Partida Rol por web

Pe-pero, oye ¡¡Espera!!

Me acerqué al panadero corriendo y tiré de él mientras corría para alcanzar a Bárbara, me aterraba dejarla sola. Teníamos que estar juntos, y tenía que evitar que se le fuera la pinza otra vez. Lo primero a los demás 

¿Que te pasa? Tan malo es querer que todos salgamos vivos de aquí. ¿No te parece que ya está bien de muertes inútiles?

Viendo como aquella situación no parecía que fuera a mejorar en absoluto, Yoshimatsu Arai decidió acompañar a Barbara Custik, no porque no se fiaba de ella, al contrario, se fiaba de que alguna forma la iba a liar, sino porque era tirado por la fuerza por parte de Akira Kimura.

-No entiendo porqué tiras de mi... -Comentó el muchacho con una voz monótona- Si solo con decirme que tengo que moverme sería suficiente... Ugh...

El hecho de perseguir a Barbara Custik era un malestar bastante grande, pero al menos estaba seguro que podía hacerlo sin ser arrastrado por nadie, y aún así, estaba siendo arrastrado por alguien. ¿Este era el castigo que iba a sufrir por cargarme al albino hacker?. Lo llego a saber y me cargaba a otro...

Y así fue como aquel trio calavera decidió marcharse del Aeropuerto, del grácil aire acondicionado y de la sombra levantada por el edificio de hormigón, para volver a enfrentarse con el caluroso día tropical que hacía ahí afuera. Realmente cada uno tenía gustos extraños... pero eso...

Investigando un poco más el lugar; aquel grupo se percató de la presencia de una nueva estancia catalogada simplemente como "Objetos Perdidos" en donde había una caja vacía y una lista de objetos que habían sido reportados como desaparecidos por parte de... ¿alguien?. Sea como fuere, parecía que alguien se los había devuelto.

- OBJETOS PERDIDOS -

1. Plancha

2. Hélice de Barco

3. Microondas

4. Monomi

Aquellos dos no habían sido lo suficientemente rápidos como para alcanzar a aquel trío de compañeros que hasta hace unos segundos se encontraban en el Aeropuerto al que habían llegado... pero al menos podían disfrutar de la sombra y del aire acondicionado que les ofrecía el lugar... no todo eran penas y penurias.

Investigando un poco más el lugar; aquel grupo se percató de la presencia de una nueva estancia catalogada simplemente como "Objetos Perdidos" en donde había una caja llena de objetos y una lista de objetos que habían sido reportados como desaparecidos por parte de... ¿alguien?. Sea como fuere, parecía que alguien se los había devuelto.

- OBJETOS PERDIDOS -

1. Plancha

2. Hélice de Barco

3. Microondas

4. Monomi

Aquel dúo de mujeres fuertes e independientes llegaron al aeropuerto en donde se encontraron de primera mano con la grata sorpresa de que los objetos que había en la lista de objetos perdidos ya habían sido recuperados... alguien estaría muy feliz, probablemente.

Aquel dúo de mujeres fuertes e independientes llegaron al aeropuerto en donde se encontraron con Joshua Josef y con Suigin Shita, al parecer ninguna de las dos parecía estar herida, por lo que se descartaba la idea de que una estuviera huyendo de la otra y de su ira homicida... al menos de momento.

En el interior del Aeropuerto se encontraban tanto Suigin Shita como Joshua Josef, ambos en un estado bastante bueno de salud, por lo que se podía ignorar la posibilidad de que el marinero estuviera haciendo un número de ventriloquismo con el cadáver de la chica en silla de ruedas para salir adelante de un caso infraganti de asesinato.

La luz que había en el exterior de repente se volvió una oscuridad absoluta, tan solo tenuemente iluminado por las luces de las farolas, de las lamparas de los edificios, de las estrellas y de aquella luna que se encontraba un tanto extraña, probablemente a causa de los nervios y la falta de sueño que afectaron el sentido de la percepción de los jóvenes.

Y junto con el anuncio de Monokuma, todo estaba zanjado: Era de noche.

Suspiro de forma pesada al observar el monopad.

-Bueno, mi instinto me dice que morire dentro de poco- me giraria a Josef -Miremos de descansar en algun sitio hasta mañana, vale?-me giraria a ver a las chicas- Por cierto, como os ha ido todo por ahi? Habeis encontrado algo o zangado vuestras diferencias?-esto ultimo claramente dirigido a Uma.

 Uma hizo acto de presencia junto a Tsumiko, pero no era su presencia usual. Siempre mostrándose altiva y con aires de grandeza, ahora simplemente parecía una chica común y corriente. Colmada por la noticia que no quiso creer y que había chocado contra ella sin piedad. Ahora estaba segura de que estaban en una simulación virtual, como bien lo había dado a conocer su compañera.

- ¿Nuestras diferencias? Si, supongo que... supongo que todo eso quedó atrás. Este lugar no es real, ¿verdad? Todo es una ilusión... es tan... es tan bizarro. Te... te debo una disculpa, Tsumiko.

 La jinete miró de costado a la chica, intentando expresar su arrepentimiento de la mejor forma posible. Pero la rubia no estaba acostumbrada a rebajarse tanto o a ser humilde. Ni siquiera se dio cuenta de que le dijo a Tsumiko que le debía una disculpa y que, en efecto, no se la dio.

- Pero entonces... ¿qué se significa todo esto para nosotros? ¿Seguimos estando en peligro? ¿No tendríamos que buscar alguna forma de salir de la simulación o algo así?

"No pasa nada." contesté a Uma Yugana negando con la cabeza. "Yo pensaba desde el principio que eras una verdugo y resultaste ser una víctima de este juego más, como todos. Así que supongo que estamos en paz." ¿Qué significaba todo esto? Corríamos peligro de muerte pero... ¿y qué? ¿No eramos acaso avatares virtuales? Programas. Programas cuyas muertes eran tan futiles y vacías como nuestros intentos de 'escapar' de la realidad virtual de la que formábamos parte.

Suspiré, también derrotada. Y cuando oí a Suigin Shita decir que temía por su vida como la próxima víctima, no dije nada. No podía decirle que sí, que así era, que físicamente era la más débil, y eso la ponía en desventaja tanto como asesina como víctima. Tampoco podía decirle que la protegeríamos, pues de mi experiencia en el anterior juego, los asesinos siempre acaban encontrando una oportunidad, o la propia desesperanza y desesperación acaba haciendo mella. Como a Yugana y a mi ahora mismo...