Partida Rol por web

- Segunda Isla -

Chandler Beach

Pasado el estacionamiento del restaurante, encontrarás un pequeño túnel que lo llevará a una hermosa playa privada. Esta es realmente una isla tropical.

La corriente arrastró a algo a aquella playa idílica y tropical. Era el cuerpo de una persona, una mujer, inconsciente pero al menos esta se encontraba sana y salva, algo que, no se podría decir de los que se encontraban en estos momentos en otra playa de aquel archipiélago.

En sus manos se encontraba una katana.

Un cangrejo salvaje usó su pinza para pincharle la nalga derecha de Tsumiko.

El sol me acariciaba cálidamente el rostro, al igual que el agua del mar lo mismo sobre mis piernas. Lo que no me acarició fue el cangrejo pinchándome el trasero. "¡Khhh!" me desperté del dolor y agarré al cangrejo lanzándolo brúscamente al mar. Palmeras, arena, radiante sol y calor, el sonido de las olas, la agradable brisa marina... sería un paraíso si no fuera porque era una máscara. Donde estaba nuevamente... donde había ido a parar... era el infierno.

Había perdido el abrigo que Takio me había cosido, uno tan resistente como el que se cosió a él mismo... Mi seguro de vida. Al menos no había perdido la katana. La desenfundé, y empecé a clavarla sobre la arena blanda una y otra y otra vez en completa frustración. "¡Katsumoto! ¡Eres un idiota! ¡Idiota! ¡Idiota idiota idiota!" estaba llorando... estuve a punto de morir ahogada otra vez por culpa suya, pero no era por eso. Era porque en el fondo, sabía que habría ido solo contra Akemi. Y probablemente, le habría hecho ir a ahogarse o algo peor...

...¿Y ahora qué iba a hacer yo? ¿Y qué iba a ser de mí?

Pese a que las intenciones principales del castaño eran dirigirse hacia aquella pequeña cabaña al pie de la playa, o quizás sea mejor dicho, en la playa, este se distrajo al mirar que algo no cuadraba, algo sobresaltaba en la arena dorada de aquella playa cristalina en aquel paraíso isleño. Una mujer que ya había visto antes, aunque apenas unos segundos...

Yoshimatsu se sorprendió al ver a alguien completamente desconocida, aunque le sonaba de algo. Aun así la saludo con una amplia sonrisa.

¡Oh! ¡Hola! ¿No eres de la academia verdad?

Tranquila. - dijo poniéndole una mano en el hombro. - No llamaré a Monokuma, a no ser, claro, que empieces a hacer cosas que vayan en contra de las reglas de la academia o de mi propio bienestar. - miró la caseta que había al fondo. - Bueno, he venido a ponerme algo más adecuado para una isla tropical. ¿Me esperas un segundo?

Pasaron unos cinco minutos hasta que finalmente Arai salió de la caseta. - ¡Tadá!

¿Y bien? ¿Qué te parece?

Oí a lo lejos llegar a alguien. Mierda. Había perdido demasiado tiempo lamentándome y lloriqueando. Al menos, por fortuna para mí, el recién llegado me encontró de espaldas a él, con la katana clavada en la arena. Me dio tiempo a secarme las lágrimas y a recomponerme antes de llegase. Me saludó con amabilidad, con una sonrisa de anuncio de televisión. Giré la cabeza levemente hacia él mirándole de reojo sin contestar al saludo.

Él alzó su mano enguantada, y la puso sobre mi hombro. -Tranquila- me dijo, asegurándome amistosamente que no tenía por qué preocuparme de que avisara a Monokuma. "...¿Monokuma?" inquirí, mientras enfundaba el arma, haciéndo ver al chico que no iba a hacerle daño. Mala cosa. Si sabía del oso es que el Juego Escolar de Matanza Mutua ya había comenzado. Ergo Katsumoto no había podido detener a Akemi Eiji antes de que pasara. ...Aquello implicaba el peor de los resultados...  esa... premonición que alguien nos envió a Katsumoto y a mí... se había hecho realidad, ¿verdad?

Cuando el chico regresó de la caseta, preguntándome mi opinión sobre sus gustos en la moda, suspiré con cierta molestia, pero decidí contestarle con amabilidad. "La camisa a pecho descubierto te sienta bien. Muy... veraniego y eso. La pistola de agua, las gafas de sol... el conjunto te da un look juguetón y al mismo tiempo maduro. Y ahora por favor, respóndeme una cosa... Vine con un compañero a la isla en un yate... ¿los has visto? ¿Ha pasado... algo?"

¿Un compañero? ¿Es un tipo grandote, fuerte y con una metralleta que te folla sin avisar? ¡De ser así, está en la playa! Se había tumbado un ratito, así que supongo que seguirá allí. - el tono de Arai sonaba amable y despreocupado, incluso algunos podrían decir que esperanzador.

Vamos a buscarlo y así os reunís los dos ¿vale?

Pese a que las intenciones principales de la castaño eran dirigirse hacia aquella pequeña cabaña al pie de la playa, o quizás sea mejor dicho, en la playa, esta se distrajo al mirar que algo no cuadraba, algo sobresaltaba en la arena dorada de aquella playa cristalina en aquel paraíso isleño. Una mujer que ya había visto antes, aunque apenas unos segundos... se encontraba al lado del chico castaño en bañador.

"...Sí, ese... ...¿Tumbado?" así que había sacado la metralleta. ¿Quizás es que el muy cobardicón no se había atrevido a disparar? ¿Pero por qué razón "¿Entonces... está sano y salvo?" parpadeé intentando contener la emoción: no debía bajar la guardia, la barrera emocional. Aquella premonición fue demasiado real, hasta el punto de que el propio Obinata me había tirado por la borda para que no nos pasara ese futuro, ese futuro en el que yo misma le mataba. "Pero no tiene sentido..." no tenía sentido que se hubiera sencillamente tumbado a tomar el sol. No habíamos venido aquí de luna de miel. ¿Me tira por la borda y después se tumba tranquilamente a tomar el sol? Y una mierda. "No tiene sentido." negué con la cabeza. Era raro, porque el chico no parecía estar inventándose nada, lo de la metralleta, por ejemplo, y además la frase exacta... solo podría saberlo de haberle visto. Algo no cuadraba y me temía lo peor. "Él no se tumbaría a tomar el sol sin más... ¿quizás se desmayó o...?" Tragué saliva, justo otro de los... participantes del nuevo juego vino también. Tenía que asegurarme: "Hola, disculpa mis modales, pero es importante... vine a esta isla con un compañero en un yate. Un grandullón que llevaba una metralleta... ¿lo viste? ¿Sabes si está bien? Tu compañero le vio..." señalé con la cabeza al bañista.

Llegue  a la playa para estar sola y tener un poco de tiempo para mí, por desgracia no fui la unica ya que estaban...

 ¡Oh no, el carnicero no por dios.! Sera mejor que me de la vuelta aunque en ese momento veo una silueta. ¿Esa no es? 

Corro hacia ella evitando el contacto visual con el, aun tenia nauseas, dudo que volviera comer nunca mas. Cuando llego y escucho la pregunta me quedo clavada en el sitio sin saber que decirle, sino recuerdo mal tenían algo.

Esto...si... si lo se.  ¿Te apetece que nos sentemos un momento para que te lo pueda contar? Trato de hacer que se siente  por si acaso poniendole las manos sobre los hombros, una vez segura de que esta segura empi0ezo a hablar. El... el vino a salvarnos de Monokuma, pero... el maldito de Akemi Eiji uso su don para controlar a nuestro compañero Kaori Hamasaki  y se interpuso entre tu compañero y él, siendo asesinado. No pudimos hacer nada y luego Monokuma lo ataco porque había matado a nuestro compañero y fue ... lo siento mucho no pudimos hacer nada. Intente no llorar para darle fuerza por esto ultimo pero la verdad es que me sentía fatal por ella.

¿Sentarme? Oh mierda. Mal asunto. "Uuh... vale..." con el ceño fruncido me dejé sentar en la arena y en silencio escuché... lo que desde que había llegado a la playa me venía temiendo. "Joder..." El muy idiota... había seguido el plan... ¿Pero cómo podría culparle? Yo tampoco estaba segura de si esa... premonición había resultado ser cierta. "Khhh..." Me llevé la mano al rostro para taparmelo, ya le había llorado nada más llegar, pero la muy estúpida de mí por malentendió lo que el bañista intentaba decirme y se hizo ilusiones... bajé la guardia por un instante y fue suficiente para derribarme...

Necesité unos momentos para recomponerme. "Gracias... gracias por contarmelo." dije tras apartar la mano sobre mi rostro. "Voy... a esa playa a ver el cuerpo... si es que queda algo de él..." me puse de pie, giré la cabeza ligeramente hacia el bañista que amablemente se había ofrecido a ayudarme a buscarlo. "¿Me guías, entonces?" si conocía las islas, sería más fácil llegar.

Oh si, si. El cuerpo está tumbado en la playa. - admitió Arai. - Es que no sabía como decirlo sin que sonara tan terriblemente mal. Lo siento muchísimo. - mintió, pues no lo sentía en absoluto. - Igualmente... ¿Qué haces aquí Akira-chan? Habíamos dicho de dividirnos para explorar ¡y lo peor de todo es que no has comentado nada de mi outfit veraniego!

Queria estar sola. No quería ir con nadie, además no es el más indicado para decirlo. T

de ignorarlo y tras un abrazo que parece necesitar me pongo en pie y le enseño dónde está la playa. Espero que el panadero carnicero no he hecho lo de la última vez.

​​​​​​Ven es por aqui. ¿Estás bien? ¿Estas segura que deberías ver eso?

¡Pero si dije que iba a venir aquí! - decía a modo de riña a Akira, aunque en verdad se sentía profundamente cansado de los monos que tenía por compañeros. - Además, ¿por qué asumes que es un transexual? ¿O que se identifica con un hombre? Eso es tan retrogrado Akira-chan... Tanto, tanto... Te tenía por alguien más progre que no asumía los géneros de la gente, sobretodo si a simple vista parecen mujeres y no hombres. - parecía que la chica se había corregido a si misma ¡pero eso no iba a retirar las palabras de Arai contra Akira!

Asentí ante la disculpa del chico por no saber cómo decirmelo, suponía que se trataría de algo así, y aunque no quitaba el hecho de que lo había hecho más difícil, de que hubiera preferido efusivamente que me hubiera dicho la verdad y ya estaba decidí no darle más vueltas. No tenía fuerzas para ningún conflicto... además de que sus intenciones eran buenas...

"Khhh..." Tampoco tuve fuerzas para resistir el abrazo de la chica, que fue antes de levantarnos. Hubiera preferido lidiar con todo esto yo sola, pero me gustase o no les necesitaba. Una me dio la información que buscaba, el otro me llevaría hasta el cuerpo... ¿Que si estaba bien? Negué con la cabeza, no no lo estaba, obviamente. Pero aún así necesitaba verlo. "Estoy segura. Si no lo veo... si no paso esa página, me veo aferrándome a esperanzas estúpidas..." 

Y aquel grupo marchó hacia la Playa en donde el barco había atracado, quizás no fuera lo más idóneo pero sí lo que este grupo había decidido hacer, con una cansada Tsumiko Komachi y unos más que extrañados Akira Kimura y Yoshimatsu Arai la acompañaron hasta el lugar en donde su pareja había muerto supuestamente.

Uma Yugana llegó a aquella playa atravesando el tunel, no le costó demasiado, a fin de cuentas, estaban relativamente cerca. Al otro lado aquella playa "secreta" se abrió ante ella. La arena estaba impoluta y blanquecina y en el centro de la playa una pequeña casa de la playa. Al parecer nadie había ido al lugar en las últimas horas.

 Uma estaba con los nervios en la cabeza, carcomiéndole todos los pensamientos. Pensar que aquella extraña, aquel "virus" al que tenían que eliminar hasta hace unas horas, ahora les provocaba más simpatía sus compañeros que la propia jinete. Y eso que Uma se había esforzado tanto por ser una persona agradable que cayese bien. Teniendo una relación tan tensa con los demás, no iba a lograr nada.

 Ahora estaba sola en la Playa Chandler. Lo cual era bueno, pues necesitaba un poco de tiempo para respirar y calmarse. Pero también había elegido un lugar solitario para poder investigar mejor la ubicación de Ízan Pasternak, su ex-colaborador que aparentemente se encontraba desaparecido. Con su PDA, encontrarlo debería ser pan comido.

- ¿En dónde te encuentras, maldito traidor? ¡No es como si e preocupara tu vida, o algo así! Pero necesito saber dónde estás en caso de que este caso rebote en mí... como el anterior...