Partida Rol por web

- Primer apartado de cualquier página del libro a tu elección -

No tardas en reconocer el significado del tono azulado que esta tomando por momentos la cara del goblin. Eso, sumado a los ojos saltones, que parecen de repente querer salirse de sus cuencas y buscar lugares más luminosos y alegres, y la manera de gesticular de Ozkan, que recuerda a un arbitro goblin de BloodBowl hasta las patas de farlopa y amonestando a un mediano al que acababan de hacer una falta, te deja claro que acaba de atragantarse y le quedan pocos segundos de vida.

No es que le tengas demasiado aprecio a aquel prestamista verduzco, pero ahora mismo él puede ser tu última oportunidad para sacarte del problemón que tienes con el juez Dredd. Además, lo primero que se le enseña a un niño skaven, después de a mentir, a robar y a arrastrarse en busca de comida -y más tarde de bebida- es la famosa maniobra de Jaimlij, que ha salvado en numerosas ocasiones la vida de muchos skavens tan glotones como impacientes. Por lo que, en un acto casi reflejo, te echas hacia adelante, te colocas detrás del asfixiado goblin y le sujetas el pecho con fuerza, sujetándole por las axilas.

Una imagen poco agradable de ver.

Tanto que, el elfo oscuro, quien no esperaba para nada tu espontanea reacción y por tanto aún no había hecho nada para detenerte, se sorprende, confunde tu actuación con un intento de asesinar a su jefe vilmente -adjetivo que se merece cualquier acto de un skaven que se precie de serlo- y salta como un rayo hacia ti, con sus dagas en ambas manos y con la poco sana intención de degollarte.

Mas la suerte esta del lado de los valientes. Y a veces también de los skaven.

En ese preciso momento, cuando solo tienes ojos para ver la mirada de odio en la cara del elfo oscuro, avanzando a grandes zancadas en tu dirección, y por tu cabeza pasan con rapidez las más de mil y una formas en las que puede matarte, torturarte y hacerte pasar un dolor insufrible, de la garganta del goblin sale disparado el trozo de hueso que amenazaba con ahogarle.

Son frecuentes las escenas en las que se muestran este tipo de situaciones como un objeto desarrollando una orbita elíptica a una velocidad donde uno se pregunta, si la fuerza de la gravedad no ha salido a tomar un café y no esta disponible en ese momento. No fue este el caso. El hueso salió disparado hacia adelante y golpeó con terrible fuerza la frente del elfo, incrustándose en su cráneo y matándolo antes incluso de que su cuerpo terminara de caer como un saco contra el suelo.

De repente te encuentras solo en la sala, con un elfo muerto y un goblin inconsciente. ¿Que harás ahora?

Ozlan aún está inconsciente y el elfo ha muerto. La gran rata cornuda no puede decírtelo más claro. Mata al pielverde y cobra la recompensa de ambos. 

Ve a la página 2 pájaros de un tiro

El ruido del asesino al caer al suelo como un fardo debe haber alertado a las dos elfas vestidas con trocitos diminutos de cuero. Hay que salir de aquel tugurio como alma que lleva un devorador de almas, pues la Gran Rata Cornuda favorece a aquellos que viven para luchar otro día.

Ve a la página 111 y sigue leyendo.

Quedan dos testigos, las dos elfas. Y para matar ya tienes a la rata ogro. A ti te pilla ya mayor. Mejor sigamos jugando al buen samaritano. Reanimas a Ozkan y esperas que, en agradecimiento, te ofrezca el préstamo que le habías solicitado.

Quema el libro y aspira los vapores. Lo veras en tu mente.

Ahora que has eliminado al elfo de la mejor forma, de pura chiripa, y Ozlan está inconsciente, podrías desvalijarle la caja fuerte... No es necesario ni que te ensucies más tus mugrientas manos matando al goblin, al fin y al cabo, creen que eres el pobre Teeg.

Si decides intentar abrir la caja fuerte, abre el libro "Cerrajería para Dummies" por el capítulo 5.

Quiero ver como se las arregla el skaven para abrir la caja fuerte y, si es que lo logra, llevarse 500.000 cyanes por delante de las narices del portero ogro de la entrada¹.

¡Adelante, Tortugo! ¡Muéstranos lo que pone en ese capítulo 5 del libro "Cerrajería para Dummies"!  ;)

Si decides intentar abrir la caja fuerte, abre el libro "Cerrajería para Dummies" por el capítulo 5.

Observas el cuerpo del elfo desplomarse como un saco de piedras y dejas caer el cuerpo aún inconsciente de Ozlan sobre la mugrienta tarima del local. El miedo por la presencia del guardaespaldas y de tu posible destino te había coaccionado a ayudar al goblin, pero ahora que el matón élfico yace muerto, su sangre brota en un denso hilillo desde su frente y la adrenalina corre por tus venas, algo hace click en tu sarnosa mente traicionera normalmente abotargada por las drogas y empiezas a soltar una risilla maníaca.

—Je... hehehe... nyehehehehehehehehe, hrrrm ejem...

Finalmente recuperas la compostura. Miras a tu alrededor, no hay nadie más en la sala ni se les espera. Es una oportunidad perfecta para hacerte con todo el dinero que tenga en el local el panoli verde este. Como dice el refranero skaven, "la ocasión, la hace el cabrón". No, espera, el ladrón. "La ocasión, la hace el ladrón", eso es. Además, al haberle dado un nombre falso y ser los skavens a grandes rasgos, prácticamente indistinguibles para el resto de razas, este memo y su panda irían a darle una paliza al mequetrefe de Teeq Lomosarnoso. La verdad es que nunca el racismo había sido tan conveniente. Dos pájaros de un tiro. Así aprendería por enrollarse con tu prima y preñarla de octillizos.

Con furtivos pasos y frotándote las manos te aproximas a la vistosa y enorme caja fuerte detrás del escritorio de Ozlan. Pero algo llama tu atención. La examinas más de cerca y llegas a la conclusión de que es una trampa. La típica caja fuerte falsa para que la abran los ladrones y se lleven un bolazo de fuego en toda la frente. A tí te la van a dar con queso. ¡Ja!

Rápidamente encuentras la verdadera caja fuerte detrás de un ornamentado cuadro al óleo de Ozlan montado sobre un garrapato cabalgando contra las huestes de sus deudores. Parece una Ca$hink 300 de las de toda la vida. Muy difícil de abrir, salvo que tengas las herramientas adecuadas. Por suerte tú las tienes. De entre tus roídos pantalones extraes un prototipo de soplete de piedra bruja que afanaste en un taller hace unas semanas. Va a ser la primera vez que lo uses para uno de sus fines originales. Observas la ruleta de potencia y sus indicadores, pues tiene varios modos: "Soldadura", "Derritehuesos" e "Invierno Nuclear". Qué cojones, lo pones al máximo, que no tienes todo el día. 

Aún estás a mitad del proceso de abrirte paso a través de la dura puerta de acero galvanizado de la Ca$hink 300, con el soplete de piedra bruja recalentándose a niveles preocupantes, cuando oyes unos pasos que pueden, o no, estar dirigiéndose a esta habitación.

¿Qué haces?

Tienes que darte prisa. Oportunidades solo hay una y la estancia apesta a metal vaporizado de la caja fuerte. Haces lo que sea para acelerar la apertura de la caja fuerte y largarte de allí.

Estás al límite, al filo de la navaja así que ve a la página última página y leéla de canto.

Te detienes un momento en tus labores y se escondes detras de las cortinas con el soplete listo para cortar en dos a cualquier memo que decida interrumpir justo ahora. 

A fin de cuentas, tienes un soplete de piedrabruja. No es una motosierra ni una bola con cadenas, pero con un bicharraco asi a pocas cosas puedes tenerle miedo.

Vete a la mierda. Debajo del zurullo color verde olivaceo encontraras la respuesta...

Pruebas a imitar el barrunto de un dragón, para asustar a quienes te han descubierto y ganar así unos minutos para poder largarte con el dinero.

Abre el libro de biología mitológico-fantástica por la D y lee en alto.

- Última página y leída de canto-

Te concentras en abrir la caja fuerte haciendo caso omiso a todo lo demás. Aplicas los consejos que tantas veces le has dado a tus corredoras de alcantarilla:  -No te gires a comprobar si el minotauro te va a embestir, no pierdas tiempo, asume que te va a embestir y corre por tu vida... pero sin soltar el balón.

Te olvidas de todo y aplicas el soplete de piedra bruja a la caja que se pone al rojo vivo y luego al blanco-violaceo sobrenatural cuya cerradura acaba desprendiéndose y cayendo al suelo con un sonoro clong. La temperatura es tan alta que no se limita a quedarse parada en el suelo sino que lo funde dejando una apertura hacia el subsuelo... - ¡Já! -un portal al sistema de alcantarillado e inframundo que tan bien conoces-. ¡Ja já!.

Dentro de la caja hay un tesoro. Un guantelete del infinito sin gemas en los nudillos, aunque alguna te parece ver por ahí al fondo desparramada, hay lingotes de oro y de mithril, hay pliegos hipotecarios, así a simple vista ves el título de propiedad del barco de chanquete, está el décimo anillo para los hombres mortales condenados a morir. Lo sabías, sabías que eran más de nueve. Hay varias pócimas en cestas de a 6 y capas pulcramente dobladas. También está la primera motosierra de Souhiro. Y hay más cosas, muchas más.

Hay de todo, pero coger un pesado lingote de oro haría la huida imposible.

En cualquier te giras con un grito ufano- ¡¡¡SSSSSííí, ssssoy el mássss grande, yo Titttt.... - Tu mirada se cruza con las miradas de las elfas oscuras - digo yo Teeq Lomosarnosooooo !!!!

Entonces ellas gritan aterradas con un chillido agudo y prolongado que te pone los pelillos de la cola de punta. Y no sabes por qué pero también gritas con unos chillidos agudos e intermitentes de skaven. Y entonces alguien se une a los gritos desde el otro lado de la puerta, con gritos graves,  cavernosos, algunos de ultratumba que provienen de varias criaturas de gran tamaño. El ogro de la puerta es una de esas criaturas, pero hay más. Y más significa más en número y más en tamaño. Y no gritan de terror, es el grito de alguien que está iniciando una carga... una carga hacia la habitación en la que te encuentras. Tienes poco tiempo. Tienes que decidir qué coger y por dónde huir ya que no solo está la vía subterránea, puedes huir por el dormitorio por el que asoman las elfas oscuras, puedes tratar de salir por la ventana... puedes... tantas cosas que decidir en tan poco tiempo. De hecho, puede que solo te queden unos segundos de vida.

¿Qué harás?

A enemigo que huye puente de plata, solo esperas que el famoso dicho skaven se aplique a otras razas. Pues ni en todos tus sueños piensas quedarte ni un segundo más en aquella sala.

Si quieres coger la propiedad del banco de chanquete con un valor sentimental INCALCULABLE y saltar a los túneles como rata que lleva la Rata Cornuda pasa a leer la página 25. Para meterte en la piel del protagonista, antes de leer ve a la letrina más cercana y sumérgete en ella.

Si por el contrario prefieres agarrar una de esas capas bien plegadas y un ligote de mithril y dirigirte al dormitorio de las muchachitas elfas, abre el número 14 de PlayRat, de Agosto del 1132 y consulta la sección de relatos.

¿De quien coño vas a huir? Tienes un soplete de piedra bruja en una mano y un guantelete del infinito, que resulta que no es tal, sino un guantelete de Marneus Kalgar, que no tienes ni idea de quien era, pero eso parece un guante de combate soldado a un escupe plomo de tecnología gnoma de ultima generación. Tiene pinta de hacer pupa.

Y que coño, tu hoja de personaje dice que, técnicamente, tu fuiste una Rata Ogro cuando jugabas en tus años mozos. 

¡No dejes ningún testigo!

Sigue leyendo en la siguiente pagina.

En serio. 

No, no es un truco.

Venga va, gira la pagina.

¿No es un truco?¿Seguro que no lo es?... alejo el libro de mí cuanto puedo y con la punta palo de selfie, giro la página.

Das la vuelta a la pagina...

Te pones el guantelete. De algún sitio suena una música orquestal con coros épicos. El tiempo parece detenerse. 

De alguna manera, el solido material azulado del guantelete de Maernus Loquesea fluye y se adapta a tu mano. Solo que los cambios no se detienen ahí. Tu también te vuelves azulado. Todo tu pelaje sarnoso cambia a un sano y lustroso azul que brilla con un toque de negro azabache. Algo en el escupe plomo hace "click" y en tu mente se hace claro el concepto de que esta listo para una masacre.

Te giras para encarar a quienes te acechan. Tampoco es que haya mucha sorpresa. El primero en entrar es el Troll de la puerta. Como quiera que se llamase. Te mira con odio y su mazo ondea en el aire, arrancando astillas de la puerta al entrar. Le apuntas con tu nuevo guantelete y cierras los dedos, sonriendo...

El ambiente se vuelve rojizo, con nubes de sangre evaporada. El guante ha soltado una ruidosa salva de balas del tamaño de un puño humano y el Troll cae al suelo cortado en dos pedazos. Alguien en tu cabeza dice:

"Ahora tengo que recargar. Llevará un rato. No te mueras"

Es una voz sexy y cruel. Pero no tienes tiempo de regodearte. Detrás del Troll entra alguien más. Sostiene a una de las elfas como escudo. La pobre y sexy estúpida está desnuda y eso te distrae más que el hecho de que alguien la utilice como rehen.

- Impresionante. Pero yo venía a por eso también. Se bueno y quítatelo.

La voz, sedosa y empalagosa, es la de un humano cetrino y de pinta desastrada. Le antecede un olor a podredumbre y detrás de el vienen... muertos. Muertos, zombies. Tantos que ocupan todo el pasillo.

- Mi nombre es Hodrum. Lo había arreglado todo con su anterior propietario para comprarle esa... baratija. Si haces el favor de quitártelo.

- Ni en sueños -dices, solo que no crees haber sido tu el que hablaba. Alguien lo ha dicho por ti, con tu boca, y atacas con el soplete. El tal Hodrum empuja a la elfa hacia ti, haciéndote tropezar. Caéis por el suelo, rodando... por un momento tienes la tentación 

(esta es la escena de sexo gratuito)

de tomarte ciertas libertades libidinosas con la muchacha, pero los zombies ya están entrando. La empujas a un lado y te dispones a luchar. Alguien en la calle empieza a cantar una balada sobre lo bonita que es la vida, uno de esos juglares que tocan la trompeta. Y empieza el baile...

De un sablazo con el soplete descabezas al primer zombie. El segundo sale volando por los aires y se estampa en el techo.

Pareces invencible, pero después de seis zombies eliminados ya te das cuenta de que estás atrapado en una habitación y el numero de muertos vivientes no parece disminuir. No se ve ni rastro del tal Hodrum, parece haber desaparecido por el pasillo. Se escuchan aullidos que se acercan y el cadaver del troll, al menos la mitad superior, parece empezar a moverse.

Hay que hacer algo... ¿pero que?

 Ese Hodrum parece un tipo razonable. Seguro que puedes hacer un trato con él y salir de ahí con mucho más de lo que tenías pensado. Para Hodrum el guantelete y para tí todo lo demás, incluida la elfa. 

Pasa a la página: 10 de 10 en el arte de la negociación. 

Por la Gran Rata Cornuda, que situación tan desesperada. Pareces estar contra las cuerdas, pero no es nada que no puedas arreglar con las dos pedazo de armas que te has agenciado, soplete y guantelete, y más si te esnifas ese polvo de piedra bruja que tienes tan bien guardado para estas ocasiones de vida o muerte... pero... ups... parece que la piedra bruja se ha mezclado con la muestra de Mañocaos que te dieron el otro día. El chocolateado polvillo marrón ha corroído la bolsita donde venía y ahora es todo un mezclum de Mañocaos Brujo...

Si tienes ganas de suicidarte tomándote una mezcla tan inestable, esnífate un poco de cacao para meterte en la situación de Titus y pasa a la página 15 del cómic "El Asombroso Spiderman: El Peligro de las drogas".

A pesar de la poderosa influencia del guantelete de Maernus Whatever la inteligente mente de skaven propia de tu inteligente raza aún está dentro de ti.

Tienes un arma que vale bastantes veces lo que debes, estás rodeado de incansables enemigos y el camino a las alcantarillas sigue disponible a una distancia de un pequeño salto. Un pequeño salto para un propietario de equipo pero un gran salto para la raza skaven.

Aún puedes ir a la letrina más cercana y leer la página 26.