el golpe no iba a oponer resistencia alguna, pero el Pater si. Este vio como Ilium se acercaba sin ninguna clase de urgencia o cuidado sacando un destornillador de uno de sus bolsillos. Stephan entrecerró los ojos a la espera, pues estaba al lado del traidor al que había noqueado. Ilium se acercó, puso la herramienta metálica sobre su sien y justo cuando iba a presionar la mano del Pater empujó sin violencia la herramienta sin llegar a arrancarsela de su mano, solo la apartó - ¿qué te crees que haces? - la pregunta estaba formulada con más incredulidad que hostilidad.

Jeremías se había levantado rifle láser en mano y se acercó unos pocos metros al Pater e Ilium, lo miraba con el rostro ceñudo, pero también le dedicaba esa mirada a Armand - ¿qué diantres os pasa a vosotros dos? - el montaraz líder de aquel grupo variopinto que los emboscó hacía varios días no daba crédito a la actitud de los dos Volpone - puede dar información valiosa de posiciones y avances del enemigo - negó con la cabeza pero estaba alerta, pero de pronto, llegó el trino de un pajarillo que se coló por los pasillos de la nave destruida e inmediatamente, Jeremías se envaró y sonrió aliviado. Sin esperar mucho respondió con otro silbido parecido y tras unos segundos hubo una nueva respuesta - relajaos, son amigos - dijo sonriente - Tú, guialos hasta aquí - le dijo a uno de sus hombres que había asignado al difunto Malakias, el cual salió a buen paso para reunirse con los suyos. A pesar del buen humor provocado por la noticia, le dedicó una larga mirada a Armand

Aguantando la barbilla del tipo hacia arriba, hace un gesto con el destornillador que queda solo el puño a la vista y el guión apoyado en el interior de su antebrazo, así oculto. - Seguir lo que se había comentado. Contesta taxativo y carente de emociones, como el soldado que era, pero para si pensaba: - Chico, es tu día de suerte, te acaban de salvar ... lo que no se es por cuanto tiempo.

No guardaba la herramienta, pero ... tras el susto de una ejecución sumarísima, seguro que estaba dispuesto a colaborar. Y si no lo hacía ... tendría que empezar otra vez ... como en los viejos tiempo, termiando lo que otros no se "animan" a hacer.

Hubo unos momentos de tensión, como no, provocados por uno de los volpones. Logan empezaba a plantearse seriamente que durante la instrucción les extraían el cerebro y se lo remplazaban por serrín. Si no, no entendía algunas palabras y hechos. Al menos, parecía que los que se acercaban eran amigos. El pueblo había respondido a los mensajeros de Jeremías más rápido de lo que pensó que lo harían.

-Y, ¿cuándo se comentó eso, soldadito de plomo?-preguntó el explorador, con tono cansado-por que no recuerdo que se dijera que lo matáramos. Sólo, las palabras del adepto, que dijo que podría ocuparse de él "si no nos es útil", cosa que aún está por ver. Al menos te ibas a portar bien con él y ejecutarle mientras está inconsciente, para que no sienta nada-terminó el explorador, con cierto tono burlón y sarcástico. 

Le señaló acusatoriamente con el destornillador. Tú fue su parca contestación.

Estaba claro. No era muy inteligente el hombre. Por un lado no era consciente de las palabras que pronunciaba; por otro, si lo que se quería era sonsacarle información, toda la ventaja que había ganado su muestra innecesaria de brutal eficiencia se estaba evaporando por momentos. Si el tipo tenía sentimientos, se le podría haber puesto en tesitura de "cantar como una gallinita" y si no los tenía, estaban perdiendo el tiempo, ya que no podrían obtener dato alguno.

El médico había prouesto la tortura, pero ahora ya sin esta no se podría hacer nada. Una pena. De todas maneras no confiaba que se pudiera obtener nada de un despojo semejante.

- Entrometido. Sólo vas a conseguir hacernos perder más el tiempo.

Su mirada de desprecio tenía que doler. No sólo el objetivo de su mirada podía percibirlo, tenían que notarlo incluso los más eljados, a persar de estar dormidos o incluso de mirar hacia otro lado.

Armand se detuvo al oir hablar a Stigga, la furcia pelirroja le estaba comenzando a caer bien y con razón. Aunque parecía ser la única con pensamientos similares al sargento, pues ignorando el comentario hecho por el volpone, Jeremías había enviado a su hombre a buscar refuerzos - Otra muestra más de desafío intencionado, se están poniendo algo pesados nuevamente. Tengo la sensación de estar sufriendo algún tipo de castigo - Y con un levantamiento de hombros en señal de duda Armand sostuvo la mirada del nativo, y una leve sonrisa comenzó a aparecer en el rostro del sargento.

-¿Yo qué, volpone?-preguntó Logan al ver como le señalaba con el destornillador. Desde luego, si pensaba intimidarle, lo llevaba mal.